Como sostengo siempre, todos nos merecemos un poco de satisfacción, porque no vinimos a esta vida a sufrir o a pagar cuentas, cada uno le encontrará un sentido a la suya, pero ciertamente no es ése. Estamos atravesando una época de profundos cambios. Cada vez se ve menos televisión y se multiplican los contenidos digitales. Es más, un blog como éste con alguien que escriba periódicamente ya es casi demodé. Pero no me interesa, lo hago porque me siento bien y si a determinado público le agrada leerlo, mucho mejor.
Estoy leyendo "Elogio de la lentitud", un
interesante ensayo del periodista canadiense Carl Honoré que nos va mostrando
cómo llegamos a este punto, a esta carrera alocada por hacer todo más rápido,
por exprimir cada minuto con la vana aspiración de que nuestro día resulte
provechoso. Yo soy de los que creen que no se puede hacer dos cosas a la vez. Nunca pude estudiar con la radio encendida, ni tampoco puedo concentrarme en un libro si pongo música Quizás sí puedan realizarse ambas cosas, pero es difícil mantener el mismo nivel de eficiencia en ambas. Por
eso el planteo del libro me resultó interesante, si bien desconfío de los "Best-
Sellers". La tiranía del reloj es un factor decisivo, que nos condiciona
pero que ya lo tomamos como algo natural. Si queremos escuchar un programa de
radio o de TV necesitamos saber a qué hora se emite, lo mismo sucede si vamos a
asistir a una exposición o a la proyección de una película (con el valor
agregado de que en el caso de la película ya sabemos de antemano la duración de
la misma). Antes del año 1300, aproximadamente, no existían los relojes, y el
hombre llevaba a cabo sus actividades de acuerdo con el "tiempo
natural", que estaba determinado por el sol. Como tampoco existía la
electricidad, durante el día trabajaba y cuando la luz comenzaba a menguar se
dedicaba a otros quehaceres. Estamos hablando de casi cinco siglos antes de que
apareciera la Revolución Industrial, que se afianzó con la producción en serie,
y la mecanización de la actividad productiva. Por supuesto, no podemos renegar
de 600 años de historia moderna, pero el autor del libro advierte que muchas
personas se dan cuenta de que no pueden seguir viviendo del modo en que lo
están haciendo, en particular en las grandes ciudades, y esto ha dado origen al
movimiento "Slow" ("Lento"). De qué se trata, lo
averiguaremos en la búsqueda por alcanzar una mejor calidad de vida. Punto final.