La profunda crisis que atraviesan las agencias de remises en Lobos, no podría resumirse en un único motivo. Pero, un factor clave de ella ha sido la pandemia. Al no poder trabajar por un tiempo prolongado, o con horarios muy acotados, muchos remiseros optaron por vender su auto, o bien destinarlo a fines que le redituaran una mayor ganancia.
Por esa razón, cuando las aperturas se fueron flexibilizando, esos choferes ya habían abierto sus propios comercios, o invertido el poco capital que tenían en otros rubros. A ello se suma que los repuestos para los automotores aumentaron considerablemente, y según ellos mismos reconocen, trasladar ese incremento a los pasajero (sumado el impuesto de Patentes y otros que cualquier automotor debe afrontar) es imposible. "Hoy por hoy, un viaje mínimo debería costar $ 500, o quizás más, pero casi nadie estaría dispuesto a pagar esa cifra por hacer 10 o 15 cuadras", me comentó uno que vive cerca de mi casa. Esto, a su vez, hizo que los pocos remiseros que aún continúan en actividad le buscaran la vuelta laburando de forma independiente por fuera del circuito de las agencias, a las que ya no deben dejarle ningún porcentaje.
Es muy común, por lo tanto, ver a los choferes promoviendo sus servicios a través de las redes sociales para cubrir horarios que les puedan dejar algún "mango" cuando las remiseras tradicionales ya están cerradas. Básicamente, por los canales habituales, ninguna agencia de remís trabaja después de las 20 hs, y es un tope que la mayoría de los comercios del ramo establecieron de común acuerdo. Entonces, los que todavía tienen un auto en condiciones aceptables, dejan su número de celular para que el cliente se contacte directamente con ellos. Cumplen con una jornada laboral por fuera de lo que sería esa actividad, y cuando ésta concluye, realizan viajes por su cuenta. Esto les otorga mayor margen para no subir tanto las tarifas por lo que mencionamos antes: No deben pagar ninguna comisión a las remiseras. Pero, si están flojos de papeles que son básicos y elementales, como es el caso del seguro contra terceros, y vos aceptás viajar sin conocer ese faltante, te exponés a que nadie cubra un eventual accidente que puedas sufrir. Es un rubro necesario, sin duda, porque si tenés que ir al Hospital o a la farmacia de turno en un horario complicado y no contás con movilidad propia, es la forma más rápida de llegar a esos destinos. Se supone que nadie va a esos lugares a joder o a hacerle perder el tiempo a nadie. Ni hablar si tenés que trasladar de urgencia a un familiar a La Plata o Buenos Aires. Si es un paciente que tiene un chequeo programado, no va a ser llevado en ambulancia. Porque ese tipo de vehículos están abocados a lesiones en la vía pública, o a otros casos de mayor complejidad. Excepto que tengas una prepaga, pero la gente que cuenta con un servicio de medicina privada tiene el poder adquisitivo suficiente como para tener un auto propio también (al menos en el común de los casos que conozco).
Pero volvamos a esta crisis que no tiene miras de solución. La economía se reactivó, no al ritmo que todos quisieran, porque además no alcanza a todos los rubros por igual. Y así, se convierte en un "cuello de botella" del cual es muy difícil salir. Muchos remiseros son personajes despreciables: sucios, mal educados, con pocas pulgas, irrespetuosos. Aunque, pensándolo bien, quizás no sean la mayoría. Pero esos tipos, que durante los años de vacas gordas hicieron buena guita porque la gente soportaba igual esta clase de actitudes, son los mismos que hoy se lamentan de todo lo que detallé al comienzo de la nota. Por ejemplo, de cobrar sobreprecios aprovechándose de un turista o de un viajero ocasional, y comunicar a la agencia o local en cuestión un valor bastante inferior. Esas avivadas se terminaron, en parte porque la coyuntura actual no da lugar para que sigan existiendo. Tal vez más adelante, lo vuelvan a hacer. Y no hay nada que justifique eso. Por lo tanto, si ahora la actividad no les es rentable, yo les diría a los remiseros (NO a los titulares de las agencias en cuestión), que se jodan. Por proceder de un modo miserable, y por estafar a la gente una y otra vez, ahora están bebiendo de su propia medicina. Cobrar un viaje por "portación de cara", es eso, una actitud miserable, porque ellos conocen muy bien el tarifario que les proporciona la empresa. Reitero, ahora les ha tocado a ellos bajarse del carro de la soberbia, y puede que en el futuro le toque a algún otro. Como decía Pergolini al cerrar su recordado programa de TV, "a cuidarse porque hay mucho garca dando vueltas". Punto final.
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