30 de septiembre de 2020

Ultimo día del mes: pensando en lo que vendrá

Llegamos al último capítulo de septiembre. La recta final del año no nos deparará mayores novedades, todo parece indicar que seguiremos como hasta ahora. Es posible que haya alguna flexibilización para las Fiestas, pero fuera de eso no se avizoran grandes cambios para el resto de 2020. El desafío que uno se plantea es dotar de sentido a todo el tiempo transcurrido en medio de un ciclo totalmente atípico. Analizar si pudimos cumplir alguna modesta meta o logro personal en los 6 meses que pasaron, despojándonos por un momento de la locura colectiva. No estoy viendo mucha televisión, y menos aún los canales de noticias, que son terriblemente tendenciosos para un lado o para otro. Pero quizás lo que más llama la atención, es que nunca se llega a ninguna conclusión agitando una polémica sin sentido. Muchos que durante el gobierno de Macri callaron, ponen ahora el grito en el cielo, y también sucede a la inversa. Los peronistas que eran críticos del macrismo ahora se llamaron a silencio con Fernández. Es un juego tan obvio, que uno lo puede percibir a simple vista si analizamos los actores involucrados. Muchas veces veo que a Fernández se le perdonan demasiadas cosas por estar gobernando en medio de una pandemia. Y como la atención pública está puesta en eso, aprovechan la coyuntura para instalar temas que no son de prioridad, como la reforma judicial. Puede ser necesario una reforma, pero no en este momento, y menos aún si miramos más allá de la nariz y vemos los intereses que persiguen. Los jueces federales no son héroes ni justicieros, son magistrados que deben impartir un criterio despojado de pertenencias políticas o del poder de turno. Eso sería en un mundo utópico, desde luego. Si tuvimos magistrados como Oyarbide durante el kirchnerismo anterior, qué se puede esperar de los que hoy caminan los pasillos de Comodoro Py.  

Hay muchos portales de alcance nacional que informan mejor que Clarín, La Nación, o TN. Además, no hay que registrarse, suscribirse, ni nada parecido. El contenido está disponible para todos. 

Mientras redacto estas líneas me quedé pensando en unos chicos que vi ayer acá en Lobos, adolescentes o no tanto, que andaban pelotudeando sin barbijo ni sin ninguna medida de protección, creyéndose inmunes. Es probable que sus padres actúen del mismo modo, o que no les inculquen el cuidado hacia los demás. Si se contagian, allá ellos por negligentes, pero no me expongas a mí o a un tercero por tu insensatez. No es nada simpático usar el barbijo en un día caluroso como el de hoy, y menos lo va a ser en el verano, pero ya a esta altura todos nos hemos acostumbrado a usarlo. 

Si bien no es lo mismo, me hacer acordar al preservativo, y cómo había tanta resistencia a usarlo para las relaciones sexuales. Nuestra generación lo adoptó enseguida, porque crecimos en los '90, con la amenaza del SIDA. En la actualidad, es lo más común llevar un profiláctico en la billetera, y hasta las propias chicas llevan uno en la cartera. Pues bien, debemos adoptar un criterio similar ante el COVID. Este año ha sido duro y agotador para todos, cada uno tendrá su historia personal que atraviesa la mirada global que se pueda hacer. Por lo tanto, no es de extrañar que el comienzo del verano nos resulte totalmente distinto a lo que solíamos conocer. Punto final. 


27 de septiembre de 2020

Querer no siempre es poder

Este fin de semana no dio lugar a hacer demasiado, si tenemos en cuenta que la lluvia no dio tregua y el cielo permaneció nublado la mayor parte del tiempo. Pero sí permite pensar, reflexionar, aun cuando no se plasmen en realidades concretas. No hay margen para esperar o hacer especulaciones, el momento es hoy. Es posible que lo que proyectamos hoy (como mencioné antes), no sea viable en el corto plazo, pero por ese preciso motivo hay que insistir. Hay que hacer que las cosas ocurran y no dejar todo librado al azar. Hablando de cosas inconclusas, estaba viendo viejas publicaciones que hablaban con bombos y platillos de la autopista Cañuelas-Roque Pérez, un anuncio faraónico del macrismo que como tantos otros, quedó en la nada. Ya desde el momento que se hizo público, en 2018, parecía difícil de concretar, de manera que yo lo tomé con pinzas desde el principio. Nunca vamos a saber si hubiera significado una mejora real en nuestra calidad de vida, porque es algo que nunca ocurrió.  
En los últimos 6 meses, mi estado de ánimo ha ido fluctuando, al igual que les ha ocurrido a la mayoría de ustedes. Pensé que la cuarentena no iba a durar más que unas pocas semanas, y de hecho me resulta increíble que estemos atravesando la mitad del año en estas condiciones. Por eso no vale la pena hacer pronósticos o conjeturas, más aún en lo que respecta a Lobos. Hay que mirarse el ombligo y replantearse una serie de cuestiones. Desde el momento en que manifestás síntomas, te hacen el hisopado, das positivo, hasta que finalmente te recuperás, todos los recursos del sistema de salud están volcados a salvar tu vida y la del resto de los pacientes. Por ese motivo, la salud pública ocupa hoy un lugar preponderante, en un país empobrecido donde pocos tienen una obra social que les permita ir a una clínica privada. No tomar los cuidados necesarios hace que estés más expuesto a los contagios, por obvio que parezca decirlo. Esta situación no es grata para nadie, pero he optado por resignarme y tomar todas las medidas posibles para no terminar en un hospital, aislado y alejado de mis seres queridos. A cualquiera le puede pasar que contraiga el virus, nadie está exento. Ha habido personal de farmacias lobenses que se infectó, y por ese motivo esos comercios cerraron preventivamente. A su vez, hubo que reprogramar las farmacias de turno para sustituir a aquellas que no estaban en condiciones de abrir. Un colega periodista presentó síntomas compatibles al COVID, pero por suerte el resultado del hisopado fue negativo. Me alegro mucho por él y por su familia. 

Es domingo por la mañana, y mientras redacto estas líneas, la casa y el barrio permanecen en un silencio absoluto, solo interrumpido por el cantar de los pájaros y el sonido del agua de la pava esperan que esté lista para el mate. Me cebo los primeros amargos, y reanudo con más pilas lo que venía haciendo.
Para que se entienda: distensión no es sinónimo de estupidez. Se puede entretener sin subestimar al espectador. Se puede hacer un producto de calidad sin gastar demasiado. Hace falta creatividad, ingenio, esa "chispa" que hace rato no abunda en la TV argentina. En la actualidad, la mayoría de la gente que tiene posibilidades económicas de hacerlo se encuentra abonada al cable, porque la oferta de los canales de aire es tan pobre y mediocre, que nos hace acordar a los países centroamericanos. Lo peor de todo, es que me parece que estamos empezando a perder la identidad, el gusto argentino, esa preferencia tan nuestra por determinados programas y por determinados contenidos. Los reality shows y todas esas engendros importados cosechan rápida aceptación, entonces qué se puede esperar... sólo que, ,entre todos, empecemos a pensar en la post-pandemia, y en brindar incentivos para todos aquellos que se vieron arruinados económicamente durante tantos meses sin poder ejercer su actividad. Punto final. 



25 de septiembre de 2020

Lluvia de fin de semana y la necesidad de volver a empezar

Fin de semana lluvioso en la ciudad. Me siento un poco frustrado, porque hasta el momento no pude encontrar noticias que fueran de interés para publicar. Me refiero, claro está, a noticias de Lobos o de la región. Mientras tanto, despunto el vicio de escribir en este humilde espacio. Pese a la intensa garúa, no dormí siesta hoy, dediqué el tiempo a actualizar la información que publico en las redes sociales y a hacer una suerte de "prueba y error" con Instagram. Esta última plataforma es una de las que más tráfico tiene actualmente en la red, y no es casualidad que pertenezca a los mismos dueños de Facebook. De más está decir que mi vocación por modernizar la forma de comunicación no tiene que ver con la vanidad, sino con otra manera de llegar de otra a los lectores. Transmitir un "vivo" es relativamente fácil, lo importante es que el resultado final sea prolijo y que además sea tomado como un complemento de la crónica escrita en la web. 

Por otra parte, cuando yo empecé con esto, lo único que conocíamos era el email y los foros de chat. Todo lo demás vino después, y nos tuvimos que adaptar a ello. En lo sucesivo también pasará lo mismo: la realidad nos pasará por encima  si no estamos atentos a las nuevas tendencias. Quizás los blogs, como éste, en el cual la gente se dedica a escribir sin fin de lucro, en un futuro no tengan ya razón de ser. Será el momento de apelar a la palabra impresa, y a dotar de contenido aquello que hoy trasunta algo de vacío. 

