Domingo por la noche en la ciudad. Uno de los motivos por los cuales no escribo tan asiduamente como antes, es que me interesa dotar de sentido cada palabra, que no queden perdidas por ahí. Los domingos uno se vuelve más "filosófico" o introspectivo, no les pasa a todos por igual. A veces parece un día muerto, un espacio en blanco entre el sábado y el lunes. La verdad es que últimamente no me pesa comenzar la semana, cada uno sabe lo que tiene que hacer, cumplir con su trabajo o lo que sea. El futuro muchas veces nos angustia, es inevitable preocuparse por determinadas cosas. El paso del tiempo, en sí mismo, suele volverse traumático si no lo sabemos manejar. Por supuesto que nadie está preparado para la pérdida de un ser querido, pero hay otras pérdidas que vamos aceptando y que tienen más que ver con los usos y costumbres de la época en la que crecimos. Por eso es que las radios que pasan música de los '80 o '90 tienen éxito, dado que el oyente se identifica con esos años en los cuales iba a los boliches o escuchaba esas canciones en el Walkman. También se utiliza el mismo recurso con la tele, que repite series o programa viejos, aunque en mi caso esto último no me provoca nostalgia: la televisión de antaño era bastante decadente, con muchos pruritos. Además, no es lo mismo volver a ver "Clave de Sol", "Montaña Rusa" o "Feliz Domingo" cuando tenés 40, porque el target de esos programas eran los adolescentes. Es decir, los adolescentes que supimos ser, no los de ahora.
Otro dato que es real, es que hace varios años se cometieron crímenes aberrantes, tal es el caso del infame Clan Puccio o del asesino serial Robledo Puch. Por supuesto, cada nuevo hecho no deja de provocar conmoción, pero la maldad y la perversidad han existido siempre.
Los jóvenes de ayer se peinaban a la gomina, usaban saco y corbata, y si tenés un hijo y le comentás eso difícilmente lo entienda, porque es totalmente anacrónico. Es lo mismo que decirle que había materias en el colegio que ya no existen, como caligrafía, estenografía, o mecanografía. Yo tuve esas tres materias, y debo decir que la mecanografía me sirvió para escribir sin tener que mirar el teclado, el resto no me aportó demasiado. Hoy por hoy, una máquina de escribir es un objeto en desuso, no sé si para bien o para mal, simplemente es así. Por eso, también es bueno no perder tiempo intentando recordar cosas que nunca nos importaron de verdad. O personas que nos hacían bullying, inclusive antes de que este término fuera objeto de estudio. Generalmente los "vivos" de aquel entonces terminaron siendo tipos frustrados y bastante estúpidos, porque creían que iban a poder replicar esa posición dominante en todos los ámbitos y les pegaron una patada en el culo al primer intento. Como decía Charly, desprejuiciados son los que vendrán. Punto final.