"Tengo a un ruso y a un yanqui dentro de mi habitación..."
Si vos, o usted, joven argentino que me está leyendo, piensa que la frase inicial de esta nota puede resultar confusa, la misma corresponde a una canción de súper popularidad en su momento, que fue compuesta por Miguel Mateos, músico que la pegó con aquel hit "Tirá para arriba", allá por 1985 (versión en vivo). Años de plena guerra fría, como solía denominarse.
Capítulo 1: Han pasado unos días sin que me pusiera a escribir algo que no tuviera que ver con mi trabajo. Hoy tengo un poco más de tiempo, y estaba pensando en la cantidad de información "basura" e irrelevante que recibimos, sin anestesia, de los grandes medios. Esto no es nuevo, pero cada año parece ser que "ellos", quienes manejan los contenidos de un programa que pretende ser periodístico, buscan por distintas vías acceder al gusto popular, algo que personalmente no veo que les dé el menor resultado.
La televisión abierta procura reinvertarse y adaptarse a lo que demanda la audiencia, por motivos estrictamente comerciales. Ningún anunciante aceptaría pautar una tanda de publicidad en una pantalla con bajo rating. Netflix y demás servicios de streaming, se presentan como la principal amenaza, no sólo para los noticieros. La gente busca distensión, o documentales sobre figuras conocidas que evidencien un mínimo gasto de producción. Una batalla que ya está perdida de antemano, si pensamos que Telefe o Canal 13 están recortando su presupuesto metiendo "latas" o contenido de archivo a más no poder. El diario en papel sigue marcando agenda, si lo trasladamos a su versión digital, es decir, hablando de La Nación o de Clarín. Pero nada es gratis, ni siquiera la lectura de ambos pasquines, por eso se fue avanzando en la subscripción para poder leer las notas también en la Web.
Capítulo 2: Pagar por leer, hace 10 o 15 años, era totalmente impensado, y podría dar lugar a varias discusiones. Una de ellas, es la falsa concepción que teníamos de Internet en sus comienzos, como un servicio global que democratizaba la información. Está claro que eso nunca sucedió. Hay muchos blogs o portales que no lideran el ranking de los más visitados o leídos, pero que realmente te sorprenden porque los textos están muy bien escritos y fundamentados, se nota claramente la mano de alguien que conoce de los medios, y no un improvisado que se dedica sistemáticamente al "copia y pega". Yo puedo ver una nota interesante en algún medio, citar la fuente y publicarla, pero lo hago en la medida que ese material tenga que ver con Lobos, o que guarde alguna relacion con lo que pasa acá. Está muy bueno cuando el lector empieza a cuestionar, y cuando te hace algún comentario inteligente y no con espíritu patoteril.
Capítulo 3: Claramente, existe una "patota digital", que la integran los trolls más algunos idiotas más, y que se dedican abiertamente a la provocación y a contestar a quienes no piensas como ellos, yendo a un choque constante sobre cuestiones remanidas.
Como bien reza el dicho, las comparaciones son odiosas. Y trazar un paralelo entre la sociedad de hace 30 años y la de ahora, no sé si reviste algún valor, y sería motivo de otro posteo. Porque la violencia hacia el periodismo siempre existió, sólo que antes no se habían creado esas "fuerzas de choque" que mencioné. La puteada o el insulto se perpetraba a un nivel más amateur, hasta que aparecieron los escraches y toda esta cuestión que no logro entender del todo. Pensemos también, que el impacto de lo que parecía ser "la Tercera Guerra Mundial", se desvaneció rápidamente. Los yanquis se hacen los boludos y no se meten con Rusia porque saben que los hacen pedazos, no es como en la película de Rocky. No es una república bananera de Centroamérica. Se hacen los diplomáticos o los moderados porque les conviene: Algo tienen que decir, o al menos disimularlo, pero no van a avanzar hacia un enfrentamiento armado. Nadie quiere un "nuevo Vietnam", o que el afán de los yanquis por declamar democracia y gobiernos títeres termine volviéndose en un búmerang. Con los rusos no van a joder, y ellos lo saben. Entonces, ¿qué hacen? Muy fácil: Alguna que otra sanción comercial, o un bloqueo para la exportaciones rusas, y ahí se termina todo. Ucrania no es un punto logísticamente significativo como para romper lanzas contra los rusos a ese nivel.
Por eso, al menos en lo que a mí respecta, no me engancho en determinadas cuestiones que aparecen en la tapa de los diarios, y en cuestión de una semana, quedan relegadas a la página 40. Por supuesto que hay hechos que ameritan un seguimiento, porque no podés tirarle una bolsa de bosta al lector y hacer en lo sucesivo hacer como si nada hubiera pasado. Continuar con la cobertura de un tema que no afecta directamente a la Argentina, es algo que no debe ser fácil para los editores, en todo caso, porque las preocupaciones de la gente, como ha sido desde tiempos remotos, están relacionadas con la guita que no alcanza, y todo lo que eso trae aparejado. E insisto, esto no tiene que ver con un Gobierno en particula. Por lo cual, si se vuelve una preocupación recurrente, ello significa que la democracia que tanto nos costó recuperar, tiene muchas deudas pendientes. Nos estamos viendo pronto. Punto fina.
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