Si hay algo que ha conseguido el kirchnerismo, es sembrar la duda sobre la credibilidad de la información del Grupo Clarín, tanto el diario homónimo como otras empresas que integran el multimedios. Diez años atrás, yo solía comprar el diario regularmente, hasta que me di cuenta de que lo que tenía en papel era un “calco” de lo que uno había visto el día anterior en la edición online. Insisten en poner en agenda (a veces lo consiguen) temas que no interesan o sobre los cuales ya está todo dicho. Hacen conjeturas sobre hechos improbables o emplean en exceso el uso de fuentes reservadas, que probablemente son un invento. Además, la pelea con los K viene desde lejos, desde el conflicto con el campo en 2008, que nos tuvo como rehenes a los ciudadanos. De más está decir que es un medio de prensa que antes respetaba porque en mi casa siempre se compró y se leyó, pero comprar Clarín todos los días y seguir los titulares como verdad irrefutable nos lleva inevitablemente a sufrir más por la decadencia y la mediocridad del país. No nos engañemos: hago esta salvedad porque soy consciente de dónde estamos parados, no obstante me parece que hay dos poderes en pugna que impiden la difusión de noticias que nos hagan sentir un poco mejor como ciudadanos. Sabemos que las cosas no están bien, pero no necesitamos que hagan olas sobre el malhumor colectivo que nos intoxica todos los días. Volvamos a indagar en el dial de la radio y busquemos hallar alguna voz que sin ser oficialista, tampoco caiga en la obsecuencia más lamentable. Objetividad, que le dicen... Punto final.




24 de septiembre de 2020

Cuando la insensatez y la falta de sentido común se pagan caro

Me acabo de enterar de que el Municipio pedirá al Gobernador que autorice la vuelta de clases presenciales. La verdad es que no le encuentro ningún sentido a esa petición, sobre todo porque en nuestro distrito, los casos de COVID positivos son una constante, pero además faltan apenas dos meses para que termine el Ciclo Lectivo. Podemos considerar a la escuela como un ámbito de contención y socialización, más allá de lo estrictamente educativo. Recuerdo que en una entrevista que hice meses atrás, un funcionario municipal se refería al regreso a clases, argumentando que no todas las familias cuentan con los dispositivos (celulares o tablets) para que los chicos se puedan comunicar con sus docentes. Se habló en ese momento, también, de que en caso de reanudar las clases, se harían pruebas piloto en la zona rural, donde hay menor cantidad de matrícula. Debo decir que me parece insólito que se difundan a nivel oficial este tipo de informaciones como si se tratara de una gestión que merezca el aplauso. Señores, comprendan que los niños y adolescentes también pueden contraer el virus, que es imposible en un plazo tan corto montar las aulas con todos los elementos de desinfección y sanidad que se requieren...en resumen: es totalmente inviable, y dudo que la Provincia vaya a avalar un disparate semejante. Si tenemos en cuenta que Lobos sigue en Fase 4 (aunque en cualquier momento retrocede a la 3), lo más razonable es que el Gobernador deniegue este "pedido", porque en el mejor de los casos, los distritos que merecerían prioridad son los de la Fase 5. A los docentes y directivos, esta iniciativa del Intendente también les cayó pésimo, ya que se enteraron por los medios o por las redes sociales. La reunión que se hizo para tratar esta cuestión fue con los consejeros escolares. Muchos de ellos son docentes, por lo cual deberían despojarse del rol de funcionarios y analizar las posibles consecuencias de estas propuestas totalmente extemporáneas. Si seguimos así, los chicos va a ir a la escuela con la sidra y el pan dulce, no hay margen para diseñar una logística adecuada. Es decir, preparar los establecimientos para recibir a los alumnos en medio de una pandemia. 

Si fuera por el Municipio, y con el criterio que suelen manejarse, el mensaje sería que cada uno se arregle solo. Y si se contagia, que vaya al Hospital. Sálvese quien pueda, digamos. En otra nota me referí un poco de la responsabilidad individual que tanto se pregona, y del rol del Estado. No habla bien de nosotros como sociedad que el Estado o las fuerzas de seguridad tengan que estar controlando espacios públicos, pero es lo que hay. Si un grupo de empleados municipales se reunieron irresponsablemente a comer un lechón, ¿Qué se le puede pedir al resto de los vecinos? Ojalá en algún momento evolucionemos y cada uno se haga responsable de su propia vida, pero no creo que lleguemos a esa instancia en un corto plazo. Cuidarte a vos mismo hace que también evites propagar el virus a terceros, así de simple. Faltaba dos días para el 21/9, y sólo cuando la presión de los medios y de los referentes políticos se hizo insostenible, se anunciaron los controles para evitar juntadas o reuniones. El tema es que el Gobierno no se da cuenta de que pierde la iniciativa política, y que la agenda se la están marcando otros porque desde el Ejecutivo siempre parecen llegar tarde ante las demandas de la comunidad. Tenés que reaccionar antes que otro te marque la cancha, y ese "delay" es algo que vengo notando en los últimos meses. Por supuesto que no me gustaría estar en los zapatos del Intendente o sus funcionarios, pero les tocó a ellos tener que remarla en esta coyuntura. Si vos te postulás en las elecciones, y ya tenés cuatro años de experiencia como mandatario, se supone que conocés las necesidades de la gente y qué es lo que la calle está pidiendo. Insisto, probablemente nadie estaba preparado para una contingencia que afectó al mundo entero, pero por ese motivo hay que consultar a los profesionales de la salud y no cortarse solo, más aún cuando saben que Kicillof no va a permitir este mamarracho. Tanto la salud como la educación son derechos universales, pero en esta etapa de creciente pico de contagios no es sensato hacer ningún tipo de prueba piloto que involucre a los chicos. Además, sería un fracaso porque la mayoría de los padres ya han hecho saber que no expondrán a sus hijos a este riesgo. Punto final. 



23 de septiembre de 2020

¿Somos testigos o protagonistas de la crisis?

Mitad de semana en la ciudad. Pienso, o proyecto, en el futuro a corto plazo. Porque no se puede planificar en las condiciones actuales, con una inestabilidad en todos los órdenes. Para muchos de nosotros, ha cambiado el modo de trabajar, y también de relacionarnos con los demás. Siempre están presentes mis amigos, aunque no pueda ir a visitarlos como solía hacerlo. Mientras me cebo unos mates, mi mente va haciendo un repaso de la agenda del día, qué notas debo cubrir, con quiénes acordé una entrevista. Es común que te bloquees sin darte cuenta, cuando algo te preocupa demasiado y hace que el resto de la rutina quede en un segundo plano. Pero no se puede atacar todos los frentes a la vez. 

Por lo general somos testigos de las crisis que van ocurriendo, no partícipes de ellas (en todo caso víctimas). En todo proceso hay quienes juegan un rol protagónico porque están en una posición de poder, y en el llano está el pueblo, que puede aceptar o rebelarse ante una decisión considerada injusta. Por eso es interesante ver cómo se produce esa ruptura entre gobernantes y gobernados. Cuando la gente no se siente representada por las autoridades que votó, reacciona de distintas maneras. Hay una decepción ante promesas incumplidas, y un hartazgo generalizado parecido al "que se vayan todos". Lo que ya sabemos es que se van, pero vuelven "reciclados" en un par de años. Es lógico suponer que la política se ha convertido en un negocio redituable, lejos de servir a los intereses de la gente. Por supuesto, esto no es nuevo, y he aquí lo más frustrante, que es la historia de una sucesión de fracasos que se vuelven crónicos como país. 

El desafío que nos planteamos, es: aceptar lo que nos pasa pero sin renunciar a las aspiraciones naturales que cada uno tiene de vivir mejor. Parecen opuestos, el hecho de "vivir mejor", con el "vivir ahora". Entonces hay que seguirla remando mientras se pueda, con la desesperada urgencia del tiempo presente, e ir acomodando las fichas para lo que vendrá. Con el desapego, logramos emociones más genuinas y menos ligadas con objetos. Vamos camino a eso, a entender que lo esencial es distinto a aquello que durante años creíamos valioso. El ranking de prioridades es como el rating de televisión, cambia minuto a minuto. Si se quedara "quieto", no sería una buena señal, sino un síntoma de haber envejecido sin darnos cuenta. Punto final. 



