Por otra parte, he tenido ocasiones de "destrozar" (periodísticamente) a un entrevistado y no lo hice, no acostumbro ir al choque. A título personal, creo que pocas veces se rescata algo bueno de esta forma de actuar. Sólo busco esclarecer aquellas cuestiones que el común de la gente me pregunta por la calle. Eso no siempre es posible, pero intento conseguirlo. Todo aquel que se ponga en posición de juez, ya desde el vamos está m.... fuera del tarro, porque todos tenemos un pasado, que casi en ningún caso resulta ejemplificador o intachable. Ahora, puede que alguien se pregunte: "¿Qué hacen los periodistas?". La respuesta es simple: Vendemos información. Vendemos, en el mejor sentido de la palabra, no es necesario entrecomillar el verbo. Vendemos, reitero, porque tenemos un producto que todos los días es sustentado por el apoyo de los lectores y de los anunciantes. Lo que uno debe evitar es "pisar el palito", sobre todo si ya dejaste de ser un novato. Me refiero a publicar información falsa, o lo que se conoce en la jerga como "pescado podrido". Por lo demás, siempre habrá notas que despierten más atención que otras. En fin, es lunes, la semana recién comienza, y veremos qué nos deparan los próximos días. Nos estamos viendo pronto. Punto final.
Blog de Lobos, ARG, desde hace 18 años en la Web.
21 de marzo de 2022
Los gajes del oficio son nuestra forma de vida
Lunes 21. Traté de arrancar la semana, y este pasaje al otoño, de la mejor manera posible. Por suerte, tuve bastante laburo hoy, es algo de lo que nunca reniego, salvo cuando llega un punto en el cual te sentís desbordado. Hay notas que te permiten ser más creativo que otras. Si hiciste un reportaje a algún funcionario o cubriste una conferencia de prensa, no tenés demasiado margen, en lo único en lo que podés marcar la diferencia (pero sin inventar nada), es en el título o en el orden que le das a la información. A veces, podés "jugar" con las frases, con ese contenido para captar hacerlo atrayente al lector y evitar que vuelva extremadamente pesado. Hay varios trucos que uno va descubriendo con los años, y no porque alguien te los diga. Forman parte del estilo que pretendés darle a tu laburo. Desgrabar palabra por palabra de cualquier conversación que dure más de 10 o 15 minutos, cansa al cronista y a quien recibe ese bloque de texto casi infinito. En resumen, no invita a leer en lo más mínimo. Siempre que un colega me dice que necesita una foto o una grabación porque por algún motivo no pudo ir a ese lugar, no tengo problema. En mi caso, es poco frecuente que le pida material a otro periodista, porque si yo no estuve en el momento de los hechos, lo doy por perdido y listo. Claro que hay algunas posibles excepciones, como accidentes o siniestros de esa índole. O salidas de Bomberos, que no cubro para el diario porque implican un gasto de movilidad que no estoy en condiciones de afrontar. Tiene que tratarse de un hecho muy luctuoso o desagradable para que vaya al lugar, precisamente por eso, porque lamentablemente se convirtió en noticia. No tiene nada que ver con el morbo.
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