16 de marzo de 2022

Desconcierto en medio de la función: ¿El show debe continuar?

 Pensé que, habiendo llegado ya a mediados de marzo, nos encontraría de otra manera. Todavía persiste el calor, aunque no tiene punto de comparación con lo que nos tocó vivir en idéntico período de enero. Hay varias cuestiones a tener en cuenta sobre cómo pueden evolucionar las cosas. Y esto nos conduce de nuevo a la arena política. Veamos:

Como ya es de público conocimiento, CFK se quejó públicamente de que su despacho (u oficina) en el Senado fue apedreado por una protesta de activistas de izquierda, y exigió a Alberto que manifieste su repudio o rechazo a dicha agresión. Se victimiza de un modo evidente, como si solamente ella hubiera padecido actos vandálicos en las distintas oficinas del edificio y los otros legisladores tuvieran ventanas blindadas. Es un mensaje al Presidente, no tan sutil, diciéndole: "Yo te puse como Presidente, aunque soy la Vice". Un intento más de marcar la cancha tan enfático que no dejó lugar a dudas. Mientras tanto, Máximo K. vuelve a jugar a la Playstation u otros entretenimientos más lejanos al alcance del pueblo que dice representar, al renunciar a la Cámara de Diputados. Pero antes, también apuntó sus dardos contra Alberto, boicoteando cualquier tipo de pago de la deuda (y por ende, cualquier acuerdo que lo explicite), al FMI. 

El Gobierno, o lo que queda de él, es el mismo que prometió asado para todos y la reconstrucción argentina. Y ahora deberá explicarle a sus votantes o simpatizantes que nada es gratis, y que el Fondo está pidiendo un ajuste para aceptar una renegociación. Esto implica, un aumento en las tarifas de los servicios públicos, que es el mismo motivo por el cual Macri cosechó la furia y las puteadas de la clase media. El problema, como hemos mencionado más de una vez, es que estamos en 2022 y el Presidente es otro, pese a lo cual deberá implementar las mismas recetas de su predecesor. Tal vez lo haga de manera más gradual, me refiero a un auténtico gradualismo y no al que los amigos de Macri quisieron vendernos. Volviendo a la actualidad, pese a que quieran atenuar el impacto, esto probablemente va a a desembocar en una cirugía mayor sin anestesia. No hay bolsillo que aguante los aumentos constantes de los precios en el almacén o en el supermercado. Si estos números se mantienen, llegaremos a diciembre con una inflación acumulada del 64 % (siendo optimistas). Pero lo que resulta más obsceno, es que las grandes empresas, las mismas que producen galletitas, rebozadores, harinas, fideos, mermeladas, y todo lo que se te ocurra imaginar, cerraron el 2021 con una ganancia del 142 %. Entre ellas, está Arcor, pero debe haber muchas más que concentran todo ese segmento del mercado. Cómo los lácteos.  

Además, otra de las condiciones exigidas por el Fondo, fue la de poner en pausa la maquinita de hacer billetes. Es decir, controlar la emisión monetaria. El Estado no puede financiar los agujeros fiscales con los mismos pesos que imprime, porque de esa manera está de los dos lados del mostrador. Es decir, totalmente fuera de toda lógica. Claro que hablar de lógica o de sentido común en nuestro país, es como pretender explicarle a Kicillof la conjugación de los verbos. 

Macri perdió una oportunidad histórica por su total insensibilidad social y por tomar decisiones basadas solamente en asesores que nunca han caminado la calle. A Alberto le puede pasar algo parecido, pero por otros motivos. Uno puede detenerse por un momento y pensar qué hubiera sido de su mandato si no hubiera estallado la pandemia mundial de COVID. Es posible que tuviera otros proyectos que debieron ser postergados por el avance del virus. Pero bueno, es lo que le tocó, yo hasta fines de 2021 me imaginaba un escenario todavía peor, con un rebrote notable de contagios para este mes, algo que no creo que vaya a ocurrir. Las clases comenzaron con normalidad, los bancos hace rato que volvieron a atender en forma presencial, un sector importante de la población ya tiene las cuatro dosis de la vacuna. Sí, definitivamente pensé que estaríamos mucho más vulnerables en la cuestión sanitaria. Hubo muchos infectólogos, sanitaristas y ex funcionarios hablando al pedo, porque TN y otros medios de tendencia similar le otorgaban generoso espacio mientras a cada uno de nosotros se nos moría una persona cercana. 

"¿Cuándo comenzó la decadencia argentina?": Es una pregunta que no podría responder de un modo preciso, posiblemente porque fue consecuencia de un cúmulo de factores de larga data. De lo que sí estoy seguro es que fue mucho antes de la crisis de 2001. Hubo dos o tres años salteados en cada gobierno en los que creímos estar relativamente "bien", pero ese sentir colectivo no alcanza tampoco para esbozar una afirmación categórica. Puede que hayamos atravesado etapas de bonanza económica, pero se esfumaron tan pronto como los funcionarios de turno se perfeccionaron en el "arte" de la corrupción. Podría decir que la década infame (los años '30), fueron muy dañinos en todo sentido, pero no soy historiador. 

Cada uno guarda en su memoria vivencias diferentes que fueron marcando un quiebre. Y quienes han leído alguna otra nota mía, saben que me saca de quicio cuando los políticos hablan de "la herencia recibida" en lugar de hacerse cargo. Los de ahora y los de ayer. Y si nos sacamos los prejuicios de encima, tampoco podríamos aseverar si Yrigoyen o Perón eran tan buenos mandatarios como -con el paso del tiempo- nos enseñaron que eran. Fuimos el granero del mundo, y eso nos hizo pensar que exportar cuero, carne y cereales nos hacía una potencia, pero creo que no fue así. Es el mismo modelo agroexportador de ahora, durante años no se invirtió un solo peso en nada, ni en Educación ni en Salud. 

Hoy cualquier gil que aparece por televisión saca "chapa" de Analista Político, una profesión que no existe, porque hay muchos politólogos que pueden escribir libros y gozar de la aceptación popular aun desconociendo la realidad. Ese es el problema, y todo hace pensar que se repetirá en 2023, no importa quién resulte electo en esos comicios. Durante mucho tiempo acompañamos el "Pan y Circo" que nos vendían, como un sinónimo de progreso, modernidad, o como ustedes quieran llamarlo. Eso no funcionó antes, ni menos lo hará en el futuro. Pero bueno, algún Presidente fugaz dijo que estábamos "Condenados al éxito". Yo haría la frase más concisa, y la resumiría en dos palabras: Estamos condenados. Cuando sepamos por qué o a causa de quiénes, quizás empezaremos a mejorar, no antes. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 


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