Viernes por la tarde en la ciudad. Se vino el frío, nomás. Bueno, estamos en la época donde es normal que eso ocurra y todos sabíamos que en cualquier momento lo íbamos a sentir con intensidad. Por ese motivo, anoche no me quedó más remedio que estrenar la "temporada de frazada", y creo que va a permanecer así durante los próximos meses excepto que nos toque un día de inusitado calor. En fin, sólo era una cuestión de tiempo: Días más, días menos. A decir verdad, se siente en todos los órdenes, desde el momento en que te desnudás para darte una ducha, hasta cuando ya entrás de lleno en la jornada laboral y descubrís que no te abrigaste lo suficiente. Para colmo, por razones que sería bueno saber (ya hice el reclamo), me bloquearon la cuenta de Mercado Pago. Estuve casi 45 minutos intentando explicarles a los operadores telefónicos que me atendieron lo que había sucedido, que se pasaban la pelota de uno a otro. Aun así, debo decir que me trataron con cortesía, y yo, dentro de la bronca que tenía, también les retribuí la atención recibida.
Me cansé un poco de hablar sobre temas de actualidad política, debo decirlo, lo cual no quita que lo vuelva a hacer. Para decirlo con el idioma de la calle, la mayoría de la gente ya sabe en qué dirección sopla el viento. Lo curioso es que, ahora resulta que los que fracasaron antes, parecen tener la solución: Macri y sus exfuncionarios, outsiders como Milei... sí, la política de shock económico puede andar, volver transitoriamente a una economía bimonetaria al estilo Cavallo pero procurando que no termine implosionando.. todo okey, pero, ¿Por qué no lo hicieron cuando fueron Gobierno? Podemos conjeturar que el contexto era otro, o que había otras prioridades. Pero la cuestión es que pasan los años y nadie le encuentra la vuelta, no hace falta tener una maestría de Harvard para comprobar que los precios aumentan todas las semanas: En el almacén, en el súper, donde sea. Y acordar con los empresarios, para un control de precios, es como darle una aspirina a un enfermo terminal. La inflación, al igual que el voto, en la Argentina tiene componentes que exceden lo teórico y pasan a ocupar un costado "emocional", digamos. Si una persona se lleva 10 paquetes de azúcar, lo hace porque prevé que el precio del producto va a aumentar. "Stockearse" (acumular) de mercadería es una práctica habitual de la mayor parte de la gente que tiene el dinero para poder hacerlo.
Lo único que quiero en este momento es relajarme, continuar el ritmo de trabajo que vengo llevando en los últimos días, y desligarme temporalmente de cosas que no está a mi alcance resolver. La clase política ha dado muestras de su fracaso para entender y comprender las demandas de la sociedad. Toman al electorado como estúpidos, y todavía abundan quienes creen en esos discursos que parecen calcados. Por supuesto, no está de más aclarar que a nivel local, no me llevo mal con ningún dirigente, porque ante todo, somos vecinos que podemos pensar distinto o no. De todas maneras, poner primera y acelerar hacia 2023 resulta lejos y cercano a la vez. Porque los cambios de timón, las marchas y contramarchas, las torpezas que se cometen inexplicablemente, son constantes. Lo que rescato es que yo tengo una posición definida ante muchas cuestiones y que, salvo que me las salgan a desmentir con argumentos irrefutables, no estoy en condiciones de negociarlas.
Se avecina un nuevo mes, que será clave para ver cómo avanzan las alianzas y el entramado que cada partido va tejiendo laboriosamente para hacer un papel digno con miras al año próximo. Pero, a no olvidarse: las necesidades de la gente son aquí y ahora, y quien no pueda dar respuesta a ellas, va a padecer el tradicional "voto castigo". Nos estamos viendo pronto. Punto final.
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