Jueves por la tarde. Una jornada muy fría y con un viento destemplado en la ciudad. Suele pasar que a veces no hay mucho para infomar, y sabido es que la mayor cantidad de noticias publicadas en los medios tienen que ver con la pandemia. Ya hemos tenido varios meses para adaptarnos, y yo creo haberlo conseguido, después de renegar más de la cuenta en los primeros días. Está muy claro qué se puede y qué no se puede hacer, los horarios para circular, las medidas de prevención... no hay mucho que inventar. Trato de ejercitar algo que siempre me resultó difícil: pensar antes de actuar, no dejarse llevar por el impulso. Pese a que este rasgo de mi personalidad viene de hace tiempo, y que nunca me trajo inconvenientes graves, es algo que quiero revertir, "educando la mente" para tomar decisiones más acertadas. Analizar causas y consecuencias, costo y beneficio. La razón y la emoción chocan constantemente en nuestra cabeza. Quisiéramos mandar a la mierda a alguien que nos trató mal, pero optamos por lo hacerlo como un acto de "educación cívica". Si fuéramos a reaccionar contra todas aquellas personas que tuvieron gestos poco nobles con nosotros, viviríamos en constante enfrentamiento. Si yo voy a un negocio a comprar algo y no recibo la atención esperada, podría recriminárselo al empleado, pero prefiero no ir nunca más aunque tenga los precios más bajos del mercado. Si (antes de la pandemia) iba a visitar a un amigo y se mostraba lacónico y monosilábico sin motivo alguno, no es que dejará de tener mi amistad, pero nunca más voy a ir a perder el tiempo con una persona que no tiene interés en mantener una conversación. Porque si hay algo que jamás quise "mendigar" de nadie, es la amistad. A esta altura de mi vida no estoy para forzar empatía donde no la hay.
Por otra parte, al permanecer más de 100 días en las actuales condiciones, con la triste postal de muchos comercios cerrados o al borde del quebranto, y sin indicios de que esto vaya a cambiar, entramos en una suerte de "meseta", sobre todo a nivel emocional, por resignación, adaptación, o cualquier palabra que les guste emplear. Esto me hacer acordar a 2001, la gente no hablaba de otra cosa que no fuera el riesgo país o el corralito, el estrés y la angustia se apoderaban de buena parte de los argentinos, y aunque las comparaciones son odiosas, está ocurriendo algo parecido. Nos hemos vuelto monotemáticos.
Empero, mi aspiración es seguir siendo auténtico, continuar con mi trabajo en la medida que me sea posible, e ir indagando en las cosas que me hacen bien y que nos hacen bien a la mayoría. Cuando termine todo esto, voy a gestionar la publicación de una síntesis todos estos 15 años de historia en el blog. Le voy a añadir cuentos y relatos que tengo ya escritos, y unas notas editoriales que hice para mi diario digital. Va a ser una manera de ir sacando afuera todo lo que hoy nos reprime un poco, esa es la alternativa que estoy barajando. Quiero hacer una selección de lo mejor de mí en todos estos años y que finalmente vea la luz. Sin vueltas, simplemente con la intención de que alguien se sienta a gusto leyendo en modo impreso todo aquello que lleva más de una década de historia personal. Punto final.
Blog de Lobos, ARG, desde hace 18 años en la Web.
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