19 de junio de 2021

Basta de todo: pónganse las pilas

 Estamos al horno: 13 fallecimientos por COVID en 19 días. La cifra estremece, da miedo, y no es para menos. Estamos en Fase 2, pero para el Municipio, hace de cuenta que el virus se tomó vacaciones. Bares y restaurantes, abiertos por la noche. Aglomeraciones en la puerta de los bancos. Fiestas clandestinas por doquier. No sé si el Intendente o sus asesores se darán cuenta, pero están jugando con fuego, o mejor dicho, con la vida de todos nosotros. Como dije en otra nota, no tengo nada en contra de los dueños de los bares, son vecinos como vos y yo que seguramente están facturando mucho menos que en circunstancias normales. Pero esto así no puede seguir. Es inaudito: Un Municipio que desconoce o hace caso omiso al semáforo epidemiológico de la Provincia. Claro que si el Gobernador fuera de Cambiemos, serían más estrictos en el acatamiento. No importa ya de qué lado está cada uno, lo que verdaderamente importa es restringir la circulación de gente en la calle. Económicamente, todos vamos a salir perdiendo, no hay duda de ello. Pero prefiero ganar menos guita y no exponerme a un contagio que puede tener el peor desenlace. 

Hace unos meses, publiqué una nota informando que el Sanatorio estaba saturado. Me salieron a desmentir desde el propio centro de salud, diciendo que era falso lo que yo afirmaba, que no era así. Pues bien, el propio Sanatorio, más recientemente, emitió un comunicado reconociendo esta situación. Todo esto hace que la gente comience a desconfiar de los comunicados "oficiales". Uno que camina la calle, se entera de muchos casos de lobenses que tienen COVID y que en los números que son informados, no figuran en ningún lado. 

El Intendente debería haber salido a hablar hace rato, aunque la oratoria no es su fuerte. Le cuesta hablar, y mucho más leer un texto escrito. Si no me creen, vuelvan a ver el discurso que hizo en 2017, en el desfile del pueblo. Fue lamentable, dio vergüenza ajena, y hasta algunos vecinos lo silbaron. Además de que ese mediodía hacía muchísimo frío, y uno no veía la hora de que terminara. Creo que él también estaba ansiando terminar de pronunciar lo que decían esas tres o cuatro páginas y que parecían un trámite tortuoso. Es de antología ese discurso, porque además inventó un verbo nuevo: "Ponido", en lugar de "puesto". Los que estaban detrás del vallado lo único que querían era que comenzara el desfile de una buena vez, pero ese mensaje que intentó expresar el mandatario se extendió por unos 15 minutos que parecían interminables. Cuando finalmente logró sacarse de encima ese molesto trámite, se sentó en el palco, no sin antes preguntar a quienes lo rodeaban a ver si había estado bien. Obviamente, todos le dijeron que sí, ¿Qué iban a hacer? ¿Decirles que fue un desastre? Así y todo, le fue bastante bien: resultó reelecto, mandó proscribir a una lista de su propio espacio político, le ganó dos veces a Sobrero, derrotó al spinosismo, y es posible que vuelva a ganar en 2023. Se los comió crudos a todos.

Ahora me entero, leyendo un semanario, que la "estrategia" comunicacional desde Salgado 40, es que el Intendente aparezca lo menos posible en lo medios, y que lo pretenden "blindar" o proteger mientras son otros los que hablan y le ponen el cuerpo. Eso no es ninguna estrategia, de hecho la palabra le queda bastante grande. Y desde hace rato yo sabía que esa era la bajada de línea que existía. Alguno podrá argumentar, como decía Perón, que "mejor que decir es hacer". Estoy de acuerdo, pero no vemos ni una cosa ni la otra. No se dice nada, ni tampoco se hace nada. Salvo obras menores, como echar cascotes y tierra en la calle Emilio Castro, limpiar las bicisendas, cosas que por su insignificancia dan vergüenza que sean comunicadas a través de las redes sociales.  

Ni siquiera el jefe comunal ha grabado un video, como solía hacerlo hasta el año pasado, buscando llevar algo de tranquilidad. La gente no le perdona que haya salido a hablar pidiéndoles que paguen las tasas, y que luego haya aparecido una cuantiosa deuda de unos inmuebles que le pertenecen a él o a un familiar cercano. Por supuesto, cuando ese hecho tomó estado público, la deuda (casi 600.000 pesos), desapareció como por arte de magia de los registros contables. 

Podría agregar mucho más, pero no quiero ser redundante. Tener la sensación de que estamos a la buena de Dios, no es grato en absoluto. ¿Cuántos vecinos más tendrán que morir para que alguien reaccione y tome el toro por las astas? No lo sé. También uno podría preguntarse qué hubiera pasado si ganaba el PJ en Lobos. Quizás no hubieran sido tan diligentes y pragmáticos como pretenden mostrarse ahora, cuando son oposición desde 2015.

Todo esto me hace acordar a una frase de uno de los peores dictadores de la Argentina, cuando dijo: "Morirán todos los que hagan falta". Por supuesto, la comparación es exagerada. De ninguna manera se puede poner en el mismo sitial a una persona elegida democráticamente con un dictador que cometió delitos de Lesa Humanidad, pero el mensaje pareciera ser el mismo (en otro contexto). Punto final.  


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