18 de diciembre de 2024

A la vuelta de la esquina

 

Mitad de semana en la ciudad. No sé qué les pasará a ustedes, pero yo ya no me preocupo tanto como antes respecto a situaciones que aparentan ser inmanejables. Hay que afrontarlas, y lo más probable es que cuando llegue ese momento te des cuenta de que no era tan terrible como parecía. El problema es que esa preocupación va ligada a otros sentimientos negativos, como la ansiedad y la inseguridad. Si tenemos por delante una reunión o un evento importante, es razonable suponer que esa expectativa traerá consigo toda clase de sensaciones. Por lo cual no sería atinado ofrecer resistencia a ello.


Ayer volví a ser egresado, en esta ocasión del Centro de Formación Laboral. Después de más de 20 años de desperdiciar tiempo y oportunidades, volví a obtener dos títulos por dos cursos que hice allí. Para mí, considerando cómo soy y el período transcurrido, es más significativo de lo que representa para un adolescente. Porque cuando empecé a tomar clases en marzo, me propuse llegar hasta el final. Teniendo en cuenta mi personalidad, era un gran desafío. Podría haber dejado todo por la mitad y a nadie le importaría. Pero yo tenía un objetivo en mente que estaba por encima de todo. Aunque algunas clases fueran tediosas, entendí que era necesario hacer un esfuerzo. Nada es gratis. Ya no puedo memorizar textos como antes, mi mente funciona distinto. Por eso elegí cursos que tuvieran un contenido más práctico que teórico.

 

En ambos casos se formaron lindos grupos, con mucha amistad y compañerismo. Todos íbamos para aprender algo, pero también para socializar y salir un rato de la burbuja cotidiana. Yo he realizado estudios complejos con anterioridad, y lo que más me costaba en aquellos casos no eran los conceptos, sino lidiar con muchas internas que se daban dentro del grupo en lugar de tirar todos para el mismo lado. Teníamos intereses diferentes, realidades muy disímiles. Hoy ya casi no guardo ningún recuerdo de todo eso, porque yo tenía como meta graduarme y lo pude hacer, pude estudiar periodismo y ello fue clave para mi formación posterior. Después quise estudiar algún profesorado pero no se dio esa posibilidad, a veces porque había docentes muy forros y mezquinos, y otras por mis propias limitaciones. Había materias que -además de ser aburridas- no aportaban nada al título que aspirábamos conseguir. Claro que si yo hoy estuviera trabajando en la docencia, seguramente ganaría un sueldo mayor, tendría una buena cobertura médica, y me podría jubilar siendo relativamente joven. Pero eso lo estoy mencionando con liviandad, ya que entendí no es saludable pasarnos la vida lamentándonos por aquello que no pudo ser. La historia contrafáctica carece de valor.

 

Con estos cursos que hice, lo que logré es demostrarme a mí mismo que todavía estoy en carrera para emprender algo, casi en la mitad de mi vida, habiendo pasado los 40, y todo sirve para poder agregar conocimientos al currículum. Pienso que podría aprender albañilería, carpintería, o lo que fuere, y así en un futuro me daría maña para refaccionar mi casa sin tener que pagarle a otra persona por la mano de obra. A esta altura, salvo que me gane un premio en la quiniela, ya me hago la idea de que mis ingresos no van a ser muy elevados. Nunca me desveló ganar mucha plata, sólo busco alcanzar lo suficiente para no tener que pasar privaciones innecesarias. Y un pilar clave es tener buena salud. Si te enfermás por cualquier cosa y tenés que gastar en médicos y remedios, todo se complica aún más. Por otra parte, en condiciones de fragilidad como esas, tampoco podés rendir bien en el trabajo que hagas. Eso me llevó a dejar de maquinarme, porque lo que menos deseo es sumar complicaciones que yo mismo voy generando. Por lo tanto, ya no discuto con casi nadie, y menos de política. Mis opiniones las reflejo acá, y por supuesto que habrá quien no esté de acuerdo, es lógico. No me interesa convencer a nadie de que lo que yo pienso es verdadero. Yo tengo mis argumentos y los demás tendrán los suyos. Excepto los fundamentalistas que no son capaces de ver la vida con matices (como realmente es), todo juicio de valor merece ser respetado. Como cada uno va surfeando en su propia ola, y eso propicia que no nos detengamos a ver un cúmulo de cambios que se están produciendo a todo nivel. Cuando uno los percibe, ya llegaron para quedarse, como sucedió con las redes sociales. 


Hoy ves que todo el mundo tiene Instagram y yo la verdad es que no le encuentro ninguna ventaja a los reels, a las historias, y todo eso. Sí, tengo cuenta de Instagram, pero la uso muy de vez en cuando porque no soy de sacarme fotos a cada rato. Tampoco he vacacionado en lugares que valga la pena mostrar. Eso no significa que esté mal utilizar FB o IG, son tendencias que apuntan a una determinada franja etaria. Antes nadie tenía Twitter tampoco, ahora eso cambió radicalmente, porque la clase política se comunica por esa vía en lugar de hacerlo en entrevistas o reportajes como era hasta no hace muchos años. Sin embargo, es difícil determinar si se trata del efímero encanto de la novedad o si es algo que llegó para quedarse, como este verano que está a la vuelta de la esquina. Nos estamos viendo pronto. Punto final.   

16 de diciembre de 2024

Noticias que uno prefiere evitar

 

Mientras me cebo unos mates, voy preparando el trabajo que me espera para mañana. En principio, no parece que se me vaya a complicar. Estimo que podré cumplir con todo, ustedes ya saben cómo es esto: Hay días que no dan respiro y otros en los que no te queda más opción que mirar el techo aunque te esfuerces en conseguir material. Pero he aprendido a pensar que el día siguiente siempre puede ser mejor, que no está dicha la última palabra, y que cada jornada tiene una parte previsible y también una dosis del factor sorpresa. Hay noticias que uno no quisiera tener que dar nunca, como accidentes, hechos policiales, o las frías necrológicas que dan cuenta del fallecimiento de gente que se ganó el aprecio de su pueblo por su hombría de bien. Pero he notado que en las actividades culturales, hay cierto “vedetismo”, me refiero a que si bien se invita a la prensa a presenciar un espectáculo, es como una hermandad, siempre son los mismos que se regodean con la lectura de poemas o canciones. Yo no sé bien a qué se debe eso, si es porque los que están son los únicos que le ponen pilas, o quizás porque hay una cuestión ideológica detrás que hace que el común de la gente desista de participar. El arte está atravesado por una ideología, ya que existe una forma de entender el mundo y la vida, y ésta no necesariamente está ligada a la política. Es una concepción de cómo funcionan los resortes de la sociedad, totalmente subjetiva, que cada uno va forjando con los años. Se puede ser peronista o gorila, por citar una dicotomía, pero lo que no se puede es soslayar un hecho artístico esgrimiendo esos motivos. Al menos a mí no me parece correcto.

 

Cuando leo un libro, lo hago sin ningún prejuicio, a veces estoy de acuerdo con lo que plantea el autor y otras no, pero es ese autor el que asume una posición y la pone de manifiesto al lector. Si un peronista no va a leer a Borges por el encono del escritor con Perón y su séquito, se está perdiendo de un amplio universo literario. Hace un tiempo estuve leyendo un libro de Juan Grabois, militante popular, y la verdad es que el tipo no es ningún boludo, sabe expresarse, después lo que haga de su vida (o si es consecuente con sus actos) es otra historia. Si un tipo “facho” y recalcitrante ha desarrollado una obra pictórica destacada, lo demás corre por su cuenta, yo disfruto de su arte y de cómo lo ha ido forjando. Lo que es desagradable es cuando se creen genios con un aura bendita y un talento especial del cual seguramente carecen. Es decir, no tienen humildad. Y como hemos dicho aquí alguna vez, no hay que confundir la humildad con la falsa modestia. Un artista va a la verdulería, a la carnicería, hace los mandados, paga cuentas. Es decir, que salvo casos muy concretos, no es una persona que vive aislada y entregada a su obra. Ser un artesano de la palabra es más complejo que serlo de las artes plásticas, se me ocurre pensar, pero ya entraríamos en un debate sobre el concepto del arte que es largo y aburrido. Después está el buen gusto, también un término controvertido, porque se puede hacer una pintura reflejando esclavitud, genocidio o escenas escatológicas y eso no le resta mérito alguno.  

Pero lo que sí me molesta es que se subestime a una determinada expresión artística porque es popular o se volvió masiva. Claro que no es lo mismo el humor de Olmedo que el Les Luthiers. Ni un recital de Los Auténticos Decadentes tiene parangón con un concierto de Martha Argerich. El problema de fondo es que muchos de los que hablan de Borges o de quien sea nunca los han escuchado o leído. Lo hacen porque queda bien sacar chapa de mencionar a alguien consagrado por la crítica especializada. Pero existe algo que une ambos extremos: Nadie se dedica de lleno al arte para perder plata. Cualquiera que deja su profesión de lado no lo hace para transitar una vida miserable y llena de privaciones. Persigue un fin de lucro. Los libros no son gratis. Las pinturas y las obras musicales, tampoco. Después podríamos debatir acerca de en qué vale la pena gastar el dinero, si es que ese sujeto tiene un presupuesto holgado que le otorga un excedente más allá de sus necesidades básicas. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

Comienzo de semana

Lunes. Arrancamos la semana sin sobresaltos, al menos por ahora. Después de varios meses, hoy enviaron un parte policial a los medios, y debo decir que ya estaba acostumbrado a que no informaran nada de su accionar, así que me sorprendió. En Lobos ocurren muchos ilícitos que no sólo no son esclarecidos, sino que tampoco se puede acceder a datos oficiales de lo acontecido. Lo que más me interesa es que la población esté al tanto de lo que hechos que suceden, porque de lo contrario daría la sensación de que la Policía no interviene en absoluto, y esa presunción de ve acrecentada al no dar a conocer los operativos que realizan.