 

21 de septiembre de 2020

Meritocracia: No envidies mi éxito sin conocer mi sacrificio

Comenzó la primavera, un hecho meramente anecdótico ya que no se realizaron picnics ni festejos de ningún tipo, por la situación que todos conocemos. Si miramos hacia atrás, varias fechas importantes han pasado casi desapercibidas porque cada día es igual al anterior. Un feriado carece de sentido si la mayor parte de la gente ve restringida su actividad laboral. Casualmente hoy, con un amigo, estábamos recapitulando acerca de la "meritocracia", palabra tan en boga hoy en día. Básicamente, lo que se plantea es que para progresar hay que esforzarse y hacer méritos, pero no siempre funciona así. Hay gente que heredó un patrimonio importante y que seguramente con ello le baste para vivir de rentas. Están los argentinos que siguen con las patas en el barro y no pueden salir adelante del chiquero por más garra y empuje que le pongan. Yo me he exigido todas las veces que lo consideré necesario, particularmente en determinados momentos de mi vida: Cuando estudiaba, cuando empecé a laburar, y si tengo que poner en la balanza el saldo de "esfuerzo vs. logros", no sé si he sido recompensado. No es algo que me desvele. La realidad es que nadie tiene que darte nada, y lo que recibas será por añadidura. Nunca bajé la guardia, pese a que tuve que atravesar momentos duros y muchas veces me cuestioné si valía la pena seguir haciendo periodismo en Lobos. En resumen, deben existir condiciones que propicien la movilidad social y lo que se conoce como "progreso", por eso es tan distinto el país que conocieron nuestros abuelos que el que nos toca vivir a los más jóvenes. 

Es tan válido el tesón del chico que carga bolsas de cemento o de harina a un camión, como el de quien está metido 12 horas en una oficina con el jefe respirándole la nuca. En mi profesión, enriquecerse no es la norma, es la excepción. Se enriquecen los que están cerca del poder político de turno y bajan línea todo el día para los medios en los que trabajan. Yo siempre tuve una mirada "macro" de las cosas, no me gusta quedarme en el chiquitaje. Si algo está bien hecho, no me importa quién lo hizo ni de qué partido es. Pero cuando las cosas salen mal, parece ser que caen todos en la volteada. El éxito es "de todos"; de los compinches y amigotes del club o del bar; en cambio el fracaso o la derrota son huérfanas. En la política es así, si sos candidato y perdiste, perdiste vos, no todos los que te votaron o los que te acompañaban en la lista.  

Hay mucho de vanidad en esto de los "méritos", porque uno quizás considera que lo que hizo no ha sido suficiente, o que personas poco preparadas para informar gozan de mayores beneficios. Lo que yo hice por mí, ya está hecho, no vale la pena plantearme si obtuve un reconocimiento o lo que sea que buscaba. Y mientras tenga voluntad, continuaré dando lo mejor que pueda como el primer día. Nunca va a ser suficiente lo que hagas, porque tu vida o la mía puede cambiar en un instante y vas a tener que enfrentarse a situaciones que jamás imaginaste. Y tomar decisiones rápidas, sobre la marcha, es algo que todos hemos debido resolver. Porque el tiempo no para, el tiempo no espera. Simplemente transcurre como arena entre los dedos. 

20 de septiembre de 2020

Continuar honrando la profesión y mejorando lo que haga falta: Esa es la cuestión

Domingo por la tarde. Panorama tranquilo en Lobos, propio de esta burbuja en el tiempo que nos obliga a replantear nuestros hábitos. Finalmente, al menos hasta ahora, no ha habido festejos desmesurados por el Día de la Primavera, que será mañana. Hace instantes, en un calco de lo que vi el domingo pasado, "desfiló" una nueva caravana de motos con escape libre, tirando cortes ante el estupor de la mayoría. Parece ser que se creen dueños de la calle y en virtud de ello, hacen lo que quieren.

Este fin de semana no hubo demasiadas noticias en el orden local, por lo cual el lunes voy a salir como hago todos los días a buscar material para el diario. La verdad es que no es sencillo conseguir notas que conciten el interés de los lectores, fuera de lo que sea el COVID. A veces entro a otros portales de la región, para interiorizarme acerca de lo que sucede más allá de mi nariz. Algunos están más actualizados que otros en cuanto al contenido, o cuentan con mayor cantidad de personal. Yo trato de hacer todo cuanto me sea posible, porque no puedo delegar las tareas en este momento. Si tuviera empleados, me gustaría que ganen bien y tenerlos en blanco, a diferencia de lo que otros hicieron durante muchos años conmigo. 

El principal proyecto que tengo es continuar posicionándome profesionalmente, y esto se logra marcando la diferencia, porque si vos hacés lo mismo que tu competidor, carece por completo de novedad. Estoy tratando de lanzar un Instagram para transmitir en vivo, el problema es que consume muchos gigas del celular, sobre todo cuando se trata de coberturas que duran más de 15 o 20 minutos. Pero no es algo imposible de resolver. Me voy a tener que acostumbrar a usarlo, del mismo modo que lo pude implementar en Twitter. Al replicar el contenido en la redes sociales, se amplía el espectro, lo noto en Facebook, donde la gente interactúa y escribe sus comentarios. Respeto todas las opiniones, pero cuando empiezan a insultarse entre sí o a descalificar al medio, debo eliminar ese tipo de expresiones que alientan el odio a través violencia verbal. Lo que sostuve muchas veces: hacer la guerra detrás de un monitor.

Es curioso que le pidan a la sociedad que sea responsable, ya sea para cuidarse del virus o para no agredir en las redes, cuando han sobrados ejemplos de que cada uno hace lo que quiere y se caga en el resto. En circunstancias normales, ni el Estado debería controlar todo, ni los periodistas deberíamos ser agredidos o perseguidos. Muchas veces pienso que hay gente que vuelca todas sus frustraciones e incapacidades insultando al otro, con una mirada muy corta que les impide ver todo lo que ellos no pudieron hacer. Yo no he podido concretar un montón de objetivos aún, pero sería un necio si culpo al resto de la humanidad por ello. Es posible que no me haya puesto las pilas lo suficiente, o simplemente no se dio como esperaba. Hay que cultivar la tolerancia a la frustración, siendo más introspectivos y analizando por qué las cosas no salen como quisiéramos. Y si al otro le va mejor que a vos, no hay problema, se habrá esforzado más, tendrá méritos para conseguirlo, o lo que fuere. Si neutralizás la envidia, vas a vivir mucho mejor, pensando en vos y no en lo que hacen los demás. Si tu competidor lanza algo exitoso e inteligente, no lo copies, buscá mejorarlo. Es  la única manera de marcar la cancha y hacer la diferencia. Punto final.  


18 de septiembre de 2020

No dejes que te digan cómo tenés que pensar

 A veces me da la impresión de que muchos funcionarios reaccionan tardíamente, cuando los medios y la oposición les marcan la cancha. De esta manera, pierden la iniciativa política, por no intuir para qué lado soplará el viento. Pero ojo, a Fernández también le pasó, cuando se vio sobrepasado por la protesta de los policías de la Bonaerense, que le hicieron una suerte de piquete en la Quinta de Olivos. El oficialismo no supo qué hacer durante tres días, hasta que hicieron la más fácil y le quitaron un punto de coparticipación a CABA para financiar los aumentos de salarios. Si vos sos un dirigente político que lográs instalar un tema en la opinión pública y conseguís que la gente te siga y apoye, los demás tendrán que recoger el guante. El que pega primero, pega dos veces. No obstante, esta jugada no siempre sale bien, sobre todo en tiempos donde mandan las redes sociales y los trolls. Entonces te recuerdan tus contradicciones si es que antes opinabas otra cosa, y terminás en la lona otra vez. Hay legisladores que son casi denunciadores seriales, como Carrió, que carece de toda credibilidad, aunque los medios se hagan eco de los exabruptos que dice y que a menudo quedan en la nada, porque no resisten el menor análisis. 

Si hablamos de generar empleo, no es tan sencillo como parece. Primero tenés que brindar incentivos a las empresas para que les resulte conveniente tomar personal. No son entidades de beneficencia. Hay rubros, como la construcción, que generan muchas fuentes de trabajo. Justamente hoy me estaba quejando de unos albañiles que hace más de un mes que están en la casa de mi vecino, dale que dale con la maza y la sierra caladora. Sé que necesitan laburar, trato de ser tolerante, pero me parecen unos desubicados. Que busquen horarios razonables para hacer su tarea. Pero eso es casi una anécdota. La cuestión es que el Estado no puede dar empleo, hay demasiados empleados públicos y muchos continúan siendo ñoquis. Fomentar la iniciativa privada en este contexto requiere de medidas inteligentes, y no de discursos para la tribuna. 

