12 de julio de 2022

Evitá quedar como un boludo

Si hay algo que aprendí en todos estos años, es que el periodista nunca debe ser el protagonista de la noticia, sino aquel que la relate o la transmita con su impronta, si es que cabe. No es necesario lucirse haciendo preguntas que quieran parecer inteligentes, porque el riesgo que se corre es que el entrevistado te responda de un modo totalmente opuesto al que pensabas, con lo cual te descoloca y el que queda en ridículo sos vos.  

Cuando entrevisto a alguien, siempre tengo en claro que no debe ser objeto de discusión una opinión o apreciación personal que mi interlocutor haga, porque es un juicio de valor sobre sí mismo. Un ejemplo burdo: Si le gusta el color azul, o el verde, le gusta y punto, ¿qué tengo que agregar yo? Pues nada, porque lo único que está haciendo es expresando una preferencia que además tampoco es relevante. Esta profesión tiene muchos trucos o secretos que uno va asimilando, y que no revelaré. No lo haré porque son cosas que yo mismo fui creando y adoptando, no por "avivar giles" como erróneamente alguien pueda pensar. 

 Retomo lo que decía sobre las entrevistas: Es totalmente distinto cuando ese sujeto es invitado sobre un tema que genera controversia porque es de interés público y él está involucrado en ese hecho, ahí sí corresponde hacerle ver que no coincido con lo que hizo o dejó de hacer, pero nada más que eso, porque en definitiva, son los lectores o la audiencia quienes juzgarán si ese político o dirigente tuvo una expresión acertada. Si no aprendemos a escuchar, menos elementos tendremos para cuestionar algo que dijo un tercero. Polemizar sobre cuestiones de escasa importancia es una "chicana", como suele denominarse, y trato de no caer en la trampa. La habilidad discursiva que tienen algunos les permite estirar una respuesta cinco minutos sin decir nada en concreto, y si te das cuenta de eso a tiempo, hay que repreguntar del modo más fino y acotado que sea posible. 

Hay una gran responsabilidad que los periodistas tenemos ante la sociedad, porque si dejamos todo en "stand by" y no indagamos, o no escarbamos lo suficiente, es obvio que la información será muy probre. Llegás a tu casa con el grabador, te ponés a escuchar la nota que hiciste con Fulano, y te envolvió como un panqueque. 15 minutos de audio sin decir nada. Frustración total, al caer en la cuenta de que son muy pocos los datos precisos que se pueden extraer de ese diálogo.

Por supuesto, lo que es importante para uno, bien puede resultar intrascendente para otro. El periodista que abusa de protagonismo ya lleva las cosas a un nivel de megalomanía, quizás porque le hicieron creer que era bueno en lo suyo, o lo que sea. No es extraño, entonces, que pretenda imponerse sobre quien aceptó de buena fe ser entrevistado. Yo no soy vocero de nadie ni me considero formador de opinión, porque esos "trajes" les quedan a medida a los bobos que vemos todos los días por los canales de noticias. Si alguna vez hiciste psicoanálisis, vas a notar que el psicólogo te deja hablar y no pregunta demasiado, hasta en un momento inesperado te hace una acotación filosa y efectiva que te desarma por completo todo ese "speech" con tenías preparado antes de ir a la consulta. Muchas veces pasa algo parecido en el periodismo. Si el entrevistado no está distendido o se muestra a la defensiva, uno debe demostrarle que nadie lo va a agredir, y que puede decir lo que quiera salvo que caiga en algún insulto o exabrupto. Existen, por suerte, periodistas admirables que van manejando el ritmo del reportaje como directores de orquesta, o como los toreros, que en el momento justo, clavan la estocada. Es la profesión más apasionante que existe y no la cambiaría por nada, podría hacer otras cosas paralelamente, pero no me imagino desligándome totalmente después de haber desandado un camino en el cual nunca terminás de aprender y conocer a la gente y sus reacciones. Si vos sos aburrido y previsible, vas a recibir lo mismo a cambio, porque te vas a quedar en la zona de confort. No siempre se puede ser creativo, existen preguntas que son obvias y esa obviedad hace que no puedan ser eludidas. 

Y para finalizar, no hay que subestimar a la gente. Hasta no hace mucho, cuando alguien abordaba un tema complejo, de medicina por ejemplo, el periodista decía: "¿Para que la gente entienda, nos puede explicar X cosa?" Y en realidad la ignorancia no es de la gente, es tuya, sólo que no querés quedar en evidencia. Si alguna vez tenés la oportunidad de hablar con alguien reconocido a nivel mundial y no te tomás el trabajo de averiguar todo lo posible acerca de la obra de esa persona, vas a quedar como un boludo y vas a pasar un papelón. Por eso no podés mandar a un pibe de 20 años a entrevistar a un neurocientífico, por citar un caso. El tema es interesante y da para largo, pero lo dejamos acá. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 

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