11 de diciembre de 2023

Lunes negro

 Lunes por la tarde en la ciudad. Como los lectores habrán advertido, estuve varios días sin publicar nada en este espacio, y tal decisión se fundamenta en que no quería ser redundante, ni continuar con la "rosca" sobre lo que sucedería, hasta la asunción del nuevo Presidente. Sin embargo, este 11 de diciembre estamos igual que antes: ¿Por qué? Bueno, porque no hay ningún tipo de precisión sobre las medidas económicas que se adoptarán. El foco estaba puesto en el dólar, pero el BCRA se apresuró a aplicar una serie de restricciones para evitar que la cotización del billete se disparara. De hecho, hasta el mediodía, el blue había bajado unos 10 o 20 pesos respecto al viernes (finalmente cerró a $ 1.000). Se preveía una escalada mucho peor. Sin embargo, al menos por hoy, la decisión del Central aportó algo de tranquilidad. En pocos días ya habrá novedades.

Para ser honesto, pensé que el día después iba a explotar todo, pero hasta ahora no ha sido así, solamente porque desde el Ministerio de Economía están terminando de pulir la reforma del Estado que implica una poda significativa del gasto público y un paquete de leyes que se enviarán al Congreso. 

Lo único rescatable del discurso de Milei, es que el tipo dijo sin anestesia qué es lo que va a hacer: Anticipó meses de inflación alta, no dudó en afirmar que se tomarán medidas de shock, que todo ello producirá un estancamiento de la economía, entre otras expresiones. 

Sería momento de comprender, a esta altura, que vamos camino a una recesión, que en los hechos ya existía, pero que se acentuará notablemente. Si vos limitás la emisión monetaria, podés llegar a tener menos inflación, pero a su vez no habrá circulante en la calle y eso restringe el consumo. No soy economista, pero cualquiera podría efectuar un diagnóstico parecido. En su discurso, el flamante mandatario no se privó que aquello que más detesto escuchar: "La herencia recibida". Las cifras que aportó para sostener en escenario de crisis no son del todo ciertas. Pero eso ya a nadie le interesa, porque en la cancha se ven los pingos y ya habiendo concluido todos los pasos que indica el protocolo, deben dedicarse a gobernar. Parafraseando a Winston Churchill, esto nos costará sangre, sudor y lágrimas. 

Hemos llegado a un punto de no retorno, y nada volverá a ser igual. Hasta ahora, parece ser que la sociedad está dispuesta a hacer el "sacrificio" (o ajuste) que propone Milei, pero es imposible determinar hasta cuándo gozará del respaldo popular. Así y todo, es la primera vez en 40 años que un presidente asume con un discurso lapidario y pese a ello, la población reconoce que no hay soluciones a corto plazo. Sería bueno, por supuesto, que el ajuste se haga en primera instancia sobre la clase política y no sobre el común de los argentinos. Soy un iluso.

¿Le puede ir bien a los libertarios? Sí, siempre y cuando tengan el timing de ver aprobadas rápidamente todas las leyes o decretos abiertamente impopulares. Si se "duermen", será peor, porque no habrán sabido aprovechar el envión o el impulso que siempre despierta un cambio de gobierno. No hay que ser un intelectual para pronosticar lo que sucederá en breve: Aumentos de tarifas en transportes y servicio públicos, quita de subsidios, un nuevo viraje en la política exteior, enfrentamientos entre piqueteros y fuerzas de seguridad. Está bien que Milei haya dicho "el que corta, no cobra". En relación a esto último, no hubo una definición clara sobre los planes sociales. Algunos deberían ser auditados y luego darles continuidad, al menos por un tiempo. Es un aluvión difícil de contener.

En cuanto a los piquetes, es lo que la mayoría venimos reclamando hace años, que esos grupúsculos no se adueñen de las calles interrumpiendo el tránsito. Por otra parte, se estima que las protestas no darán ningún resultado a sus organizadores en la medida de que el Gobierno no dé el brazo a torcer, pero nunca se sabe. Para concluir, existe preocupación por los aumentos de precios de la canasta básica, que casi por inercia no tardarán en llegar debido a las subas de los combustibles. Mucho más no se puede proyectar dentro de un análisis político, es demasiado pronto aún. Para decirlo de otro modo: Esto recién empieza. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 

(Aclaración: La versión original de esta nota contenía algunos errores de tipeo -no ortográficos- que ya fueron corregidos)   

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