 Nosotros muchas veces no podemos cambiar la realidad, lo que podemos hacer es intentar apartarnos de algunas "porciones" de ella sin que parezca un escapismo. Lo que pasa es que hay estructuras tan burocráticas equistadas desde hace años, que todo el mecanismo de saquear al Estado está perfectamente aceitado. Pese a ello, hay que buscar el modo de torcer la historia, de cambiarla, con ese impulso libertario y creativo que todo ser humano lleva consigo, porque no nacimos para sufrir o ser sometidos, sino para vivir con plenitud, sin esclavizarnos por los prejuicios, que es el peor modo de esclavitud moderno. No está mal que te importe qué dirá tu vecino de vos, lo que es limitante, es que todo el tiempo bases tus conductas para buscar la aprobación de los demás. O decir lo que al otro le gustaría escuchar. Porque hoy por hoy, mucha gente no se detiene a pensar y como si se tratara de "la comida de un bebé", quiere que le den todo masticado, todo procesado. Por ese motivo es que nuestra sociedad es disfuncional: nadie hace un esfuerzo por entender o interpretar lo que nos pasa. No se trata de escribir un manifiesto, sino de plantear las cosas que nos afectan de un modo simple, pero concreto.

 Ciertamente, dejarse llevar por el rebaño no es el modo que yo concibo de vivir, ni el que quisiera para mi familia. Hay que indagar en qué estamos fallando, qué estamos haciendo mal (no hacen falta ni cinco minutos para darse cuenta de los vicios que tenemos los argentinos). Tan sólo eso, pensar y debatirse entre varias ideas, porque si no, vamos a dejar que los demás piensen y decidan por nosotros. Punto final.  



16 de septiembre de 2020

Hasta agotar stock

Esta jugada no me la esperaba. Debo decir que me sorprendieron los muchachos del Ministerio de Economía con su escaso sentido de la oportunidad y sus medidas inoperantes. En pocas palabras, buscan desalentar la compra de dólares, precisamente aumentando el cepo a través de más impuestos a la divisa. De esta manera, se devalúa aún más el peso, con una brecha insalvable. 150 a 1. Es decir, cada vez necesitás más moneda local para conseguir dólares. Esto hace, inevitablemente, que la gente se vuelque al "blue", al dólar informal que se vende en las cuevas, a cotizaciones altísimas. Pero eso no es todo: seguramente aumentarán los insumos importados de toda índole, incluyendo algunos artículos de primera necesidad, así que olvidate de Netflix, Spotify y esas boludeces y empezá a stockear. ¿Qué significa esto? Empezá a comprar toda la mercadería que puedas en los supermercados y almacenes antes de que remarquen los precios y aumenten su valor. Pero no como un acto especulativo, sino de supervivencia, si se quiere. Los argentinos ya vivimos una megadevaluación en 2018, que incluyó una corrida cambiaria y un nuevo intento por encorsetar al billete. Recuerdo que en aquel entonces el macrismo debió ceder ante la alternativa del "cepo" luego de una fuga de activos importante. La historia es conocida: el resultado fue más depreciación del peso y más inflación. 

El ciudadano promedio, que ni remotamente sueña con viajar al Exterior u otro tipo de gastos que requieran la compra de dólares, va a tener que refugiarse como pueda ante este nuevo vendaval. La realidad es más dura y cruda que como pretendan contarla: recesión, empresas que se van del país de manera masiva, estancamiento de la actividad, caída del consumo interno. No hay bolsillo que pueda soportar esta coyuntura. Nadie va a invertir un centavo en un contexto totalmente imprevisible y con los residentes de un país como el nuestro, sumidos en el rojo financiero.

Por otra parte, hablando de Lobos, podemos decir que el Intendente rompió el silencio de varios meses sin referirse al COVID, y difundió un mensaje grabado. En rigor de verdad, lo que hizo fue leer dos carillas de un texto que quizás alguno de sus colaboradores le redactó, siendo filmado públicamente en ese acto. Pero lo importante, más allá de las formas, es que expuso su modo de pensar. No sorprende demasiado, ya que en el punto más preocupante de la pandemia lo que se criticó fue la inacción del Municipio o de sus autoridades. Coincido con la responsabilidad individual que le cabe a cada vecino, pero lamentablemente somos hijos del rigor. Si no fuera así, todo resultaría más fácil y la sociedad sería otra. 

Precisamente, porque en lo colectivo nadie respeta las normas y le importa muy poco de los demás, es que el Estado debe controlar, y dar marcha atrás en los permisos todas las veces que sea necesario. Pero esto ya lo he dicho antes, y no quiero aburrir al lector con frases reiteradas. Al no haber conciencia social, menos puede haberla en lo individual, es decir, en la sumatoria de cada una de las voluntades. Ojalá podamos analizar lo que nos pasa sin que la pertenencia ideológica nos juegue una mala pasada, sino viendo los hechos con una mirada "macro", dejando de lado la mediocridad. No es momento de sacar ventaja o provecho de una situación que nos ha posicionado ante una gravedad inusitada. Punto final. 



15 de septiembre de 2020

Palabras que se lleva el viento

Martes por la tarde en la ciudad. Lo fundamental es pensar dónde estamos parados, y hacia dónde queremos llegar. No hay posibilidad de resolver nada sin tener en claro la meta a alcanzar. En tiempos de pandemia, lo mejor es concentrar los esfuerzos en una sola dirección, y no mentirnos a nosotros mismos. Estoy realizando más reportajes y notas que antes, porque de esta manera ejercito mi rol de entrevistador, una faceta que siempre me gustó. Obtener testimonios "en primera persona", no por algo que me dijo un tercero. También es una manera de salir de la estricta actualidad para brindar a los lectores un poco de distensión en tiempos tan duros. Algún día entenderemos que estamos todos en el mismo barco, y si el COVID no ha sido lección suficiente, no sé qué esperan para darse cuenta de ello. 

Antes que hablar, hay que escuchar. Ese es un sabio consejo que me dieron alguna vez, y que es útil tanto para las conferencias de prensa como para cualquier entrevista que uno quiera hacer. No soy yo el protagonista de la noticia, y hay que correrse lo más posible de ese lugar. Por eso no me gusta ver en la tele a aquellos que hacen preguntas para lucirse o para ser ocurrentes. También se ha dicho de este subgénero, que es "la más pública de las conversaciones privadas". Son dos personas que por lo general tienen intereses distintos pero que comparten una charla sobre temas que han sido previamente pautados o no. Y han gente que es difícil para sacarle una respuesta concreta, sobre todo los políticos que te envuelven en una sarta de boludeces que cuando te sentás a desgrabar el audio, no tienen sabor a nada. 

Me molestan los prejuicios en general, o -para decirlo de un modo más elegante- "las ideas preconcebidas". En realidad, nosotros basamos nuestra impresión del mundo que nos rodea en base a cómo consideramos que deberían ser las cosas...y así nos va. Pésimo, con una idea totalmente equivocada de las personas, juzgándolas por su atuendo, por su sexualidad o por sus ideas. Mientras no jodan al prójimo, respeto la forma de pensar y de hacer de todos. Aunque no esté de acuerdo con el modo de actuar de mucha gente.

Por supuesto, yo no estoy exento de esos vicios, de modo no quiero ser hipócrita y salir a pontificar en contra sin hacerme cargo de la parte que me toca. Tengo perjuicios, y desearía extirparlos de mi esquema mental. Pero es difícil, en primer lugar, porque hay que revisar y repensar las creencias equivocadas con las que crecimos. Y también, porque desde los medios se alientan de la cursilería para hacer la condena fácil a una persona por "portación de cara", en muchos casos si es acusada de un delito. No se respeta en absoluto aquello de que "todo acusado de un delito es inocente hasta que se demuestre lo contrario". ¿Quién le devuelve la dignidad perdida a un tipo que fue escrachado por TV? Digo esto, más allá de que el escrache como metodología tenga cierta carga de vandalismo que nunca deja de ser funcional a los medios. No es un secreto para nadie que ellos quieren sangre, escándalo, descontrol, porque eso vende y genera un estado de efervescencia social, sobre todo para que uno consuma todo eso en la comodidad de su hogar mientras está comiendo las milanesas del mediodía.

Y hablando de la rutina…Hay muchas canciones que aluden a un determinado día de la semana, ya sea en el título o bien en la letra. Y no es casualidad. Los artistas son personas como nosotros, con más dinero seguramente, pero si realmente son artistas en un sentido estricto y saben palpar el pulso de la realidad, sienten ese agobio de tener que dirigirse al público que pagó su entrada para el teatro y procurar que la gente se distienda durante el tiempo que dure la función. Expresar en música lo que te genera un día en particular no es algo sencillo, aunque muchos lo han intentado, sin éxito. Recuerdo a Sui Generis, con su magnífica postal del Buenos Aires de principios de los '70, en "Lunes otra vez". Ese "otra vez" implica, resulta obvio decirlo, repetición. Otra vez lo mismo. Otra vez la rutina. Otra vez el laburo. Otra vez a vestirse para ir a la oficina. Otra vez a ponerse ese horrible uniforme amarillo y rojo de la Estación de Servicio Shell. Otra vez a sentir que soy el engranaje de una máquina que funciona al compás de Wall Street. Pero, sin embargo, sin una rutina nuestra vida sería bastante caótica. Sin que ello implique ser tirano de los horarios, necesitamos cierto orden. Punto final. 





