29 de junio de 2021

Personas que son imposibles de olvidar

Mi abuela nació en enero de 1929. No puedo precisar la fecha exacta. Sin embargo, lo recuerdo muy bien porque fue el año de la Gran Depresión en EE.UU., que afectó también a algunos países periféricos. Yo vine a este mundo 50 años después que ella, y obviamente, ella vivió muchas cosas que yo no pude por una cuestión generacional. Nunca le pregunté si tenía simpatía por algún partido político, pero vio el ascenso y caída de Perón, la Década Infame, casi todos los gobiernos militares, el surgimiento de la televisión... nuestras charlas no abundaban en sus vivencias, salvo cuando contaba alguna anécdota. Eran las conversaciones típicas que toda abuela mantiene con su nieto. Nos separaba medio siglo, pero nos entendíamos bastante. Sé que me quería muchísimo, muchas veces cuando era chico me preguntó si me quería quedar a dormir en su casa, y por supuesto que ahora me arrepiento de haberle dicho siempre que no. Aquella casa tenía algo que no me gustaba, nada paranormal o sobrenatural, cabe aclarar. Y cuando uno es un niño, es caprichoso, o antojadizo en la mayoría de los casos. 

 A Hebe le gustaba Pavarotti, y uno de sus hijos le regaló un cassette que ella escuchaba con placer. También le gustaba una canción de Elton John, "Nikita", porque decía que Elton se la había dedicado a su hija, algo que yo también pensaba pero luego, Wikipedia mediante, descubrí que no tenía nada que ver.   

Llegó el momento en que, por los duros golpes y las pérdidas de seres queridos que padeció en su vida,  Hebe ya comenzaba a tener dificultades cognitivas, se olvidaba de las cosas, y ese fue el principio del Alzheimer. Los últimos 15 años de su existencia los pasó en distintos geriátricos, ante el olvido del resto de sus hijos, excepto por mi padre que nunca dejaba de visitarla al Asilo. Las internaciones en el Hospital comenzaron a ser cada vez más frecuentes. Pero esa mujer, dentro de la fragilidad de su estado, tenía una fortaleza que hacía que siempre pudiera recuperarse. Mi viejo (y mi mamá, su suegra) tienen hoy la tranquilidad de haber hecho todo lo humanamente posible. Los medicamentos que le recetaban a mi abuela no hacían más que mantenerla estable, pero de ningún modo eso le permitió volver a ser la de antes, lúcida, ubicada en tiempo y espacio. En sus últimos años perdió la voz, pero yo intuyo que algunas veces entendía lo que le decíamos, pese a ser una enfermedad cruel y degenerativa. Ya no podía valerse por sí misma para alimentarse e higienizarse. Y muchas veces pensé, que no merecía sufrir de esa manera, que era mejor que el final se produjera cuanto antes. Durante todo ese tiempo, mucha gente, "señoras bien" que la habían conocido, me preguntaban: "Decime querido, ¿Te abuela vive?", como si se tratara de un dinosaurio. Claro que la preocupación de esa gente llegaba hasta ahí, ya que nunca la fueron a visitar al geriátrico. 

Hebe falleció el 27 de abril de 2017. Tuvo una vida longeva, vaya uno a saber por qué, en virtud de lo que mencionaba antes: El sufrimiento innecesario para una anciana, el cual sólo se prolongó con el paso del tiempo. Mi padre se encargó de todos los trámites ante la funeraria, y en mi casa nunca se volvió a hablar más del tema, salvo cuando recordamos sus mejores épocas, aquellas en las que gozaba de buena salud. Mi abuela era muy elegante, le gustaba comprarse ropa, los famosos tapados de piel que hoy casi no se usan. 

Dos o tres años después, y estando su casa deshabitada, nos pusimos a limpiar el placard y encontramos toda clase de objetos: monedas viejas, cospeles de Entel, sobres de cartas que mi abuelo mandaba al programa de Silvio Soldán porque era fanático del tango. Algunas fotos, como así también carnets o credenciales de clubes del barrio, de obras sociales, que por supuesto ya habían caducado. Muchísimos discos de vinilo que habían pertenecido a mi tío, aunque sólo me quedé con una mínima parte de ellos. Como la muerte de mi tío coincidió con el surgimiento del CD, que en aquel momento eran muy caros, él había pedido a una disquería muy conocida de Capital que le mandaran el catálogo disponible. Escuchaba siempre FM Aspen y grababa las canciones en cassettes, como hacíamos casi todos en esa época. Yo escuchaba FM Horizonte, y en realidad ambas radios tenían un estilo muy parecido. Tal es así, que cuando mi viejo me hizo un regalo por el Día del Niño, fuimos a la vieja disquería Canepare, y elegí comprarme un vinilo de Horizonte. Ese es el único LP que tengo, antes de que los "compacts" arrasaran con todo. 

Pese a que esta nota tiene un sesgo de nostalgia o tristeza, me quedo con los mejor que me dieron ambos: Mi tío, muy compinche, buena persona, y querido por todos. Mi abuela, también cómplice en el buen sentido del término, que me daba plata a escondidas al igual que hacían muchos abuelos, y que me compraba los juguetes que en aquel entonces mis padres no podían adquirir, como los autitos a control remoto, que me llevaba de paseo en el Ford Taunus verde. Estarán para siempre en mi recuerdo, aunque suelo resistirme a ir al Cementerio para dejarles flores o lo que fuere. Podría seguir extendiéndome, pero eso es todo por ahora. Hay mucho para contar, y quedará para otra ocasión. Punto final. 

Dar pelea hasta el final es la única opción

Ola de frío polar en la ciudad. Los días de invierno se me hacen ridículamente largos: miro el reloj, y no puedo creer que sean las siete de la tarde. Además, me siento un poco frustrado porque ayer comenzó la semana, durante toda la jornada estuve tratando de conseguir una noticia y el resultado fue nulo. Si por mí fuera, me  hubiera acostado a dormir ya mismo, lo tomo como un día perdido en términos laborales. Ante la falta de información, me mantuve ocupado leyendo un rato. Los feriados, sobre todo si se trata de días fríos y nublados, son igualmente horribles. Como el 21 de junio, que fue feriado puente por el Día de la Bandera. Es verdad lo que se dice acerca de los inviernos pasados. Cuando yo iba a la escuela, salías a la calle y hacía de cuenta que estabas en un freezer a cielo abierto. Mis viejos me vestían con toda clase de abrigos existentes, como pulóveres, buzos, bufandas... recuerdo también, que en mi casa estuvimos muchos años sin gas natural, por lo cual mi viejo iba a comprar las garrafas y las traía en la bicicleta.

No sé por qué, pero hay determinados hechos históricos que dejan una huella distinta en cada uno de nosotros. Por ejemplo, la mayoría se acuerda qué estaba haciendo el 11/9/2001, cuando ocurrió el atentado de las Torres Gemelas. O cómo te enteraste que se habían muerto Kirchner, Maradona, o "cualquier peso pesado" que dejó este mundo prematuramente. Nuestra relación con el tiempo es compleja. Cuando somos chicos, imitamos a los adultos, queremos ser como ellos. Es el peor error: no disfrutar la infancia, la etapa más linda de la vida. Yo ahora tengo 42, y cuando era chico y una persona de mi edad actual me parecía un viejo, a quien imaginaba con una vida monótona y aburrida. Una vez que pasaste los 30, los años cobran otra velocidad. Ese ritmo se lo impone uno mismo, por pretender conseguir metas u objetivos que no conducen a ninguna parte, buscando imitar a quienes se dicen exitosos. El sistema actual consiste en la suposición de que el esfuerzo y el sacrificio son necesarios para obtener un progreso económico o personal. Es posible que tengas más chances de lograr algo si le ponés pilas, pero no es taxativo. Porque existe el azar, lo imprevisible. La vida no es un camino recto y lineal, es un ruta bastante intrincada, llena de curvas y de baches. Los padres, por lo general, quieren que sus hijos puedan tener una mejor calidad de vida que la que tuvieron ellos, que no tengan que pasar por sacrificios o privaciones. Pero si a un pibe le das todo servido, nunca va a saber lo que es ganarse su propia plata. Hasta el hijo de Batistuta, que ganó millones con el fútbol, trabaja en una fotocopiadora (si es cierto lo que dice la publicación que se viralizó en las redes).