 

Por eso insisto en que, aunque haya hechos que no son esclarecidos, es necesario que la comunidad esté en conocimiento de lo que está pasando de una fuente fidedigna. Si no es así, se acentúan la incertidumbre y las dudas. Hay dos puntos particularmente débiles de esta gestión municipal, y son la seguridad y el déficit habitacional. No es cierto que los delitos no sean denunciados por sus víctimas: En su mayoría lo hacen, pero pese a ello pasa el tiempo y no se arriba a ninguna conclusión. Por ejemplo, el hallazgo de armas y chalecos antibalas en la Plaza 1810, pleno centro de Lobos. No ha habido hasta el momento ninguna novedad al respecto, ni tampoco ninguna autoridad se ha molestado en formular declaraciones que tranquilicen a la comunidad.

 

Si hay algo que me preocupa, es la sensación de indefensión en la que estamos viviendo, que no es nueva, porque pasan los gobiernos y sin embargo nadie le pone el cascabel al gato. Todos sabemos que para que un delincuente termine preso debe tener antecedentes o ser mayor de edad, excepto que se trate de un homicidio o algo extremadamente grave. Pero no por ello vamos a bajar los brazos y mantenernos indiferentes ante la falta de respuesta de las autoridades.  

 

 Cambiando de tema, ayer fui con mi familia al Carrefour Maxi de Cañuelas, recientemente inaugurado. La verdad es que los precios pueden ser convenientes para compras mayoristas, pero si vas como a un súper cualquiera y comprás pocas unidades no hay una diferencia significativa con Lobos. De eso se dio cuenta mi vieja, quien es la que suele tener un registro del valor de los productos de primera necesidad. La atención no es buena, se nota que los empleados le ponen onda e intentan resolverte tu inquietud, pero es evidente que todavía les cuesta. No voy a juzgarlos porque yo también fui empleado varios años y sé que la atención al público es un tema difícil. Hay gente que se cree con derecho a todo y es muy demandante, pretende que se les dé soluciones y respuestas rápidas sin tener en cuenta que uno no puede decidir por encima de su responsabilidad o su área de competencia. Por eso las empresas tienen supervisores, subgerentes, gerentes, y diferentes puestos jerárquicos. Por ejemplo, un muchacho que estaba encargado de la seguridad a la salida nos pidió el ticket de la compra y por supuesto accedimos, no porque sea lo correcto sino por entender que estaba haciendo su trabajo. 


Lo que sí hace falta es un controlador de precios, que uno pueda escanear el código de barras de determinado producto para conocer su valor real, porque en todo supermercado hay ofertas engañosas, como el 2 X 1, o un descuento llevando dos unidades, que parece atractivo, pero en rigor de verdad el beneficio es mucho menor si ese mismo descuento fuera por comprar un solo artículo. No sé, nos dijeron que también había descuentos descargando una aplicación del celular, y a mí esas cosas me fastidian, porque todo debería ser más sencillo. Uno va a un mayorista porque presume que los precios serán más bajos, y aunque no haga una compra importante eso debe verse reflejado en el ticket. El almacén de barrio es más caro, pero al menos vos sabés cuánto estás pagando, podés adquirir la cantidad que quieras que el precio es igual en todos los casos, no hay promociones ni descuentos salvo con Cuenta DNI. Eso ha sido un gran avance, que se pueda abonar por transferencia o bien con tarjeta de débito. Todo lo que el comerciante debe hacer es disponer de un posnet. Incluso, aunque no es frecuente, en algunos hasta te venden los cigarrillos pagando con débito. 


En esta coyuntura, hay muchas ofertas por las Fiestas, que se concentran en la canasta navideña: Pan dulces, confituras, sidra, turrones, y todo eso. Cada año hay un salto notable en los precios de esa gama de comestibles, con una brecha interanual que supera el 100 %. Una exageración notable que no se justifica siquiera por la inflación que ha habido, ya que la calidad de un pan dulce promedio,  –por citar un caso- va siendo cada vez peor año tras año: Un mazacote lleno de edulcorante, colorante, azúcares, y todo tipo de ingredientes que lo hacen incomible, sólo apto para picar algo cuando tomás mate por la tarde. Y ni hablar de hacer algún regalito navideño: Olvidate, está todo carísimo, se puede aprovechar alguna promo pero sea como fuere siempre hay que leer bien la letra chica para evitar que te caguen. En un próximo posteo me referiré más en detalle a las avivadas de los comerciantes, que no son ningunos nenes de pecho y en determinados casos remarcan con una ganancia superior al 30 %. Así no hay bolsillo que aguante. Nos estamos viendo pronto, amigos. Punto final.