14 de septiembre de 2020

Hacer periodismo en tiempos de pandemia, caiga quien caiga

 El fin de semana transcurrió sin mayores sobresaltos, excepto por un grupo de inadaptados que el pasado domingo salieron en caravana a dar vueltas al pedo en moto, con escape libre, por supuesto. Estos muchachos han visto demasiadas películas y se creen que son Easy Rider. Hoy publiqué una nota sobre el cierre del Sanatorio al ingreso de nuevos pacientes. Me llamaron para desmentirlo. Lo hice, pero a la persona que habló conmigo le dije las fuentes que me brindaron la información, ya que no soy un improvisado en esto. Una persona o institución puede desmentir o aclarar lo que desee, y en tal caso merece su derecho a réplica. Pero debo decir que con respecto al COVID en Lobos, existe un ocultamiento de la información más que notorio. A los medios, todos los días nos envían un comunicado por la mañana. Y eso es todo. Quisiera saber quiénes son los que lo confeccionan y redactan, porque muchas veces tomamos conocimiento de casos positivos que no aparecen en los informes oficiales. Este gobierno, que declama "decir la verdad" y hace un alarde de la "honestidad", no ha logrado aún sincerarse frente al Coronavirus. Hoy hubo una reunión de las autoridades políticas con el Equipo Intersectorial y con los concejales, pero dejó sabor a poco. No se tomarán medidas por el momento para restringir la circulación. "Siga, siga", decía el árbitro de fútbol. Es lo mismo que estamos viendo ahora. 

Muchos funcionarios, de ayer y de hoy, deberían saber que la verdad siempre triunfa, aun contra sus deseos. Porque son los propios vecinos quienes expresan al periodismo lo que está pasando. Y como sostengo siempre, nuestro deber es ser esclarecedor en la polémica, en lugar de agigantarla sin sentido. No se me cae el sombrero por retractarme o decir que la información publicada es inexacta o imprecisa. Lo haré todas las veces que sea necesario. A río revuelto, ganancia de pescadores. Dejen de culpar a la prensa y háganse cargo. La gente se los va a agradecer. Dejen de mirar la paja en el ojo ajeno y asuman la responsabilidad que les cabe. Porque nadie los obligó a ocupar un cargo, ustedes eligieron hacerlo. 

De más está decir que hacer periodismo en estos tiempos no es nada fácil. Pero uno sigue en la pelea, porque es una pasión, es para lo que nos formamos y capacitamos. Entonces vos, si querés que me retracte y sos gerenciador de una institución, mandame un comunicado memebretado y firmado, y ahí podemos empezar a hablar. No antes. Con el diario del lunes, es fácil hablar. En tiempos del periodismo digital, nosotros nos adelantamos y ya tenemos "el diario del domingo". Yo soy editor y director de un medio de prensa, el resto que haga lo que quiera, me hago responsable de mis notas y si están ajustadas a la realidad de los hechos, eso es lo que verdaderamente importa, y no perder tiempo en desmentidas mientras vecinos nuestros siguen contagiándose y muriendo a consecuencia de la pandemia. Punto final.  



11 de septiembre de 2020

Derribando muros con un martillo

Llegó el fin de semana. Ya sabemos que todos los días nos parecen iguales, pero de todos modos buscamos ponerle la mejor onda. A veces nos volvemos introspectivos: Nos encerramos en nosotros mismos, nos preguntamos por qué nos está pasando esto, y no hallamos respuesta. Ya no importa cuánta plata tengas, porque el COVID no hace distinción de billetera. Me preocupa la cantidad de casos que se registran diariamente en Lobos, y esto no lo digo ni siquiera como periodista, sino como vecino. No quiero vivir en una ciudad sitiada, pero tampoco en una población donde rige el vale todo y esos tipos que se creen Superman nos exponen a un contagio de la manera más estúpida. Creo que las autoridades municipales deben poner las cartas sobre la mesa y hablar con franqueza, pues fueron ellos quienes propiciaron nuevas habilitaciones cuando el sentido común indicaba lo contrario. Pudo haber sido un ensayo, una suerte de "prueba y error", pero con los números de cada día, ya es momento de volver a dar marcha atrás, aunque sea antipático decirlo. 

Más de una vez he tenido que regresar a mi casa por olvidarme el barbijo, ya que era un hábito que no tenía incorporado. Pero es normal que suceda: Así como uno antes se olvidaba las llaves, ahora extraviamos otras cosas. Estamos ante una  realidad que nos interroga y nos interpela buscando descolocarnos, pero que a menudo nos hace reflexionar porque los hechos van decantando: caen en cuentagotas, como un folletín de novela. Razón por la cual la sensación de estar cargando con una mochila demasiado pesada, cada día es una gotita más que se va sumando y que pone a prueba nuestra capacidad de lidiar con la adversidad. Nadie se va a olvidar de 2020, no por motivos precisamente gratos. Entre mis próximos objetivos, está el lograr la puesta en valor de mi emprendimiento periodístico: si bien es un medio que la gente lee, necesito hacerlo más rentable. Otra meta tiene que ver con la creatividad, que aún no he desarrollado del todo porque siento que estoy encerrado en una jaula. Ayer me puse a leer una nota sobre la Gran Depresión de 1929, que afectó a casi todos los países desarrollados, sobre todo a EE. UU, con índices de pobreza y de desempleo récord. No me pregunten cómo, pero los yanquis salieron adelante. Nosotros tenemos el recurso humano para poder conseguirlo, lo que nos hace falta es ser claros y precisos en lo que pretendemos alcanzar. 

Yo en estos meses hablé mucho de la necesidad de reinventarse, y después de di cuenta de que no es tan fácil como parece. Hay estructuras que permanecerán en pie y otras que dejarán de existir. De hecho, es un proceso que está ocurriendo ahora, pero cuyas consecuencias vamos a advertir mucho después. De nada sirve poner énfasis en la conectividad y el acceso a Internet, si hay gente que se está cagando de hambre. Llevará por lo menos cuatro años recuperar la economía, si se implementan medidas concretas para hacerlo. Ese es el tema, dar con el diagnóstico que marcan los números y actuar rápido, tan pronto como la pandemia termine. Y mientras tanto, hay que continuar asistiendo a los sectores más vulnerables, algo que no debe ser objeto de críticas en un contexto excepcional. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 

10 de septiembre de 2020

Seis meses

Si no me falla la memoria, este jueves ha sido una de las jornadas más calurosas desde marzo, aproximadamente. Lo noté especialmente por el hecho de que empecé a sudar mientras el sol impiadoso me pegaba de lleno, y me fui quitando los buzos y abrigos para quedarme sólo con la remera que uso para dormir. Claro está que por las noches seguirá refrescando bastante, pero dudo que el termómetro baje abruptamente. Va a ser bastante complicado usar el barbijo en el verano, con toda la cara transpirada y la tela que se te "pega" a la piel. Todos los que he usado hasta el momento son de fabricación casera, los confeccionó mi vieja, y demostraron ser efectivos. Ya debemos pensar que, por el tiempo que llevamos y las demoras en la producción de la vacuna, no habrá cambios significativos en lo que resta del año. Además, el virus no es estacional, por eso hubo rebrotes en el verano europeo, sobre todo en España y Francia. Cuando en el hemisferio Sur el calor empiece a apretar y llegue la temporada de pileta, es probable que se deban tomar innumerables cuidados para poder meterse al agua. No creo que la curva de contagios vaya a menguar, al menos en los próximos meses. Todos alguna vez hemos "roto" la cuarentena, ya sea porque nos olvidamos el barbijo cuando íbamos a hacer un mandado, o porque hemos tenido que circular más allá del horario permitido. El tema es cuando estas negligencias domésticas se vuelven una constante y se produce el famoso "relajamiento", vale decir, que la gente deja de cuidarse y así aparecen los asados, las rondas de mate, y otras costumbres que eran habituales hasta marzo. 

Pasaron seis meses ya y esto parece una pesadilla que nunca termina. Hay días en que me siento más optimista que otros, pero realmente estoy agotado y cansado de ver todo el tiempo lo mismo, de pensar en que estamos padeciendo una pandemia inédita en la historia. Por eso, ya no vale la pena odiar a los chinos y conjeturar si el virus fue inoculado o no, lo concreto es que está entre nosotros, y que eso nos provoca miedo. Insisto, el verano va a ser muy difícil de transitar en estas circunstancias. Ni soñar con ir a la playa, si Mar del Plata es una de las ciudades con mayor cantidad de contagios. Menos a Tandil, que se cortó solo y dio de baja el sistema de fases, vale decir que ellos se autoregulan como quieren. Definitivamente, no es el mejor contexto para vacacionar, además de que nadie tiene un mango. 

