20 de junio de 2020

Volverán las oscuras golondrinas

Terminó la semana, y siempre es un buen momento para escribir y reflexionar sobre lo que nos pasa. Lobos sigue en Fase 4 (por ahora), en el Centro hay mucha gente circulando porque mañana es el Día del Padre y la mayoría quiere hacer un regalo de acuerdo con su presupuesto. Por otra parte, me mantengo en contacto con mis amigos más cercanos a través de WhatsApp, y la verdad es que el solo hecho de hablar con ellos me hace sentir mejor. 

Me propuse salir un poco de la melancolía, al menos en esta nota, porque hay muchas cosas que no queremos que sucedan y sin embargo van a pasar igual. No podemos volver el tiempo atrás, por lo tanto debemos aceptar lo que nos toque vivir. No vale la pena buscar culpables, prefiero mantener el bocho ocupado en otra cosa. 


El reloj me dice que es sábado por la mañana en la ciudad, con el termómetro registrando esa delgada línea que divide el frío del calor, el clima que conocemos como "templado". Pero bueno, todos necesitamos una noche de relax, así que todavía no me puedo aventurar a decir que es lo que haré finalmente. Bajo las condiciones actuales, no será nada del otro mundo. Venía demorando un nuevo posteo porque estoy un poco harto de todo, y realmente cuando me siento a escribir intento redactar algo que merezca ser leído. 

A veces pienso que no hemos aprendido nada de las lecciones del pasado. Y debo reconocer que a menudo me muestro súbitamente optimista porque leo un artículo en el cual se habla sobre los avances de la ciencia, sobre el aumento de la expectativa de vida, y esas cosas que cada tanto aparecen en los diarios. Podemos adoptar distintas posiciones frente a un mismo hecho (ejemplo: la eutanasia), pero el nivel del debate es lo que hace que esas posiciones que asumimos resulten válidas y dignas de ser tenidas en cuenta. Los opinólogos no cuentan para mí, y la moral es un concepto demasiado subjetivo que tiñe cualquier opinión de un tufillo insoportable. Hay que esclarecer aquello que aparenta ser difícil de comprender, y no sumar más dosis de confusión. Porque para eso, ya tenemos suficiente con las teorías conspirativas que encontramos por Internet, los terraplanistas, y toda una manga de desquiciados. 

Cuando la vida te sorprende con un cachetazo (o con un cross de izquierda), probablemente no sepas cómo reaccionar. Te preguntás qué hacer. Porque cuando tenés una angustia, una situación realmente apremiante, por lo general no hay "Plan B". Lo que estoy diciendo no es nada original, pero me nace expresarlo porque comparto este sentimiento con mucha gente que me lee en tiempos de pandemia. No pisar sobre terreno seguro es peligroso, porque puede que te estés hundiendo en una ciénaga. Pero como te fuiste tanto al mazo, como te la jugaste tanto por una determinada causa, ahora te cuesta cada vez más salir. En las relaciones humanas, hay gente que te acepta y respeta porque disfruta de tu compañía, otra que no. Parece sumamente básico, pero suponemos que todos deberían darnos un buen trato y hacernos sentir bien. No, pibe, la realidad no es así. O mejor dicho, no funciona así, porque no siempre se da una afinidad que propicie un encuentro, o una charla. 

 Esa es la modesta reflexión que me viene a la mente para que todos podamos afrontar este trance de la mejor manera. Recordemos que no hay plazos, y esa es la incertidumbre nos bloquea. Pero sé que algún día volveremos a hacer una vida normal, del mismo modo que volverán las oscuras golondrinas. Punto final. 


Siempre hay una buena excusa

  Cuando pasan varios años sin que te encuentres con alguien y esa persona aparece súbitamente en escena, pueden suceder dos cosas: O que te...