Por otra parte, estoy más tranquilo respecto a lo que sucede a mi alrededor,
por supuesto que me indigno y reniego de las cosas de siempre, pero ya no lo
hago con tanta asiduidad como antes. Esta situación nos enseña a no
dejarnos llevar por los impulsos, nos permite sopesar los hechos, evaluarlos, y
tomar una decisión más acertada. Si bien digo esto con toda naturalidad, como si
resultara lo más sencillo del mundo, obviamente está lejos de serlo. La
coyuntura actual exige que uno deba tomar decisiones rápidas, a veces, contra
su voluntad. No me refiero únicamente a aquellas que cambiarán el resto de
nuestras vidas, sino que incluyo dentro del grupo a las pequeñas boludeces de
lo cotidiano sobre las cuales debemos tomar una posición. Todo trabajo o
profesión implica tener que realizar tareas ingratas o mal pagadas, aun cuando
se trate de la profesión que elegiste y para la cual te capacitaste. Muchas
veces nos vemos superados por los hechos, por la mediocridad y por el chusmerío.
Esto me lleva a dudar si los políticos y funcionarios actúan de un modo inteligente. Aunque en lo que respecta a la función pública, hay que tener un pensamiento estratégico y atajar varios penales a la vez. Es un ejercicio "analítico", casi diría pragmático. ¿Cuál es la diferencia entre la inteligencia y el talento?
¿Existe una delgada línea que separa a uno de otro, o se complementan? La
mayoría de la gente supone que el talento es algo innato, un don, una capacidad
especial (por ejemplo, la expresión corporal de Michael Jackson o de Julio
Bocca). Yo adhiero a esta teoría, pero quizá la inteligencia entendida ésta en
un sentido amplio, también tenga algo de innato. (Me estoy yendo de tema)
Siguiendo con el ejemplo que
mencioné antes, nadie duda del talento de Michael Jackson, pero no ha sido
inteligente en el manejo de sus finanzas o en su carrera artística. En
realidad, todos creían tener todo bastante claro hasta que Howard Gardner
expuso su teoría de las inteligencias múltiples (son 8 en total), según la cual
puede ser tan inteligente un aborigen de una tribu africana como un científico
con un posgrado en la Universidad de Harvard, simplemente porque ambos han
sabido adaptarse a la situación que les ha tocado en suerte. De tal forma que
el tipo que vive en -pongamos por caso- Nigeria, es capaz de construir su
propia vivienda, seguramente precaria, pero vivienda al fin, cosa que el
científico no podría hacer de ningún modo. Ser culto tampoco es sinónimo de
inteligencia, si yo fuera historiador eso no me hace más inteligente que una persona
que trabaja en un lavadero para autos. Obviamente, sí tengo acceso a
conocimientos que el muchacho del lavadero no tiene, y él a su vez podrá dejar
un auto reluciente mientras yo me jacto de mis conocimientos sobre la Revolución Francesa o la literatura de Borges, por decir dos pavadas que se me ocurren en este momento. Cuídense
del frío, y nos estamos viendo pronto. Punto final.