Estoy tranquilo, porque descubrí todo lo que soy capaz de hacer para mejorar. Claro que de allí a que vaya a implementarlo, es otra cosa, pero por lo menos voy en esa dirección. Voy más seguido al gimnasio, e intento rodearme de gente que no sea pesada o demandante. En el gym cada uno hace su rutina sin joder al resto, y ya con eso es suficiente para pensar que es un buen lugar. No da para socializar demasiado, pero eso uno debe buscarlo en otros ámbitos. No sirve de nada ir siempre en contra de la corriente ni contagiarse del pesimismo de los que te rodean, porque si vamos al caso todos tenemos problemas y hay que aprender a lidiar con eso. Como dije en una nota anterior, todavía nos quedan unos meses por delante ante de hacer una evaluación sobre qué tal ha sido 2024 para nosotros. Hasta el momento no parece haber sido un ciclo para el recuerdo, pero uno nunca sabe cómo se puede dar vuelta la torta.
Sigo haciendo mi
programa de tele, es algo que me gratifica, y cuando no me siento en la
disposición de hacerlo dejo pasar una semana o dos. No tengo ninguna obligación
contractual. Con cinco temporadas encima, a veces cuesta conseguir invitados
que no hayan estado antes y que tengan algo interesante para compartir con la
audiencia. Creo que mejoré bastante respecto de los primeros programas, y sin
duda es un espacio al cual en cada nueva emisión hay que dotar de contenido.
¿Si le puedo encontrar una veta rentable? Bueno, es una posibilidad que siempre
está latente. Siempre se me ha hecho cuesta arriba cuando tengo que vender un
producto. Digamos que hay muchas asignaturas pendientes y todo está por verse. Tengo
la sensación de que este mes se ha pasado rapidísimo, y cuando menos lo espere
vamos a estar cerrando el año. Será entonces, y no antes, cuando uno pueda
esbozar algún balance si es que cabe. Quizás no esté bueno plantearlo a ese
nivel, porque mirar hacia atrás no parece muy edificante. Sólo es útil para
evitar cometer los mismos errores y para modificar conductas que no nos han
ayudado. Todo lo que puedo decir es que para mí es positivo mirar hacia el
interior de cada uno. Si no lo hiciéramos, serían los demás quienes nos dirían
qué está bien o qué está mal. Pero si nosotros somos conscientes de ello y si
podemos ejercer una honestidad intelectual, no hace falta que nadie nos diga lo
que tenemos que hacer.
¿Hay que pensar
antes de actuar? En principio sí, pero no podemos meditar cada decisión hasta
el infinito porque de ser así no avanzaríamos nunca. El instinto no admite
contradicciones. Es lo que tenemos, y si bien no somos animales, nos
comportamos como tales durante buena parte del día sin que nos demos cuenta.
Yo he dedicado
este blog a reflexionar sobre Lobos y sobre el país porque vivo aquí, eso es
evidente. Si viviera en otro lugar, no me importaría. Si tuviéramos estabilidad
emocional, todo sería más fácil, porque nos adaptaríamos mejor. Cuando hay que
manejar la ansiedad o el enojo, la cosa cambia. Y cuando estás condicionado
esos sentimientos, lo más aconsejable es no tomar decisiones importantes,
porque lo que decidas va a estar teñido de cómo te sientas. En algún momento
ese mar de fondo va a pasar y entonces sí se puede remontar vuelo sin
turbulencias.
Por eso, ya que
hablamos de balances y de poner cada cosa en su sitio, lo único que puedo
decirles es que cuando termine este año yo espero que el saldo me sea
favorable. Habrá cuestiones que serán de mi exclusiva responsabilidad y otras
que no, siempre es así. No es posible ser tan minucioso en los detalles. Si
hasta ahora 2024 no parece ser un gran año, habrá que recapitular y seguramente
algo positivo surgirá de todo este período. Tal vez, allá por enero, cuando
empezó todo, nos parecía que en tiempo no transcurría nunca, y sin embargo hoy
estamos transitando la última etapa. Esa percepción, real por cierto, no es tan
extraña como suponemos. Tuvimos un invierno largo, y quién te dice, a lo mejor
ahora sea el tiempo de florecer. Nos estamos viendo pronto. Punto final.
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