11 de diciembre de 2024

Libros polémicos

 

Todo este tiempo se estuvo hablando acerca de los libros que la Gobernación distribuye entre los estudiantes. Uno de los más cuestionados es “Cometierra”, por incluir algunas páginas de sexo explícito. Vayamos por partes: El libro, en sí, es malo. No es literatura de calidad, más allá de lo que digan los puritanos del lenguaje. Yo lo leí y la verdad es que no me causó una impresión deslumbrante. Después está lo otro, el hecho de pensar si ese contenido es apto para menores, y es posible que por responder negativamente a uno lo acusen de ejercer la censura. En todo caso, se podría haber consultado previamente con la autora a fin de brindar una versión adaptada del texto original, y de haber consenso, nadie podría alegar que se la está censurando. Lo llamativo de todo esto es que la publicidad, supuestamente adversa, su carácter de “libro prohibido”, hizo que el ejemplar volviera a las listas de los best sellers. Es decir, tanto se habló de Cometierra, que hoy vuelve a encabezar el listado de los más vendidos.

Cuando yo digo que es una novela sin valor literario, lo hago desde mi subjetividad, por supuesto. No me creo más que nadie. Habrá quienes piensen que es una obra magistral, pero con todo el viento a favor sólo le alcanza para ser un libro decente. La novela explora la marginalidad y ese es el supuesto acierto que se le intenta reconocer a la escritora, que probablemente nunca se imaginó que las críticas provocarían el efecto contrario. La señora que escribió ese texto lo hizo en dos minutos. No se nota que haya un esfuerzo por construir una prosa que interpele al lector, nada que ver. Dentro de unos años, el mismo libro estará en las mesas de saldos, a liquidación por 200 pesos. Y si el lector busca erotismo, también lo está haciendo desde el camino equivocado. Como mencioné al comienzo, el corpus de Cometierra es el relato de los barrios pobres del Conurbano, con una o dos páginas que refieren concretamente al sexo. Desde mi percepción, todo el libro es olvidable. No estamos ante Isabel Allende, Rosa Montero, Claudia Piñeiro, ni nada que se le aproxime remotamente. Es Dolores Reyes, una don nadie hasta que escribió este esperpento que continúa siendo juzgado (a favor o en contra) por quienes nunca lo han leído.  

No es la primera vez que hay una controversia de este tipo, ustedes recordarán que hace varios años pasó lo mismo con “El anatomista”, un libro de Federico Andahazi que, si bien no se distribuyó en las aulas, obtuvo un premio de un certamen literario y los organizadores (encabezados por Amalita Fortabat) se opusieron a entregarlo pese a la decisión del jurado. Estas polémicas hacen que las ventas se incrementen, porque lo prohibido siempre atrae. Lo mismo pasa con la música y con las películas. No sé quién fue el iluminado que dispuso que los chicos leyeran Cometierra, sólo puedo decir que mientras se le siga dedicando espacio, se estará provocando el efecto inverso, porque seguirá teniendo ese halo de misterio y de provocación, que en realidad no es tal, pero es lo que hay. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

10 de diciembre de 2024

Un año de gobierno de Milei

 

Hoy se cumple un año de gobierno de Milei.

Un año de decepciones, frustraciones, y quita de derechos. De desguazar al INTI, al INTA, a Télam, a la Afip. De otorgar jubilaciones miserables a nuestros viejos, con un bono ridículo de $ 70.000. De romper relaciones internacionales con países que históricamente apoyaron a la Argentina. De recortar los remedios gratuitos que reciben los jubilados a través de PAMI. Un año que tuvo un mega DNU, una Ley Bases, una devaluación descomunal, y un aumento de tarifas. Un año que pulverizó nuestras esperanzas y nuestra reserva moral.


Como hemos dicho aquí, el Presidente parece gozar, o disfrutar, del ajuste que está haciendo sobre la clase media y que la está llevando al precipicio. El apoyo popular de las encuestas le brinda estímulo para seguir adelante con el “plan Motosierra”. Que ni siquiera merece llamarse plan, porque se ejecutó de un modo improvisado y brutal. No se tuvieron en cuenta causas ni consecuencias. La gente que perdió su trabajo y quedó desempleada no sabe cómo hacer para llevar el pan a la mesa familiar. La fantasía del dólar barato y de la inflación baja sólo beneficia a los especuladores de siempre. Los salarios siguen estando por debajo de los precios de la canasta básica. La salud pública, las universidades, están en la mira del gobierno mientras se derrochan millones de pesos en senadores y diputados serviles, a los que el Presidente agasajó con un asado por sus buenos oficios a la causa libertaria. 


