24 de julio de 2024

Trata de personas

 

El tema de la desaparición de este niño, Loan, se sigue por televisión como si se tratara de un folletín por entregas. Hay testigos que se desdicen cuando los empiezan a indagar o los someten a un careo, pistas falsas, funcionarios que han tenido que renunciar para no quedar "pegados" en la investigación.

Yo no digo que lo sucedido no sea grave, pero es desgastante llegar a la conclusión de que hace más de un mes que se está dando vueltas sobre lo mismo, con una improvisación total, sin ningún indicio firme. Sería bueno que por unos días las pantallas le dieran descanso a la cobertura que hacen los movileros para ver qué onda, me refiero a si al cabo de unas jornadas surge alguna novedad sustancial o si todo sigue igual que el primer día. Yo lo que veo es que se le está otorgando un espacio desmesurado diariamente, teniendo en cuenta que hay un montón de chicos que son víctimas de una red de trata. Esto ya lo dije una vez, pero no está de más recordarlo, y pensar qué es lo que suscitó tanto interés en este caso puntual desde el vamos. 

Hasta ayer lo que sabíamos es que la búsqueda se había trasladado a Chubut y Santa Cruz, y si se decidió continuar con la pesquisa por esa zona, tan lejana a Corrientes, fue simplemente porque alguien escuchó que un niño exclamaba ser Loan. Tiene 5 años, y una criatura de esa edad difícilmente pueda expresarse de esa forma, sobre todo si ha sido raptado por adultos que imponen sus propias reglas.

Por todo lo que mencioné, es obvio que la investigación no va dirigida hacia ningún avance en la causa. El expediente ya debe acumular innumerables fojas, y la conmoción que provoca este hecho se contrapone con la intrascendencia que se le da a otros casos que involucran a menores de edad. Quizás, es lógico pensar que se ha ido construyendo en base a la desaparición una historia que tiene los condimentos que la televisión requiere, y por ello se le brinda cobertura en detrimento de aquellos casos que no logran tener trascendencia en los medios nacionales. Así es cómo ocasionalmente vemos la foto de algún nene cuyo paradero es una incógnita, pero no se avanza más que hasta ahí.

Ojalá, cuando las cámaras ya se hayan retirado y los móviles emprendan el regreso a Buenos Aires, podamos seguir reflexionando sobre qué es lo que hace que un crimen vinculado con la trata de personas haya recibido tanta atención pública. No es casualidad, desde luego, y siempre cabe la sospecha de que se convierta en una cortina de humo para ocultar otras cuestiones que no conviene que se sepan. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

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