Uno puede elegir no ver televisión, o no escuchar radio, desconectarse de todo. Y hasta puede elegir cambiar de laburo y dedicarse a otra cosa, pero lo que no puede elegir es el entorno. Aunque viajes de Ushuaia a La Quiaca, siempre vas a tener un entorno que te condicione. Hay personas que, por la naturaleza de su profesión, están más expuestas que otras al escrutinio público. Pero todos somos susceptibles de una mirada colectiva sobre nuestra persona. Quizás en los pueblos chicos esto se note más, pero no quiere decir que no exista en los grandes centros urbanos. A la gente le gusta las historias de ascenso y caída de los ídolos que ve por Netflix, del pecador que se redimió, es como si necesitara encontrar un sesgo épico en cada cosa que ocurre. La vida es mucho menos épica de lo que se supone, la gente vive como puede, y si bien es cierto que a veces nos enteramos de casos admirables de superación personal, de personas que luchan contra la adversidad, creo que todos somos un poco héroes por el mero hecho de estar vivos y con uso de razón. Hay muchos que están resistiendo como yo este vendaval de finanzas en rojo y poco margen para la distensión. Varios países miran con curiosidad la cuarentena argentina, pues se dice que es la más larga del mundo. Probablemente sea así, y continuará del mismo modo mientras haya pelotudos sin conciencia social o respeto por el otro. Punto final. 


9 de septiembre de 2020

Escupir para arriba puede ser peligroso

Si hay algo que nos impulsa a luchar, es la adversidad. Pensá esto: si tuvieras todas las comodidades que querés, no tendrías motivo para quejarte o cuestionar nada. En lo que respecta al periodismo, trato de analizar qué intereses puede haber detrás de cada hecho de actualidad. Y eso no te lo enseña la Facultad, sino la intuición. 

Muchas veces hay manifestaciones o movilizaciones masivas que son meramente espontáneas y no responden a ningún partido u organización. Pero siempre están los famosos "infiltrados", que son agentes de los servicios de inteligencia, o bien punteros políticos, que buscan arruinar el verdadero espíritu de la protesta con incidentes que son ajenos a ella. Fogonear el caos y el descontrol es muy peligroso, pero en la Argentina se ha utilizado con frecuencia ese recurso. Fulano viene a restablecer el "orden" después de la caótica situación en que nos dejó un determinado Gobierno. Esto es tan útil para dictadores como para líderes mesiánicos que se arrogan la representación popular. Las cosas son como son, lo que debemos hacer es aprender a interpretar la realidad. Cuando vos lográs esto, te das cuenta de que nadie es inocente en este juego. Los sindicatos no responden a los intereses de sus afiliados, se sirven de éstos a cambio de negociar un aumento con los empresarios y dirigentes de segunda línea por debajo de la mesa. 

Lo que acabo de exponer no está relacionado con la protesta de la Policía que presencié el miércoles, en el centro en Lobos. La mayoría de los que se manifestaron son integrantes de la fuerza, amigos o allegados, y personal retirado. Espero que se llegue a un acuerdo cuanto antes, y que les otorguen una remuneración acorde a la tarea que realizan.

El tema es que el pulso social cambia más rápidamente que antes. Estamos atravesando la peor crisis económica del siglo XXI, peor aún que la de 2001/2002. Porque aunque no lo leas en los grandes diarios, lo percibís en tu bolsillo y en el de quienes te rodean. Los peces gordos se salvan siempre, porque viven de la chantada y la especulación. Quienes debemos sostener una emprendimiento, tenemos que adaptarnos a un escenario nuevo, que cayó como un mazazo a partir de marzo y promete continuar hasta 2021. Hacer campaña con el COVID y la cuarentena es una actitud miserable, pero para la clase política que nos gobierna todo es posible. Y para los opositores, también. A quien le quepa el sayo que se lo ponga. Pasaremos las Fiestas en un contexto rarísimo, porque si bien las reuniones sociales no están permitidas, alguna excepción habrá que hacer. El Gobierno lo sabe y ya viene planificando eso desde hace tiempo. Sólo es cuestión de meses ver qué sucederá. 

Podés echarle la culpa a Fernández, a CFK, al virus, o a Kicillof. Pero mientras nos entretienen como monos de circo, la rueda sigue girando. No olvidemos esto. Estos tipos no son novatos en la política, se las saben todas. Los macristas tampoco eran novatos, pero sí bastante más inútiles. Por algo perdieron las elecciones. En una nota anterior pronostiqué que el peronismo volverá a ganar en 2021, y hasta ahora nada me hace pensar lo contrario. Es un país tan imprevisible como el nuestro, puede haber un golpe de timón, pero si ocurre será por circunstancias ajenas al deseo de los futuros candidatos de uno y otro partido. 

Si la pandemia nos cambió la vida, queda demostrado que cualquier crisis global nos puede dejar en bolas y sin saber qué hacer. El virus fue un intruso en la mediocridad de la política argentina. Ya estamos con la cuarentena más larga del mundo, que interpela a nuestra propia idiosincrasia. Como somos poco afectos a acatar normas, decretos y leyes, la falta de cuidado provoca cada vez más contagios. Una forma poco sutil de escupir para arriba. Punto final. 


Un miércoles extraño y con muchas preguntas sin responder

Hola amigos, estuve unos días sin poder escribir una nota nueva, porque tenía asuntos más urgentes que resolver. En fin, como habrán podido ver, la Policía Bonaerense está realizando una medida de fuerza en reclamo de mejoras salariales. Si se llega a amotinar (como ha pasado alguna vez), estamos en el horno. El sueldo que perciben no es elevado, pero es mayor, por ejemplo, a muchos puestos municipales de las categorías más bajas. Claro está que las comparaciones son odiosas, ya que un policía arriesga su vida en un enfrentamiento armado o en un allanamiento, sobre todo en las zonas más calientes del delito en la Provincia. También es cierto que hay oficiales que no sólo son inoperantes, sino que están vinculados a los Barones del Conurbano para todo tipo de coimas a cambio de no accionar (encubrir): prostitución, juego clandestino, trata de personas o tráfico de drogas. Pero quiero focalizarme en aquellos policías que honran su labor, que no son corruptos, como Sérpico en aquella inolvidable película de Al Pacino. Es difícil que un agente de policía sea sumariado, más difícil es que sea pasado a disponibilidad, y casi imposible que sea exonerado. Como en casi todos los empleos públicos, es muy raro que te echen, por lo general te ubican en una comisaría donde no te conoce nadie y listo. 

En este tiempo que hemos tenido que enfrentarnos a un realidad distinta, aproveché para reencontrarme con notas que uno ha escrito hace cinco años o más, dado que este blog nació en 2005. Es lo más parecido a encontrarse con otra persona que no sos vos. Pero, como se dice en la jerga, creo que pese a todo resisto un archivo. Las contradicciones se vuelven más evidentes con el paso del tiempo. Aquel que no cambia si forma de pensar conforme lo que le va tocando vivir, no evoluciona. Es así, muchachos, no hay que buscarle mucha vuelta. Pero (y he aquí el detalle),esto no significa no ser coherente. Si antes hablabas pestes del gobierno de turno y hoy cambiaste de parecer, no pasa nada. Fueron ellos los que te defraudaron, no vos el que mentiste. La coherencia tiene que ver con los principios, con los ideales más profundos, con los sueños y aspiraciones. Si mantenés eso aunque hayan pasado dos o tres Presidentes, podés dormir tranquilo, porque uno opina o se expresa en función de la coyuntura. Por lo demás, nadie tiene derecho a cuestionarte ni decirte nada, y si alguien lo hace, es un pelotudo más.

Como nos sucede a todos, hay días que me levanto de mejor humor que otros. Esto dura hasta que salís a la calle a afrontar lo que te toque, en tal caso podés transitar un día con buena vibra o puede resultar una completa decepción. Me ha pasado (rara vez, pero me pasa), que no tenía el menor entusiasmo, pero me encontré con amigos y vecinos que me hicieron ver las cosas de otra manera, subiendo un poco la autoestima, o diciéndome que no me preocupe que todo va a salir bien, el famoso "esto ya va a pasar". Son frases de estímulo de parte de gente que realmente te quiere (o te aprecia) y que demuestra su interés por verte bien. Estos cinco meses me demolieron, y no me refiero sólo a lo económico porque ya lo dije muchas veces, sino a sentirme cada vez más lejos de poder hacer muchas cosas que me gustaban. Ya casi ni entro a Facebook, porque está lleno de pavadas de gente que pretende hacer más ameno este trance y si bien al principio me entretenía un poco, hoy me parece patético. Grabar un video en Instragram o FB está bueno, siempre que tengas algo interesante para decir y compartir con los demás, de lo contrario carece de todo sentido. 
 En todo este tiempo:

- Apoyé a Fernández en algunas decisiones.
-Despotriqué contra Fenández y contra TN.
-Cuestioné al poder político de Lobos, como así también la manifestación de 17/A
-Mandé a la mierda a los anticuarentena y todo tipo de personas que sostengan teorías conspirativas.
-Empecé el gimnasio. Dos veces por semana, aunque hubo días que me quedé dormido y tuve que trabajar, por lo cual fui una sola vez en siete días.
-Dormí más siesta, más por aburrimiento que por sueño.
-Me endeudé, pagué lo que debía y me volví a endeudar (por sumas relativamente pequeñas).
-Comprendí que me da pereza ver películas, a menos que trabajen actores conocidos y que la trama sea ágil.
-Dejé de frecuentar varios lugares que ya no me generan nada.
-Hice una limpieza de mi habitación, tirando a la basura todo lo que no tenía ningún valor económico y ocupaba lugar al pedo.
-Renegué de suscribirme a Netflix y no lo pienso hacer por más que me insistan, dado que no me interesan los contenidos que ofrecen.
-Tomo más mate y menos café.
-Fumo bastante más que antes, aunque me fijé un límite para cuidar un poco mis pulmones.
-Sólo voy al súper cuando hay alguna oferta, compro todo en el almacén.
 Seguramente, algunos de ustedes se sentirán identificados con este cambio de hábitos, y habrá quienes han adoptado otros completamente opuestos a los míos. El cambio es un proceso de constante movimiento. Por lo tanto, no descarto que en un futuro vuelva a hacer lo que esta pandemia me dejó en stand by. Un abrazo para todos mis lectores, y pronto nos volveremos a ver. Punto final.

7 de septiembre de 2020

Entre los contagios en la Provincia y la vocación separatista de Buenos Aires

Lunes por la tarde en la ciudad. Comienza una nueva semana, cada vez estamos más cerca de la primavera, y vemos como la situación epidemiológica del COVID sigue igual o peor a los últimos tres meses. El escenario no es alentador, ni en Lobos, ni en la Provincia. No sé si las nuevas habilitaciones en nuestra ciudad tienen relación con el incremento de contagios, quizás no, pero la mayoría de los distritos en situaciones similares optaron por dar marcha atrás todas las veces que fuera necesario. Acá no pasa eso, tampoco en CABA. Los porteños se creen superiores al resto de los mortales, para ellos el Conurbano es la viva imagen del horror, se comportan como separatistas que viven en un "principado" enclavado en el centro de la Argentina. Además, esta gente es furiosamente PRO, lo cual no estaría mal si no condujera a la estupidez, a marchar "por la República", o "por la Patria", cuando Buenos Aires es el distrito con mayor cantidad de hospitales y centros de salud. Para ellos, los del interior somos una suerte de indios con arcos y flechas, como si todavía el progreso y la civilización no nos hubieran alcanzado. Puede resultar exagerado, pero lo cierto es que los porteños se refugian en sus propios metros cuadrados del departamentito que tienen o alquilan, y cacerolean desde ahí, saliendo al balcón. Los medios replican estas protestas mínimas de los barrios más ricos de Buenos Aires pretendiendo proyectar esta insensatez a todo el país. Muchos nunca pisaron una ciudad de Jujuy, Misiones o Formosa, pero sí conocen Miami. Es el epicentro de la tilinguería argenta.

En un país federal, el unitarismo que exhibe Buenos Aires es desmesurado. Tienen su propia Constitución, es casi una provincia más. Aquellos que les concedieron estas facultades a sus habitantes no tuvieron en cuenta que va en contra del espíritu de un país unificado. Esto, además, propicia la emigración desde las Provincias hacia la Capital, porque la gente considera que allá tiene mayores oportunidades de progreso. 

Pero volviendo al inicio de esta nota, debe adoptarse un criterio sanitario uniforme. Después podemos ver el tema de las fases, o hacer excepciones en algunos casos. La provincia es un territorio enorme en el cual sí cabe hacer una segmentación, porque no es lo mismo Lobos que Merlo, por citar un caso. Pero si no respetamos las fases y cada municipio otorga las habilitaciones que quiere, no tienen razón de ser. Hoy salió el caso de Tandil, que se caga en todo y hará su propio "semáforo" de Covid. Pero en Lobos, hace rato que esto sucede, a ninguna autoridad local le importa que estemos en Fase 4, dale que va, total la gente se va a contagiar igual, pensarán. Tenemos un promedio de 20 casos diarios, esto no es joda. El sistema de salud puede colapsar en cualquier momento. Sabemos que los médicos hacen lo mejor que pueden, y que conviven con el virus. Acá no hay nadie que pueda declararse inmune, a cualquiera le puede pasar el hecho de ser contagiado. Hasta que no entendemos esto, seguiremos con un montón de prejuicios absurdos, propios de la idiosincrasia argentina. No alarmen a la gente inútilmente. Basta con tomar las medidas adecuadas y listo. La gente los votó para gobernar sin importar que haya COVID o no. Lamentablemente para ustedes, les tocó hacerlo en esta coyuuntura. Demuestren su capacidad de gestión, y el pueblo se los agradecerá. Dejen las mezquindades de lado, porque esta pandemia no distingue de colores políticos. A ver si lo entiendenn de una buena vez. Punto final. 




5 de septiembre de 2020

Monólogo del sábado por la tarde

Sábado por la tarde en la ciudad. Estos últimos días, he notado que puedo organizar y ordenar mejor mis tiempos. Resulta paradójico, pero cuanto más tiempo libre tenés, más difícil es encontrarle un momento a cada cosa. O agarrás un libro, o prendés la tele, o escuchás la radio...todo no se puede hacer simultáneamente. Recuerdo que, cuando estudiaba, necesitaba un silencio absoluto, no podía concentrarme con la radio encendida y menos aún con la televisión. Actualmente, si me dispongo a escuchar un disco, por lo general no atiendo ningún mensaje del celular a menos que sea urgente. En rigor de verdad, sí podría hacerlo, pero dedico mi atención a una sola cosa por vez. Pero quizás, lo que exige mayor grado de concentración es la lectura, más allá del tipo de texto que sea, si es objeto de estudio o de simple placer literario. Si el autor tiene el talento y la capacidad para atraparte con su relato, vas a lograr leer el libro de principio a fin. Cuando hay algunos baches, sobre todo en la narrativa, empezás a saltear páginas porque hay descripciones excesivas y superfluas, o diálogos intrascendentes. Hay escritores que tienen ese don de crear un cuento utilizando las palabras precisas, como si fueran cirujanos que cortan la piel con un bisurí en el lugar preciso. Las mismas palabras que hubieras usado vos, son las que identifican con lo que el tipo está diciendo (desde tu rol pasivo de lector). El verdadero escritor sabe cómo conmover a quien lo lea, cómo ganarse su complicidad y confianza hasta que promediando el final, aparece esa inesperada "vuelta de tuerca". Como en todas las artes, existen autores sobrevalorados que gozan de la consideración pública por el marketing que tienen. Hay gente que no entiende a Borges y se siente mal, cuando hay otros escritores que ignoran en ese afán por incursionar en los laberintos del eterno candidato al Nobel. Pero como la mayoría de mis amigos sabe, me gusta más Cortázar. 

En fin, dicho esto, realmente estoy muy preocupado por la cantidad de casos de COVID en Lobos: ayer hubo 28, hoy se registró casi la misma cifra sumado a ello un fallecido, y al parecer desde el Municipio nadie tiene la intención de dar marcha atrás con habilitaciones y permisos, como ya lo hizo Roque Pérez. Pero también pude leer, en una nota de otro medio, que el 80 % de los contagios se produce por reuniones sociales. Cuando comience la primavera y los días cálidos y soleados se presten para ir a la plaza o al parque a dar un paseo, tendremos un serio problema, ya que en anteriores ocasiones era un "vale todo". A todos nos gusta ir a tomar mate al Parque, pero hay dos inconvenientes: en primer lugar, no se puede (o no se debería) compartir esta noble infusión. Y en segundo lugar, desde el momento que te sacás el barbijo ya te estás quitando la principal protección que tenemos hasta ahora, junto con el lavado de manos y todo lo que ya se sabe. En este afán de abrir compulsivamente la economía lobense porque "la gente necesita trabajar", el Municipio está cometiendo un error mayúsculo, que se cobra vidas y que está a punto de hacer colapsar el sistema de salud. Por supuesto yo también necesito trabajar y de hecho lo hago, pero prefiero resignar ciertas libertades y poder vivir para contarlo. Ya comenté en otra nota que la ganancia que yo tenía por mi laburo se desplomó casi un 50 %, pero mientras pueda continuar, lo voy a hacer. Será cuestión de recortar gastos: no será la primera ni la última vez que me veo obligado a hacerlo. 