Imaginate un bebé que nació a principios de 2020. Ese niño o niña, a medida que irá creciendo, tendrá incorporados los hábitos de la pandemia como algo normal. Verá personas con barbijo todo el tiempo y no preguntará por qué, ya que para ese chico será algo natural. Y si esto dura, pongamos, 5 años, para ese nene la normalidad será distinta a la que nosotros conocimos. Calculá que los pronósticos más optimistas hablan de que, para países como el nuestro, recién superaremos el COVID en 2025, o 2026, habida cuenta de que entramos en la Tercera Ola. Vamos a tener que armarnos de paciencia, mientras una nueva generación no tendrá que adaptarse con tanta dificultad a una forma distinta de entender la vida en sociedad. Punto final.

27 de junio de 2021

Maradona y los otros

 Por estos días, me puse a pensar cómo hubiera sido la consideración pública o el recuerdo de la gente hacia Maradona, si no hubiera convertido el gol más famoso en la historia de los Mundiales. O si, pese a hacerlo, no hubiera ganado ese Mundial. Es bastante difícil trazar hipótesis de esta naturaleza porque la vida de un futbolista no es la misma que la de un pintor o de un escultor. Creo que de no haber sucedido ninguno de los hechos que mencioné, Maradona sería considerado hoy un jugador correcto (ni pésimo ni excelente), aunque sí sumamente habilidoso. Es que Diego ganaba los partidos él solo, tanto en Napoli como en la Selección. Sus compañeros de equipo eran "de madera", bastante toscos: no gozaban de un talento singular como él. Y lo más notable es que, a diferencia de otros, como Pelé, al Diez le bastaron apenas 7 años para consagrarse como el mejor del mundo (entre 1984 y 1991, digamos). La ventaja que tuvo es que ya era habitual filmar los partidos, y que cada hogar contaba con un televisor. Los registros fílmicos de Pelé existen, pero no son tan abundantes como ocurriría después, en los años '80. La teoría que cobra cada vez más fuerza, es que todos en Italia sabían del consumo de drogas de Maradona, y de su agitada vida nocturna, incluso los directivos del mismo club. Pero mientras siguiera convirtiendo goles, le perdonaban todo. Hasta que en el Mundial '90, Argentina eliminó a Italia en su propia casa y el idilio con los napolitanos se quebró. Dicho de otra manera, le soltaron la mano. No es casualidad que los dos que perpetraron esa derrota de los italianos, Maradona y Caniggia, en un lapso muy corto dieron positivo en el antidoping. 

Es admirable que Maradona haya alcanzado a vivir 60 años, si tenemos en cuenta que consumió cocaína profusamente durante más de 20, y que fue salvado de la muerte por un novato médico uruguayo cuando una sobredosis casi lo liquida en Punta del Este. La única frase sensata que solía repetir, es que él no se consideraba ejemplo de nada, ni de nadie. No hacía falta aclararlo, de todos modos. 

La admiración por el talento de Diego se vio potenciada ante las sucesivas frustraciones de la Selección, que no ganó ningún título oficial desde 1993. Messi nunca podrá equipararlo, porque es un centrodelantero que juega en un equipo lleno de estrellas, que le dan los pases justos y precisos para que marque goles. No es que Messi sea un mal jugador ni mucho menos, pero está a años luz de Diego. Si bien no tiene que ver con el deporte, el 10 del Barcelona no es carismático, ni lanza declaraciones filosas. Termina el partido en el Camp Nou, se ducha y se va a su casa. 

A su vez, Maradona admiraba a Bochini, y a Jorge "Mágico" González, un jugador salvadoreño que transcurrió casi toda su carrera en el Cádiz de España. El Mágico era más vago y atorrante que Maradona, de hecho le ofrecieron la oportunidad de fichar para el Barcelona y no aceptó. Y al no pertenecer a un país de tradición futbolera, no pudo destacarse a nivel selección. Hoy, que tenemos You Tube, vos ves los videos de González y no lo podés creer. Ese sí que tenía potrero, por momentos algunos amagues y gambetas me hacen acordar a la mejor época del "Burrito" Ortega. El Mágico jugaba para divertirse y ganar algo de guita, pero nunca persiguió grandes ambiciones. Si hubiera jugado en la selección de Argentina o Brasil, otra hubiera sido la historia. 

Nuestro país está lleno de pibes que ansían con triunfar y probarse en un club grande, obviamente que la mayoría no lo consigue. Pero hasta en un partido totalmente amateur, por más pedorro que sea, podés darte cuenta de aquel que tiene condiciones, aunque jamás sabremos su nombre ni lo veremos en los grandes titulares de la prensa deportiva. Punto final. 

24 de junio de 2021

Hay espacio para ser creativo, o "está todo inventado"?

 ¿Saben qué? A veces me canso (y canso a los lectores) por despotricar respecto al pésimo manejo de la situación sanitaria en Lobos. Esto no quiere decir que vaya a claudicar, menos a la edad que tengo. Lo bueno es que siempre podés encontrar nuevos enfoques sin que ello implique renunciar a tus ideas y a lo que considerás justo. Por otra parte, la vida también se nutre de momentos de distensión. Hoy tuve que usar muchísimo el celular, para mandar mensajes de WhatsApp, mails, y me sentí un esclavo de ese aparato. Ahora está cargándose, y cuando eso finalice lo voy a apagar, salvo de tenga que levantarme más temprano y usar la alarma. Quizás, hasta el día siguiente. Hay fotos que están en el teléfono y que me gustaría imprimirlas, porque son momentos que vale la pena atesorar. El resto es pura escoria. Pero seamos honestos, ¿Quién no se ha sacado una "selfie" alguna vez? El problema es cuando querés mostrar el lugar en que estás, sobre todo si te vas de vacaciones. Muchas veces veo gente que se saca fotos con la Torre Eiffel de fondo. Básicamente, el mensaje que querés transmitir (supongo), es que están en París y como ese monumento es emblema de la ciudad, qué mejor que fotografiarte con él. Es curioso, porque no vi ninguna imagen de alguien recorriendo el Barrio Latino, por ejemplo, que es otro símbolo de la capital francesa. Pero bueno, tampoco da para emitir un juicio contundente por esta gansada, que cada uno se saque fotos donde quiera. 

Otra cosa que me llama la atención, concretamente en FB, es que muchas personas se sacan fotos de lo que comen, o van a comer. ¿Para qué? Sólo ellos lo saben. Por supuesto, nadie va a postear una foto de un guiso, un plato de buseca, un puchero, o algo así. Lo hacen cuando se disponen a comer un asado o un lechón en la mayoría de los casos. 

Ese poema que comienza diciendo "Cuando la tormenta pase...", además de ser bastante flojo en términos literarios, no fue escrito hace 200 años. Pero se viralizó de tal modo, que para qué polemizar al pedo. Lo escribió un cubano, alrededor del año 2000. Y su modesta intención no fue referirse a ninguna pandemia, o desastre natural alguno. Lo escribió, probablemente lo subió a las redes, alguien lo compartió, y se volvió un "best seller virtual". Hay otro texto que se le atribuye al psicoanalista Gabriel Rolón, que se llama "Abandono", y que pese a los intentos del aludido de afirmar que no había escrito semejante cosa, sigue circulando. A diferencia del poema pandémico, esas reflexiones que tienen una reminiscencia a Rolón, tienen más interés e impacto emocional. Pero bueno, sabemos que a Borges también le atribuyeron un poema horrible, y García Márquez tampoco se salvó. La cuestión es cuando pasa al revés: vos te apropiás de lo que un autor ignoto escribió porque te gustó o lo que fuere, y lo publicás. Si sos un escritor conocido y hacés eso, cagaste: preguntale a Bucay, que plagió 50 páginas de un libro ajeno. Y pese al intento de mejorar la calidad de ese libro (un mamotreto) tomando ideas que no eran suyas, los resultados del otrora gurú de la autoayuda fueron pésimos. 

