12 de abril de 2022

Aorovechá para cambiar muchas cosas, pero nunca resignés a lo que te apasiona

Muchas veces (yo mismo lo he hecho), se habla del "duro oficio de escribir". Pero esa calificación suele ser relativa. Y diría que la información que debemos tamizar y difundir es dura, no el laburo en sí. Por otra parte, anoche me puse a pensar en todo lo que hice hasta ahora, y lo que me resta por hacer (a nivel macro), porque no quiero ser un tipo decadente que quiera enseñarles a los más jóvenes cómo vivir cuando mi modo de entender este "viaje" distó mucho de lo que debería ser. Escribir siempre ha sido para mi una forma de decir algo. Llámenlo como quieran, pero más de una vez me he encontrado leyendo una "noticia", y cuando llego al final, no tengo la menor idea de lo que pretendió expresar el periodista en cuestión. 

Voy a hacer otro libro en algún momento, de manera que ustedes, los lectores, no se librarán tan fácil de mí. Si todo me diera lo mismo, dormiría la siesta todo el día y me quedaría esperando una oportunidad hipotética, y eso nunca pasa en la vida real.  Ya entendí cómo se manejan estas cosas en Lobos y qué se puede esperar. Lo único que puedo adelantar,  si a alguien le interesa saberlo, es que representará un salto cualitativo respecto del libro anterior. Es similar a afilar la punta de un lápiz. Nadie se consagra con su obra debut, y tampoco la consagración representa una meta para mí, porque no sé siquiera de qué se trata. Hay que ser muy sistemáticos en la difusión de un evento de ese tipo una vez que el ejemplar está listo, eso es algo que aprendí. Porque, aunque procuré hacerlo para que al menos la gente supiera de mi persona, sé que no se puede llegar a todos apelando únicamente a un recurso, que en mi caso fueron las redes.

 Tengo nuevos temas que me motivan a escribir, y que no son los mismos de hace dos o tres años. Pero estoy convencido de que, lo único que no se puede recuperar, es el tiempo. Cuando entendés lo que implica ese enunciado, muchas cosas van a cambiar. Te lo puedo asegurar porque a mí me pasó. Si andás mal de guita, en alguna ocasión podés tener una buena racha. Si sentís que nunca de enamoraste, lo mismo. Pero volver el tiempo atrás, por obvio que resulte decirlo, es imposible. 

En parte, todas estas reflexiones surgen de la manera más insólita. Paso a explicar: Estuve casi cuatro días renegando con mi notebook, y quienes la revisaron aseguraron que había que cambiar esto o aquello (que, por supuesto, es bastante plata). Hoy me cansé y tomé la decisión de comprar un equipo nuevo, que probablemente no me van a alcanzar los años para terminar de pagarlo, y cuando finalmente lo haga, será similar a haberlo comprado dos veces al contado, si tenemos en cuenta los intereses. Pero no tenía otra alternativa más o menos confiable, la computadora anterior era de 2011 y todavía permanece en algún rincón de la casa, como un mueble más. De más está decir que acepté la financiación porque no tenía toda la guita junta, de lo contrario ya me hubiera evitado ese problema. En Lobos hay dos o tres buenos técnicos informáticos, no más que eso. Uno de ellos es mi webmaster, y otro es un chico que conocí porque me lo recomendaron, aunque su modo de tratar al cliente no sea el más amable. Cualquier intento de trabajar con el celular se convierte en una verdadera mierda, por lo engorroso que resulta, y tal vez con una tablet sí te la puedas rebuscar, no lo sé. Y como dije en el párrafo anterior...ya está, deberé pagar todos los meses, y listo. 

Para mí, el hecho de invertir en algo significa que se trata de una herramienta de trabajo, que- con algo de suerte- quizás pueda amortizar. Pero ya he resignado dos veces a la recuperación de todo mi archivo periodístico por este tipo de hechos imprevistos. La última vez que me pasó, ya había adoptado el hábito de guardar todo lo que pudiera en un pendrive, pero eso lo hacía sobre todo con los textos. Las fotos "pesan" más, y por lo tanto, demandan más espacio. No eran imágenes para la posteridad ni mucho menos, pero sí muy útiles para ilustrar una nota. Ahora sólo resta ponerle el pecho a la situación y volver a empezar, quizás, con una cuota de optimismo. Nos estamos viendo pronto. Punto final.


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