¿Saben qué? A veces me canso (y canso a los lectores) por despotricar respecto al pésimo manejo de la situación sanitaria en Lobos. Esto no quiere decir que vaya a claudicar, menos a la edad que tengo. Lo bueno es que siempre podés encontrar nuevos enfoques sin que ello implique renunciar a tus ideas y a lo que considerás justo. Por otra parte, la vida también se nutre de momentos de distensión. Hoy tuve que usar muchísimo el celular, para mandar mensajes de WhatsApp, mails, y me sentí un esclavo de ese aparato. Ahora está cargándose, y cuando eso finalice lo voy a apagar, salvo de tenga que levantarme más temprano y usar la alarma. Quizás, hasta el día siguiente. Hay fotos que están en el teléfono y que me gustaría imprimirlas, porque son momentos que vale la pena atesorar. El resto es pura escoria. Pero seamos honestos, ¿Quién no se ha sacado una "selfie" alguna vez? El problema es cuando querés mostrar el lugar en que estás, sobre todo si te vas de vacaciones. Muchas veces veo gente que se saca fotos con la Torre Eiffel de fondo. Básicamente, el mensaje que querés transmitir (supongo), es que están en París y como ese monumento es emblema de la ciudad, qué mejor que fotografiarte con él. Es curioso, porque no vi ninguna imagen de alguien recorriendo el Barrio Latino, por ejemplo, que es otro símbolo de la capital francesa. Pero bueno, tampoco da para emitir un juicio contundente por esta gansada, que cada uno se saque fotos donde quiera.
Otra cosa que me llama la atención, concretamente en FB, es que muchas personas se sacan fotos de lo que comen, o van a comer. ¿Para qué? Sólo ellos lo saben. Por supuesto, nadie va a postear una foto de un guiso, un plato de buseca, un puchero, o algo así. Lo hacen cuando se disponen a comer un asado o un lechón en la mayoría de los casos.
Ese poema que comienza diciendo "Cuando la tormenta pase...", además de ser bastante flojo en términos literarios, no fue escrito hace 200 años. Pero se viralizó de tal modo, que para qué polemizar al pedo. Lo escribió un cubano, alrededor del año 2000. Y su modesta intención no fue referirse a ninguna pandemia, o desastre natural alguno. Lo escribió, probablemente lo subió a las redes, alguien lo compartió, y se volvió un "best seller virtual". Hay otro texto que se le atribuye al psicoanalista Gabriel Rolón, que se llama "Abandono", y que pese a los intentos del aludido de afirmar que no había escrito semejante cosa, sigue circulando. A diferencia del poema pandémico, esas reflexiones que tienen una reminiscencia a Rolón, tienen más interés e impacto emocional. Pero bueno, sabemos que a Borges también le atribuyeron un poema horrible, y García Márquez tampoco se salvó. La cuestión es cuando pasa al revés: vos te apropiás de lo que un autor ignoto escribió porque te gustó o lo que fuere, y lo publicás. Si sos un escritor conocido y hacés eso, cagaste: preguntale a Bucay, que plagió 50 páginas de un libro ajeno. Y pese al intento de mejorar la calidad de ese libro (un mamotreto) tomando ideas que no eran suyas, los resultados del otrora gurú de la autoayuda fueron pésimos.
Todos tomamos inconscientemente ideas de otros, pero las amoldamos a nuestra forma de entender la vida, o a nuestra propia impronta. Sobran las historias de músicos famosos que fueron denunciados por plagio, hay un caso muy particular, el de Eric Clapton. Grabó un tema con una progresión de cuerdas muy parecida a otro de Led Zeppelin, pero asegura que jamás pensó que lo estaba haciendo, además de que reconoció las obvias similitudes. Pero no todos tienen esa sinceridad, por eso con la música pop de los '80 empezaron los sampleos, o "samples". Esto es, básicamente, tomar un fragmento de otra canción para interpolarla en una propia. En el hip hop y el rap es muy común. Pero si vos hacés eso, en alguna parte del disco tiene que figurar que vos utilizaste parte de una canción que no es tuya. Cerati tenía un talento notable, y hacía lo mismo, pero no siempre lo consignaba en los créditos del álbum. Hay muchos videos en You Tube que lo demuestran, fue así que empezaron a llamarlo "Gustavo Plagiatti" (hasta que falleció y quizás por respeto, dejó de recibir ese mote vergonzante). Y ya que estamos, ni que hablar de Nik, ese ladrón descarado de chistes e historietas que ninguno de sus colegas soportan por ese motivo, sumado a que es bastante despreciable por otros motivos que no vienen al caso.
Yo creo haber cometido dos plagios parciales e involuntarios en 20 años de periodismo, una verdadera torpeza porque con haber citado la fuente bastaba para levantar esa información. Por supuesto que aprendí la lección. Pero aún así, uno tiene la sensación de que todo lo que pueda expresar o escribir ya lo ha hecho otra persona antes, y seguramente mejor. Hay millones de personas en este momento teorizando o analizado la pandemia, mientras redacto estas líneas. Esto nos da la confirmación plena de que se trata de un fenómeno global. Como no logramos entender por qué pasó (fuera de los fundamentos científicos, claro está), hay tantas explicaciones posibles como gente que se dedique a realizar un abordaje serio del tema. Pero, honestamente, con los hechos consumados, no aporta demasiado, y es probable que cuando llegue 2022 o 2023, yo y los demás nos encontraremos escribiendo sobre lo mismo. Ojalá no sea así. Nos estamos viendo pronto. Punto final.
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