Todos tomamos inconscientemente ideas de otros, pero las amoldamos a nuestra forma de entender la vida, o a nuestra propia impronta. Sobran las historias de músicos famosos que fueron denunciados por plagio, hay un caso muy particular, el de Eric Clapton. Grabó un tema con una progresión de cuerdas muy parecida a otro de Led Zeppelin, pero asegura que jamás pensó que lo estaba haciendo, además de que reconoció las obvias similitudes. Pero no todos tienen esa sinceridad, por eso con la música pop de los '80  empezaron los sampleos, o "samples". Esto es, básicamente, tomar un fragmento de otra canción para interpolarla en una propia. En el hip hop y el rap es muy común. Pero si vos hacés eso, en alguna parte del disco tiene que figurar que vos utilizaste parte de una canción que no es tuya. Cerati tenía un talento notable, y hacía lo mismo, pero no siempre lo consignaba en los créditos del álbum. Hay muchos videos en You Tube que lo demuestran, fue así que empezaron a llamarlo "Gustavo Plagiatti" (hasta que falleció y quizás por respeto, dejó de recibir ese mote vergonzante). Y ya que estamos, ni que hablar de Nik, ese ladrón descarado de chistes e historietas que ninguno de sus colegas soportan por ese motivo, sumado a que es bastante despreciable por otros motivos que no vienen al caso. 

Yo creo haber cometido dos plagios parciales e involuntarios en 20 años de periodismo, una verdadera torpeza porque con haber citado la fuente bastaba para levantar esa información. Por supuesto que aprendí la lección. Pero aún así, uno tiene la sensación de que todo lo que pueda expresar o escribir ya lo ha hecho otra persona antes, y seguramente mejor. Hay millones de personas en este momento teorizando o analizado la pandemia, mientras redacto estas líneas. Esto nos da la confirmación plena de que se trata de un fenómeno global. Como no logramos entender por qué pasó  (fuera de los fundamentos científicos, claro está), hay tantas explicaciones posibles como gente que se dedique a realizar un abordaje serio del tema. Pero, honestamente, con los hechos consumados, no aporta demasiado, y es probable que cuando llegue 2022 o 2023, yo y los demás nos encontraremos escribiendo sobre lo mismo. Ojalá no sea así. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

21 de junio de 2021

Un día más surfeando en el tsunami

Día horrible en Lobos, nublado, con frío, y lluvia intermitente. Un feriado atípico. Pero inclusive en un día hábil, la mayor franja del horario comercial transcurre con escasa circulación de vehículos. Puedo afirmarlo porque ando en bici en diferentes momentos del día, y el pico suele darse entre las 11 y las 12, y entre las 18 y las 19 hs. Luego, calles desiertas. Estamos a fin de mes, y alguien podrá sorprenderse de lo que digo porque hoy es 21, pero como la guita no alcanza, cuando pasás la primera quincena y terminaste de pagar impuestos y deudas varias, no queda otra que apechugar los diez días restantes. En términos periodísticos, siempre que hay un feriado (y sin los actos protocolares de antaño), hay que sacarle agua a las piedras para conseguir algo digno de ser publicado. De manera que decidí aprovechar el tiempo libre que forzosamente tengo, y que no sea tiempo muerto. Encontré cientos de fotos que tenía guardadas en un DVD, las seleccioné y la pasé a un pendrive. Me puse a escuchar radio, a insistir con la lectura. Terminé un libro del periodista Sergio Lapegüe, nada memorable. En dos o tres horas lo liquidé. Básicamente, habla de la vorágine del trabajo y de su experiencia con el COVID que casi lo hace pasar al otro lado. Por la mañana, tomé un café con un amigo, conversamos largo rato, estuvo interesante. A la tarde llegó mi sobrino Lolo, y jugué un rato con él. Eso sí, cuando se engancha con la "Play", no le da bola a nadie, como todo niño millennial. No vale la pena entrar a reflexionar si nosotros éramos felices con menos cosas, porque en esa época también había chicos que tenían de todo. Sus padres podían comprarle los juguetes que estaban fuera de nuestro alcance.  Una tarde nublada y con humedad no se lleva bien con la nostalgia, se los aseguro. 

Lo que hago en estos casos, volviendo a mi trabajo, es tratar de publicar noticias de interés público. Y si no las hay, prefiero no poner nada antes de caer en cualquier estupidez intrascendente. Dedico varias horas a visitar los diferentes portales de noticias, y siempre se rescata algo. Pero si es una nota a nivel macro, no le sirve a los lobenses que me leen. Por ende, tampoco me sirve a mí. 

No dimensionamos muchas acciones que tenemos incorporadas y forman parte de lo cotidiano. Ese motivo hace que no les demos valor. Y esto sucede con frecuencia. En una sociedad cada vez más alterada, cada uno busca su refugio. Si no encontramos algo que nos brinde un poco de paz, vamos a terminar colapsando, porque todo el tiempo nos estamos maquinando con proyectos y nadie sabe qué sucederá mañana. No hay certezas en este mundo. Yo estoy en una etapa de redescubrir aquello que realmente me da placer, porque tus preferencias no son las mismas a los 30 que a los 40. Cuando la realidad te impone un cambio y no estás preparado, sobreviene el desconcierto. A veces no nos damos el tiempo necesario para hablar de lo que nos pasa, para escuchar un consejo, porque vamos a mil, porque sentimos vergüenza, o por lo que sea. Nos cuesta demasiado expresarnos, sacarnos la careta, y como hay mucha gente forra, no es fácil encontrar alguien en quien confiar para evitar caer en el chusmerío. 

Cuando nos levantamos a la mañana y vamos casi instintivamente al baño, estamos solos, el espejo y yo, y a menudo nos devuelve la imagen de un rostro cansado y somnoliento. Afeitarse suele ser una rutina que me molesta, pero es necesario para mostrar una imagen prolija. Ser desaliñado y ser desprolijo no son la misma cosa. Yo trato de no darle demasiada importancia al aspecto físico, a menos que a mí mismo no me empiece a agradar cómo me veo. De eso se trata este posteo, de sostener una imagen, de mantener una sonrisa, de buscar alguna pequeña boludez que nos haga mejor el día. Conozco gente que dedica varias horas al cuidado de sus mascotas, y se entretiene con eso. Otros aprovechan su tiempo libre para leer, o si están atascados en una autopista buscan alguna canción en el stereo del auto. Imagínense al tipo que pasa horas varado en una fila de autos, esperando encontrarse con su familia, y está rodeados de otros automovilistas que pueden ser psicópatas, delincuentes, acosadores, y todos están encerrados, cada uno en su habitáculo, esperando que la fila de vehículos avance. Es tedioso llegar a casa cansado y encontrarse con problemas, encender la tele y ver constantemente cifras de muertos y nuevos contagios. Son cosas que nos van alienando.

A veces debo confesar que Lobos me aburre, siento que de tanto conocerlo, no me va a sorprender ni a maravillar. Pero pese a todo, siento que este es mi lugar, y no sé si la vida me hará buscar otro rumbo.  Ojalá podamos dejar de lado ese entorno que nos contamina, esa gente que te chupa la sangre como los mosquitos, y rodearnos de personas que nos ayuden a crecer. Hay mucho talento en esta ciudad, y eso sí es algo que me enorgullece, no por mí que quizás no sea depositario de él, sino por el capital humano que tenemos. Esos lobenses que, sin estridencias, se esfuerzan por superarse y tienen la determinación de trascender cultivando su arte o sus conocimientos. Sin ellos, la vida sería bastante peor. Punto final.


19 de junio de 2021

Basta de todo: pónganse las pilas

 Estamos al horno: 13 fallecimientos por COVID en 19 días. La cifra estremece, da miedo, y no es para menos. Estamos en Fase 2, pero para el Municipio, hace de cuenta que el virus se tomó vacaciones. Bares y restaurantes, abiertos por la noche. Aglomeraciones en la puerta de los bancos. Fiestas clandestinas por doquier. No sé si el Intendente o sus asesores se darán cuenta, pero están jugando con fuego, o mejor dicho, con la vida de todos nosotros. Como dije en otra nota, no tengo nada en contra de los dueños de los bares, son vecinos como vos y yo que seguramente están facturando mucho menos que en circunstancias normales. Pero esto así no puede seguir. Es inaudito: Un Municipio que desconoce o hace caso omiso al semáforo epidemiológico de la Provincia. Claro que si el Gobernador fuera de Cambiemos, serían más estrictos en el acatamiento. No importa ya de qué lado está cada uno, lo que verdaderamente importa es restringir la circulación de gente en la calle. Económicamente, todos vamos a salir perdiendo, no hay duda de ello. Pero prefiero ganar menos guita y no exponerme a un contagio que puede tener el peor desenlace. 

Hace unos meses, publiqué una nota informando que el Sanatorio estaba saturado. Me salieron a desmentir desde el propio centro de salud, diciendo que era falso lo que yo afirmaba, que no era así. Pues bien, el propio Sanatorio, más recientemente, emitió un comunicado reconociendo esta situación. Todo esto hace que la gente comience a desconfiar de los comunicados "oficiales". Uno que camina la calle, se entera de muchos casos de lobenses que tienen COVID y que en los números que son informados, no figuran en ningún lado. 

El Intendente debería haber salido a hablar hace rato, aunque la oratoria no es su fuerte. Le cuesta hablar, y mucho más leer un texto escrito. Si no me creen, vuelvan a ver el discurso que hizo en 2017, en el desfile del pueblo. Fue lamentable, dio vergüenza ajena, y hasta algunos vecinos lo silbaron. Además de que ese mediodía hacía muchísimo frío, y uno no veía la hora de que terminara. Creo que él también estaba ansiando terminar de pronunciar lo que decían esas tres o cuatro páginas y que parecían un trámite tortuoso. Es de antología ese discurso, porque además inventó un verbo nuevo: "Ponido", en lugar de "puesto". Los que estaban detrás del vallado lo único que querían era que comenzara el desfile de una buena vez, pero ese mensaje que intentó expresar el mandatario se extendió por unos 15 minutos que parecían interminables. Cuando finalmente logró sacarse de encima ese molesto trámite, se sentó en el palco, no sin antes preguntar a quienes lo rodeaban a ver si había estado bien. Obviamente, todos le dijeron que sí, ¿Qué iban a hacer? ¿Decirles que fue un desastre? Así y todo, le fue bastante bien: resultó reelecto, mandó proscribir a una lista de su propio espacio político, le ganó dos veces a Sobrero, derrotó al spinosismo, y es posible que vuelva a ganar en 2023. Se los comió crudos a todos.

Ahora me entero, leyendo un semanario, que la "estrategia" comunicacional desde Salgado 40, es que el Intendente aparezca lo menos posible en lo medios, y que lo pretenden "blindar" o proteger mientras son otros los que hablan y le ponen el cuerpo. Eso no es ninguna estrategia, de hecho la palabra le queda bastante grande. Y desde hace rato yo sabía que esa era la bajada de línea que existía. Alguno podrá argumentar, como decía Perón, que "mejor que decir es hacer". Estoy de acuerdo, pero no vemos ni una cosa ni la otra. No se dice nada, ni tampoco se hace nada. Salvo obras menores, como echar cascotes y tierra en la calle Emilio Castro, limpiar las bicisendas, cosas que por su insignificancia dan vergüenza que sean comunicadas a través de las redes sociales.  

Ni siquiera el jefe comunal ha grabado un video, como solía hacerlo hasta el año pasado, buscando llevar algo de tranquilidad. La gente no le perdona que haya salido a hablar pidiéndoles que paguen las tasas, y que luego haya aparecido una cuantiosa deuda de unos inmuebles que le pertenecen a él o a un familiar cercano. Por supuesto, cuando ese hecho tomó estado público, la deuda (casi 600.000 pesos), desapareció como por arte de magia de los registros contables. 

Podría agregar mucho más, pero no quiero ser redundante. Tener la sensación de que estamos a la buena de Dios, no es grato en absoluto. ¿Cuántos vecinos más tendrán que morir para que alguien reaccione y tome el toro por las astas? No lo sé. También uno podría preguntarse qué hubiera pasado si ganaba el PJ en Lobos. Quizás no hubieran sido tan diligentes y pragmáticos como pretenden mostrarse ahora, cuando son oposición desde 2015.

Todo esto me hace acordar a una frase de uno de los peores dictadores de la Argentina, cuando dijo: "Morirán todos los que hagan falta". Por supuesto, la comparación es exagerada. De ninguna manera se puede poner en el mismo sitial a una persona elegida democráticamente con un dictador que cometió delitos de Lesa Humanidad, pero el mensaje pareciera ser el mismo (en otro contexto). Punto final.  


17 de junio de 2021

Basado en una historia real

(Advertencia: los hechos aquí narrados citan lugares y situaciones reales, pero incluyen elementos de ficción, es decir, que nunca ocurrieron)

Lo más cercano que estuve de ser abanderado del Colegio, fue izar la enseña patria una mañana, en el mástil del patio. Como es sabido, ser abanderado es considerado un honor, y para acceder a él, al menos en mi época, se requería ser un alumno aplicado, políticamente correcto y con buenas calificaciones. Por políticamente correcto, entiéndase “no conflictivo”.  Yo no reunía ninguna de esas condiciones, sin embargo debo decir que portar la bandera nunca me quitó el sueño, ya que en cada acto patrio los depositarios de la misma debía asistir fuera del horario escolar, en representación del Colegio. Y si eras alumno de la Secundaria, también tenías que hacerlo en los desfiles del pueblo.

Pero me estoy yendo de tema. No era una mañana fría, lo poco que recuerdo es que el sol nos entibiaba un poco mientras formábamos fila. La docente, entonces, me elige a mí para izar la bandera. De más está decir que el primer sorprendido fui yo, pues nunca había sido tenido en cuenta para esos menesteres. No puedo precisar si esto aconteció antes de prestar juramento y lealtad a la Bandera, que suele hacerse en cuarto grado. La cuestión es que pasé al frente, y llegué hasta el mástil. Tendría 8 o 9 años. Y si bien yo ya contaba con buena estatura, me parecía altísimo. Lo que siguió fue muy simple: manejar esa soga que estaba cubierta de un material plástico, de forma tal de elevar la bandera hasta el tope. Como era un colegio católico, rezábamos antes y después de cada jornada. Por ese motivo, la Oración a la Bandera, que se emplea en las escuelas laicas, la conocí mucho después.

