Durante el fin de
semana escribí bastantes notas. Y como a veces la tarea de vuelve farragosa, me
puse a reflexionar sobre el tiempo que le dedico a mi trabajo y la importancia
relativa que esto conlleva. Porque habrá quien escribe más rápido, o más breve,
y lo quizás obtiene un resultado más prolijo que yo. Esto lo estoy pensando ahora
mismo, porque cuando me pongo a redactar me concentro en hacerlo lo mejor
posible y nada más, no me detengo a mirar cómo lo hace el resto.
Qué buen fútbol
vimos en la final de la Eurocopa (y obviamente con la Scaloneta). Pero no
me quiero ir de tema: Fue notable el gran poderío ofensivo de España para
consagrarse Campeón ante Inglaterra. Un equipo que se distingue por un promedio
de edad envidiable, y ello motivó que los jugadores jóvenes que corren cada pelota como
si fuera la última. Más allá de que esta parte del mundo se consiguió el
objetivo y la gloria máxima, se avecina une etapa de recambio en nuestra
Selección que en parte va a decantar solo. Messi es el mejor de todos, pero ya
debería retirarse: 37 años de edad para cualquier futbolista de elite se hacen
sentir. Claro que serán bajas difíciles de reemplazar, por no mencionar la de Di María,
pero es lo normal en cualquier ciclo. Hay pibes como Garnacho que prometen
muchas alegrías, aunque recién están dando sus primeros pasos y no sería
justo compararlos con los que ya están por colgar los botines.
Iba a mencionar
algo sobre el atentado contra Donald Trump, pero se ha hablado mucho al
respecto y uno debe evitar ser redundante. Este tipo de hechos son habituales
en un país donde la tenencia de armas es muy fácil y todos andan con un fierro
encima. Los demócratas están en el horno, con un presidente senil como Biden
que aspira a ser reelecto pero ya tiene 81 años. Por esas cosas de las reglas
de la vida, deberían hacerlo entrar en razón y decirle que lo más probable es
que se muera en el camino, o lo que es peor, que siga cometiendo bloopers todo
el tiempo. Trump es unos años más joven, pero tampoco es un niño. Sabido es que
se caracteriza por sus berrinches y destratos. En apariencia se lo nota con
mucho más carisma y energía que Biden, ya que tiene un equipo de campaña que se
destaca por marcar territorio y apelar a recursos claramente populistas.
Retomemos lo que
decíamos en los párrafos anteriores: Argentina cumplió con el objetivo de
defender el título obtenido hace dos años el Brasil, cuando en la previa muchos
periodistas mediocres no pudieron con su genio, y no daban un peso por aquella
conquista. Y con respecto a las demoras y el descontrol que hubo en el Hard
Rock Stadium de Miami, todo ello habla pésimo de la organización. Y también de
EE.UU. como anfitrión, con una desorganización peor a la de muchos partidos de
la AFA, lo cual es mucho decir. Todo ello indigna aún más, si tenemos en cuenta que los yanquis se jactan de pertenecer al Primer Mundo y de ser la potencia de
mayor poderío del planeta, y en tal sentido fueron muy elocuentes al deslizar
casi sin disimulo que -para ellos-, los latinos somos considerados casi una
raza inferior, víctimas del despojo el imperialismo yanqui.
Para finalizar, cada
conquista de la Selección nos hace sentir un poco más eufóricos, y quizás uno
debería plantearse si los triunfos y toda la “manija” que se les dio a los
partidos no fueron un síntoma más de la desesperada necesidad de celebrar algo,
en medio de tantas pálidas y noticias desalentadoras. Esa costumbre tan nuestra
de compartir una picada, un café, una cerveza o lo que sea y permanecer en una
burbuja de 120 minutos sin que las profundas diferencias que nos separan no nos
impidan avanzar hacia una causa común de todos los argentinos. Hay profusos
antecedentes del fútbol como una maniobra de distracción para las masas, en
lugar de ser un ámbito que propicie el disfrute de estar viendo un espectáculo
deportivo. Eso sí: no debemos dar lugar a que las expresiones y manifestaciones
populares sean bastardeadas desde la política para darle un sesgo épico a una
gestión de gobierno. El fútbol, y los deportes en general, son un entretenimiento
en una fase inicial y luego pasan a cobrar otro sentido cuando los atletas se
convierten en profesionales o federados. Sin ánimo de hacer demagogia, yo
resignaría una conquista deportiva si recibiéramos a cambio un país que merezca
ser vivido, lo cual no se está dando en absoluto. Todo lo que se está
destruyendo, todo el desguace que se está haciendo, llevará muchísimo tiempo en
recomponerse si- en algún día no muy lejano- asume otro presidente que no les
haga el juego a los Chicago Boys. Porque en siete meses de “no-gestión” nos han
liquidado los bolsillos, nos han dejado en bolas, no tienen ningún plan y no me
importan las opiniones tendenciosas que alguno pueda hacer de lo que estoy
expresando. Insisto: No es que antes de 2023 éramos el País de las Maravillas,
también había corrupción y despilfarro obsceno,
pero no podemos seguir mirando siempre para atrás. Nos estamos viendo
pronto, amigos. Punto final.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario