La estrategia del
Gobierno (si se la puede llamar así), consiste en plantear un escenario de
desquicio inminente, con hiperinflación y caos social, considerando que son
ellos quienes tienen la solución para evitarlo y salvarnos del desastre
invocando a “las fuerzas del cielo”. Esto último suena bastante excéntrico. Proponer un camino que, por supuesto, no es de otra
manera que implementando medidas drásticas, políticas de shock que nos están
llevando a aquella ominosa predicción.
Desde el punto de
vista político, se entiende que hayan encarado un ajuste brutal ni bien
asumieron, ya que todavía cuentan con el respaldo que obtuvieron en las urnas.
Pero eso no durará por mucho tiempo, y esa es la gran pregunta que todos nos
hacemos: ¿Hasta cuándo el común de la sociedad se bancará esto? Hoy hace un mes
que asumió el Presidente. Parece que hubiera pasado un año, o más. Coincido,
entonces, con lo que se percibe en la calle: Fue todo demasiado rápido.
Devaluación, inflación, mega DNU y Ley Ómnibus. El salto de los precios fue
desproporcionado, tal es así que algunos comercios de venta al público
aumentaron en exceso o por el monto que se les antojó, superando inclusive el
incremento de los proveedores. Al no haber precios de referencia, ya no sabés
qué producto está “barato” en relación a otro parecido. Y de los medicamentos,
ni hablar: Han subido más del 100 %, sobre todo los antibióticos, analgésicos y
ansiolíticos. No es el mejor momento para enfermarse.
Por todo ello,
uno se pone a pensar: A ver, ¿tan mal estábamos antes de que esta gente
asumiera, como para justificar algo semejante? ¿Dónde están ahora los
kirchneristas, dónde están Alberto y Cristina? Bueno, a Alberto ya lo vimos
cenando con su familia en un restaurant de Madrid, de CFK no se sabe demasiado.
Los mismos diputados y senadores que se rascan las bolas todo el año, ahora se
quejan porque el DNU y el proyecto de Ley los ningunean. Sería bueno saber
cuánto cobra un legislador, para ver si ellos están dispuestos a tener un gesto
hacia la sociedad.
Cuando entrás a
Twitter, y aparece una publicación sobre Milei, se arman esas eternas
discusiones y chicanas entre trolls. Por ejemplo, están aquellos que “bancan” la
retórica libertaria con el argumento de que los anteriores “se robaron todo”
(lo mismo que escuchamos cuando ganó Macri). Si hablamos de los grandes medios,
para alguien que quiera formarse una opinión objetiva es imposible obtenerla
con Radio 10, la 750, o el canal C5N. Todo es terrible, todo es un gran saqueo
de la derecha, están hundiendo a la gente en la miseria. Pasemos al otro lado:
TN o LN+, son mucho más condescendientes, de vez en cuando hay alguna crítica
sutil, pero para ellos, aquí no hay pasado nada, estamos todos bien. Duggan es tan
insoportable como Bonelli. Dos polos opuestos que sólo pueden digerir un grupo de talibanes que
los siguen incondicionalmente.
En fin, la cuestión es que estamos mal, aquí y ahora: Resumiendo, no nos alcanza la guita, y no vale la pena continuar enumerando porque cualquier persona que no viva en un frasco lo está padeciendo a diario. Y todo esto me hacer acordar a aquella infame frase menemista: “Estamos mal, pero vamos bien”.
Si a vos te van a recetar un remedio y el médico te dice: "Tome esta dosis, es lo más recomendable para el tratamiento. Va a tener insomnio, diarrea, cefaleas, y pérdida del conocimiento. Hay que soportar los efectos adversos, vio cómo es esto, pero no se se preocupe, porque dentro de tres meses se sentirá bien”, es lo mismo. ¿Cuándo necesitamos sentirnos bien, ahora, o al cabo de un plazo indeterminado? Ese es el problema de fondo, que a su vez genera choques permanentes entre el vocero presidencial y los periodistas acreditados. Está claro que el vocero defiende la gestión del gobierno al cual representa, lo mismo hizo Cerruti, para eso están, para oficiar de filtro entre el Presidente y sus ministros.
Ellos no saben, o quizás no alcanzan a comprender, algo muy básico: Al paciente se le está acabando la paciencia. Necesita estar “sano” ahora, y no con una medicina que se convierta en un mero placebo. Veremos cómo sigue esta historia. Nos estamos viendo pronto. Punto final.
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