Tenés personajes nefastos, como el Gordo Dan, Lilia Lemoine, Bertie Benegas Lynch, que además son peligrosos. Y tenés a una Vice que hace equilibrio para que no la expulsen del todo del paraíso de Milei y sus chirolitas. El zoológico libertario da para diversos tipos de ejemplares de una fauna autóctona que se creía extinguida. Cancilleres inútiles y sin visión geopolítica, alineados a EE. UU. e Israel. Euforia de los mercados bursátiles con los bonos y las acciones argentinas. Turistas que viajan a Brasil o a Chile porque los destinos de verano están más baratos que los de su propio país. El Presidente se fotografía reunido con Donald Trump, Elon Musk y otros sujetos afines a su pensamiento ideológico.

 

Pero pese a todo, como decía Enrique Pinti en sus monólogos, acá no se va ni renuncia nadie. Milei se la tendrá que bancar y quedarse hasta el 10 de diciembre de 2027. Obtuvo el respaldo de la mayoría del electorado y ahora le toca hacerse cargo de la situación, aun con sus torpezas evidentes e indisimulables. Su visión de la economía es bastante ortodoxa, no es tan novedosa como parece. Lo mismo había querido hacer López Murphy en el gobierno de De la Rúa, con la diferencia de que el ministro bulldog duró 15 días y tuvo que mandarse a mudar por el rechazo que provocó. Así que, visto cómo están las cosas, aquellos que no estamos de acuerdo deberemos resistir, y los que ven con buenos ojos lo que está sucediendo tendrán sus motivos para pensar de esa manera. Si me preguntan cómo llegaremos a 2027, diría que es casi de ciencia ficción imaginarse algo semejante. Por lo pronto, ya hemos tenido suficiente, y es hora de que nos den un respiro, porque aquello que se les antoja “zurdo” o “populista”, no es más que una dialéctica para enfrentar a la sociedad. Nos estaremos viendo pronto, con mejores noticias para debatir y poner sobre el tapete. Punto final.

8 de diciembre de 2024

Flojo

 

Este año estuvo flojo. Y debo decir que yo también estuve “flojo”, en muchos aspectos. Desde junio hasta hace unos días atravesé por un bajón anímico que me fue limitando inconscientemente, y no sé bien los motivos. Si los supiera, podría haberlo resuelto antes. Nunca descuidé mi trabajo, eso sí: Aunque no tuviera ganas de concurrir a determinado lugar, me obligaba a ir, porque si me quedaba en mi casa mirando el techo nadie me iba a dar ni un centavo. Hoy puedo afirmar que salí adelante con la ayuda de mi familia, de mis amigos, y de mis profesionales. No me avergüenza en absoluto admitirlo, muy por el contrario. Creo que tendríamos que ser una sociedad más empática y con menos tabúes. 


En el lapso de estos 6 meses hubo rachas positivas que me permitieron una mayor actividad, pero no las podía sostener. Es difícil de explicar. No tuve que lamentar ninguna pérdida, mi salud física es normal, y nunca me faltó lo esencial para vivir. Pero de buenas a primeras me fueron cayendo todas las fichas juntas y se me hizo complicado lidiar con eso. Más que defraudar a alguien, yo mismo me iba defraudando, bajándome el precio involuntariamente, creyendo que ya no podría rendir al mismo nivel que lo hacía antes. Por ejemplo: Aunque parezca una tontería, el mes pasado escribí muy poco para este blog, ya que no tenía nada interesante o novedoso para decir. Por otra parte, estoy reforzando y puliendo los manuscritos para el próximo libro que no tengo la menor idea de cuándo se publicará. Sería un exceso de optimismo fijarme plazos para emprender un proyecto semejante. Yo escribo, guardo todo, y después voy seleccionando aquello que creo que está mejor logrado.

 

Al igual que muchos de los ocasionales lectores, la falta de dinero me impactó de lleno, y fue así como tuve que acostumbrarme a recortar determinados gastos superfluos, pero que me daban placer. No siento nostalgia hacia nada ni nadie, excepto cuando veo algunas fotos viejas y compruebo que yo también estoy viejo. Otra cosa que comprendí es que, por mucho que los demás quisieran ayudarme, quizás no sabían cómo. La escucha es importante en esos casos. Hay personas valiosas en mi vida que soportaron estoicamente mis raptos de negatividad, mi tendencia a ver todo como si hubiera caído una bomba nuclear. Aprendí bastante de todo este proceso que fue doloroso y desagradable. Por eso, ya no quiero perder más el tiempo. O en el mejor de los casos, quiero perder mi tiempo en lo que yo tenga ganas, aunque carezca de valor para terceros.