Las clases de Educación Física se realizaban en el Parque, y no eran de mi agrado. Posteriormente nos trasladamos a un playón que había comprado el colegio, una mole horrible de puro cemento. Me gustaba hacer deportes, pero debo admitir que no era bueno para la mayoría de ellos. En consecuencia, cuando se dividían dos grupos para un partido de fútbol o de voley, yo era el último que quedaba, y ninguno de los que ya habían sido seleccionados quería que formara parte de su plantel. Era la manzana que pudría el cajón, según dijo un profesor con poca sutileza. Hacíamos flexiones de brazos en la rama de un árbol que daba con la altura casi justa, hasta que un HDP compañero mío la serruchó. Por supuesto, todos nos cagamos de risa al enterarnos de la faltante, el tema que es no nos la íbamos a llevar tan de arriba o tan fácil después de ese "incidente". 

Pese a todo, lo que más me gustaba era correr, o al menos, lo que mejor sabía hacer. El famoso "Test de Cooper" lograba completarlo en un plazo aceptable. Siempre me acuerdo de los que se escondían en un árbol y acortaban la distancia del velódromo en moto o en bicicleta. El profesor de aquel entonces, creo que sabía de la trampa, por eso la dejó pasar dos o tres veces, hasta que nombró uno por uno a quienes marcaban récords bastante sospechosos al finalizar el Test. Ni siquiera tenían la viveza de ir calculando el tiempo para que se aproximara a lo que podía correr, en promedio, un chico de 13 o 14 años. Yo todavía no fumaba, aunque algunos sí, y lo hacían obviamente en el baño de la escuela, que aunque era limpiado todo los días, me parecía un asco. Como también me parecía un asco el tabaco, creo que fue uno de los peores errores de mi vida, probar un cigarrillo después de una cerveza, en 2008 o 2009. Todavía estoy a tiempo de dejar, siempre se está a tiempo. Pienso que es más adictivo que cualquier droga ilegal. 

El profe en cuestión, era aficionado a la pesca, y en ocasiones terminaba las clases antes para poder dedicarse a su pasatiempo favorito. También se decía que le gustaba mucho el vino, de ahí el típico chiste: Lo llamaban "misil", porque iba directo al "blanco". Una de sus frases clásicas, cuando el cielo estaba nublado, era: "Caen dos gotas y nos vamos todos a la mierda". Claro, eso funcionó hasta que comenzamos a ir al playón techado que les comenté. Ya no había lluvia que justificara no concurrir. Ahora dejó la motito roja que lo distinguía y lo acompañó durante tanto tiempo, y anda en bicicleta, pero pocas veces me reconoce, porque perdió parte de la visión, o porque deliberadamente decide ignorarme. Me quedo con la primera hipótesis.

Hace no mucho tiempo, me encontré en el súper con aquella docente que me había pedido izar la bandera. Ya jubilada, me costó reconocerla, además de que luego de que egresé no la había vuelto a ver. Le pregunté por la bandera, si fue fruto de mi imaginación (no era muy probable) o si efectivamente había sucedido. Me contestó que se acordaba de todos los nombres que quienes fueron sus alumnos, y añadió: "¿Te digo la verdad? Lo hice porque te lo merecías, al igual que el resto de los chicos. Pero no por tu conducta, eh". Mientras hacíamos la cola en el súper, traté de indagar un poco más acerca de un hecho a todas luces insignificante, y saber si fue antes o después de prestar juramento en cuarto grado. "No, fue en tercer grado. Me acuerdo como si fuera hoy, porque vos no llevabas mochila como la mayoría de los chicos, guardabas los libros y útiles en un portafolios marrón, y sé que muchas veces los otros te robaban lápices o una Plasticola". La cajera dijo: "Pase, señora". Y después de un breve saludo, terminamos la conversación. Me quedé esperando con un kilo de carne picada, pagué y me fui. El misterio estaba resuelto. 





 









14 de junio de 2021

Aceptar que no te queda mucho tiempo, te hace cambiar tus prioridades

  La semana comenzó tranquila. Esta mañana me levanté más temprano que de costumbre, porque nuestros veteranos de Malvinas realizaron un sencillo acto en la Plaza de la Soberanía y sentí que no podía fallarles. Por la tarde traté de dormir una breve siesta, pero lo que me suele pasar es que me despierto como si no hubiera descansado. En fin, nada demasiado preocupante. Lo que sí me preocupó, durante el fin de semana, es un problema de salud que tengo en los intestinos, pero hasta que no obtenga un diagnóstico médico no sirve de nada hacer conjeturas al pedo. Eso lo puedo afirmar hoy, lunes, pero viste cómo es, empezás a buscar en Internet las posibles causas, y te alarmás más aún, porque un cuadro clínico puede deberse a varias causas. Por lo tanto, sólo resta esperar a la consulta, y así poder evacuar todas las dudas que me fueron surgiendo en los últimos días. 

Este episodio que por ahora está en "suspenso", me hizo reflexionar acerca de algo que siempre debemos tener en cuenta. No nos queda mucho tiempo. Los años se te vienen encima. Y cuando querés acordar, ya sos demasiado viejo para mucha metas que te habías propuesto durante la juventud o la mediana edad. Se te pasó el tren. Un día cualquiera, te mirás al espejo y ves que estás canoso, ojeroso, con la piel de la cara llena de manchas... y te preguntás: "¿Cuándo pasó todo esto?". Pues bien, pasó durante todos los años en los cuales desperdiciaste parte de tu vida en disgustos que no valían la pena, en gente que no te aportaba nada desde lo afectivo, en hacer una búsqueda espiritual que no siempre da resultados... De hecho, la veces que intenté realizar meditación no lo logré, supongo que debe ser un ejercicio diario que se va fortaleciendo con el tiempo, pero mi mente no se podía concentrar para obtener la relajación física.

 Porque el bocho es muy parecido a una computadora: hay archivos que necesitás para que funcione de manera óptima, y otros que son archivos basura que te van contaminando sin que te des cuenta. Son los que, en la compu, mandás a la "papelera de reciclaje". Pero el ser humano es mucho más complejo de lo que parece, vos podés buscar una música relajada y tranquila que es propicia para una meditación, y aun así no siempre lográs desconectarte del todo. Eso puede pasar porque tenés varios frentes de tormenta, y te ves sobrepasado por ellos.

Este finde que transcurrió me di cuenta, además, de que desperdicio demasiado tiempo con el celular, las redes sociales, y aplicaciones que no sirven para nada. Por eso, cuando ya me dispongo a dormir, opté por apagar ese aparatito, a menos que haya programado la alarma para despertarme a determinada hora. Los mensajes, los WhatsApp fuera del horario de trabajo, pueden esperar. Y si alguien necesita comunicarse con vos por algún asunto urgente, ya encontrará la manera de hacerlo. Pocas cosas son tan urgentes o impostergables como creemos en esta era de plena conectividad. ¿Cuántas veces vas a entrar a revisar tu cuenta de Facebook? Dos o cuatro veces al día, no más. No tiene sentido hacerlo en más ocasiones. Pero lo que debemos evitar, es reprimir el enojo o la bronca. No se trata de ser irrespetuosos o de insultar a nadie, pero si algo te molesta y no se lo hacés saber a esa persona, tragás veneno. Por dos motivos: el otro no lo va a saber a menos que se lo digas, y en el hipotético caso de que le ch... un h... esa ofensa, no importa. Hay que decirlo. 

Mientras más sigamos prendidos en estupideces, más tiempo estaremos desperdiciando, y algún día va a ocurrir ese desenlace que mencioné en el segundo párrafo. Porque todos tenemos "fecha de vencimiento":  Ya estás viejo, te preguntás qué hiciste de tu vida, y aunque hayas logrado varias cosas, nunca va a ser suficiente. No vinimos a este mundo para trabajar y pagar cuentas, obviamente que eso hay que hacerlo, pero la vida es mucho más profunda, porque se va construyendo de momentos pequeños o no tanto. Si por tus ocupaciones, reuniones, o lo que fuere, no pudiste ver crecer a tu hijo, no hay forma del retroceder el reloj. Y tu hijo, en algún momento te lo va a recriminar. Y cuando eso suceda, te vas a quedar sin argumentos porque sabés que tiene razón al no haber compartido con él, momentos que él consideraba importantes. No tengo hijos, pero esto puede hacerse extensivo a cualquier amigo o persona de tu familia. Nos estamos viendo pronto, les agradezco su lectura. Punto final. 

