19 de abril de 2022

Guiños sutiles (o no tanto) que flotan en el aire..

 Siempre que intento analizar algún hecho, lo hago con los elementos que tengo disponibles. Si veo que no son suficientes, prefiero esperar hasta conseguirlos. Esto es necesario implementarlo, sobre todo sí informás de política. Hay una frase que la gente repite, porque el saber popular indica que más de una vez ha pasado: "Para qué voy a votar al partido XXX, si después se terminan juntando todos". Tejer alianzas con el solo fin de ganar una elección, forma parte de ello. Porque después, si ganaste, vas a tener que repartir cargos entre quienes operaron políticamente para que vos la consiguieras. Y el común de la sociedad sabe que esto pasa con sorprendente desparpajo en la Argentina, sin que Lobos sea la excepción. Cuanto más amplio y abarcativo sea un frente electoral, más engorroso será la gestión de gobierno, porque esa gente que te apoya no lo hace "gratis" o por convicción. O la gran mayoría, podría decirse. Es la famosa "bolsa de gatos": Un cóctel de impresentables que de buenas a primeras triunfan, y cuando tienen el poder no saben qué hacer con él. Aunque hayas planeado alguna estrategia más o menos coherente en caso de ser electo, una cosa es lo que vos aspirás, y otra es lo que te espera afrontar siendo gobierno. No por nada, "House of Cards" se convirtió en la serie preferida de la casta política vernácula. Frank Underwood (Kevin Spacey), no quiere una mansión en Malibu ni un yate. Quiere poder, y si es posible, abuso de poder controlarlo todo.

Al igual que en muchos aspectos de la vida, en la política también se negocia, algunos aceptan ceder, otros no, pero eso no siempre sale a la luz. El resultado final de todo ese proceso queda plasmado en la lista con la cual ese "Frente" se presenta a competir. Podés llamarlo FDT o Cambiemos, lo mismo da. Ahora, ¿Qué pasa cuando perdés? Porque hay dos posibilidades, no es un partido de fútbol donde los dos equipos pueden terminan empatados. Si perdés, los pases de factura van a estar a la orden del día, porque cada sector considerará a otro como culpable de la derrota. Además, toda campaña implica un costo en publicidad, proselitismo, porque de alguna manera hay que instalar a esos candidatos dentro de las opciones a votar de la gente. Quienes pierden, por lo general, son los que más tardan en pagarte si tenés un medio de prensa al cual prestaste tus servicios. Por ese motivo yo trato de abrir el paraguas y a casi todos les cobro por adelantado. Invertir guita en las redes, para un municipio de las características de Lobos, no gravita demasiado, diría que es gastar plata al pedo, sólo los más jóvenes hacen uso masivo de ellas y por lo tanto las personas de mediana edad, no tienen interés en ese tipo de propaganda, yo diría que la esquivan bastante.

Me pasó varias veces el hecho de querer mirar un video de You Tube, y encontrar una publicidad repetitiva de algún negocio de Lobos, pero yo lo único que quería era que se terminara de una vez para ver el contenido que estaba buscando, que claramente no era ése. Entonces, cliqueaba de inmediato donde decía "saltear anuncio". Por supuesto que es una apreciación personal que hago, y como tal, es discutible. 

Afirmación obvia: A los políticos no les cansa hablar de política, porque es casi lo único que saben hacer. Salvo que tengan la dignidad de dedicarse a otra profesión o lo que fuere, sin depender del Estado para seguir currando por tiempo indeterminado.

Tema 2: Tengo la convicción de que, cada persona que haya comprado mi libro, tendrá impresiones diferentes. Estarán quienes lo considerarán un trabajo literario rescatable, y quienes no. Yo mismo, cuando el original entraba en imprenta, me arrepentí de algunas correcciones o agregados que podría haber hecho, además de que quedaron dos cuentos afuera del ejemplar. Lo que pasa, es que ya no había mucho margen, sentí que todo se estaba estirando demasiado y mi única aspiración era tener el libro publicado, sin descuidar el objetivo que dio inicio a la proyecto desde el minuto uno. Básicamente, dejar de lado mi vocación periodística por un momento y convertirme en escritor. Aunque sea por un rato, ¿viste? 

Dediqué mucho tiempo a darle forma a cada uno de los cuentos, y los editores también se pusieron las pilas para ordenar los relatos de forma tal que, desde el comienzo, el libro invitara a ser leído. Un dato alentador, es que en los últimos días se está vendiendo bastante, a veces yo mismo lo ofrezco sin pretender poner en un compromiso a un amigo o a un conocido. Y en otras ocasiones, se fue dando solo. Llevará, estimo, alrededor de entre 2 y 3 meses vender la totalidad de los libros disponibles, si no pasa nada raro. Pero lo que quiero rescatar, es que hubo ciertas cosas de la presentación que no me gustaron y que, de a poco, voy dando por superadas, por sentir que hice lo mejor que pude, mal que les pese a algunos. No es fácil hablar en público. Yo tengo un programa de televisión y me dirijo a una audiencia de 6.000 abonados de cable, pero mientras estoy grabando, obviamente no los veo. Si tuviera 6.000 tipos en un estadio o el lugar que se les ocurra imaginar esperando un discurso mío, entraría en pánico, probablemente. Hoy, 10 días después de la presentación en sí, tomo a todo lo que pasó como una experiencia linda que se puede mejorar. Ya habrá oportunidad de hacerlo, y reitero, será mejor. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

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