Lunes 1° de enero. Ustedes saben cómo funciona la cosa cuando arranca un nuevo ciclo hasta que nos vayamos acomodando. Nos propondremos metas u objetivos que no se cumplirán, y ya de antemano tenemos en claro que será así, pero no importa. Iremos transitando los primeros días, y al tener que completar un documento por escrito, escribiremos “2023” casi por costumbre. No importa. Nos faltará dinero, y habrá que replantearnos qué camino seguir para poder conseguirlo, ver de qué manera nos podemos ajustar. No importa.
El pensamiento y la acción deben ser aliados en la mayoría de los casos. No podemos perder tiempo discutiendo con todo el mundo, hay que terminar con el verso y el chamuyo. No surge nada rescatable de eso. Hay estúpidos en cualquier ámbito, y no por ello vamos a empezar a insultarnos, menos aún si se trata de personas con las que no tenemos ninguna afinidad. Algunos deberían caminar más la calle antes de opinar sin fundamento, porque es la única manera de conocer de primera mano cómo viven aquellos lobenses que están marginados, excluidos, y que sólo son tenidos en cuenta durante la campaña electoral. Son los “desclasados”, como se les dice ahora, y abundan en todo el país. Son considerados seres descartables para la lógica del libre mercado.
Si no aprendemos a ejercer la tolerancia, nunca vamos a cerrar la puta grieta que hace años nos enfrenta, y lo peor de todo es que se plantea como un enfrentamiento estéril, de pobres contra pobres. Los empresarios están cómodos con su quintita y ni se molestan en salir de esa burbuja. Lo digo por enésima vez, y esa reiteración obedece, simplmemente a que no me agrada en absoluto vivir así, y que se cuestione la forma de pensar de alguien según a quién haya votado. Las elecciones son, precisamente, para elegir, y entonces no le demos más vueltas. Aquellos que aseguran ser los baluartes de “la resistencia”, me parecen patéticos. No hay que resistir nada, hay que acompañar (o aceptar, mejor dicho) lo que la sociedad decidió. Eso no quita que puedas estar en desacuerdo. La posibilidad de disentir es válida en la medida que salga de ello una propuesta concreta y superadora.
Todo está por verse. El futuro es una hoja en blanco, y es lo que le otorga su faz maravillosa, ya que escribir nuestro destino implica toparse con lo imprevisible. No es verdad que el éxito o el fracaso dependa exclusivamente de nosotros, pero no por eso vas a quedarte esperando en el zaguán. Las personas que optan por una actitud conformista y sin el mínimo atisbo por renovarse, difícilmente serán siempre espectadores, nunca protagonistas de nada.
La última noche de 2023, mientras aguardábamos el comienzo de un nuevo capítulo, transcurrió bastante fresca, al menos para mí, pienso que debe haber sido mi percepción porque me puse una remera de mangas largas mientras el resto de mi familia estaba vestida con ropa mucho más liviana. Una ola de calor no tardará en llegar, pero por ahora venimos dentro de lo normal con respecto al clima. También habrá algún que otro corte de luz que provocará la indignación de todos. Creo que hace dos años, en una fecha parecida, estuvimos completamente a oscuras, y fue bastante caótico. Fue un apagón que se extendió por varias horas y que afectó a buena parte de la ciudad. Hice un video con la poca luz que había en el Centro, en los comercios que tenían grupo electrógeno, porque además los semáforos no funcionaban y casi no tenía Wi-Fi.
Hoy por
hoy, lo único que espero es estar en condiciones de afrontar lo que venga, y de
disfrutar más de aquellos momentos que dejamos pasar de largo, creyendo -erróneamente-
que la vida se construye sólo de grandes acontecimientos. Los mates de todos
los días, la música, los libros, el trabajo... pueden no arrojar hechos
particularmente memorables, pero sí gratificantes. Y el ser humano persigue
constantemente el placer, porque es lo opuesto al sufrimiento, en resumidas
cuentas. Nos estamos viendo pronto. Punto final.
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