 

12 de junio de 2021

Cómo sobrevivir ante una sociedad violenta y un país fragmentado

El acto de expresarse implica poner en palabras lo que nos pasa. El silencio puede ser útil en determinados momentos, y cada uno le otorga un valor diferente. Cerati cantaba, en una canción de Soda Stereo: "El silencio no es tiempo perdido". Un frase que invita a pensar. Cuando pensamos en algo concreto, quienes nos rodean no tienen acceso a esa información a menos que por nuestra propia voluntad manifestemos y hagamos público ese proyecto, esa idea. En algunas ocasiones es conveniente mantener en reserva esos planes hasta que finalmente se plasmen en la realidad (o no). No vale la pena hacer un anuncio sobre algo que no sabemos si va a ocurrir. Este fin de semana me propuse leer, indagar más, y no solamente ver lo que pasa por encima de nuestra nariz. Tener una mirada amplia nos permite comprender mejor aquello que parece indescifrable. 

Si bien no sabemos lo que sucederá, en esta coyuntura la incertidumbre es mayor, porque todos los días nos bombardean con cifras y datos de la pandemia. Además de que se imponen nuevas restricciones y se flexibilizan otras. Todo se ha vuelto más cambiante, y por lo tanto, menos previsible. Vos ves a un grupo de tarados que hace un campeonato de fútbol a la vista de todos, y no te entra en la cabeza. Porque ni siquiera tuvieron la "viveza" (entre comillas) de conseguir una quinta o algún predio que no fuera abierto. Y hoy por hoy, la gente reacciona muchísimo a través de las redes sociales. Se ha asumido un protagonismo como nunca antes. Quien lee una noticia toma posición casi de inmediato, por ejemplo, ante una movilización del grupo "Padres Organizados". El rechazo de la sociedad hacia estas mujeres peticionantes ha sido unánime. Pero ojo, porque quizás si lo camuflás un poco y cambiás las caras, el mismo lector diría que aprueba ese reclamo. Hay un odio clasista tremendo en la Argentina. Siempre existió, pero nunca se expandió hacia todo tipo de ámbitos como está pasando ahora. 

El tiempo es el mejor juez. Dejás transcurrir un mes, o un par de semanas, y vas a ver si te dio la razón o no. Las cosas van decantando por sí mismas. Cuando se exarcerban determinados sentimientos, no es momento aún para hacer un análisis. En necesario esperar. Ese protagonismo en las redes que mencionaba antes, suele traducirse en insultos y agresiones. Hay muchos militantes oficialistas u opositores que se esconden detrás de un falso perfil para tomar partido sobre alguna cuestión. La dicotomía no es entre Fernández y Macri. Va mucho más allá, es una división interna, un país fragmentado que no sabe cómo reaccionar. Por eso es que las consecuencias, a la larga, terminan siendo lamentables. Punto final. 

9 de junio de 2021

¿Era necesario? ¿En serio?

Mitad de semana en Lobos. Siempre hay cosas para hacer, por suerte. He aprendido a administrar mejor mi tiempo, para que el día me rinda más, aunque no siempre esto es posible. 

Como todos saben, el Senador Esteban Bullrich padece una enfermedad discapacitante y degenerativa, que se conoce con el nombre de ELA. Ahora bien, ¿Era necesario que Telenoche y TN le hicieran una "entrevista" a Bullrich, balbuceante (con musiquita de fondo para otorgar una mayor carga emotiva), mostrando a un tipo que la está peleando como puede, pero que no es el único que contrajo esta patología? Me pareció una actitud miserable, una bajeza. Me pregunto una y otra vez: ¿Era necesario? ¿Qué rédito buscaban obtener de una persona que apenas puede expresarse con claridad, y que rompió en llanto al final de la nota? Probablemente, Bullrich podrá acceder a un tratamiento con los mejores médicos que se dedican a ello y que pondrán sus esfuerzos en atenuar el avance de su enfermedad. Millones de argentinos, no. Pero insisto, la culpa no la tiene el legislador -aunque haya aceptado realizar la nota- que simplemente respondió (como pudo) las preguntas complacientes que le hicieron. La culpa la tiene el periodismo canalla, que grabó ese material y lo difundió en horario central. Esteban Bullrich no es un héroe ni un prócer, es una víctima más de esta enfermedad que afecta a 5 de cada 100.000 habitantes. 

Si algún referente del oficialismo se hubiera encontrado en una situación similar, ¿Hubieran hecho una nota del mismo tenor? Lo dudo. Alberto Balestrini (ex legislador y ex Intendente de La Matanza), luchó durante años contra un ACV. Fue diagnosticado en 2010 y se murió sin que "los Leuco" (padre e hijo, dos impresentables con un pasado oscuro) le dedicaran una sola línea. Cuando Balestrini ya no pudo seguir al frente de la Presidencia del PJ, lo reemplazó Moyano, y falleció en 2017 (reitero, fue diagnosticado en 2010). Hay un Hospital en Ciudad Evita que lleva su nombre. Eso es todo. Por supuesto, el ex alcalde tampoco era un nene de pecho ni una persona ejemplar. Pero tengo la impresión de que cuando una figura pública padece una enfermedad irreversible que terminará inexorablemente en la muerte, está "prohibido" hablar mal de ella. Si vamos al mundo del espectáculo, tomemos el caso de Camila Perissé. Una mujer que supo ser muy bella y codiciada por los hombres, que se hizo famosa con sus intervenciones en el programa de Tato Bores, que posó desnuda para Playboy...bueno, hoy vos ves las fotos actuales de Camila, y parece más anciana que Mirtha Legrand (una de las pocas figuras que donó dinero para su tratamiento médico). Está totalmente olvidada. Sólo esporádicamente aparecen noticias de ella, que durante varios años estuvo viviendo en Lobos y condujo un programa radial. La asociación que nuclea a los actores no le otorgó a la familia ni un centavo para su tratamiento, Camila hoy está en un hospital público, y su pareja está pidiendo desesperadamente que lo ayuden económicamente. Pero esto no es nuevo: ¿Se acuerdan de Beatriz Bonnet? Una actriz notable, en el cine y en la televisión, que terminó recluida en un geriátrico y murió en la más absoluta soledad. Tal es así que cuando trasladaron sus restos al cementerio, el sacerdote iba a rezar un responso, pero como no había absolutamente nadie para acompañar la ceremonia religiosa y ese último adiós, debió suspenderlo, por falta de quórum, digamos. 

Al final de cuentas, todos morimos solos, es cierto. Pero saber respetar el dolor, sin caer en la sensiblería barata, también habla bien del periodismo. Hace unos años, a Sofovich se le ocurrió llevar a "Polémica en el Bar" a Jorge Porcel, que deambulaba en silla de ruedas y presentaba un aspecto deplorable, además de un evidente deterioro cognitivo. Fue un momento vergonzoso. O de vergüenza ajena, quizás. 

Próximamente fallecerán Cacho Fontana y Pinky (si son muy jóvenes y no saben de quiénes hablo busquen en Google). Llevar hoy a un estudio de televisión a cualquiera de los dos, significa exponerlos a una crueldad innecesaria, porque no están lúcidos. Son personas de casi 80 años o más, déjenlas en paz, y si tanto les preocupa a los productores cómo están de salud, donen algo para que puedan transcurrir sus últimos días de una forma más digna. Para una canal de TV abierta, 10.000 dólares es un vuelto (digo esto por mencionar una cifra modesta). Bullrich aceptó voluntariamente ser sometido a un momento degradante, tal vez sin imaginar el impacto de cómo iba a salir esta suerte de "informe" una vez que fuera editado. 

