Podríamos pensar que, en términos económicos, 2020 ya puede darse por perdido, porque si bien la salud siempre debe ser la prioridad, los abusos en los precios, la inflación, y el fantasma del default son las noticias que dominan las tapas de los diarios. El Gobierno emite moneda (billetes), porque no tiene financiamiento externo, y porque necesita llevar plata a los bolsillos de la gente. Digamos, para dar un ejemplo doméstico, que debés tanta guita que el almacenero de la esquina no te fía más hasta que le pagues la cuenta.
Pero, por supuesto, un refugio tentador para esos pesos, es el dólar. Por supuesto, para aquel que esté dispuesto a pagarlo en las "cuevas" a la cotización que fuere.
Pero, por supuesto, un refugio tentador para esos pesos, es el dólar. Por supuesto, para aquel que esté dispuesto a pagarlo en las "cuevas" a la cotización que fuere.
Leí hoy que la inflación de abril según el INDEC fue de 1,4 %, la más baja desde 2017. Sinceramente, no vi ningún producto que haya bajado su precio o que, por lo menos, no lo haya aumentado. Esa cifra sólo puede explicarse por la caída del consumo y el derrumbe del salario real. En su momento se deslizó la posibilidad de emitir billetes de $ 5.000. No es tan errado ese planteo, porque en lugar de cinco de mil, imprimís un solo billete y disminuye la base monetaria. Todo los rubros relacionados con la tecnología y la informática remarcaron la mercadería notablemente, porque están basados en el valor del dólar. La amenaza del virus ocultó un problema heredado del macrismo, que es la imposiblidad de pagar al FMI y a los bonistas, a consecuencia de un endeudamiento descomunal. Llevará varios años llegar a un acuerdo concreto y que todas las partes involucradas se den por satisfechas.
Permitir que el fútbol profesional regrese a las canchas es una estupidez absoluta, porque aunque se establezca un protocolo para prevenir el virus, no tiene sentido que 22 tipos estén peleando por la pelota en un estadio vacío. La gente mirará los partidos por TV, encerrados en sus hogares, mientras hay una sarta de opinólogos que debaten si es conveniente o no. Déjense de joder con el fútbol, por suerte todavía hay personas prudentes que le pusieron un freno a esta cuestión y se propusieron analizarlo con más recaudos y en un mediano plazo.
Durante el macrismo, escribí acá una nota titulada "La crisis que nos enferma". Si tuviera que traspolarla a hoy, podría decir que mucha gente no morirá de coronavirus, pero sí de diversas patologías asociadas al sedentarismo, al tabaco y al alcohol. Si miramos a Brasil, nos encontramos con un Presidente que ha decidido que continúe la producción en fábricas e industrias sin importar las consecuencias. Hoy más nunca, urge buscar un equilibrio, y demostrar de una vez por todas que en Argentina hay funcionarios idóneos y capacitados para esta contingencia, que durará hasta límites insospechados. Punto final.
Permitir que el fútbol profesional regrese a las canchas es una estupidez absoluta, porque aunque se establezca un protocolo para prevenir el virus, no tiene sentido que 22 tipos estén peleando por la pelota en un estadio vacío. La gente mirará los partidos por TV, encerrados en sus hogares, mientras hay una sarta de opinólogos que debaten si es conveniente o no. Déjense de joder con el fútbol, por suerte todavía hay personas prudentes que le pusieron un freno a esta cuestión y se propusieron analizarlo con más recaudos y en un mediano plazo.
Durante el macrismo, escribí acá una nota titulada "La crisis que nos enferma". Si tuviera que traspolarla a hoy, podría decir que mucha gente no morirá de coronavirus, pero sí de diversas patologías asociadas al sedentarismo, al tabaco y al alcohol. Si miramos a Brasil, nos encontramos con un Presidente que ha decidido que continúe la producción en fábricas e industrias sin importar las consecuencias. Hoy más nunca, urge buscar un equilibrio, y demostrar de una vez por todas que en Argentina hay funcionarios idóneos y capacitados para esta contingencia, que durará hasta límites insospechados. Punto final.