30/6/24
Finalmente, se
realizó con gran marco de público la fiesta folclórica que organizó Acuyai (tuvo que ser suspendida el fin de semana anterior) y
esa era básicamente la única actividad turística que la ciudad tenía para
ofrecer a sus visitantes, no había mucho más en agenda. Hay que prever esto y
no concentrar todos los esfuerzos en un solo evento porque en tal caso, cuando el clima no
acompaña, te quedás en bolas. Da la impresión de que no aprovechamos todo lo
que tenemos. Pero hoy ya es domingo, salió el sol, y se disipó la humedad. La
vida continúa, eso ténganlo por seguro.
Es así como la
ciudad tiene un aspecto deslucido cada vez más palpable, lo cual sólo
puede atribuirse a la falta de gestión a nivel local. Algo que es notorio para
cualquiera que camina la calle y que tiene honestidad intelectual. Fueron
votados por la mayoría para conducir los destinos del pueblo, pero no están a
la altura. Es posible que en los dos mandatos previos hayan hecho algo mínimamente
provechoso, pero ahora ya no hay nada que se pueda ver y que represente un
símbolo de progreso. Pero algún día la gente votará otra cosa y quizás los que
están ahora se den cuenta de que la sociedad no les otorgó un cheque en blanco
para permanecer indefinidamente. Entonces volveremos a transitar la senda que
nunca debimos haber abandonado. La vida continúa.
Vamos cerrando
ciclos y abriendo otros casi sin darnos cuenta, la naturaleza nos sorprende con
el canto de los pájaros y la belleza de los árboles de follaje perenne.
Aquellos árboles que resisten el otoño y el invierno. Podría quejarme de muchas
cosas, pero no de eso, no de estar vivo para contarlo. Amamos, perdonamos y
volvemos a amar, y no sabemos bien por qué, ni tampoco qué es lo que hay por
perdonar. Pero no te preocupes, la vida continúa.
No confíes en tu suerte ni en tu intuición, porque el éxito es efímero. Nadie puede sostener una racha por tiempo indefinido. Sin embargo, la vida continúa.
Pasamos medio día
en la cama porque no hay nada para hacer, mirando el cielorraso del dormitorio
con cara de póker, y las manchas que hay en el yeso. Decimos con firmeza que
vamos a pintar toda la habitación aunque nunca lo vamos a hacer porque pintar
no es sólo pintar, es lijar, remover la pintura vieja, correr todos los muebles,
colocar diarios en el piso para evitar las manchas blancas del líquido fresco
de las paredes. Pero quién nos dice que no nos agarre la chiripiorca y hagamos
todo eso y más en 8 horas restantes. La vida continúa.
Salteamos las
páginas de un libro que se nos antoja tedioso, esperando que haya algo de
acción. A lo mejor no hay pasajes vibrantes en toda la extensión de la novela,
pero el libro sigue ahí, invitándonos a recorrerlo, y nosotros también seguimos
ahí, esperando que ese autor nos movilice y nos conmueva. Vamos hojeando ese
ejemplar con interés y con desdén al mismo tiempo. Quizás en el futuro le demos
otra oportunidad y logremos finalizar la lectura. Todo puede ser. Por ese
motivo es que la vida continúa. “Mientras miro las nuevas olas, yo ya soy parte
del mar”, decía Charly. Nos estamos viendo pronto. Punto final.
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