La ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de París fue excesivamente larga. El paso de las delegaciones a bordo de embarcaciones sobre el río Sena se iba intercalando con varios números artísticos bajo una lluvia torrencial en la capital francesa. Pero valió la pena esperar hasta el final para escuchar cantar a Celine Dion.
Mientras tanto, el desarrollo de la competencia viene siendo desparejo desde el
punto de vista organizativo, comenzando por el escandaloso debut de la
Selección Sub 23 ante Marruecos. Pese a las quejas, la FIFA desestimó el reclamo
que hizo la AFA. Se ve que no querían meterse en quilombos, para ellos los JJ.
OO. son algo que probablemente los excede y decidieron no dar lugar al pedido
que hiciera la comitiva argentina. Por otra parte, el 26 también se registró un
sabotaje en la red ferroviaria de Francia, lo cual hizo que el transporte se
volviera complicado, afectando a 800.000 pasajeros. Además, hubo quejas en la
Villa Olímpica porque los alimentos que les suministran a los atletas no
tendrían la calidad y la cantidad esperada.
Todo parece
indicar que, con suerte, la delegación argentina cosechará dos o tres medallas,
de algún judoca o paletista, que suelen ser ninguneados durante el resto del
año. A lo mejor la Selección de fútbol repunta, le encuentra la vuelta y logra
obtener una medalla, lo mismo que el representativo femenino de hockey. Es
fundamental hacer una planificación seria y priorizar un nivel aceptable que
nos permita estar en condiciones de tener mejores puestos en todos los órdenes.
Talento no nos falta.
Sea como fuere, la debacle es consecuencia de la falta de incentivos hacia el deporte amateur, de instalaciones deficientes, y de un país que sólo obtiene algo de gloria con las disciplinas masivas. Como sabemos, los deportes individuales son aquellos que merecen recibir un apoyo económico porque los atletas no tienen acceso a otra fuente de ingresos, salvo que perciban premios en dinero por cada competencia, pero por lo general son ellos los que tienen que pagar una inscripción para participar. Pero los Juegos no dejan de ser un evento que concita la atención del público, y que cuenta con numerosos sponsors.
Lo que pasa es que, en la Argentina, el interés de la gente está puesto en la recuperación de la economía, que dudo que se produzca en el corto plazo. Pero si este gobierno consigue algún alivio al bolsillo promedio, sería un gran espaldarazo en la consideración pública. Qué bueno sería dejar de lado las pálidas y comenzar a percibir que van llegando buenas noticias, que el sacrificio dio resultado, que el ajuste no fue en vano. Yo, por ahora, me mantengo escéptico, pero dispuesto a que los hechos me demuestren lo contrario. La mayoría que ha leído mis posteos anteriores ya conoce mi posición.
Como no hay ningún plan,
es un poco difícil imaginar un escenario donde el pronóstico negativo se
revierta. El consumo y el esparcimiento siguen en caída libre, porque no hay
plata para gastar: Cuesta mucho esfuerzo ganarla y en dos o tres compras ya se
fue lo poco que tenías disponible. Hay dos variables que inciden: Se gana
poco y todo está muy caro, por lo tanto no alcanza para pagar la luz, el gas, o
un alquiler. La merma en la actividad ya comienza a hacerse notoria pese a que
la Ley Bases se aprobó. Digo esto porque el Ejecutivo la elevó como moneda de cambio: Era la madre de
todas las batallas, y sin embargo ahora que ya está en vigor sus afectos
prácticos son confusos. Por eso insisto: Si quieren que seamos optimistas, que nos den motivos para creer. Nos estamos viendo pronto. Punto final.
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