Todos abrigamos, aunque no nos guste reconocerlo, el deseo de trascender, y es una de las grandes fuerzas movilizadoras de la historia de la humanidad. Si no hubiera la aspiración de dejar algo antes de abandonar este mundo, el hombre no se embarcaría en desafiar a la naturaleza, en luchar contra lo establecido para construir nuevos paradigmas.

Mi principal lucha es vencer mis propias limitaciones y permanecer al margen de la mediocridad. Poco me importa cómo me recuerden en el futuro, si yo ya no estaré aquí. Quizás no me gustaría ser recordado como un mal tipo, porque no lo soy, nada más. Pero todo lo que quieran hablar o decir sobre mi persona, queda en un segundo plano. No persigo metas grandilocuentes, soy uno más del montón que trata de cumplir con sus obligaciones laborales y familiares lo mejor posible. Por supuesto, siempre es grato que alguien nos elogie o nos felicite por algo, es una pequeña caricia en pos de un objetivo que depara varias dificultades: ni más ni menos que crecer y reinventarse en todo sentido, siguiendo el pulso de la sociedad pero sin ser esclavos de rebaño. Punto final.

3 de septiembre de 2020

El desafío de "tratar de estar mejor"

Este jueves transcurrió tranquilo, dediqué buena parte del día a pagar cuentas corrientes que tengo en algunos comercios y mis obligaciones ante el Fisco. Siempre que llegan los primeros días del  mes, saldar esos gastos son mi prioridad. Por suerte pude dormir una mínima siesta antes de ir al gimnasio. Me propuse adelgazar un poco, no sé si lo lograré, lo que sí todos sabemos es que la si lo  hago a conciencia, a la large me voy a sentir mejor. Y te cansarse del ejercicio físico, seguramente te permitirá que a la noche puedas dormir más plácidamente. Ayer se difundió un nota de TN sobre las tomas de tierras en Lobos, que en realidad no aportó nada nuevo a lo que en realidad ya sabíamos y que los medios locales estuvimos informando durante todo este tiempo. Pero no me quiero extender más en el tema porque trato de salir de la estricta actualidad. 

Ese agotamiento que a menudo sentimos es parte de ver las mismas noticias repetidas por un lapso indeterminado, y esto es válido para TN, Crónica TV, C5N, y la mayoría de las señales que se dedican a estos menesteres. A veces sintonizo Canal 26, que no te quema tanto la cabeza y tiene un espectro informativo más amplio. Soy periodista y tengo el compromiso de dar a conocer la realidad de mi ciudad, pero muchas veces me agobia lo que pasa y me veo superado ante los hechos como le sucede a cualquier persona. Por eso trato de distenderme con lo que tengo a mano, ya sea escuchando música, o leyendo portales de noticias del interior del país. No todo es Clarín o La Nación, te diría que hay páginas que son mucho más confiables que los dos medios que tienen posición dominante en el mercado. 

Desde hace tiempo, vengo pensando que en Lobos hay mucha gente talentosa que a mi modo de ver merecería mayor difusión, y por otro lado hay otros que se creen grandes artistas y son víctimas de su propio ego. La vanidad se nota muchísimo en un pueblo chico, y trae consigo el inevitable chusmerío, esa letanía de meterse en la vida ajena y de juzgar a los demás sin mirarse el ombligo antes. Hagas lo que hagas, igual te van a criticar, por esto o por aquello. No se puede dejar conformes a todo el mundo, ni lograr caerle en gracia al resto de los habitantes de "la aldea". Yo no me puedo hacer cargo de lo que piensen los demás, ni me interesa hacerlo. 

Además no es saludable tampoco intentarlo, porque en tal caso estaríamos cayendo en la hipocresía y la falsedad de sobarle el lomo a todo el mundo y sonreír, esa sonrisa calcada de una publicidad de pasta dental que cualquiera puede reconocer que no es sincera. En eso estaba reflexionando, mientras me preparo para cebarme los últimos mates del día. Hay cosas de esta ciudad que me gustaría preservar, como la tranquilidad y el trato con los amigos de la infancia, pero quienes hemos vivido en una gran urbe alguna vez sabemos que hay que tratar de rescatar un poco de cada cosa para encontrarle sentido al lugar donde vivimos e interactuar con los demás de un modo inteligente. Punto final.

2 de septiembre de 2020

No te dejes vencer por la lluvia

Día de lluvia furiosa en la ciudad, sumado a ese viento del Este que no tiene piedad de que tu paraguas se dé vuelta mientras vas esquivando los charcos de la vereda. Cada mes que comienza, aún en circunstancias particularmente adversas como la que nos toca atravesar, nos da la sensación de un nuevo ciclo, como si empezáramos a escribir en una hoja en blanco. Tengo esperanzas de que entre todos lograremos superar este trance, que ha dejado serias secuelas emocionales. 

Ese sentimiento de soledad, desamparo y abandono: por quienes decían ser nuestros amigos, por el Estado, por las instituciones que parecen no entender que estamos laburando a media máquina, como podemos. Como les había comentado en otra nota, tuve que llevar la computadora a reparar y ello hizo que no pudiera redactar nada nuevo por unos días. De hecho, en este momento estoy usando un CPU que me prestaron para salir del paso. 

Estoy empezando a incorporar más producción periodística, que es un modo de volver a las fuentes, a lo que siempre hice: redactar mis propias notas en base a entrevistas que yo mismo conseguí. De esta manera puedo diferenciar mi producto del resto, publicando material que fue grabado y fotografiado por mi cuenta. Puedo tomar un texto citando la fuente, pero no me gusta abusar del "copiar y pegar". Lo mejor es darle una vuelta de tuerca a las cosas, para que la gente lea crónicas o reportajes que no suelen abundar en otros medios. A veces las pretensiones de hacer algo original chocan contra las limitaciones que uno mismo se impone o con la disponibilidad que tenga la persona que deseamos entrevistar. No es tan fácil. Una vez que la entrevista terminó, hay que desgrabar el audio lo más fielmente posible procurando que la lectura no resulte aburrida y engorrosa. 

Ese rasgo imprevisible de la Argentina hace que todos los días nos enteremos de algo nuevo, generalmente peor de lo que ya sabíamos, pero en algún lugar siempre se encuentran notas de gente anónima, como vos y yo. Personas que contribuyen haciendo Patria desde lo cotidiano, con orgullo pero sin vanidad. Y por sobre todas las cosas, no esperando que te golpeen la puerta de tu casa para venirte a buscar, porque no es así como funciona. Hay que caminar la calle y remarla, si no vos no lo hacés, nadie lo hará en tu lugar. 

También es cierto que hoy, más que nunca, necesitamos motivos para creer que se puede seguir luchando, que el esfuerzo vale la pena, que la persona que trabaja no es un gil. Y los medios tienen que promover el desarrollo de una sociedad en la cual haya objetivos claros y definidos. Porque nuestro gran problema ha sido siempre no llegar a un acuerdo en el modelo de país que queremos. Somos tan volátiles e inestables emocionalmente que pasamos de la euforia a la indignación. Un ejemplo elocuente es que el argentino promedio no se hace cargo de haber votado a Menem, De la Rúa, Macri o los propios K: se los demoniza, se los culpa de la destrucción de la industria y del empleo, de la decadencia de los valores, es decir, de todas las cosas que la mayoría ha propiciado con su voto y nunca tuvo la dignidad de reconocer que es una falacia aquello de que "el pueblo nunca se equivoca". 


No sé, hoy es miércoles pero parece domingo, y quizá me da por redactar textos como éstos en los cuales les digo que ya estoy harto de que nos traten como torpes marionetas en esta compulsa que existe entre los grandes medios y el Gobierno. Nos estamos enfermando de vivir así y seguimos sin poder ponerle freno a esta locura colectiva. Si de algo estoy convencido es de que este modo de vivir definitivamente nos conduce a la irritación, a la violencia, y quizás a perder noción  de las normas no escritas que rigen nuestra sociedad, cada vez más desdibujadas del escenario global. Punto final.  

A la vuelta de la esquina

  Mitad de semana en la ciudad. No sé qué les pasará a ustedes, pero yo ya no me preocupo tanto como antes respecto a situaciones que aparen...