Mañana de domingo. Me desperté y me levanté sin dificultad. A decir verdad, pensé que iba a dormir más, pero no me interesaba perder el tiempo cuando ya sentía que había descansado lo suficiente. Por eso cuando el reloj marcó las 9 y pico comencé a vestirme, todavía con esa confusión y letargo que nos acompaña en cada despertar. Entonces sí, para ese momento ya recordamos con precisión qué día es, qué cosas teníamos previsto relizar...como el lento arranque del CPU en una computadora venida a menos. A mayor antigüedad, más lento será el proceso. Pero hay algo en lo cual la comparación con la tecnología se termina "cayendo", y es la experiencia. Los años otorgan experiencia, y aunque tengas el artefacto más rápido que exista, su atisbo de novedad no logra compensar esa incapacidad de resolver situaciones con intuición, sentido común y una relación costo-beneficio. Y acá debemos mencionar que no cualquier persona, por muy vieja o anciana que sea, reviste sabiduría. Lo que ellos tienen, es el cansancio por la propia vida que se les está yendo, y entonces no tienen filtro, se quejan de todo y con todos, porque ya han padecido bastante como para quedarse callados, además de que tienen que rendirle cuentas a nadie. Si están en la cola del supermercado, es probable que reclamen por algo, entonces el resto de los clientes que está en la misma fila seguramente pensará "qué viejo insoportable", pero así son, y no está mal. Lo único que a veces me pregunto, es si adoptaban ese mismo perfil durante su juventud. Cuando sos joven, tolerás muchas cosas, tragás bronca, porque si dijeras lo primero que te viene a la boca, te quedarías solo y te hubieran cagado a trompadas. En cambio, si tenés 70 u 80, la vejez te otorga esa pequeña "impunidad", porque sos un jubilado que ya no tiene nada que perder.
Si trasladamos este análisis a la política, la impunidad está dada por la misma posición de poder que ostenta cada uno de los actores. Hoy vemos cómo se está dando la discusión acerca de un kirchnerismo "disruptivo", lo cual implica que los principales sostenes del actual Gobierno están enfrentados de tal manera, que estás dispuestos a quemar las naves aunque esas barcas trasladen consigo a 40 millones de una confundida tripulación. Pero ojo, porque en algún momento también se va a producir un quiebre entre la UCR y el macrismo. En este caso, ambos saben que se necesitan para sumar fuerza electoral que no tiene sentido proclamar una ruptura que, siendo oposición a nivel macro, los debilitaría. El tema es que ello implica ceder a los "principios" que cada uno sostiene, pero como dice la propular frase de Groucho Marx, eso no representa un impedimento. Y acá en Lobos, la sociedad no tiene la mejor imagen de los peronistas, yo podría mencionar algunas posibles hipótesis, pero no vienen al caso. Lo que es rigurosamente falso, cuando hay internas, es aquel aforismo que dice "el que gana conduce y el que pierde acompaña". No es así como funciona. Los derrotados están dispuestos a votar a cualquiera menos al propio partido al que dicen pertenecer. Eso explica muchos resultados que, de otra manera, no se hubieran dado a nivel local. Peronistas y radicales se vuelven "amigos ocasionales" y esto se nota cuando hay una sospechosa migración de votos de un lado a otro. De hecho, algunos que asuman una posición más protagonista en las negociaciones, son los que pueden verse recompensados. Si vos le decís a tu advesario: "Te vamos a dar los votos a vos", porque perdiste la interna, quizás te den algo a cambio y no te vayas con las manos vacías. Depende, claramente, de la necesidad de sufragios ajenos que tenga un candidato para poder llegar.
Pues bien, se renegoció con el FMI, se llegó a un acuerdo o entendimiento, que consiste en un nuevo desembolso para financiar la deuda macrista, lo cual se parece bastante a varias financieras o "cuevas" que conozco: Al no poder pagar en término, te ofrecen una series de alternativas (cada vez más exigentes), para evitar que caigas en mora. Como acabo de decir, hay exigencias y condiciones a cumplir, y el directorio del Fondo sabe que no reunimos los requisitos para ninguna de ellas, sobre todo para un gobierno peronista, que se dice "nacional y popular" y que -al menos para la tribuna- no avalaría el ajuste que debe hacerse.
Los precios continuarán subiendo, y por ende la inflación. Y así volveremos al mito del eterno retorno, porque Alberto y los que todavía lo respaldan desde la Rosada, van a perder estrepitosamente en 2023. Ya La Cámpora, punta de lanza de Máximo K, lo dejó solo. Es entonces cuando el electorado se volcará hacia una figura "estilo Macri", pero con mayor aceptación y marketing, que podría ser Bullrich o Vidal. Volveremos al mito, como les decía. Pero el "menú a la carta" que nos traen a la mesa los presidenciables, digamos, no es muy alentador. Más de uno ya se estará preguntando a quién votar, y es una duda que surge en un amplio sector de la sociedad, por más que alguien diga que "todavía falta mucho" (para 2023). Fulano es más de lo mismo, pero Mengano hizo un desastre con la economía, la pandemia se le fue de las manos, y no resolvió nada en concreto... ¿Entonces? Ya hemos probado casi todos los partidos y alianzas tradicionales, sin que la calidad de vida del común de la gente haya mejorado de modo alguno. Ya no quedan casi, bienes o empresas del Estado para privatizar. El camino se torna estrecho y sinuoso, si bien no estamos a haciendo trekking ni escalando una montaña. Sería mejor trazar una parábola, si es que cabe, apelando a uno de los cuentos de Borges, que se llama: "Del jardín de los senderos que se bifurcan". Nos estamos viendo pronto. Punto final.
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