Esas son las miserias que muestra la televisión hoy, como lo hizo la gráfica en su momento, cuando la revista Gente le sacó una foto a Balbín en su lecho de muerte. Totalmente inmoral y repudiable. Bueno, creo que está clara mi posición al respecto, pero obviamente sé que estos episodios seguirán ocurriendo en la medida que le generen buen rating. Nos estamos viendo pronto. Punto final.  

7 de junio de 2021

¿Cuál es la historia de tu vida?

Hoy, la verdad es que no puedo quejarme: todo lo que hice me salió bien (toco madera), o al menos no tuve ningún disgusto. Por el contrario, muchísima gente me saludó por el Día del Periodista, y siempre viene bien que tus lectores, amigos o vecinos te hagan una muestra de cariño. Toda persona desea ser querida y respetada, y yo no soy la excepción. Empecé con esto allá por el año 2000/2001 en la ya desaparecida FM "Fortín Lobos", cuyo propietario era Rolando Alegre. Compartía con él y con Víctor Rodríguez la conducción de un programa que salía al mediodía y que -en su momento- era muy escuchado. Yo ya me había recibido de Periodista y había regresado a Lobos, obviamente que nadie me conocía porque estaba dando mis primeros pasos. Pero antes de eso, colaboré en una revista de la colectividad japonesa en la Argentina. Los tipos eran unos chantas, me citaron a un Mc Donald´s de la Av. Santa Fe, parecía que iba todo encaminado pero luego se volvió imposible localizarlos. Me dieron 20 pesos/dólares de aquella época, que no era tanta guita pero con eso te podías comprar un CD o un libro si querías. 

Retomando el hilo conductor de esta nota, en 2003 empecé a trabajar en gráfica, en el diario La Mañana de 25 de Mayo. El Director era Alberto Rocha, un gran tipo, el problema era que de las notas que yo enviaba vía mail a la Redacción, me publicaban la mitad, y me hacían quedar mal delante de él, que era mi superior inmediato. Cuando terminó esa experiencia arranqué el El Cuarto Poder, y salvo lapsos muy cortos, estuve colaborando para el diario desde ese año hasta su cierre, en 2020. Más adelante trabajé en los otros dos diarios que existían en ese entonces (La Palabra y Periódico Lobos), por lo cual puedo afirmar que, en forma directa o indirecta, por más o menos tiempo, laburé en los tres semanarios que estaban circulando por esos años. 

Pero la apuesta fuerte la pude concretar gracias a mi viejo, cuando fundamos en 2006 "Lobos Digital" (el segundo diario online de su tipo en Lobos), una experiencia inolvidable, porque fueron muchos años y pasó de todo: hubo situaciones ingratas que no sabía cómo manejar, y momentos en que logré darle a ese emprendimiento el estilo que yo pretendía. Compramos una cámara profesional que para ese momento muy pocos medios en nuestra ciudad tenían, lo cual hizo que el diario se distinguiera por la calidad de sus imágenes, además del texto de las notas. 

Llegamos a 2017: cada vez más gente empezaba a leer noticias y todo tipo de contenido desde su celular, y el formato que teníamos no era muy amigable con esos dispositivos. Otra apuesta grande: contratar a un diseñador, cambiar el nombre del diario, y empezar desde cero. Así surgió LOBOS 24, un medio que cuenta con más de 7.000 seguidores en las redes y que creció más rápidamente que lo que había ocurrido con el otro diario en los 10 años anteriores. Esto se dio de esa manera, no porque lo realizado con anterioridad no haya sido exitoso, sino porque un sector más amplio ya tenía acceso a Internet y la inversión en publicidad que se hizo al principio para dar a conocer este nuevo proyecto, lo potenciaron de un modo sorprendente. 

Escrito de esta manera, como lo estoy haciendo ahora, parece como si todo hubiera fluido naturalmente y sin sobresaltos. Pero no fue así, desde luego. Nunca es fácil ganarse un lugar en una determinada profesión. Y lo más arduo, es renovar el compromiso con los lectores día a día. No hay que dormirse en los laureles. O al menos, no lo recomiendo. Creo que hice bastante, pero aún puedo alcanzar otras metas. Para invertir, se requieren dos cosas: tiempo y plata. Podemos sumar otras aptitudes, como esfuerzo, vocación, dedicación...cada cual le agregará el condimento que desee. Lo que debemos comprender, es que la historia de la vida de cada uno se escribe día tras día. El pasado, por supuesto, forma parte de la hoja de ruta que elegimos. Pero si nos quedamos detenidos en esa foto, veremos cómo las cosas (y la realidad misma) nos empiezan a pasar de largo. Hay que evitar que eso ocurra, y entender que la mayoría de las situaciones que nos suceden, no son fruto del azar. Punto final. 











6 de junio de 2021

Aunque te mires siempre en el mismo espejo, nunca sos igual

 Mientras me cebo unos mates y arranco esta jornada de domingo, intento escribir algo acerca de la honestidad intelectual. Si yo redacto una nota tomando partido por tal o cual posición y en mis actos contradigo todo lo expresé, sería un "cachivache" y más allá de no ser creíble para nadie, estaría haciendo un doble juego entre lo que digo y lo que hago. Si no sos coherente, menos podés pedir que lo sean con vos. Ahora, si alguien lee una nota mía de 2005 (por dar un ejemplo), probablemente encuentre contradicciones, pero es porque yo cambié. En síntesis, mi forma de pensar es otra por experiencias personales que me tocó afrontar y porque también cambió la sociedad. Como parte de ella, no podés permanecer ajeno a los nuevos paradigmas. Con el tiempo hay ciertas cosas que ya no tolerás, y otras antes las cuales te volvés más componedor o conciliador. El humor sexista de las películas de Olmedo y Porcel, o algunos sketches de Francella, son inviables para cualquier programa de televisión actual. Sin embargo, en loa '80 eran los preferidos de la audiencia. 

Podemos citar por caso el auge del movimiento feminista y la reivindicación de los derechos de la mujer. Tras décadas de abusos y violencia contra ellas, de distintas maneras, fue emergiendo la necesidad que hacer públicos estos hechos. El hombre ya no es más un "macho" con derecho a todo que tiene supremacía sobre la mujer o sobre los LGBT. Pienso que todos debemos estar en un pie de igualdad, más allá de un identidad de género. Todavía falta derribar varios prejuicios que se instalaron o se instituyeron durante años, de todo tipo. Y si hablamos de política, yo puedo escuchar a alguien que es kirchnerista o macrista, pero no compartir lo que está diciendo. Respetar las opiniones del otro no significa que debas coincidir con ellas. 

¿Envejecer te hace más sabio? No siempre. Conozco viejos que son bastante pelotudos y que se creen que, por lo años que tienen, "ya están de vuelta" respecto a muchas cosas, por lo cual se comportan como retrógradas y se escandalizan por gansadas. Añoran un país que ya no existe, y que en su momento parecía bendecido por la prosperidad, pero si te ponés a mirar los números, no era tan así. Suena lindo decir que fuimos "el granero del mundo", pero un país que sólo exporta cereales y materias primas no constituye un modelo viable hoy en día. 

A diferencia de otras naciones en similares condiciones que Argentina, como Australia o Canadá, nosotros nunca logramos un desarrollo productivo que tienda hacia el autoabastecimiento. No podemos "vivir con lo nuestro", porque lo nuestro es muy poco. Capital Federal (o CABA), prácticamente no produce nada, es puro cemento, sin embargo es uno de los distritos más ricos del país. Y la Provincia de Buenos Aires concentra una importante cantidad de hectáreas para el cultivo y el ganado. Esa es la causa de que provincias como Santiago del Estero o Formosa, padezcan una pobreza que siempre resulta funcional al gobierno de turno. La principal fuente de empleo consiste en trabajar para el Estado. Y esos empleados públicos que temen perder su laburo, los siguen votando. Es un análisis algo simplista, lo sé, pero en definitiva es así como funciona. Nos estamos viendo pronto. Punto final.