 

Si ustedes ven mis posteos de hace cuatro o cinco años, encontrarán muchos que hablan de discos, libros, películas, y todo eso. Y no es que “todo eso” haya dejado de interesarme, sino que ya no me imagino escribiendo sobre algo que vi o que escuché. Al menos por ahora es así, tal vez vuelva a las fuentes, no estaría mal tampoco. Este año, si puedo citar algo destacable, diría que leí mucho más que en los anteriores. Tengo mis autores de cabecera y otros con los que me topé por casualidad. Sin embargo, cada vez que daba comienzo a una lectura me proponía concluir las páginas de ese libro, por muy aburrido que me pareciera el desenlace. Por esa razón elegí ejemplares que no tuvieran muchas páginas, ya que en esos casos la probabilidad de terminar de leerlos era mayor. Con una película es diferente, ya que puedo ver media hora o un poco más y si no me engancho con eso, cambio de canal o apago el televisor. La tele la usé básicamente para ver partidos, hacer zapping en los canales de noticias, y no mucho más. Está ahí en mi habitación como si fuera un mueble más de la casa. Tengo un aparato de DVD que no uso nunca y ni recuerdo para qué lo compré, supongo que lo hice porque aún conservo películas en ese formato y creí que me gustaría volver a verlas. Pero me da pereza, por no decir una grosería.

 

Si hay otra cosa que aprendí, es que por mucho tiempo de ocio que uno pueda tener, hay que establecer un orden, una rutina. Seguramente me estoy contradiciendo ya que durante mucho tiempo renegué de toda clase de rutina o no le di mucha importancia. Pero es bueno levantarse a la misma hora, establecer pausas para dormir, para trabajar, para escribir, o lo que fuere. El verano tiene su pro y sus contras, ya he hablado del tema más de una vez, pero si hay algo que lo distingue es que los días son largos y amanece muy temprano. Ahora mismo, a las 5:30 AM ya es de día. Los pájaros empiezan a cantar y a romper las bolas y para quien tiene insomnio no es la compañía más aconsejable. Ese es otro factor clave: Como no podía dormir bien, me faltaba energía, no lograba conectarme con un montón de cosas que en circunstancias normales me complacían.

 

Yo sé que estoy librando una lucha día tras día, porque es obvio que uno no puede sentirse contento y a gusto todo el tiempo, pero lo que sí merece ser valorado es tener conciencia plena de esos instantes de disfrute o de placer. Más que nada, porque damos por sentado que volverán pero no sabemos cómo ni cuándo. Tengo 45 años, y haber llegado a esa edad es algo que nunca pensé. Quizás por eso, mi cumpleaños (en junio) me cayó como un mazazo. Ese día lo pasé bien al igual que los cumpleaños anteriores, no tengo duda, pero después me empecé a maquinar con todo lo que no había logrado en casi medio siglo. Había mucho pescado sin vender, como suele decirse. Esa situación se prolongó hasta que decidí dejar de pensar y procuré aceptarme un poco más. No soy un perdedor ni un triunfador, soy una persona sensible como cualquiera y a mí la vida no me pasa de costado, me seguirá acompañando hasta que llegue el final. Y voy a seguir haciendo periodismo, no soy un improvisado, tengo una trayectoria de 22 años en los medios y eso no me lo podrá quitar nadie. Es verdad lo que mencioné en otra nota: Soy de perfil bajo. No obstante, si uno no hace un poco de autobombo, nadie lo hará por vos. Mi formación profesional es mi mayor capital, desde que escribía en la Secundaria hasta la actualidad. Y a toda la gente que rompe las bolas o exige más de lo posible, que se corra del camino porque molesta. No voy a satisfacer exigencias de nadie porque no trabajo en relación de dependencia. Lo hice varios años y es una etapa cumplida. Cada uno tendrá su propia experiencia al respecto, sólo me resta decir que yo trabajo sin presiones porque todo lo que hago es en función a obtener el mejor resultado. Que a veces no lo consiga, no es motivo para caer en la decepción repentina. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

Nos estamos viendo pronto

 

