Nos aguardan tiempos complejos, pero no debemos sentir temor, sino simplemente tratar de estar preparados para afrontarlos. La resistencia a la frustración no se va forjando de un día para el otro. Uno se vuelve más tolerante a medida que enfrenta situaciones adversas y debe lidiar con ellas. Y algo importante: También aceptando nuevos enfoques.
Es normal decepcionarse
ante el fracaso, pero lo único que nos salva es tomar impulso para salir a
flote. No hay una receta para lograrlo, sólo es cuestión de aceptar de que nos
fue mal porque asumimos el riesgo de intentarlo y que no nos quedamos en la
comodidad de no hacer nada por nosotros mismos. Por ejemplo, cada semana cuando
hago mi programa de entrevistas escucho historias motivadoras, de superación,
de gente que no ha aflojado ante un contexto aciago y que hoy puede asumir otra
postura frente a la vida. Pero a su vez, no todos los programas tienen el mismo
éxito o repercusión en la audiencia. Si invito a alguien conocido y popular, tendrá
mayor impacto que si se trata de un artista emergente, por citar un caso. No obstante, todos merecen su espacio.
Hay una delgada línea entre ser exigente con vos mismo y pasarte de rosca. Y yo creo que la autoaceptación está ligada a eso. El éxito no te acompañará siempre, no existe una fórmula única e irrebatible, porque de haberla todos seríamos triunfadores. Por eso cada uno debe manejarse a su ritmo, conociendo sus limitaciones y fortalezas. Ojalá quienes nos gobiernan lo supieran entender y se rodearan de gente idónea para compensar su incompetencia. Pero ellos buscan aduladores, personas que les digan que sí a cualquier estupidez.
Que vos seas alguien de
confianza no significa que debas darle la razón en todo. Precisamente, esa
confianza es la que te otorga el “atrevimiento” de disentir. Por ejemplo, los
amigos te aconsejan, te critican, te cuestionan, pero lo hacen desde el aprecio
que te tienen. Parece algo muy básico, pero no lo tenemos naturalizado lo
suficiente. Pienso que necesitamos una sociedad menos violenta y donde se
ejerza más el debate honesto, con fundamentos. No sé qué tan viable es conseguirlo
luego de tantos años de retroceso. Llevará tiempo, y se necesita un cambio
cultural. Porque si seguimos con el mismo chip de hace 30 años, deberíamos
darnos cuenta de que ya quedó obsoleto. Punto final.
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