3 de febrero de 2025

¿Cómo se puede alcanzar la independencia?

 

Todavía es incierto pensar qué nos traerá consigo febrero, recién estamos transitando los primeros días. Obviamente es un mes corto, en el cual se celebra el carnaval, y cerca de mi casa ya hay varias batucadas que ensayan por la noche. Me gustaría poder alquilar una vivienda para obtener más independencia, pero mis ingresos no dan para solventar por mi cuenta todos los gastos. Es una realidad sumamente frustrante, hace unos días lo estábamos hablando con un amigo que está en la misma situación. Tiene un buen trabajo, gana bien, pero aun así, buena parte de su sueldo se le va en pagar cuentas. Basta con ponerse a hacer números para advertir la disparidad que existe entre lo que uno cobra y lo que debe desembolsar por mes para vivir solo y estar al día con los impuestos. 


Hay muchos chicos más jóvenes que yo que se enfrentan a un escenario similar, seguramente están en pareja y quieren tener privacidad, pero no pueden hacer frente a todo. Cuando vas a una inmobiliaria, es lógico que te pidan un mes de depósito, otro de garantía, y otro para abonar el primer alquiler. Tengo entendido que es así, o para resumirlo más fácilmente, tenés que pagar tres meses juntos. Todos los que llegamos a cierta edad buscamos alcanzar estabilidad, y no deja de ser frustrante que se haga tan cuesta arriba. Yo no puedo afirmar desde cuándo es así, quizás siempre lo fue y yo me estoy desayunando ahora que me pongo a hacer números. Lo concreto es que -para disponer de una mayor oferta de inmuebles-, fue positivo que se haya derogado la Ley de Alquileres. Pero en su lugar debería existir una Ley nueva, ya que lo que regula la actividad hasta ahora es un decreto de necesidad y urgencia.

 

Mientras los sueldos sigan siendo bajos, por mucho que se estabilice la inflación, no será suficiente para recuperar el poder adquisitivo. Es algo de lo cual vengo hablando hace tiempo, sin embargo, los meses pasan y no ha habido ningún cambio que me motive a escribir algo distinto en ese sentido. Hay productos que continúan en alza, como la carne, algunos lácteos, y los medicamentos. Sumado ello a que los jubilados son quienes más consumen remedios, y muchos de ellos ya no tienen la cobertura al 100 % del PAMI. Las recetas del Gobierno para tener al dólar planchado no son tan novedosas como uno podría imaginarse. Ya está todo inventado. Con las reservas del BCRA se va conteniendo el precio de la divisa, y hay un evidente atraso cambiario. El precio del billete no es el verdadero. Es una patraña más que no podrá perdurar por mucho tiempo.  

 

La vida a menudo se parece a patear un penal: alguien te eligió para hacerlo (el destino, tu jefe, un Ser Divino, etc) y no queda más alternativa que dirimir la situación. Para verlo de otro modo, tenés que tomar una decisión en soledad. Como sucede en el fútbol, puede ocurrir que la claves al ángulo y sea un golazo, que el balón salga desviado y vaya a parar a las nubes, o que el arquero ataje el disparo. Lo que quiero plantear con esta parábola, es que si te lo atajan, alguien adivinó tu intención y te ganó de mano. Si sale desviado, no fue al objetivo propuesto, vale decir que la decisión que tomaste estuvo orientada sin hacer foco en lo que tenías que resolver. Y si convertís el gol, te sentís un capo porque acertaste y te fue bien. Al igual que los penales, que muchas veces se dice erróneamente que son una lotería, decidir no es fácil. Porque el guardameta estudia al rival, intuye para dónde va a patear, sabe que en esa instancia se definen muchas cosas. Cuando emprendés la carrera para patear, podés amagar y dejar descolocado al arquero, lo cual podríamos traducirlo como que sos hábil para dar un golpe de timón antes de que el barco se vaya a pique.

 

La metáfora de los penales, de los famosos "doce pasos", viene a mi mente cada vez que presencio un partido y veo la tensión inevitable entre el que defiende el arco y quien trata de vulnerarlo. El llanto, la angustia, la euforia, todo puede pasar en menos de un minuto. Te tocó patear a vos y en ese momento sólo existen dos personas, aunque el estadio esté lleno de gente. Una vez que ejecutaste el disparo ya no hay marcha atrás, la pelota no irá donde ella quiera, sino donde vos elegiste en base a tu virtuosismo o de tu torpeza. Pero, reitero, hay otro que también busca ganarse la gloria, el arquero. Por lo cual podemos deducir lo siguiente: la decisión que tomes está condicionada a la respuesta de aquellos sujetos directamente afectados de ella. Y como sucede en el deporte, de la euforia al llanto no hay tanta distancia como parece. El jugador que pateó mal seguramente pasará todo el día maquinándose, preguntándose a sí mismo que fue lo que falló. Es lo inesperado, lo imprevisible. Por eso, en la vida 2 + 2 no siempre es cuatro. Punto final.

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