Todos tenemos, de a ratos, mucha nostalgia hacia cosas que fueron quedado en desuso, o que son anacrónicas. Esto explica, en parte, un resurgimiento de los discos de vinilo, o de los cassettes. Y la vuelta transitoria a lo analógico en lugar de lo digital. No puedo determinar hasta cuándo esta tendencia de mantendrá. Es posible que sea una moda o que se reincorpore a la forma en la que solíamos escuchar música. Cuando yo era adolescente, era extremadamente caro acceder a ambos formatos. No cualquiera tenía la guita para comprar un disco con "lo último" en materia de música, excepto los DJ´'s que continuaron utilizando estos soportes hasta que casi se extinguieron.
Renegamos de lo inútiles que nos resultan las redes sociales y de la gran pérdida de tiempo que son, pero la mayoría de nosotros tenemos FB y posteamos alguna boludez nueva de vez en cuando. Internet nos cambió la vida para siempre, y fue una revolución inusitada. No hubo que disparar ni un solo tiro, como hubiera sucedido en una guerra o en un alzamiento militar. Pero tiene un poder destructivo e invasivo muy superior: Todos tus datos, incluyendo no sólo los personales sino además el registro de las páginas o sitios que visitaste, van a parar a algún lugar, en su mayoría con fines publicitarios. Podría abundar más sobre este tema, pero ya todos sabemos más o menos cómo funciona.
Nuestros bisabuelos no conocieron la televisión, pero si ello hubiera ocurrido, no hubiera sido un impacto tan grande porque tiene puntos en común con el cine, que ya seguramente habían descubierto (la pantalla grande y la pantalla chica, como se las denominaba en esa época). La Web no "democratiza" la comunicación de ninguna manera, por más que exista a nivel global, y eso pasa porque en los contenidos que se difunden en las redes hay una hegemonía que responde a distintos intereses. Rápidamente, una noticia cualquiera que ocupó los principales titulares de los diario durante semanas o meses, la bajan de un hondazo y es reemplazada por otra que no guarda relación alguna con la anterior, como está sucediendo ahora con Ucrania. Creo que el Gobierno hizo bien en tomar distancia: No tiene sentido asumir un posicionamiento que a los fines prácticos no es gravitante, hay que declararse neutral y con eso alcanza. Claro que, si Alberto no hubiera ido antes a Rusia para reunirse con Putin y pedirle un salvataje financiero, y no tenés ningún compromiso que te impida hacer un pronunciamiento, las cosas serían distintas. En la diplomacia, como en la vida misma, los favores no son gratis, como alguien podría suponer con ingenuidad. Las alianzas estratégicas implican, por ejemplo, cómo vota el país ante la ONU y otros organismos internacionales. Para eso existe la posibilidad de la abstención, que en los hechos se considera una postura neutral. Ningún gobierno va a interceder por vos, si le votás en contra. Y aunque es casi "de manual" este razonamiento, hay gente que no lo quiere entender. Los yanquis pueden votar como quieran porque son la primera potencia mundial, pero el tema está en que -además- hacen lobby para que países pobres y endeudados actúen de la misma manera. Hoy ya sabemos que el "alineamiento automático" con EE. UU. no nos condujo a nada.
No es posible, tampoco, seguir machacando respecto a una insólita comparación con Malvinas. Porque para la OTAN, los "invasores" en 1982 fuimos nosotros, por más que siempre creímos que estábamos recuperando un territorio usurpado. Por lo tanto, este paralelismo sólo es viable si lo planteamos al revés, es decir, cómo los países centrales de Europa y EE. UU. nos condenaron sistemáticamente durante el tiempo que duró la guerra. Y a no confundirse: Ni los militares argentinos, ni la Corona Británica, pusieron nunca el menor empeño para resolver la disputa por la paz. Hubo varias propuestas en ese sentido, pero ya es demasiado tarde como para pensar en lo que "podría ser" y pronosticar su efectividad real. Podríamos haber hecho el desembarco, izar nuestra bandera en las Islas, retirarnos y forzar una negociación. Pero evidentemente, a nadie se le cruzó por la cabeza que había una tremenda desigualdad armamentística y tecnológica entre Argentina e Inglaterra. Sumado a que, por otra parte, esas naciones que no nos apoyaron por la vía diplomática, impusieron un bloqueo a ARG para la compra de armamento y le brindaron un respaldo total a nuestros enemigos. Por todas estas razones, no tiene sentido efectuar una comparación de esa naturaleza. Quizás lo único en común sea lo que dije antes, al medir fuerzas entre ambos bandos, la relación era claramente desigual para nosotros, tipo David y Goliat.
Rusia es uno de los países más extensos del mundo, y con un despliegue militar parecido al de lo yanquis. Por eso estos últimos se hacen los giles y nunca invadirían el feudo de Putin, porque no les iría demasiado bien y lo único que han hecho hasta ahora es imponer sanciones comerciales. Tampoco podrían hacerlo con China, que le está peleando el liderazgo a EE. UU. a pasos agigantados. China tiene algún sesgo comunista hacia adentro, pero una economía de mercado hacia afuera. En síntesis, son los propios asiáticos los que pueden llegar a verse limitados en sus libertades individuales ante un "régimen" de esa índole. Pero aún así, no podemos dimensionar el alcance verdadero de todas esas restricciones que cada tanto aparecen en los portales de noticias. Cualquier cosa que compres, o fue fabricada íntegramente en China, o en su defecto contiene insumos de allá. Hasta ahora, la jugada les está saliendo bastante bien, han ganado la batalla comercial en rubros como indumentaria, calzado, celulares, y equipos electrónicos de gama media. En pleno siglo XXI, seguir con esa retórica anticomunista no aporta demasiado. Los países que tienen una forma de gobierno de izquierda dejaron de ser una amenaza para los que (mirando hacia el Norte), ponían como pretexto para un ataque nuclear o militar, el hecho de proceder en nombre de la democracia y la libertad.
Por eso, es que se denomina geopolítica al estudio de las relaciones a nivel internacional. Básicamente, porque vos cedés algo a cambio de otra cosa que te favorezca. Si necesitamos el apoyo de terceros para darle sustento al acuerdo con el FMI, escupir para arriba es lo más cercano a la necedad que uno pueda esperar. Nos estamos viendo pronto. Punto final.
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