Sería bueno saber cuánto gastó el Municipio para organizar el Rally de este fin de semana. ¿Por qué se prioriza esto en lugar de las Olimpíadas del Salado? Si dicen que no hay plata, significa que no hay dinero para ningún evento, no para uno sí y otro no. No tengo nada contra el automovilismo, de hecho, me pareció un lindo espectáculo ver a los autos estacionados en el centro de la ciudad, como así también la largada simbólica. Pero ya mañana la competencia terminará, y Lobos volverá a mostrar su imagen decadente que es costumbre en los últimos años. Creo que no hay prioridad alguna al momento de planificar actividades de esta índole. Las viviendas sociales siguen brillando por su ausencia. A nadie le importa que haya gente sin un lugar digno donde vivir, o que no pueda costearse un alquiler. Pero como son tan burdos y tan obvios en su forma de pensar y actuar, seguramente el año que viene, como hay elecciones, nos tocará presenciar un festival de inauguraciones y cortes de cinta. Todavía hay vecinos un tanto ingenuos que repiten de forma obediente las excusas y vanos argumentos que esgrimen desde el oficialismo. Alguien podrá decirme que el costo que insume construir 30 casas excede largamente el de una competencia deportiva. Y si bien es cierto, son gestos contradictorios. Por un lado se tira manteca al techo y por otro nos dicen que no hay fondos.


Por si todo esto fuera poco, retomando lo del Rally, ayer perdió la vida un espectador de Las Chacras a consecuencia del despiste de un auto. Habrá mucho que rever y corregir para evitar que se produzcan estos accidentes fatales que indudablemente enlutan una prueba de estas características. Pero debemos ser prudentes al respecto: Tampoco es momento de hacer una crítica despiadada en tal sentido con “el diario del lunes”.

 

Yo reconozco que un Rally puede ser un evento atractivo para un determinado sector, pero a mí no me van a decir que esto le mejora la calidad de vida a los vecinos. Nada que ver. Por eso, mientras otros municipios vecinos crecen, nosotros seguimos postergados y sin poder levantar cabeza. Una realidad triste y lamentable. Yo dije aquí varias veces que es falso eso de que el Gobernador no ayuda económicamente a quienes no son de su color político. Tenemos los casos de Saladillo o de Monte, cuyos intendentes supieron cultivar una excelente relación con Kicillof. Lo que hace falta para sacar a Lobos adelante es contar con una voluntad de progreso que atraviese todos los ejes de la administración pública. Que se asuma un compromiso ante la comunidad para sacar al pueblo adelante. No hay otra alternativa. Porque de las promesas de campaña ya estamos hartos, todos los que estuvieron en los últimos años han prometido industrias, empleo, salud de calidad, y hasta ahora no hemos conseguido ninguno de esos objetivos. Dicen que el Hospital es provincial cuando a ellos les conviene, ya que en otras circunstancias han aseverado que la mayoría de la gente que se atiende en el nosocomio es de Lobos. Esa procedencia de los pacientes es cierta, y precisamente por ello hay que proveer de recursos y aparatología al Hospital en estos tiempos donde cada vez son menos los que tienen acceso a una prepaga o a una obra social.


Creo que estoy planteando cuestiones sensatas, de sentido común, y que ni siquiera requieren de un gran desembolso de dinero. Como dije antes, al no establecer prioridades razonables, se gasta en pan y circo, no en servicios esenciales. ¿Acaso nadie ve la cantidad de carteles de venta que hay en las casas de Lobos? Mucha gente ya no quiere vivir más aquí, o no puede solventar el costo que representa mantener una propiedad. Por supuesto que Buenos Aires sigue siendo mucho más caro, pero la comparación debe hacerse tomando como referencia a localidades vecinas. Sin desarrollo no hay ninguna posibilidad de que la situación cambie. ¿Para qué vas a hacer una fiesta del asado si la gente no puede comprar ni un kilo de carne picada? No sé, a lo mejor estamos nadando en la abundancia y yo soy un pesimista incorregible, pero al menos intento pensar la realidad, analizarla, y fundamentar lo que afirmo. No podemos seguir siendo la Cenicienta de la provincia. Nuestros antepasados hicieron mucho para contribuir a la prosperidad que un Municipio que supo ser un faro para la región, y que hoy está totalmente devaluado. Nos estamos viendo pronto. Punto final.   

3 de diciembre de 2024

¿Quiénes son los próceres del siglo XXI?

 

La mañana se presentó tranquila, sin mayores sobresaltos. Me levanté temprano para hacer las cobranzas de los avisos publicitarios y estimo que esta tarea la finalizaré mañana. Cuando les haya cobrado a todos los clientes, será momento de ver cuánta plata recaudé a fin de ir regulando en lo que resta del mes. Me levanté sin haber podido dormir casi nada, e indudablemente es algo que me pone de malhumor, sumado a que tengo que comenzar la jornada con un notorio cansancio. No me quedó otra solución que dormir una breve siesta, que por suerte me hizo muy bien porque venía con los cables pelados, un efecto arrastre de los últimos días. De a poco voy dándole volumen a la producción periodística, lo cual no es un dato menor porque mi intención ha sido (dentro de lo posible) publicar noticias que no estén en otros medios. Si todos publicamos lo mismo, el lector no encontrará ninguna novedad, y le será indistinto consultar un portal de noticias u otro.

