Me cebo unos mates, o me tomo un café, y ya estoy mejor predispuesto para escribir. Es cierto aquello de que "el mate te hace pensar cuando estás solo". Me ha pasado de estar concentrado escribiendo alguna nota, y mientras le pego unos sorbos a la bombilla, van surgiendo algunas ideas que están buenas para incorporarlas a futuro. Cuando voy a un bar, si es que me da el bolsillo, trato de elegir siempre aquel donde está la gente que ya conozco, es más propicio para una charla, y además el chico que prepara el café sabe hacerlo muy bien. Conoce el gusto de casi todos los clientes, y por otra parte, nunca el pocillo está en punto de ebullición como me ha sucedido en otros lugares. Si vas a tomar algo, lo ideal sería que lo que contiene la taza esté con la temperatura justa. Son muchas las razones para elegir un lugar en detrimento de otro. Lobos, hay que reconocerlo, tampoco tiene muchos bares, así que hay que buscar el que te haga sentir más cómodo. Vos estás pagando por un producto que debe estar bien preparado, y por una atención de parte de la moza/o que sea acorde a lo que representa un cliente. En Google Maps podés tener una idea de cómo se califica a cada lugar las personas que han estado allí. Y he leído en varios de esos comentarios, turista que se han sentido "estafados", digamos, porque les cobran servicio de mesa sin haberles avisado antes, o porque el plato que pidieron no tiene pinta de ser un alimento fresco. Y uno de los reclamos que más abunda tiene que ver con el posnet, para poder pagar con tarjeta de débito o crédito.
Pero todo lo que acabo de mencionar, es en plan de distensión. La mayoría del tiempo, cada uno de nosotros lo dedicamos a otras cosas, cada cual con su oficio o profesión. Hoy me tocó cubrir una obra teatral muy bien planteada, como "El gran deschave", que me pareció un poco larga, pero entiendo que esa extensión está relacionada con el desarrollo de la trama. Hay veces en que un lapso de tiempo tiene su razón de ser, y otras no. Es muy común advertirlo en las películas, donde se agregan minutos innecesarios para contar una historia que se podría resolver en una hora y media sin mayor complejidad.
Cambiando de tema, podría afirmar que lo escrito en los párrafos anteriores es la parte del todo, porque para mirar la vida desde un prisma distinto, es necesario romper con el pasado. Ese pasado que nos condiciona y muchas veces nos hace padecer, porque se repite en nuestra mente como un mantra. Debemos comprender una cosa: los momentos tristes o traumáticos que pasamos no los podremos olvidar, no existe la "pastilla del olvido". Pero sí podemos hacer que esas experiencias pasadas nos afecten lo menos posible nuestra vida actual, transitar el dolor sin una carga de sufrimiento adicional. No soy psicólogo ni psiquiatra, son tan sólo reflexiones que surgen de charlas que he tenido con amigos que han atravesado situaciones jodidas y aún sienten que deben lidiar con eso. Nuestros padres nos educan diciéndonos: "Que los errores te sirvan de experiencia". La realidad es que muchas veces volvemos a cometer esos errores, al igual que ellos, dado que imitamos sus conductas hasta que logramos forjar una personalidad propia. En cada ser individual, exiten conductas voluntarias y conscientes que no podemos evitar. Yo no reniego de las personas que hacen terapia, me parece bárbaro la gente que va a una sesión con un psicólogo. He ido durante un tiempo a terapia y me ha resultado útil para ir atando cabos. Pero antes de dar ese paso tenemos que empezar a analizarnos nosotros mismos, viendo qué cosas nos están jodiendo la vida, y cuáles de ellas podemos cambiar. Digo esto como una forma de iniciar la terapia con una idea: Si te planteás hacia adónde querés llegar, debés saber que es una búsqueda en conjunto con el profesional que vos elijas. Punto final.
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