Estoy con varias ideas para escribir un nuevo cuento. Y digo uno porque, de poderlo lograr, ya cerraría el proceso que dio inicio el año pasado con los primeros manuscritos para un nuevo libro. No se puede pensar en publicar sin tener material para hacerlo, pero no es menos cierto que aunque tengas muchos relatos por poner a consideración de los lectores, hace falta dinero. Habrá que buscar fuentes de financiamiento, algún sponsoreo, subsidio, y todo lo que esté disponible para afrontar ese costo.
Tengo que ponerle fin a todo el tiempo que me viene llevando
porque se parece a un parto, hasta que tu “hijo literario” nace hay un sinfín
de correcciones, enmiendas, cambios de títulos, varias ilustraciones de portada
que uno va barajando. Hay que procurar, además, que el valor de venta al
público sea el más económico posible. Estamos en una época de vacas flacas,
casi famélicas. Pese a todo, no nos podemos dejar ganar por el desánimo porque
sería un suicidio colectivo.
Segunda parte de
esta nota: Al igual que muchos de ustedes, no puedo abstraerme de lo que nos
moviliza, que es la estricta actualidad.
Hay gente que considera que el “sacrificio” que está haciendo buena parte de la sociedad es una reacción natural ante décadas de despilfarro de los años K. En primer lugar, sería un análisis demasiado simplista que a mí no me convence porque creo que es errado. Destinar 100.ooo millones de pesos a la SIDE para espiar a opositores es tomado como una prioridad. La movilidad jubilatoria no. No sé ustedes, pero a mí no me agrada que me tomen por boludo como lo está haciendo el Gobierno ante sus representados.
Milei es un reaccionario de derecha, está lejos de ser un estadista o una persona que vaya a perdurar (de un modo positivo) por su legado. Y como él, hay muchos que forman parte de esta gestión: Los Caputo, Sturzenegger, Bullrich, son personas funcionales a un objetivo de desregulación que en buen romance significa desmantelar la administración pública. Y lo que es peor: El sistema de salud. Hay medicamentos muy importantes para los afiliados de PAMI que perdieron la cobertura al 100 % que tenían hasta hace una semana. No son “medicamentos de uso común”, como se dijo por ahí. Hay analgésicos potentes como la metadona o la morfina que utilizan pacientes oncológicos para calmar sus padecimientos y que sólo recibirán un descuento del 40 %. Por otra parte, a partir del primer día de septiembre vuelven a subir las naftas, con el consiguiente encarecimiento en los fletes, en el transporte de pasajeros, y en envíos de encomiendas por correo. Es una cadena, y lo peor de todo es que no sabemos cuándo terminará. O para expresarlo con más propiedad, es una cadena que se va cortando y que nos va dejando cada día más vulnerables y con un progresivo despojo de derechos.
Como sostengo siempre, a mí me pueden hablar de superávit fiscal y financiero y de los que se les cante el culo, pero la gente no llega a fin de mes. Les pongo un ejemplo: Para esta fecha, yo contaba con la buena voluntad de algunos de mis clientes que me pagaban unos días antes los avisos en mi Web. Pues bien: Eso no existe más, con contadas excepciones. La cobranza viene muy dura, yo cobro por mis servicios publicitarios y trato de conseguir que cada uno de esos comercios que me bancan incrementen sus ventas. Incluso, más de una vez he hecho alguna “gauchada” cubriendo la apertura de un nuevo local, porque lo mejor que les puede pasar es que la gente los conozca y que puedan ver compensadas todas las ilusiones y expectativas que pusieron al momento de jugársela por un nuevo emprendimiento. No me veo como una persona mezquina en ese sentido, pero tampoco voy a dejar que me usen. Yo no voy a una inauguración a tomar unos vasos de gaseosa y comer sanguchitos: Primero hago mi trabajo, lo otro viene después. Insisto en que debemos ser más empáticos, dejar de mirarnos el ombligo y comprender que acá mismo, en Lobos, estamos pasando por muchas carencias, por falta de obra pública, por servicios deficientes, por mala atención en líneas generales ya que es evidente que nadie se hace cargo de nada.
La estamos pasando mal y disculpen si no
les puedo transmitir un mensaje más alentador. Pero como lo cortés no quita lo
valiente, estoy convencido de que vamos a salir adelante. Eso sí: No me
pregunten cuándo ello ocurrirá, quizás no nos quede más remedio que esperar
hasta 2027. Nos estamos viendo pronto. Punto final.
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