21 de enero de 2024

Cómo hacerle el aguante al Campeón

 Anoche, junto con un compañero de trabajo, fui a hacerle el aguante a Manu Andújar, este gran piloto lobense de 27 años que ya conquistó su segundo título en el Dakar. Hice un video en vivo, y debo decir que perdí la noción del tiempo, porque todos estábamos expectantes a que Manu llegara en autobomba, tal como se preveía y como a la postre sucedió. El tema es que, si yo cortaba la transmisión (por extensa que fuera), y justo pasaba él, me quedaba en bolas. De manera que me sirvió para ejercitar y ponerle onda a la vigilia, para que la cantidad de seguidores no decaiga durante el video, lo cual no es tan fácil como parece. Y pude registrar ese recibimiento que le tributaron los vecinos que se dieron cita en el lugar, casi cuando la batería del celular decía basta, con un 20 % de carga que se redujo a la mitad una vez que terminó todo y la caravana siguió su recorrido por el Centro. Hacía mucho frío, para la ropa que llevaba puesta: Un short y una remera. Tuve la impresión de que fue muy loco cómo se dieron las cosas, porque tan pronto como Andújar pasó en medio del júbilo y de las ovaciones de la gente, fue como patear un hormiguero: En cuestión de minutos, los que iban en auto o en moto lo fueron siguiendo, y la Av. Yrigoyen quedó desierta. No me dio tiempo a nada. Perdí contacto con mi amigo, habíamos acordado que luego de ese momento seguiríamos el trayecto, pero no logré localizarlo ni a él ni al auto en el que íbamos. Caminé unas cuadras, ya el teléfono estaba agonizando, eran las 0:40 del domingo, y lo llamé a mi viejo, que estaba durmiendo apaciblemente, para perdirle que me traiga de regreso a casa (distante de unas 25 o 30 cuadras, más o menos). Hubiera querido no interrumpir su descanso, desde luego, pero no me quedaba otra alternativa. Tengamos en cuenta que, en el supuesto de que hubiera algún remís disponible a esa hora, no tenía efectivo encima, sólo la tarjeta de débito.

Finalmente, cuando llegamos con mi padre, comprobé que el ya mencionado "el vivo de FB" que había hecho, se parecía casi a un cortometraje: 55 minutos, una desmesura, nunca había hecho un video tan largo, y seguramente esa excentricidad me consumió una cantidad importante de gigas o datos móviles. Me sentía cansado, pero al mismo tiempo no me pude dormir enseguida. También se me había complicado el tema de las fotos: Si había estado usando el celular a full para otro fin, no tenía la posibilidad de sacar fotos simultáneamente, es obvio. Pero como siempre llevo encima una cámara pocket, pude capturar algunas imágenes más o menos nítidas, ya que estaba laburando a dos manos. 

Al estar transitoriamente varado en medio de una avenida desierta, y mientras esperaba que me pasaran a buscar, me perdí la instancia cumbre, que fue cuando nuestro Campeón arribó a la Plaza 1810, y por ende, todas las fotos que en condiciones normales hubiera podido (o querido) sacar. 

Pese a todo, tengo la satisfacción de que –como decía al comienzo- practiqué algo nuevo dentro del periodismo: Hacer el aguante, mantener en vilo a la audiencia, que me llegaran mensajes o comentarios de pueblos vecinos, que aquella cobertura alcanzara más de 3.600 reproducciones… lo cual no es poco, si hablamos de casi una hora de video. Hubo varias cosas que quedarán para el anecdotario, no me caben dudas, más allá de que yo sentí que debía estar ahí, porque era la noticia sobresaliente del día (o de la noche) y no podía permanecer ajeno. De hecho, en un momento dado, tanto yo como quienes aguardaban esa instancia nos comimos un tremendo “amague”, de una camioneta de gran porte que ingresó tocando bocina a más no poder, por la Av. Yrigoyen. Pensé qué había pasado un infame papelón, pero conseguí ir remando la situación apelando un poco al humor, aunque no soy un tipo muy gracioso u ocurrente. 

Así se fue dando toda la secuencia. Me quedo conforme por el hecho de haber explorado una faceta nueva, y por haberlo hecho con profesionalismo, al menos esa es mi percepción. La próxima vez que ocurra un suceso de esta naturaleza, ya estaré más “suelto” y preparado para manejar los tiempos, del mismo modo que lo hizo Manu. Nos estaremos viendo pronto. Punto final.

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