Desde hace bastante tiempo (más de dos o tres años, seguro), las motos conducidas por menores, sin casco, a alta velocidad, y con escape libre, se han adueñado de las calles. A los efectos prácticos, tener dicho escape les da la posibilidad de "tirar cortes" o explosiones que perturban el descanso del resto de los lobenses, que en su mayoría se comportan civilizadamente en la vía pública. Si bien he presenciado ocasionalmente algún operativo de destrucción de estos elementos, la desidia de las autoridades es total. (Quiero aclarar que esta nota la comencé a escribir antes de que apareciera otra sobre el mismo tema en el semanario local).
¿A quién le corresponde accionar, a la Dirección de Tránsito, a la Policía, o a ambos? Los domingos, por citar un día determinado, no falla: A las 18 o 19 hs, pasa un pelotón de motos por la calle San Martín, que a veces se extiende por varios minutos, y uno puede advertir sin esforzarse demasiado que estos pibes están jugando con su vida. Ya han ocurrido accidentes, uno de los más recientes resultó fatal, en la ex "chicana". Pero ni siquiera eso parece disuadirlos, y precisamente, deberían colocarse postas con personal de Tránsito aunque más no sea con mero efecto disuasorio, si es que no tienen la facultad de secuestrar esos rodados.
Es injusto que a una señora que utiliza la moto para llevar a sus hijos a la escuela le retengan el vehículo porque quizás no tenga el seguro o le falte algún papel. Es decir, no es que esté bien circular sin la documentación completa, pero no se mide a todos con la misma vara, para expresarlo de un modo más claro.
También están, siempre, los que se colocan el casco en el brazo, lo cual no tiene sentido porque: 1) Está diseñado para la cabeza, y 2) No te va a proteger tu brazo, básicamente lo llevás encima por si las moscas, por si ves que están los móviles controlando, entonces sí te lo ponés para mostrar tu coherencia.
Pero hay más: Estos muchachos tirando cortes en moto, pasan por la calle Salgado, en la misma cuadra de la Comisaría, con actitud desafiante, sabiendo quizás que no pasará nada y que todo seguirá igual. He presenciado operativos de tránsito que me parecen muy obvios, al realizarse siempre en el mismo lugar, por ejemplo, en la esquina de 9 de Julio y Ayacucho. Es evidente que los que saben que están en infracción evitarán pasar por allí, y listo. Podemos tener el beneficio de la duda y conjeturar que no hay personal suficiente, pero no me parece un paliativo.
Alguien podrá decir que esos planteos son típicos de viejos quejosos, pero no lo veo desde ese punto de vista. Todavía no soy un anciano, y sin embargo esta situación me fastidia terriblemente, más aún si realmente se puede montar un operativo adecuado. No sería tan difícil de llevar a cabo, y se obtendrían buenos resultados. Y la presencia de la Policía también podría ser necesaria en el caso de que alguno de estos jóvenes reaccione con violencia e intente agredir al inspector, lo cual también ha pasado.
Desde luego que si vos no vivís en un sector de la ciudad donde proliferan estas estupideces a bordo de una moto, tal vez no te importe, o pensarás que no es un problema. Pues bien, ese individualismo no ha llevado a donde estamos hoy, en todos los órdenes. No sólo como comunidad, sino a nivel macro, como sociedad. El que vive en un barrio cheto de CABA se sentirá cómodo y seguro, y le ch.. un h... lo que le toca padecer a otro que vive en Once o Balvanera. Los barrios privados son, en sí mismos, una suerte de "burbuja": En muchos de ellos casi no es necesario salir, porque tienen colegios, supermercados, y otras facilidades dentro del predio. Una realidad paralela.
Y voy a a otra cuestión: No seamos hipócritas, porque también en Lobos hay familias de mucho dinero que tienen alarmas, cámaras, y toda clase de dispositivos para prevenir cualquier robo o asalto. Ya se terminó la época en la que una casa común y corriente no tenía rejas, como mínimo. Es muy habitual, y aun así hay personas mayores (y no tanto) que siguen cayendo en los engaños de los delincuentes porque ahora se perpetran con falsos llamados, o hackeos de las redes sociales. No es extraño que un contacto te mande un mensaje pidiéndote que le hagas una transferencia.
De hecho, a mí me pasó hace poco que me mandaron un WhatsApp sospechoso. Te das cuenta por la forma de expresarse, que no es la misma de la persona "real", pero a veces esa diferencia se vuelve muy sutil. En fin, en mi caso llamé a esa chica para corroborar si era cierto, y me explicó que era una estafa. "Si necesitara plata no te la pediría por mensaje, te lo diría de frente", argumentó con tono didáctico. Y sí. Tenía razón. Esto nos hace empezar, por otra parte, que FB, Instagram, o WAP son fácilmente vulnerables. Y para no hacerlo más extenso, cabe mencionar a los que caen en una equivocación (no es un engaño en el sentido estricto), cuando hacen una transferencia. A lo mejor se equivocan en una letra del alias CBU, y es muy probable que esa guita vaya a parar a cualquiera, que recibirá ese regalito inesperado y no te la va a devolver. Ojo con eso: Es más seguro tomarse todo el tiempo del mundo, por engorroso que sea, e ingresar el CBU numérico de quien recibirá el depósito, y corroborarlo bien. Después, ya es tarde para lágrimas. Nos estaremos viendo pronto. Punto final.
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