Ayer sábado, tuve oportunidad de participar de un conversatorio virtual organizado por el IPPL (Instituto de Pensamiento Político de Lobos). Me habían invitado hace un par de semanas, y luego de algunas postergaciones, se concretó cuando caía la tarde. Básicamente, el eje sobre el cual se desarrolló la charla que compartí junto con otros tres periodistas lobenses tuvo que ver con el rol de los medios en el contexto de pandemia. Hasta ahora, nunca había usado ninguna aplicación tipo Zoom o lo que fuere, y esta vez, pese a que por momentos algunos invitados tenían problemas de conectividad, en líneas generales salió bien.
Por momentos me sentí un poco incómodo, porque el posicionamiento político que se sustenta desde ese mismo espacio estuvo teñido de alusiones a "medios hegemónicos", "corporaciones mediáticas", y cosas por el estilo que no niego que existan, pero nada tienen que ver con lo que íbamos a abordar en el orden local. Durante el tiempo que pude hablar, evité pronunciarme sobre el tema, pero no por cobardía o falta de conocimiento, sólo sentí que no era necesario si de lo que se trataba era de hablar con medios de prensa de Lobos. Aún así, agradezco la invitación.
Hubo un invitado que se distinguió por su exceso de protagonismo y por sacar "chapa" de los lugares en los cuales había trabajado, pero yo intuía que iba a ser así. Como éramos tres, sumado al moderador del encuentro, mis intervenciones fueron algo escasas. Pero, ahora que lo pienso bien, fue lo mejor que pudo pasar. Me mantuve al margen de algunos debates que se fueron dando y que no me interesaban, y me focalicé en relatar mi experiencia personal y en responder algunas preguntas puntuales.
Muchos aspectos relacionados a los medios están ligados a intereses políticos, no cabe duda de ello. Pero en lo que a mí respecta, escribo mis notas sin condicionamientos, no me interesa sacar a relucir mi currículum o trayectoria cuando los temas que se fijaron "a priori" eran otros. Que me hayan tenido en cuenta es una satisfacción, sería hipócrita negarlo. Pero yo no estoy acá para decirles a los demás lo que les gusta escuchar. A veces, mi pensamiento coincide con el de la mayoría de la sociedad, otras no. Lo que menos me gusta es ser complaciente, y muchos de los que hoy despotrican contra el gobierno local, recibieron pautas publicitarias bastantes generosas en la gestión anterior, mientras yo no percibía un centavo por ese concepto. En síntesis, te condicionaban para "hablaras bien" de lo que hacían o dejaban de hacer, condiciones que para mí eran inaceptables. En cambio ahora, tengo una postura crítica pero nunca nadie del Municipio me llamó para decirme "no publiques esto", o para pedirme que le bajara el tono a una determinada publicación. Había en aquellos tiempos entre 2003 y 2015, un "monje negro" parapetado en Salgado 40, que se ganó fama de mufa, y que manejaba todo lo relacionado a Prensa. Hoy, por suerte, ya no está ejerciendo ese rol, al menos en Lobos. Por eso, hay que entender que la libertad de expresión es un derecho garantizado por la Constitución y que como tal, no se negocia, pese a que muchísimos periodistas en todo el país vienen siendo víctimas de censuras y aprietes de toda índole.
No soy peronista, ni radical, ni conservador. No me gusta que me quieran etiquetar. Soy un ciudadano independiente que en las elecciones no vota a partidos políticos, sino a candidatos. Es decir, al candidato que yo considero que más se aproxima a mis preferencias y convicciones. Muchas veces he votado a quienes luego terminaron provocando un desastre en el país, pero obviamente que no había manera de saberlo de antemano.
Cada vez que me intenten correr con la vaina, voy a reiterar lo que acabo de mencionar: señores, sé que existe el periodismo militante, y al que quiera ejercerlo le deseo éxitos, pero no cuenten conmigo para hacer el trabajo sucio. Punto final.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario