29 de agosto de 2024

Los derechos adquiridos no son un privilegio: Sépanlo muchachos

 

Estoy con varias ideas para escribir un nuevo cuento. Y digo uno porque, de poderlo lograr, ya cerraría el proceso que dio inicio el año pasado con los primeros manuscritos para un nuevo libro. No se puede pensar en publicar sin tener material para hacerlo, pero no es menos cierto que aunque tengas muchos relatos por poner a consideración de los lectores, hace falta dinero. Habrá que buscar fuentes de financiamiento, algún sponsoreo, subsidio, y todo lo que esté disponible para afrontar ese costo. 


Tengo que ponerle fin a todo el tiempo que me viene llevando porque se parece a un parto, hasta que tu “hijo literario” nace hay un sinfín de correcciones, enmiendas, cambios de títulos, varias ilustraciones de portada que uno va barajando. Hay que procurar, además, que el valor de venta al público sea el más económico posible. Estamos en una época de vacas flacas, casi famélicas. Pese a todo, no nos podemos dejar ganar por el desánimo porque sería un suicidio colectivo.


Segunda parte de esta nota: Al igual que muchos de ustedes, no puedo abstraerme de lo que nos moviliza, que es la estricta actualidad.


Hay gente que considera que el “sacrificio” que está haciendo buena parte de la sociedad es una reacción natural ante décadas de despilfarro de los años K. En primer lugar, sería un análisis demasiado simplista que a mí no me convence porque creo que es errado. Destinar 100.ooo millones de pesos a la SIDE para espiar a opositores es tomado como una prioridad. La movilidad jubilatoria no. No sé ustedes, pero a mí no me agrada que me tomen por boludo como lo está haciendo el Gobierno ante sus representados. 


Milei es un reaccionario de derecha, está lejos de ser un estadista o una persona que vaya a perdurar (de un modo positivo) por su legado. Y como él, hay muchos que forman parte de esta gestión: Los Caputo, Sturzenegger, Bullrich, son personas funcionales a un objetivo de desregulación que en buen romance significa desmantelar la administración pública. Y lo que es peor: El sistema de salud. Hay medicamentos muy importantes para los afiliados de PAMI que perdieron la cobertura al 100 % que tenían hasta hace una semana. No son “medicamentos de uso común”, como se dijo por ahí. Hay analgésicos potentes como la metadona o la morfina que utilizan pacientes oncológicos para calmar sus padecimientos y que sólo recibirán un descuento del 40 %. Por otra parte, a partir del primer día de septiembre vuelven a subir las naftas, con el consiguiente encarecimiento en los fletes, en el transporte de pasajeros, y en envíos de encomiendas por correo. Es una cadena, y lo peor de todo es que no sabemos cuándo terminará. O para expresarlo con más propiedad, es una cadena que se va cortando y que nos va dejando cada día más vulnerables y con un progresivo despojo de derechos.


Como sostengo siempre, a mí me pueden hablar de superávit fiscal y financiero y de los que se les cante el culo, pero la gente no llega a fin de mes. Les pongo un ejemplo: Para esta fecha, yo contaba con la buena voluntad de algunos de mis clientes que me pagaban unos días antes los avisos en mi Web. Pues bien: Eso no existe más, con contadas excepciones. La cobranza viene muy dura, yo cobro por mis servicios publicitarios y trato de conseguir que cada uno de esos comercios que me bancan incrementen sus ventas. Incluso, más de una vez he hecho alguna “gauchada” cubriendo la apertura de un nuevo local, porque lo mejor que les puede pasar es que la gente los conozca y que puedan ver compensadas todas las ilusiones y expectativas que pusieron al momento de jugársela por un nuevo emprendimiento. No me veo como una persona mezquina en ese sentido, pero tampoco voy a dejar que me usen. Yo no voy a una inauguración a tomar unos vasos de gaseosa y comer sanguchitos: Primero hago mi trabajo, lo otro viene después. Insisto en que debemos ser más empáticos, dejar de mirarnos el ombligo y comprender que acá mismo, en Lobos, estamos pasando por muchas carencias, por falta de obra pública, por servicios deficientes, por mala atención en líneas generales ya que es evidente que nadie se hace cargo de nada. 


La estamos pasando mal y disculpen si no les puedo transmitir un mensaje más alentador. Pero como lo cortés no quita lo valiente, estoy convencido de que vamos a salir adelante. Eso sí: No me pregunten cuándo ello ocurrirá, quizás no nos quede más remedio que esperar hasta 2027. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

26 de agosto de 2024

Últimas páginas del mes

 

Probablemente éste sea uno de los últimos posteos que haga este mes. Estaba pensando que la virtud de los grandes escritores radica en describir paisajes, estados de ánimo, lugares, con sorprendente naturalidad. A mí me cuesta ser espontáneo, quizás en una conversación con alguien desconocido también se note cierta incomodidad, pero en menor medida. Siempre hay cosas que uno se guarda para sí mismo. Todos tenemos un lado oscuro, pero esa oscuridad no es sinónimo de maldad o perversidad, es un recurso al cual apelamos para preservar nuestra intimidad. Este blog se ha ido construyendo de mis percepciones sobre la vida diaria, de la actualidad, y de las nuevas tendencias que fueron surgiendo.

 

Yo no podría afirmar qué tan lejos o tan cerca estoy de darle contenido genuino a este espacio, pienso que eso lo dirán los lectores. La política o la economía sólo me interesan cuando afectan mi bolsillo, al igual que a muchos de ustedes. De lo que estoy seguro es que habiendo escrito aquí casi 20 años, se hace más difícil plantear enfoques novedosos y atractivos sobre lo que nos toca vivir. Es más, creo que voy a borrar varias de las notas que escribí en el primer año porque no me siento representado por ellas, me parecen que están hablando de otra persona que no soy yo. Básicamente, en la post-adolescencia vivía con menos preocupaciones y podía dedicarme a redactar textos de otro tenor.


A menudo, nuestra vida se parece bastante a un enjambre de senderos que, llegado un punto, se bifurcan, pero que no van a ninguna parte. Hay que construir el tramo que falta, como esas rutas de Santa Cruz que dejaron a medio terminar o con un camino de ripio. Podemos elegir el camino que queramos, pero una vez que llegamos a un punto determinado ya no se puede volver atrás. O tal vez sí, pero tendrás que empezar de cero. Porque en realidad, aquello que no transitamos ya lo está haciendo otro. Eligió lo que nosotros desestimamos.


Como ser medianamente sociable que soy, comparto lo que me sucede con otras personas, tratando de no agobiar a mi interlocutor. Cada día me convenzo más de que la apatía y el no saber qué estamos haciendo de nuestras vidas es un común denominador. Estamos demasiado ocupados intentando remarla día a día como para hacernos planteos metafísicos. El que tiene un trabajo se aferra a los mendrugos conseguidos tras varios años de laboriosa antigüedad y hace lo imposible por mantenerlos, a expensas del jefe que te maltrata impunemente abusándose de su posición jerárquica. Yo soy autónomo, no laburo más en relación de dependencia, o como se decía antes, bajo patrón. Pero también pasé por esas instancias.


El que no tiene trabajo, lucha por conseguirlo, obviamente, y ello hace que mire la vida desde un costado. Siente que se le escapa el tren, que no llega a alcanzarlo. El nivel de agresividad, de locura, de intolerancia que hay en la calle puede atribuirse a diversos factores. La compulsa por ganarse un lugar, por asegurarse un porvenir sin importar quién se nos cruce por delante, es uno de ellos.

 

 Cuando cruzamos de calle para no encontrarnos al vecino al que antes saludábamos con bastante cortesía, cuando esquivamos la mirada pretextando que estamos apurados, estamos evidenciando nuestra incapacidad para abstraernos de lo que nos agobia y detenernos a pensar en lo que realmente tiene valor. En lo perdurable, en lo que va más allá de un mero deleite de los sentidos. Basta detenerse unos instantes a observar los gestos serios y adustos de los ocasionales transeúntes. Esto es síntoma de una sociedad en la cual lo que nos divide es la pertenencia a tal o cual partido político, nuestra afición a tal o cual club de fútbol, y la lista sigue... Este cuadro de situación nos hace vivir cada vez más alienados, cada vez más encerrados en los círculos íntimos (familia, amigos, un puñado de buenos conocidos y malos por conocer).

 

La idea de las autopistas que se cruzan entre sí no es casual. Es cierto que podría haber buscado una idea mejor para introducir este texto, o más referencial, pero es una imagen que me parece válida. Esos caminos, que no sabemos si nos llevarán a un destino cierto, son los que seguimos recorriendo para darle un sentido a nuestro presente. Hay que evitar la crítica sistemática sin emprender ninguna acción concreta. Ya me cansé de criticar a los demás sin mirar lo que yo soy y lo que tengo para ofrecer. Es muy fácil poner el ojo en la paja ajena, y tampoco sirve para nada. Este sitio, con sus limitaciones, es un intento de crear algo diferente. Sobrevive con no pocas dificultades, derivadas no de cuestiones presupuestarias, sino de disponibilidad horaria. Casi todos los anónimos escribientes que hacemos este blog tenemos otras ocupaciones, y procuramos compatibilizarlas de la mejor manera posible.


Hay personas que han defendido sus ideas caiga quien caiga y han pagado con su vida el precio de mantener en alto sus ideales. Y esto no es una fantasía o el argumento de una mala película, es algo que ocurrió y seguirá ocurriendo mientras tengamos a nuestro alcance un medio para difundir esas ideas. Algunos son próceres, otros héroes, otros anónimos.


A veces no se trata más que de un germen, que tardará varios meses en convertirse en algo apreciable. El trabajo silencioso, sin estridencias, es quizá la mejor receta para quien quiera alcanzar el éxito y lograr que su voz sea escuchada en una sociedad que tiene a un creciente individualismo.


Modificar la realidad es una pretensión que todos sabemos inalcanzable, a menos que ocupemos cargos dirigenciales y que tengamos el poder derivado de un patrimonio con varios ceros a nuestro favor. La democracia que tenemos es no participativa, excepción hecha por la obligación de emitir el voto cada dos años.


Existe un importante segmento de lectores que consume libros de autoayuda y publicaciones que instan a superarse, pero nada es más cierto que el consejo de un amigo, un familiar, o de un profesional. No reniego de este tipo de textos, los hay muy buenos y motivadores, pero la vida es otra cosa. No se puede resumir en unas páginas impresas.


Diseñar este blog, corregir los posteos, “pulirlos” para que transmitan un mensaje que se comprensible y claro, es tarea ardua. Considero que todo lo aquí publicado puede ser tenido en cuenta o no. No puedo ni quiero indagar en la calidad del mismo, eso deberán juzgarlo los lectores. Aún los textos breves, fueron trabajados y concebidos en función de ser publicados en este sitio.


A todos lo que hacen que este espacio tenga sentido, les agradezco de corazón. Seguiré adelante con esto, ya no por inclinaciones egocéntricas, sino por el deseo de poner en consideración de ustedes un modo de entender la vida que quizá compartamos.


Ojalá alguien comprenda que el progreso de un pueblo es fruto de la unión de una multiplicidad de variables, para evitar así la excesiva conformidad que nos llevó a pensar que una calle pavimentada o la reparación de alumbrado público son indicadores de prosperidad.

Es interesante, por otra parte, conversar con quienes nos visitan desde otras localidades y darnos cuenta de que Lobos no es el ombligo del mundo, de que no somos tan buena gente como suponemos, y de que somos un pueblo más de los tantos que abundan en la vasta geografía bonaerense. No tenemos ningún atributo que nos haga especiales, excepción hecha de la Laguna, que se encuentra sumida en una polémica como consecuencia de las deficientes políticas que se han adoptado para fomentar el turismo, cobrando el uso de mesas y parrillas a valores que no son accesibles. Pero ya es suficiente por hoy. Lo que yo digo lo podrán comprobar ustedes mismos, y llegado el caso podrán refutarme. Sea como fuere, sigue siendo valioso promover el debate y que las opiniones sean con total libertad, dentro de los límites que impone el respeto. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

25 de agosto de 2024

Domingueando

 

Domingo por la mañana en la ciudad. La semana se pasó rápido y sin grandes novedades. A esta hora no anda un alma en la calle. De vez en cuando se escucha el tenue rumor de una moto o de un auto. Pero no mucho más. Es un día frío pero al menos el cielo está despejado. Estaba pensando en que este invierno ha sido el más largo de los últimos años, por lejos. Se ha extendido alrededor de cuatro meses, y todo parece indicar que seguirá así por un tiempo más. Temperaturas muy bajas, cielo encapotado, lluvias abundantes, vientos intensos… Hemos tenido un amplio espectro de fenómenos meteorológicos. Y mientras nos entretenían con las andanzas de A.F y Fabiola, nos aplicaron un tremendo tarifazo en la luz y el gas. Yo, sin ser demasiado perspicaz, había advertido que era una cortina de humo, una maniobra distractiva, lo cual no significa negar que los hechos fueran ciertos. Pero a mí no me cambiaron la vida, ni a muchos de nosotros.


Lo único bueno que hizo Alberto en la pandemia fue implementar el IFE en medio de la depresión económica. Era un bono transitorio para personas que no percibían ningún plan social ni ayuda del Estado. Yo no podía cobrarles un peso a mis clientes, porque los negocios estaban todos cerrados, ¿a quién le iba a cobrar en esas condiciones tan drásticas? Sé que nos resistimos a hablar de la pandemia, es algo natural, pero de vez en cuando no está mal recordar todo lo que pasó, las salas de los hospitales saturadas de pacientes, la locura por conseguir alcohol en gel al precio que fuera, aquel slogan hipócrita de “nos cuidamos entre todos”. Sí, nos cuidamos mientras te conviniera a vos, los demás que se caguen. Fuimos muy mezquinos e individualistas. Nos olvidamos de que nadie se salva solo, de que la solidaridad se pregona pero no se ejerce en los hechos. Mientras vos estás calentito con el calefactor mirando series por Netflix o lo que fuere no pensás en la gente que está pasando frío. Hay una colecta y vos vaciás el placard con toda la ropa sucia, rota y llena de humedad, la entregás en una bolsa y te vas con la conciencia tranquila. Eso es una hijaputez, antes de sacarte de encima lo que te sobra mejor no dones nada. ¿Hemos aprendido algo de la pandemia, la crisis sanitaria más grande de nuestra historia? Me parece que no. Hay algo en el ADN argentino que nos impide progresar. Cuando un argentino viaja al Exterior, queda en evidencia: Somos arrogantes, ventajeros, hablamos a los gritos, algunos se llevan las toallas y jabones de los hoteles… En fin, no hay manera de que eso pueda enmendarse. 


Casi sin percatarme, en el párrafo anterior me referí a dos temas distintos, pero que guardan relación entre sí. El mensaje sería el siguiente: Hasta que no haya otra conciencia colectiva, no vamos a levantar cabeza. Es así de simple. 


Estaba pensando, también, lo frecuente y desagradable que es que escrachen gente por las redes sociales, sobre todo en un pueblo chico donde predomina tanto el chusmerío. Lo ideal siempre es hablar, de última decirle “che, te mandaste tal cagada, fijate cómo me lo podés resolver”. No estoy hablando de delitos, sino de circunstancias que dan lugar a malos entendidos. Del agravio y la difamación es muy difícil volver. Ahora que lo pienso, a mí me han ofendido varias veces y sin embargo nunca recurrí a eso, a lo sumo dejo de relacionarme con esa persona y hago de cuenta de que es invisible. Hay lugares a los que era habitué y dejé de ir porque no me gustaba cómo me atendían, y no por eso voy a hacer una mala reseña (o crítica) en las redes, no voy más y listo. Deberíamos minimizar las posibilidades de conflicto y adoptar un proceso de autoanálisis. Qué tan buenas personas somos como para criticar a los demás, con o sin fundamento. Una vez hablaba con un colega de que Lobos es “un embudo”, acá llega cualquiera con un poco de plata, se sienta a la mesa de un bar y se hace amigo y conocido de los parroquianos. En cambio, vos que viviste toda la vida acá y que te cuesta ganarte tu dinero, sos escoria. Sería bueno que podamos corregir eso, porque tampoco es algo nuevo, hace años que lo vengo viendo. Los recién llegados deben pagar derecho de piso del mismo modo que los NyC (nacidos y criados) que la venimos remando desde que ingresamos a la adultez. Sólo estoy planteando un trato equitativo, que no va en desmedro de nadie, sino para que tanto los que eligen Lobos para vivir como los que siempre estuvimos aquí podamos convivir de un modo más armónico y sostenible. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

22 de agosto de 2024

Punto y aparte

 

Mañana gris y lluviosa en Lobos. Voy desandando este mes a mi ritmo. Si hay algo que no debemos perder de vista son los objetivos y cómo alcanzarlos. Por lo general, uno sabe lo que quiere conseguir, pero no encuentra la forma de ir dibujando un camino en esa dirección. No miro al largo plazo, sino que concentro mis energías más en lo inmediato que debo resolver. Las grandes aspiraciones se mantienen como el primer día, pero sé que no es el mejor contexto para poder desarrollarlas. Habrá que remar bastante, y sin lugar a duda que hay gente más luchadora y constante que yo.


 A medida que te acercás a la vejez, vas resignando ciertas posibilidades y te acomodás a la vida que te toca, o al menos eso es lo que me pasa a mí. En este momento sigo intentando mejorar en mi trabajo, que es lo que me da un sustento. No me gusta hacer las cosas así nomás, porque cuando hacés algo sin ganas eso se nota y el resultado es paupérrimo. Sin embargo, lo peor que te puede pasar es que pretendas convencerte de algo que no sos. El autoengaño es más frecuente de lo que parece. Quizás podemos prevenirlo analizando cómo nos ven aquellas personas que nos quieren de verdad, y no cualquiera que cruza por la vereda.

