6 de junio de 2021

Aunque te mires siempre en el mismo espejo, nunca sos igual

 Mientras me cebo unos mates y arranco esta jornada de domingo, intento escribir algo acerca de la honestidad intelectual. Si yo redacto una nota tomando partido por tal o cual posición y en mis actos contradigo todo lo expresé, sería un "cachivache" y más allá de no ser creíble para nadie, estaría haciendo un doble juego entre lo que digo y lo que hago. Si no sos coherente, menos podés pedir que lo sean con vos. Ahora, si alguien lee una nota mía de 2005 (por dar un ejemplo), probablemente encuentre contradicciones, pero es porque yo cambié. En síntesis, mi forma de pensar es otra por experiencias personales que me tocó afrontar y porque también cambió la sociedad. Como parte de ella, no podés permanecer ajeno a los nuevos paradigmas. Con el tiempo hay ciertas cosas que ya no tolerás, y otras antes las cuales te volvés más componedor o conciliador. El humor sexista de las películas de Olmedo y Porcel, o algunos sketches de Francella, son inviables para cualquier programa de televisión actual. Sin embargo, en loa '80 eran los preferidos de la audiencia. 

Podemos citar por caso el auge del movimiento feminista y la reivindicación de los derechos de la mujer. Tras décadas de abusos y violencia contra ellas, de distintas maneras, fue emergiendo la necesidad que hacer públicos estos hechos. El hombre ya no es más un "macho" con derecho a todo que tiene supremacía sobre la mujer o sobre los LGBT. Pienso que todos debemos estar en un pie de igualdad, más allá de un identidad de género. Todavía falta derribar varios prejuicios que se instalaron o se instituyeron durante años, de todo tipo. Y si hablamos de política, yo puedo escuchar a alguien que es kirchnerista o macrista, pero no compartir lo que está diciendo. Respetar las opiniones del otro no significa que debas coincidir con ellas. 

¿Envejecer te hace más sabio? No siempre. Conozco viejos que son bastante pelotudos y que se creen que, por lo años que tienen, "ya están de vuelta" respecto a muchas cosas, por lo cual se comportan como retrógradas y se escandalizan por gansadas. Añoran un país que ya no existe, y que en su momento parecía bendecido por la prosperidad, pero si te ponés a mirar los números, no era tan así. Suena lindo decir que fuimos "el granero del mundo", pero un país que sólo exporta cereales y materias primas no constituye un modelo viable hoy en día. 

A diferencia de otras naciones en similares condiciones que Argentina, como Australia o Canadá, nosotros nunca logramos un desarrollo productivo que tienda hacia el autoabastecimiento. No podemos "vivir con lo nuestro", porque lo nuestro es muy poco. Capital Federal (o CABA), prácticamente no produce nada, es puro cemento, sin embargo es uno de los distritos más ricos del país. Y la Provincia de Buenos Aires concentra una importante cantidad de hectáreas para el cultivo y el ganado. Esa es la causa de que provincias como Santiago del Estero o Formosa, padezcan una pobreza que siempre resulta funcional al gobierno de turno. La principal fuente de empleo consiste en trabajar para el Estado. Y esos empleados públicos que temen perder su laburo, los siguen votando. Es un análisis algo simplista, lo sé, pero en definitiva es así como funciona. Nos estamos viendo pronto. Punto final.





 


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