 


5 de junio de 2021

Conversatorio y mi primera experiencia con "la virtualidad"

Ayer sábado, tuve oportunidad de participar de un conversatorio virtual organizado por el IPPL (Instituto de Pensamiento Político de Lobos). Me habían invitado hace un par de semanas, y luego de algunas postergaciones, se concretó cuando caía la tarde. Básicamente, el eje sobre el cual se desarrolló la charla que compartí junto con otros tres periodistas lobenses tuvo que ver con el rol de los medios en el contexto de pandemia. Hasta ahora, nunca había usado ninguna aplicación tipo Zoom o lo que fuere, y esta vez, pese a que por momentos algunos invitados tenían problemas de conectividad, en líneas generales salió bien.

Por momentos me sentí un poco incómodo, porque el posicionamiento político que se sustenta desde ese mismo espacio estuvo teñido de alusiones a "medios hegemónicos", "corporaciones mediáticas", y cosas por el estilo que no niego que existan, pero nada tienen que ver con lo que íbamos a abordar en el orden local. Durante el tiempo que pude hablar,  evité pronunciarme sobre el tema, pero no por cobardía o falta de conocimiento, sólo sentí que no era necesario si de lo que se trataba era de hablar con medios de prensa de Lobos. Aún así, agradezco la invitación. 

Hubo un invitado que se distinguió por su exceso de protagonismo y por sacar "chapa" de los lugares en los cuales había trabajado, pero yo intuía que iba a ser así. Como éramos tres, sumado al moderador del encuentro, mis intervenciones fueron algo escasas. Pero, ahora que lo pienso bien, fue lo mejor que pudo pasar. Me mantuve al margen de algunos debates que se fueron dando y que no me interesaban, y me focalicé en relatar mi experiencia personal y en responder algunas preguntas puntuales. 

Muchos aspectos relacionados a los medios están ligados a intereses políticos, no cabe duda de ello. Pero en lo que a mí respecta, escribo mis notas sin condicionamientos, no me interesa sacar a relucir mi currículum o trayectoria cuando los temas que se fijaron "a priori" eran otros. Que me hayan tenido en cuenta es una satisfacción, sería hipócrita negarlo. Pero yo no estoy acá para decirles a los demás lo que les gusta escuchar. A veces, mi pensamiento coincide con el de la mayoría de la sociedad, otras no. Lo que menos me gusta es ser complaciente, y muchos de los que hoy despotrican contra el gobierno local, recibieron pautas publicitarias bastantes generosas en la gestión anterior, mientras yo no percibía un centavo por ese concepto. En síntesis, te condicionaban para "hablaras bien" de lo que hacían o dejaban de hacer, condiciones que para mí eran inaceptables. En cambio ahora, tengo una postura crítica pero nunca nadie del Municipio me llamó para decirme "no publiques esto", o para pedirme que le bajara el tono a una determinada publicación. Había en aquellos tiempos entre 2003 y 2015, un "monje negro" parapetado en Salgado 40, que se ganó fama de mufa, y que manejaba todo lo relacionado a Prensa. Hoy, por suerte, ya no está ejerciendo ese rol, al menos en Lobos. Por eso, hay que entender que la libertad de expresión es un derecho garantizado por la Constitución y que como tal, no se negocia, pese a que muchísimos periodistas en todo el país vienen siendo víctimas de censuras y aprietes de toda índole. 

No soy peronista, ni radical, ni conservador. No me gusta que me quieran etiquetar. Soy un ciudadano independiente que en las elecciones no vota a partidos políticos, sino a candidatos. Es decir, al candidato que yo considero que más se aproxima a mis preferencias y convicciones. Muchas veces he votado a quienes luego terminaron provocando un desastre en el país, pero obviamente que no había manera de saberlo de antemano. 

Cada vez que me intenten correr con la vaina, voy a reiterar lo que acabo de mencionar: señores, sé que existe el periodismo militante, y al que quiera ejercerlo le deseo éxitos, pero no cuenten conmigo para hacer el trabajo sucio. Punto final. 




 



1 de junio de 2021

El momento de jugársela es ahora: No hay lugar para más

 Junio de 2021 comenzó con lluvia. Mañana celebraremos un nuevo aniversario de la fundación de nuestra ciudad, que pese a todo lo que hay para corregir y mejorar, es el lugar que yo elegí para vivir. Probablemente si yo no viviera acá, muchas cosas no me importarían, y no sería crítico porque todo lo que sucediera aquí me resultaría ajeno, irrelevante. Pero no es el caso: Llevo 41 años  gastando suelas por las calles de Lobos. Fui censista, recorrí lugares que me parecían totalmente ajenos a la vida pueblerina, conocí gente que no sabía leer ni escribir (eso fue en 2001). Vi al pueblo en épocas de esplendor, de decadencia, con todos los gobiernos. No somos una isla, lo que ocurre a nivel nacional nos afecta directamente, aunque no seamos un polo industrial o productivo de magnitud. Casualmente, hoy se cumple otro aniversario de la creación del Parque Industrial de Cañuelas, que obviamente genera fuentes de trabajo. Algo de lo cual los lobenses estamos muy lejos. 

Una de las razones por las que decidí ser un trabajador independiente, es que me da la libertad de manejarme mis propios horarios, asumiendo la responsabilidad de pasar un mal trago ante cualquier crisis que se produzca. Es lo más lógico, ¿A quién voy a culpar? No tengo jefe, ni estoy subordinado a nadie. Es una elección que hice, pero no es tan simple como parece. Sé lo que es trabajar en relación de dependencia, casi siempre en negro, y ganando poco. En cuanto pude salir de esa dinámica jefe-empleado, tomé el riesgo. Todo lo que sea laburo por encargue, nunca viene mal, como escribir una nota para una revista, o un texto publicitario de lo que sea. Eso se paga, por supuesto, salvo que yo decida hacerlo gratis porque es un amigo o un familiar. 

Pero me estoy yendo de tema: La verdad es que estos 219 años de Lobos nos encuentran en una situación que nos excede y que es de público conocimiento. Pero ello no impide que se siga avanzando en gestionar, obra pública, salud, educación, y todo lo que hace al progreso de una ciudad. Si viene un Ministro de la Nación, hay que aprovechar la oportunidad para hacerle saber pedidos concretos, y no sólo posar para la foto. Ya tuvimos la visita de dos de ellos: Daniel Arroyo (Desarrollo Social), y Gabriel Katopodis (Obras Públicas). De qué se habló en la reunión con el Ejecutivo, es un misterio. Lo concreto es que otra vez vimos pasar de largo el tren. A la gente no le interesa que un determinado funcionario sea de otro partido político. El día que entendamos esto, las cosas van a cambiar, como están cambiando en Roque Pérez o Saladillo, dos localidades que crecieron muchísimo en los últimos años y que tienen menos población que Lobos. De hecho, están recibiendo más plata de la Gobernación que nosotros. $ 22 millones que entregará Kicillof es muy poco para todo lo que tenemos pendiente en materia de obra pública. Algún día, cuando se dejen de lado las mezquindades políticas, quizás lleguemos a un mejor puerto. A ver si entre todos podemos salir del chiquero, y no seguir revolviendo el mismo barro una y otra vez.

Nos estamos viendo pronto, tenemos 6 meses por delante. Punto final. 

  

A la vuelta de la esquina

  Mitad de semana en la ciudad. No sé qué les pasará a ustedes, pero yo ya no me preocupo tanto como antes respecto a situaciones que aparen...