Miércoles por la noche en la ciudad. El resumen de lo que hice desde el primer día del año hasta la fecha, es bastante escaso como para mencionarlo. Sólo diré que siempre hago una nota "de color" para Año Nuevo, y en esta oportunidad no pude lograr el objetivo porque la desolación en las calles era total. Recién a las 18 hs. comenzó a advertirse el movimiento de automóviles por las calles céntricas.
Ayer (día 2) tenía previsto hacer una entrevista, pero se
"pinchó" a último momento, supuestamente porque la persona con la que
iba a dialogar adujo que no tenía tiempo. Hoy se normalizó considerablemente la
actividad, y en lo que a mí respecta estuvo bien porque no me gusta estar mucho
tiempo al pedo, excepto que vaya de vacaciones a algún lugar. Podría afirmar
que no tuve mucho por hacer porque se dio así, no por falta de interés. Retomé
el gimnasio, la verdad es que lo necesitaba. Me siento mejor cuando voy, y
dentro de lo posible trato de buscar horarios poco concurridos. Claro que si se
viene encima una ola de calor, tendré que pensarlo mejor, o ir cerca de la
noche, porque se trata básicamente de un galpón de chapa con dos o tres
ventiladores que no alcanzan a refrescar por la amplitud del salón y el espacio
que ocupan las máquinas.
Salir en bici es
muy bueno porque no te hace pensar, lo único por lo que hay que preocuparse es
en respetar los semáforos. Si hay mucho tráfico y lo que buscás es dar un paseo
distendido, mejor evitar la zona céntrica. Además, vos sos el combustible, es
pura tracción a sangre, no como una moto que funciona a nafta. Vas a tu ritmo,
sentís la brisa cálida del verano, no estás encerrado en el habitáculo de un
auto. Nadie te molesta, y si estás cansado podés esperar un rato a la sombra de
un árbol y seguir pedaleando. Cuando volvés a tu casa, te tomás una botella de
agua bien fría y te das una ducha ídem.
Ya con eso, el día parece distinto. Recuerdo que antes salía de mi antigua
casa, cerca del Parque, y me iba hasta Empalme, es decir que hacía casi todo el
trayecto que actualmente hago en colectivo. Uso el bondi una vez por mes para ir a un
consultorio médico, de no ser por esa necesidad, es raro que frecuente los
caminos empalmeños.
Tema 2: Si nos
referimos a la estricta actualidad, lo que persiste es la decepción y la bronca
de tener que dejar de lado determinadas cosas que uno tenía incorporadas, es obvio que la plata no alcanza. Dejar de usar el aire acondicionado. Comer alimentos accesibles. Olvidarse de tomar un café en un bar. Postergar las
vacaciones por tiempo indeterminado. El combo nafta + peajes + estadía se
vuelve imposible de solventar. Las tarifas siempre han sido una gran carga para
los usuarios en este país, y no está para dejar luces encendidas inútilmente o
cualquier artefacto que consuma energía.
Ante todo ello,
es natural lo que está pasando. Para mucha gente, el hecho de redoblar los
esfuerzos para continuar sin caer en un depresión, es como querer remolcar un
camión con acoplado. Todo esto que estoy exponiendo parece una queja, pero no
lo es. Es un diagnóstico a grosso modo, sin entrar en detalles: El prisma con
el cual veo la realidad. Persiste la bronca al ver cómo seguimos errando el
rumbo, pero no sé, quién te dice que Milei logre encauzar la economía, aunque
seamos ingenuos. Siempre son los mismos quienes sufren las consecuencias del ajuste. Hace
menos de un mes que este muchacho asumió. Se está jugando todo su capital político porque
sabe que si espera más tiempo, la situación se tornará más intolerable aún y
perderá la confianza que aún conserva en ciertos sectores de la sociedad.
Por ese motivo, no estoy despotricando (todavía) contra el Gobierno. Sería lo más fácil de hacer, pero resulta más acertado comprender que los que pertenecen a esta variopinta alianza entre JXC y los libertarios, podrán tener licenciaturas o doctorados en las universidades más prestigiosas, pero no advierten, o no les importa, cómo mitigar el impacto social. Cualquier decisión que afecte el bolsillo, le jode la vida a millones de argentinos. Al no haber precios de referencia, por un dentífrico o una desodorante te pueden cobrar un precio en un lugar, y en otro comercio, el mismo producto cuesta tres veces más.
Para concluir, yo sé más que nadie que me costó mucho llegar adonde estoy y
consolidarme profesionalmente. Me queda el deseo de seguir aprendiendo. Elegí mi ciudad para trabajar y hacer casi toda
mi carrera, hasta el día de hoy. El periodismo no es para cualquiera, porque te
tenés que bancar puteadas y agravios al revelar una verdad incómoda, pero mi
compromiso es con los lectores, no con los trepadores y oportunistas. Detesto
lo políticamente correcto, aunque en todas partes abunden aquellos que hacen de la manipulación de la opinión púbica, casi un dogma de Fe. Nos estamos viendo pronto. Punto final.
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