28 de junio de 2020

A seguir peleándola detras de la trinchera

Domingo por la mañana en la ciudad. 3 grados de temperatura. No anda un alma en la calle. Y a decir verdad,  aquel no tenga motivos para salir a trabajar o a hacer algún mandado, bien puede quedarse en su casa. Trato de ahorrar todo lo que pueda, porque no sé qué nos deparará el futuro, antes de que esto implosionara. Por supuesto que demanda esfuerzo, ya que uno tiene una inclinación a comprar cosas inútiles que no se comparecen con el escenario actual. Es realidad, no son inútiles, sino de pueden esperar . Muchos de nosotros vimos reducidos nuestros ingresos con la pandemia, al igual que varios comercios. Yo "vendo" un producto periodístico que necesita ser sustentable como todo emprendimiento, no puedo ir a pérdida porque de ser así no tiene sentido ni siquiera levantar la persiana.

Es por ello que siempre trato de darle una vuelta de tuerca a las noticias, de forma tal que los titulares o los contenidos no sean iguales a los otros medios. Le busco la vuelta para marcar la diferencia, aunque no siempre lo consiga. Si otro colega publicó una primicia, bien por él, es un logro que obtuvo y no es algo que me ponga mal. Todos los días reviso los principales portales nacionales y provinciales buscando notas que salgan un poco de la coyuntura, porque sé que tener un tema excluyente para informar genera agotamiento o hartazgo en muchos lectores. 


También es fundamental rodearte de gente que no te vaya a defraudar o traicionar, aunque como suele decirse, "la traición nunca viene de un enemigo". Hace poco se difundió un estudio, según el cual los encuestados priorizaban como valor el hecho de ser considerados buenas personas por sus semejantes. Hay un poco de vanidad en esto, porque nos desvela que reconozcan como seres amables y serviciales. Lo cierto es que no abundan, sobre todo cuando es más importante el chusmerío que informarse fehacientemente de los hechos tal como ocurrieron. ¿Es tan difícil encontrar gente buena, sin segundas intenciones, a quien le guste conversar y compartir una parte de su vida con los demás? Parece que sí, a juzgar por lo que uno puede apreciar es una sociedad donde todos quieren sacar ventaja y se cagan en el resto. Hay pocas gente dispuestas a escuchar o a intercambiar ideas, salvo que se dediquen a ello, como los psicólogos. Durante mucho tiempo fui uno de los que daban consejos sin que me los pidieran, en lugar de limitarme a escuchar, hasta que me tocó a mí estar del otro lado y comprendí lo irritante que resulta que un tipo nos intente resolver la vida diciéndonos lo que tenemos que hacer.

El contacto personal es algo que nunca me hubiera gustado perder, quizás por eso me cuesta aceptar el escenario de pandemia. Históricamente, siempre la charlas con mis amigos o "aliados" (al decir de Charly García), han ocupado un lugar importante.  Como buen dinosaurio que soy, no soy muy afecto a las nuevas aplicaciones donde se comparten emojis y caritas para expresar sentimientos que no se comparan en nada a un abrazo franco y sincero. Pero es evidente que el contexto actual ha modificado nuestro concepto de "normalidad".  Estamos tan pendientes de tener el último modelo de celular o del chiche nuevo que fuere,  que en pos de esas pequeñas metas consumistas sacrificamos tiempo que bien podríamos dedicar a conocer a alguien. El desafío que nos plantea esta pandemia, es mantener el contacto humano desde otra manera, que es lo que nos hace ser lo que somos, y que nos cuesta un poco más a la mayoría de los argentinos que solemos saludarnos efusivamente o compartir un asado. A veces me aterra pensar en lo rápido que los objetos de consumo de vuelven obsoletos, y me pregunto si no nos estaremos acostumbrando a hacer eso con las personas, a declararlas obsoletas o a "darlas de baja" simplemente porque ya no sintonizan nuestra "onda", o porque han decidido elegir un camino diferente al nuestro.

Creo que las buenas personas están en algún lado, y que sin duda vale la pena conocerlas, estar en contacto con ellas, y escucharlas. A veces nos vemos obligados a tomar decisiones contrarias a esto, es cierto, pero a veces queda la sensación de que muchas gente nunca "se la juega", y en la vida a menudo hay que poner las fichas sobre la mesa y asumir los riesgos de eso implica. Punto final. 

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  Cuando pasan varios años sin que te encuentres con alguien y esa persona aparece súbitamente en escena, pueden suceder dos cosas: O que te...