Luego de un largo
tiempo sin escribir nada nuevo por aquí, me reencuentro con los lectores. En
este lapso me volqué más hacia mi trabajo, a pensar cómo obtener una mayor
rentabilidad, a hacer números. Es importante saber con qué recursos uno cuenta
para ir atendiendo lo esencial en forma prioritaria, ya que muchas veces lo
damos por sentado, pero cuando hay que pagar alguna cuenta esa plata se fue por
otro lado. Hay que hacer un ajuste de las tarifas que los clientes puedan
afrontar, esa es la idea. Los valores quedan desactualizados muy rápidamente y
eso genera un desfasaje que luego es más engorroso corregir. La idea es cerrar
el año con los costos definidos, para de ese modo calcular mejor cuánta plata
ingresará y qué es lo que hay que abonar. Yo creo que podré hacerlo sin que
ningún cliente patalee, porque los aumentos son razonables y no representan un
desembolso significativo para ellos. Lo hago simplemente para no seguir
perdiendo con la inflación.
Al igual que muchos de ustedes, estoy en una
etapa de transición hacia algo mejor. No sé bien qué será, pero estoy
convencido de que será mejor porque yo quiero que se dé de esa manera. La etapa
de las quejas y recriminaciones la doy por finalizada, al menos por un tiempo.
Tengo que pensar en lo que yo soy capaz de hacer, y les sugiero que hagan lo
mismo. No es aconsejable tirar demasiado de la soga, todo lo contrario. Forzar
los vínculos tampoco es bueno. La gente sabe cómo y dónde encontrarte si desea
socializar con vos. Por lo tanto, no hay necesidad de remarla constantemente. Y
si nadie se arrima al fogón, habrá que encenderlo igual, sentarse alrededor del
calor de los leños encendidos y cebarse unos mates tranqui. Leer, escuchar
música, escribir, sacar fotos, dotar de más impulso a aquello que sabemos que
nos hace bien. Evitar que la mente nos traicione con pensamientos negativos.
Darle forma a nuestros sueños hasta que se vayan materializando. Porque lo
cierto es que las ilusiones, los deseos, se pueden transformar en hechos
concretos sólo si están enmarcado en una perspectiva real dentro de
nuestras posibilidades. Nadie se propone ser millonario o convertirse en un
magnate de los negocios, porque de hacerlo estaríamos poniendo una vara muy
alta desde antes de dar el primer paso.
Yo creo que se puede construir algo diferente, pero hay que pensarlo bien, dedicarle tiempo, no surge de un día para otro. Es necesaria una planificación que no se vea afectada por la coyuntura, sino que pueda surfear por encima de ella. Mientras le doy un sorbo a la bombilla, voy pensando en eso. El último registro de la inflación arrojó una cifra más alta que la esperada, y eso se debe a que los servicios (luz, agua, gas) se incrementaron notablemente. Vamos a tener que adaptarnos a este nuevo escenario, y aprender a no ser tan demandantes, porque nos va desgastando y se torna reiterativo. Es decir, que habrá que dejar los reclamos en suspenso, esperando otra ocasión. El diagnóstico social no puede ser una constante, mirando por encima de los hechos. No se trata de claudicar. Simplemente, de entender que es esto lo que nos toca atravesar, por complejo que sea, y de aceptar que es una instancia que en algún momento se revertirá. Hasta que eso no suceda no nos queda otra alternativa que seguir peleándola desde la trinchera, ya no en una actitud pasiva, sino despojándonos de la nostalgia por un mejor porvenir.
Por mucho que pretendamos modificar la
realidad, es desde adentro como podemos generar un cambio. Si logramos
internalizar y asimilar todo este proceso, no nos sentiremos tan excluidos y comprenderemos
que la estrategia tiene que ser otra. Vale remarcar lo siguiente: Quizás estuvimos haciendo un abordaje equivocado
de la situación, con un sesgo crítico que si bien es atendible, no aporta
soluciones. Para sobrellevar de la mejor manera un contexto adverso, deberemos
moderar nuestras expectativas y buscar que se vayan amoldando a lo que hoy por
hoy se puede lograr. La vara, como dije antes, puede estar muy alta, y quizás
nos resistimos a bajar el nivel porque sería una forma de renunciar a nuestras
pretensiones. Pero en este momento no queda otra opción que recalcular, y eso
implica que deberemos dejar en stand by nuestros anhelos más elevados y
ambiciosos. No se preocupen por eso, no teman ni caigan en la zozobra, porque
como suele decirse, “también esto pasará”. Nos estamos viendo pronto para
seguir abonando el terreno hacia un enfoque diferente. Punto final.
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