 

Recuerdo que antes yo escribía los posteos de este blog de un tirón, y pienso que quizás ha sido así porque abordaba temas muy frívolos o que tenían que ver conmigo. Desde hace un tiempo vengo indagando en la actualidad política, con algunas pinceladas pueblerinas. Mi historia está ligada a la de esta ciudad, no me puedo imaginar viviendo en otro lugar ni tampoco se me ocurren cuáles serían los temas que pondría en agenda. Hace falta honestidad intelectual, un pensamiento amplio y coherente. Todos podemos advertir diferencias respecto a quienes éramos hace 20 años, pero al menos hay que reconocerlas y aceptarlas. Me parece que nos vendría bien a todos amigarnos con nuestro pasado, con lo que fuimos, sin caer en la melancolía. La sociedad debe construir sobre cimientos antiguos, y no se puede edificar nada sin una base firme. Como decía un conductor radial, no se puede hacer un tango de todas las cosas, tiñendo la realidad de una pátina gris. Yo aprendí a reconciliarme con quien supe ser, y logré entender que si no soy el mismo puede ser porque yo elegí un sendero distinto o bien porque hubo hechos que no me permitieron avanzar como yo hubiera querido. Soy varias hipótesis las que se pueden barajar.


Para expresarlo de un modo sencillo, la persona que vos fuiste te hace ser quien sos vos hoy. No hay que tenerle miedo a eso, hay que aceptarlo porque sólo así vamos a poder tener otra perspectiva del presente. Comprenderemos entonces que hicimos lo posible por triunfar en la vida, y si no nos salió como esperábamos, era una de las posibilidades. No se puede ser un exitoso en todos los órdenes. Si alguien te dice lo contrario te está mintiendo. Y reconocer esas falencias es la forma más sana de reconciliarnos con nosotros mismos. Por otra parte, habría que analizar qué significa para cada uno ser exitoso: ¿Ganar dinero? ¿Formar una familia? ¿Irse de vacaciones todos los años? Como podrán ver, al igual que en un test multiple choice, hay un variado menú de opciones para escoger. Pueden ser todas las anteriores o ninguna de ellas. Ea gusto del consumidor. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

20 de agosto de 2024

El fuego sagrado

 

Estamos atravesando tiempos profundamente complejos. Nos gobierna un régimen cuasi fascista que fue legitimado por el voto. Para ellos el pueblo es la “grasa”, la escoria, sólo reviste utilidad para ganar elecciones. Hay un flagrante desprecio de lo popular en todas sus manifestaciones. Nos pretenden imponer un pensamiento único, diciendo que el germen de todos los males está en el socialismo. Bueno, yo no sé qué etiqueta ponerles a los gobiernos anteriores, y tampoco estoy seguro de que valga la pena hacerlo. Lo importante es recuperar el círculo virtuoso de la economía. Creo que ya ni siquiera tiene forma circular, sino de un plano inclinado.


Como les comentaba en otra nota, era previsible que las peripecias amatorias de Alberto Fernández en la Rosada eclipsaran la estricta actualidad. Pero la realidad de la calle es otra: Cada vez hay más pobres y menos trabajo. Comprás dos o tres pavadas en el supermercado y ya te gastaste 6.000 pesos, como me pasó hoy a mí. Ganar ese dinero cuesta mucho esfuerzo, pero su valor es sumamente escaso. No hay ninguna señal de que podamos retomar la senda del crecimiento. La producción industrial cae en picada y hay capacidad ociosa en las principales empresas. Los pibes más jóvenes que están finalizando sus estudios se enfrentan a un mercado laboral hostil y competitivo, que no da lugar a quienes están haciendo sus primeras armas. ¿Cómo se le puede pedir experiencia a quien recién egresó del secundario o terciario? Hay una disparidad de ingresos muy grande: Puestos jerárquicos que reciben sueldos ampliamente superiores al millón de pesos, senadores que cobran 9 millones, mientras la mano de obra (pintores, albañiles, etc) percibe apenas una migaja de esa cifra.


Disculpen si estoy diciendo una falacia, pero yo no veo ningún signo de reactivación. Es fundamental que podamos informarnos de la realidad por medios alternativos, aquellos que publican lo que los demás callan. El silencio cómplice de los órganos de propaganda oficialista busca acallar a toda voz crítica que pretenda ejercer la libertad de expresión. Yo siempre he sido crítico ante aquello que va en contra de mi forma de entender la vida, sin distinción de partidos o de ideologías. Hubo personajes del kirchnerismo que me desagradaban porque me parecían inmorales y que en su momento expresé sin titubear. Pero los que están ahora tienen una vocación de linchamiento hacia la prensa como pocas veces se ha visto. Además, ejercen un revanchismo hacia quienes los precedieron, como si la democracia hubiera nacido en diciembre de 2023. Tipos repulsivos como Adorni se burlan de los periodistas en las infames conferencias de prensa. Esa malicia y destrato cotidiano no tiene explicación ni seriedad. 


Para los aduladores de Milei, los periodistas que se atreven a cuestionar los desatinos de la actual gestión merecen ser calificados de “ensobrados”. ¿Acaso los trolls oficialistas no reciben ningún sobre a cambio de estar todo el día tuiteando detrás de una pantalla? ¿Cómo es posible que una virulenta ola derechista se haya adueñado de la Argentina? ¿Cuál es el precio que hay que pagar por sostener a un gobierno que promueve la quita de derechos? En 9 meses nos hay despojado de todo, hasta de la posibilidad de pensar con lucidez.


La reconstrucción de la Argentina llevará varios años. Ya veníamos mal en 2023 y ahora estamos peor. El peor enemigo es el ajuste. Un día te va a tocar a vos, otro día a mí, porque suben las tarifas de los servicios esenciales y no se puede vivir sin agua o sin luz. Me genera desconcierto que haya gente que crea que es necesario sufrir y padecer esta situación para vivir mejor en un plazo totalmente indeterminado y ficticio. Mi única reacción ante ello es seguir adelante con mi trabajo.


En ese proceso, voy buscando mi camino, aunque a veces no sé si estoy dando los pasos correctos. Pero no me van a amedrentar. No tengo prisa, pero tampoco pausa. Sigo dándole para adelante. Procuro emprender algo nuevo, y soy consciente de que para hacerlo se necesita voluntad y determinación. Estoy convencido de que encontraré aquello que está por descubrirse desde otro lugar. Hace tiempo que vengo madurando la idea de hacer un relanzamiento de mi portal digital. Claro que eso deberá esperar un tiempo hasta que consiga el dinero. El objetivo es que la lectura sea más ágil, priorizando las fotos. Pero también sumar contenido. No me llevo muy bien con las redes sociales, sobre todo con Instagram que es la más utilizada hoy en día. 


Con Facebook tengo un buen manejo, lo que pasa es que una cosa es publicar en tu perfil personal una foto cualquiera, y otra es hacerlo en la fanpage del sitio. Los lectores saben que no cubro salidas de bomberos ni accidentes, salvo que me queden cerca, porque no dispongo de un vehículo. Y si lo tuviera, el gasto de combustible para ir hasta cualquier punto recóndito de la ruta sería muy alto. La forma que encuentro de marcar la diferencia está en los textos, en ser conciso cuando es una nota sencilla y de otorgarle mayor desarrollo sin hablamos de algo que amerita una mayor cobertura. Pienso que LOBOS 24 es un medio que la gente elige para enterarse de lo que pasa en la ciudad, el concepto es muy simple. Y trato de estar en todos los lugares que me sean posibles, pese a que a menudo se superponen los horarios. 


No tapo el sol con una mano. Por el contrario, brillar con luz propia es el destino natural de los que demuestran ser abnegados y transparentes en su labor. No claudicar en el objetivo de llevar a cada vecino información auténtica y genuina. Continuar reflejando lo que otros ocultan o ningunean alevosamente. Y así proseguiré, como me enseñaron mis docentes cuando decidí capacitarme y estudiar periodismo para ejercer la profesión con las mejores armas. Es una pasión, y ese fuego sagrado no se apaga nunca. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 

16 de agosto de 2024

Gajes del oficio...

 

Pasó bastante tiempo sin que pudiera escribir nada nuevo por acá. En parte, surgió así porque no se me ocurría un tema interesante al cual referirme. Pero en los últimos días me comenzó a fallar la computadora. Me resisto a llevarla a un servicio técnico, porque sé que me van a cobrar una cifra que no estoy en condiciones de afrontar. Parece que es una "fija": Cobrás unos pocos pesos y enseguida se te rompe algo de la casa, no importa qué. Es una suerte de maldición de la cual parece imposible escapar. 


En fin, luego de varios días cálidos, este viernes se presentó notablemente más fresco en la ciudad, y pese a ello hay que seguir trabajando, porque las noticias no descansan y nadie va a servírtelas en bandeja. Hay que salir a buscarlas y no dormirse en los laureles. Que la hayas pegado con un buen reportaje o entrevista no es motivo para hacer la plancha. Al menos yo lo entiendo de esa manera.


Cada día nos depara una situación nueva, un escenario distinto. El actual se complejiza cada vez más y nos encuentra con las defensas bajas, como un boxeador novato que no sabe cómo esquivar los bifes. Yo sigo apostando a hacer mi trabajo con el mayor profesionalismo posible porque es lo único que puedo decidir por mi cuenta. 


El problema del día de hoy surgió porque desde horas tempranas estuve renegando con mi computadora, ya que andaba extremadamente lenta y por ende me retrasó considerablemente el trabajo, más de lo aconsejable. Al final no me quedó otra que esperar varias horas hasta que el sistema operativo se actualizara, porque durante ese proceso no se puede tocar nada del dispositivo, ni mucho menos apagar el equipo. 


Buena parte de la tarde me mantuve abocado a esa diligencia, y me empecé a impacientar ante la pérdida de tiempo, porque tenía material pendiente de publicar y no podía subirlo a la página. Ante ello, lo que suelo hacer es redactar en el Word hasta tanto se resuelva el desperfecto para ir ahorrando tiempo. Mucho más no se puede hacer, pero en el "mientras tanto", voy escribiendo nuevas notas para que cuando el problema se resuelva, pueda ir adelantando algo y no quedar tan desactualizado con lo que tenía previsto publicar. 


Buscar un servicio técnico idóneo en Lobos es bastante difícil: Lo primero que te dan como solución es formatear, y en ese proceso perdés todos los archivos, fotos, y documentos de Word, porque lo único que queda es el "nuevo" Windows y algunos programas básicos. Todo lo demás se cobra aparte.

Claro que hay técnicos que -por lo menos- se toman la molestia de preguntarte el uso que vos le das a la PC. Eso es clave para un asesoramiento eficaz, porque no es lo mismo una computadora que se utiliza para diseñar flyers o publicidades, que otra que persigue fines más modestos. Debería reemplazar el disco rígido por uno sólido, pero por el momento está lejos de mis posibilidades. Además, una vez que lo hice con otro equipo el disco que era lo más "top" se me quemó al poco tiempo y fue guita tirada a la basura.  


Son imponderables, obstáculos con los que uno no espera encontrarse, pero que nos dejan una valiosa lección para los ansiosos: No maquinarse al pedo.

No me agrada lamentarme por todo lo que me pasa sabiendo que otros lobenses están atravesando situaciones mucho más complicadas. Pero si hablamos de laburo, las circunstancias bajo la cuales yo me manejo, a menudo me ponen los nervios de punta. Yo confío en no padecer más desperfectos a futuro. Toco madera. 


Todo lo demás está por verse. Ya habrá momento de cosechar lo sembrado, de ampliar la audiencia, y de continuar dándole rosca a mi pasión innata desde hace 22 años, que es el periodismo. Nos estamos viendo pronto, queridos amigos. Punto final.

11 de agosto de 2024

Por una sociedad con más empatía

 

La vida no es un camino lineal. Incluso para la existencia más anodina, suceden un montón de cosas en el medio, en el ciclo biológico entre principio y final. Está llena de satisfacciones y también de dificultades. Se construye de momentos, de duelos, de mecanismos complejos que no alcanzamos a dimensionar porque estamos acostumbrados a resolver de un modo casi automático esas situaciones. No nos damos cuenta, pero constantemente tenemos que elegir, que decidir, y a veces elegimos lo que consideramos el mal menor, no por convicción. Yo estoy convencido de que algún día volveremos a estar mejor, pero no puedo determinar cuándo será. Espero estar vivo para verlo, y que las generaciones más jóvenes se encuentren con un camino más venturoso que el que nos tocó en suerte a nosotros. 


Tenemos un recurso humano extraordinario. Hay mucha gente capaz y con talento, que está dispuesta a no dejar que sus sueños se queden atrapados en una ciénaga. Tener una calidad de vida superior depende de muchos factores, no sólo del gobierno de turno. Debemos ser más intuitivos para no dilapidar las oportunidades que se nos presenten. Y lo más importante es escuchar todas las voces, tanto las que nos alientan a avanzar como aquellas más prudentes que nos aconsejar esperar.


En las primeras líneas de esta nota hice alusión a los duelos que nos cuesta cerrar. Y la verdad es que eso varía según cada persona. Están aquellos que salen adelante enseguida y están listos para reanudar el recorrido, y otros que prefieren bajarse del caballo y desensillar hasta que aclare. Sin una estabilidad emocional, es complicado pensar que nos podrá ir bien. Básicamente, porque nos sentimos más vulnerables, todo nos cuesta más esfuerzo, cometemos errores burdos, no reaccionamos con rapidez, y bajo esas condiciones no se puede avanzar al ritmo que quisiéramos. Es fundamental reconocer que no estamos al 100 %, porque si pretendemos engañarnos al abrigo de una coraza, ésta se nos caerá sin miramientos y nos quedaremos desnudos.


La motivación se recupera haciendo. No todos los días son iguales: Habrá algunos que tengamos más ganas de emprender proyectos, otros menos, pero todos los días podemos hacer algo que consideremos productivo, que merezca la pena. Todos podemos sentirnos mal, el problema está cuando esa sensación domina a todas las demás y se ramifica en cada paso que damos.



Si hay algo que puedo afirmar, es que no es bueno hacerse los rulos al pedo ni tampoco soslayar lo esencial. Parece sencillo plantearlo así, pero se trata de buscar un equilibro. Cuesta analizar lo que nos pasa para otorgarle a cada cosa la importancia real despojándose de toda subjetividad. Sea lo que fuere que hagas, debe ser por vos mismo, no esperando que los demás te lo retribuyan. La gente está ocupada con lo suyo como para esperar que se ponga a hacer una valoración de la conducta ajena. Vamos a verlo de esta manera: Vos y yo podemos equivocarnos bastante. Pero nunca hay que olvidarse de quien nos dio una mano cuando más lo necesitábamos. En tiempos de zozobra, no son muchos los que te acompañan, y no hay que juzgar a quienes lo no hacen, porque a lo mejor no saben cómo acercarse o qué decir.


La empatía tiene que ver con eso. Me da la impresión de que es una palabra de moda, casi comodín, pero no vamos a bajarle el precio: En resumen, significa entender que los tiempos de los demás no son los mismos que los nuestros. A veces también se habla de responsabilidad afectiva, pero eso está más ligado a las relaciones de pareja (creo yo). No entiendo bien qué conceptos encierra. Pienso que debe ser no jugar con los sentimientos de otra persona, ser leal, no lo sé. Es bueno hacer una terapia con un profesional y que puedas decirle en qué aspectos de tu vida querés mejorar para que te guíe en ese proceso. 


Recordá que no hay mal que dure cien años, y mientras tengas voluntad de cambiar, tendrás la posibilidad de conseguir lo que estás buscando. No lo dudes. Dale para adelante. Yo sé lo que te digo. Y si esta nota te hizo sentirte identificado, espero haber logrado el cometido, aunque para redactarlo no me referí solamente a experiencias propias. Nos estamos viendo pronto. Punto final.   

Escándalos por doquier

 

Nadie puede salir a defender a Alberto Fernández por lo que hizo. La evidencia en su contra es abrumadora. No es un escándalo conyugal más, porque en el momento de ocurridos los hechos él era Presidente, tenía una responsabilidad institucional. Pero sí es cierto que este caso y la cobertura que está teniendo en los medios sirve para ocultar lo que el Ejecutivo sigue sin resolver y sin dar respuestas. Milei debe estar “agradecido” de que el fuego amigo se haya trasladado a la vereda de enfrente. Muchos temas de la agenda política permanecerán invisibles por un tiempo. No lo digo sólo yo: Lo dice el diario Perfil, y hasta Clarín. Hoy escuchaba en la radio que consultaban a un referente kirchnerista y le preguntaban por este caso, y el tipo fue honesto, dijo que todo lo que está saliendo a la luz ahora él ya lo había deslizado antes, que no tenía mucho más que agregar al respecto.

El kirchnerismo perdió la elecciones de 2023 porque el mandato de A.F. fue un desastre. No estuvo a la altura de nada. Nos encerró en la pandemia mientras él y los suyos festejaban. Avaló la creación de un vacunatorio VIP para famosos. Fue profundamente inmoral de principio a fin. Es imposible calificarlo con un solo adjetivo, porque uno se queda corto en el intento. Pero no por eso yo voy a salir a avalar todo lo que hagan o digan quienes están ahora de inquilinos en la Rosada. ¿Por casa cómo andamos?

Ningún ministro salió a condenar enfáticamente las visitas a represores y genocidas en la cárcel de Ezeiza. Los diputados de LLA se sacaron una foto sonrientes con ellos, pese a que ahora intentan despegarse de lo sucedido, y lo hacen porque trascendieron las imágenes y los chats, de lo contrario no hubieran levantado la perdiz. Esto me hace acordar a aquel episodio de 2016 en un convento de General Rodríguez, cuando José López fue filmado revoleando bolsos por 9 millones de dólares. Ese hecho benefició a Macri y le aseguró la victoria en las elecciones legislativas del año siguiente. O más recientemente, cuando el bobo de Insaurralde fue fotografiado en un yate en el Mediterráneo tomando champán y haciendo regalos a una modelo. 


Es lógico que esas imágenes provoquen el rechazo de la opinión pública. Sin embargo, podríamos preguntarnos por qué todo esto trasciende recién ahora, qué hay detrás, o si no es más que un carpetazo de los servicios de inteligencia para distraer la atención.

Insisto con lo que dije al comienzo: No le estoy restando gravedad a lo que pasó, pero para mí no es casualidad que todo haya estallado en un momento tan álgido de la situación económica. Cuando uno toma distancia de los titulares de los diarios, puede analizar la coyuntura con mayor objetividad. El hecho de que haya periodistas que estén planteando el exceso de exposición pública que está recibiendo este escándalo, me otorga la tranquilidad de que no soy el único que sospecha que hay algo raro detrás. Una maniobra para tapar la basura debajo de la alfombra por unos meses o semanas. Y funciona al revés que el refrán: No hay que dejar que el bosque (y su hojarasca) nos impida ver el árbol. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

8 de agosto de 2024

Todavía nos quedan motivos para sonreír

 

Ansío que llegue el verano. Sé que probablemente cuando arribemos a esa instancia voy a renegar por el calor, pero no me importa. En tal caso, en ese momento deberé volver a adaptarme al igual que lo estoy haciendo ahora. 


Me gusta sentarme en la reposera en el patio de mi casa, mirar el atardecer, o tirarme al pasto en esas largas noches estrelladas mientras fumo un cigarrillo o tomo un vaso de alguna bebida refrescante. Todo eso no se puede hacer actualmente porque todavía hace frío y los días son muy cortos aún. Pero ya habrá oportunidad de hacerlo. Mientras tanto, continúo intentando hacerle frente a lo que nos toca en suerte.


Por un tiempo, decidí no escribir más sobre la actualidad política. A mí mismo me está cansando ser reiterativo, y si lo soy es porque la realidad se repite de modo tétrico. Es necesario un poco de distensión, abordar temas más triviales y pasatistas. No hay que temerle al escapismo, porque en cierto punto nos permite evadirnos de asuntos más acuciantes. Siempre es bueno transitar por caminos paralelos para tomar distancia de los hechos. Quizás, de ese modo, se puedan analizar mejor al cabo de unos días.


Si podemos mirar los hechos como si éstos no nos afectaran directamente, con seguridad la percepción que tenemos de ellos cambiaría. Pero es demasiado rebuscado y forzado emprender un ejercicio mental de ese tipo. No podemos soslayar el perjuicio que nos producen determinadas medidas, porque lo padecemos a diario en nuestra economía. Habría que preguntarse quiénes son los que se benefician con los despidos y con el cierre de dependencias del estado, como el INTI o el INADI. O bien el recorte de financiamiento para las películas que pasan por el INCAA.


Entonces, uno en lugar de quejarse, trata de encontrar algo de lógica en las decisiones. Y lo único que se vislumbra es el “plan motosierra”, no hay otra cosa. Es una decisión de reducir como sea el costo de la administración pública cesanteando trabajadores, y vaciándola a su mínima expresión. 

Eso sí, los cargos del Ejecutivo no se ven perjudicados de modo alguno, con sueldos altísimos, de manera que es falso que el ajuste lo iba a hacer la política. Eso fue lo que se dijo, nada más. No implica que sea lo que realmente sucede. Pero no es algo nuevo, porque siempre los ministros, secretarios y asesores han estado exento de cualquier poda en sus salarios.


En fin, no quiero embalarme otra vez. ¿Saben qué es lo bueno? Que no han logrado privatizar los parques ni las plazas, que los espacios verdes nos sirven de esparcimiento gratuito, que tenemos bibliotecas populares para retirar libros y poder cultivarnos, que en Lobos contamos con un teatro magnífico que ofrece espectáculos gratuitos y funciones de cine a precios accesibles. 


Todo eso es lo bueno que podemos aprovechar día a día. Es una forma de salir de la pesadez, de la letanía de que todo se va a pique y que ya no nos queda esperanza. Tenemos una mente luminosa, que brilla por dentro y por fuera. Y ese capital de la consciencia plena es algo que tampoco conseguirán privatizar. Por eso y por mucho más, seguimos dando pelea. Como dice la canción, en la búsqueda del bienestar "somos mucho más que dos". Nos estamos viendo pronto. Punto final.

4 de agosto de 2024

Memorias del saqueo

 

Concluyó el fin de semana. Tiempo propicio para recoger lo sembrado. Para trabajar todo lo que sea posible y reconsiderar aquello que no nos salió bien. Y por sobre todas las cosas, no claudicar en la vocación de esclarecer ante aquello que divide a la sociedad y que da lugar a conclusiones simplistas.

El título de este posteo alude a la película de Pino Solanas sobre la década del '90. Pero yo lo traigo a colación para referirme al contexto político actual, que presenta varias similitudes. La diferencia es que quedan menos bienes públicos que se puedan privatizar. 


El año pasado, para esta fecha, yo estaba inmerso en el fragor de la campaña electoral. Económicamente podría decirse que me sirvió, porque había mucho en juego, la continuidad de un modelo. El contraste con este 2024 es muy significativo. La sensación es que como ya se votó, lo que decidió la mayoría debe estar despojado de una mirada crítica, lo cual es muy peligroso. Siempre digo que lo que se dirima cada dos años merece ser revisado y analizado en el tiempo presente todas las veces que resulte necesario. Quienes nos gobiernan en el orden nacional no han logrado resolver las cuestiones de fondo que generan preocupación e inquietud en la ciudadanía.


Nadie puede negarme esto: Llegaron con el verso de levantar el cepo y dolarizar, y esas medidas parecen cada vez más lejos de implementarse. Desde la teoría todo parece fácil, pero cuando debés tomar decisiones que afectan la vida de millones de personas, hay que caminar con pies de plomo. Lo que antes era una decantación natural ahora aparece como inviable. Milei y sus acólitos no saben gobernar o al menos no lo han demostrado hasta ahora. Poner a gente sin experiencia para manejar la política exterior de un país es profundamente nocivo para las relaciones bilaterales. Las jubilaciones siguen siendo una miseria desde tiempos inmemoriales. No serán populistas, pero sí expertos en lograr que la gente apruebe un ajuste que encima no trae visos de prosperidad cuando ese proceso finalice. El consumo cayó 9 % en el último mes y está en los niveles más bajos desde la pandemia. Los sueldos están lejos de ganarle a la inflación. Obviamente, las monedas no sirven para nada, excepto para fundirlas y aprovechar el metal. Los derechos humanos básicos son pisoteados día a día. La única posibilidad de éxito está atada al resultado del plan económico, que hasta ahora no ha dado ninguna señal de augurar un desenlace provechoso.


Antes de manifestar mi desacuerdo con este modelo, esperé un tiempo prudencial desde que asumieron la gestión. Y así fue como no vi nada en beneficio de los que menos tienen, sigo sin verlo ahora. Han transcurrido 9 meses y todo se va complicando. Habrá gente que estará dispuesta a bancarse este sufrimiento y malaria con la expectativa de que es un mal necesario para estar mejor, pero permítanme dudar de que esa lógica sea la correcta. Cualquiera que va al supermercado sabe que la plata no vale nada, que no alcanzan los ingresos para cubrir los costos de la canasta básica. 

Sería falso afirmar que antes no era así, que no estábamos mal. Pero por lo menos había determinados productos que estaban bajo un acuerdo de precios, y a los cuales sí se podía acceder. Me refiero a precios cuidados, que muchos denostaban o se burlaban porque lo hacían desde la comodidad de la panza llena. Comer un asado hoy sale mucha guita, y ni hablar de ir a una parrilla o un restaurante. Con el “plan motosierra”, están destruyendo sistemáticamente puestos de trabajo, no sólo de la administración pública, sino también del sector privado. Al caer las ventas, las empresas tienen personal al cual suspenden o cesantean temporalmente. Como sucede con las automotrices.

Sturzengger y los suyos son los responsables de esta desregulación brutal donde impera la lógica del mercado. Sumado a sus cómplices mediáticos: Los Majul, los Jonatan Viale, los Trebucq y otros especímenes más que frecuentan la pantalla de LN+ y de TN. El Presidente no considera periodismo de calidad a quienes piensan distinto que él. Y lo expresa en ese tono desde Twitter (hoy X).

Que se haya votado “esto”, no exime de efectuar cuestionamientos a quienes no comulgamos con la actual gestión. Si yo viera que la calidad de vida de la gente mejora, sería el primero en destacar ese logro. No me interesa quién lo consiga, lo que sí es evidente es que es un paso necesario para recuperar el círculo virtuoso de la vapuleada economía. Lamentablemente, a medida que pasa el tiempo, ello no hace más que confirmar que el estancamiento continúa. O más que estancamiento, es un pronunciado declive que no se sabe hasta dónde llegará, porque varios sectores ya han tocado fondo. Si el camino a transitar tiene forma de “V”, hasta el momento seguimos sumergidos en la parte más profunda del abecedario. Sólo nos queda la esperanza de que nuestros legisladores no avalen la sanción de normativas que constituyen un nuevo saqueo hacia los trabajadores. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

2 de agosto de 2024

Halcones y palomas

 

Los meses se pasaron volando. Iniciamos agosto con expectativas renovadas, con un clima más cálido, con el frío que dice adiós. Un espacio para barajar y dar de nuevo. Para ilusionarse con el día a día. Para pensar que podemos ser mejores en todo sentido.


La actualidad política que marca la agenda cotidiana nos llena de desazón, de asombro e impotencia. Pero yo no puedo evitar que eso siga ocurriendo. Lo que hagan nuestros dirigentes nos afecta directamente y nos coloca en una posición incómoda, como si fuéramos los súdbitos de un monarca demente. No se puede esperar nada de este Gobierno: Quizás algún día consigan estabilizar la economía, no lo sé. A corto plazo, es poco probable que eso pase, porque este mes nos recibió con un aumento en los combustibles y en los servicios públicos. Para mantener el subsidio y la tarifa social, hay que hacer innumerables trámites, llenando un formulario por Internet, declarando los ingresos de quienes viven en el hogar, abundante información personal que uno no sabe adónde va a ir a parar, porque muchos declararán que perciben una suma exigua para calificar dentro de los requisitos. Es lógico suponer que haya una escala para que no sean beneficiarios aquellos que ganan por encima del tope establecido. Pero tener un auto no es un lujo, para muchos es una necesidad disponer de un medio de transporte propio.


Si nos ponemos a analizar el discurso de Milei días atrás en la Sociedad Rural, veremos que colmó de elogios a los grandes terratenientes, los tildó de “héroes”, machacó una vez más en su diatriba contra el socialismo, pero lo más curioso es que defendió el modelo agroexportador del siglo XIX. Argentina está destinada, por decisión de quienes nos gobiernan, a ser un país que continúe exportando cereales y carne e importando todo tipo de basura entre lo que se consideran bienes de capital. El proceso de sustitución de importaciones lleva tiempo, pero es la senda que el país debe transitar para fortalecer la industria manufacturera y no continuar trayendo cualquier bazofia de afuera. Hay que fomentar el desarrollo tecnológico, soñar con un Silicon Valley argentino, como lo está haciendo Brasil con una vasta porción de su territorio que elegió para la radicación de fábricas que les generan otro posicionamiento dentro de las economías de la región. 


La retórica de quienes ejercen el poder en nuestro país es enfermiza. Desde que asumió Milei, fueron despedidos alrededor de 50 funcionarios de primera y segunda línea, por osar disentir con algunos postulados del oficialismo. Es la eterna puja entre halcones y palomas. Bullrich, que fue denostada y humillada por el presidente durante la campaña, ahora se transformó en uno de los halcones de esta gestión. Pero como dije antes, yo no voy a dejar que este rompecabezas me afecte el humor, porque el año que viene hay elecciones otra vez y todo parece indicar que el oficialismo recibirá una paliza ejemplar, que servirá para volver a poner las cosas en su lugar y evitar que en el Congreso sigan creyéndose con derecho a todo.


Seguir priorizando la agenda internacional con posicionamientos dudosos cuando en el plano doméstico hace agua por todos lados, en una muestra más de la vocación de Milei por castigar a países que históricamente fueron aliados de la Argentina, y con los cuales hemos sabido mantener relaciones respetuosas. Que sean populistas o de izquierda no debe ser impedimento para preservar un vínculo cordial con esas naciones que permita salvar esas diferencias y establecer acuerdos comerciales. De lo contrario, habrá varios frentes abiertos y los mercados que tiene el país en el comercio exterior se reducirán considerablemente. Este último párrafo daría lugar a un análisis más profundo, que sin lugar a duda abordaré en lo sucesivo. Nos estamos viendo pronto, y a no aflojar. Punto final.

A la vuelta de la esquina

  Mitad de semana en la ciudad. No sé qué les pasará a ustedes, pero yo ya no me preocupo tanto como antes respecto a situaciones que aparen...