 

Por supuesto, cada periodista tiene su estilo propio para redactar, su impronta, y ese factor también hace la diferencia. Yo cambié el enfoque que tenía hace 10 o 20 años. Me refiero a que antes redactaba notas muy largas, y si bien no consideraba que estuviera mal, hay algunas a las que se les pueden suprimir varios párrafos sin desvirtuar su contenido. Cuando cubrís un acto protocolar, por ejemplo, y transcribís lo que viste desde la primera a la última coma, a los discursos no los lee nadie. Lo que sí se puede hacer es incluir alguna frase destacada o que dé lugar para la polémica. Desgrabar discursos de más de 15 minutos debe ser lo más tedioso dentro de esta profesión. A veces salen mejor si son improvisados, eso varía según el oficio del orador, porque son más espontáneos. En caso de ser leídos, lo que pasa es que cuesta hacer las pausas correctas, no enredarse con alguna palabra difícil de pronunciar. Yo no recuerdo haber pronunciado un discurso en tiempos recientes, pero si lo hiciera seguramente también me sucedería lo mismo. Cuando se entregan medallas o distinciones, todo el acto en sí mismo se vuelve más extenso. Lo mismo cabe si se trata de reconocimientos que una institución desea hacer a particulares. Y ni hablar de los descubrimientos de placas, que generalmente son un homenaje a personas que ya han fallecido o a socios vitalicios.

 

Para ese tipo de notas (aniversarios o inauguraciones) es necesario ser conciso pero a su vez no omitir ningún dato sensible. La crónica no puede quedar incompleta, y una forma de salvar esa cuestión es hacer una mención breve de todo lo acontecido, sin profundizar. Hay gente que cuando tiene que hacer una alocución no toma conciencia de que la atención del auditorio se dispersa si todo se vuelve excesivamente largo. O incluso más: Tedioso. Pero también hay que comprender que redactar un discurso no es tan sencillo como se cree si uno no quiere dejar a nadie afuera. Cuando hay que mencionar a quienes contribuyeron al desarrollo de una determinada de un club, una escuela, o lo que sea, una omisión involuntaria puede caer pésimo, porque los familiares de esa persona se sentirán dolidos de que no haya sido tenida en cuenta.

 

Pero a veces, sucede a la inversa: Hay actos protocolares tan breves y con tan poco entusiasmo que dejan la sensación de que sólo se hicieron para cumplir con una fecha patria, para sacarse el compromiso de encima. Acá en Lobos, los actos más recientes por el Día de la Memoria dieron vergüenza ajena. A nadie le importó hacer una reseña de lo que se estaba conmemorando, o enumerar las dolorosas consecuencias que trajo la dictadura. Como dije antes, era evidente que esos actos se realizaron para “cumplir” con la efeméride, pero sin ningún apego al sentido real de ella. Desde que asumió esta gestión municipal, se le ha dado muy poco interés al Día de la Memoria. Y aquí es necesario hacer una salvedad: Los funcionarios de turno podrán no estar de acuerdo con lo que se está conmemorando, pero es un feriado, y como tal, corresponde dejar de lado posturas personales.

 

Este año, más allá de las fiestas populares como las del locro, del alfajor, de la empanada, del asado, y alguna otra que me esté olvidando, no se ha puesto el menor empeño en realzar los actos patrios. Y si esa actitud mezquina y caprichosa se profundiza, están contribuyendo a desdibujar el sentido para el cual esas fechas fueron concebidas. Todos los países honran a sus próceres y a sus mártires, a los que forjaron la historia, a las víctimas del terrorismo, a los que protagonizaron gestas heroicas. Si esto continúa así, el ejemplo y el legado que le estamos dando a las nuevas generaciones es pésimo, porque cuando sean adultos, tendrán el recuerdo de actos insulsos, sin alma, sin la menor vocación por perpetuar a los que hicieron grande a la Argentina. También es cierto que los próceres estuvieron durante mucho tiempo bajo una pátina de bronce, y no era frecuente hacer alusión a sus debilidades que los enaltecían aún más. Pero, por otra parte, no me cabe duda de que en el siglo XXI surgirán nuevas figuras que construyan la identidad del país y que –al cabo de un tiempo- sean homenajeadas por su aporte a la construcción ciudadana. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

2 de diciembre de 2024

Remar en medio de la tormenta

 

Lunes. Segundo día de diciembre. Entramos en la recta final del año, y cada uno sabrá si es oportuno o no hacer un balance de ese período. A veces no hace falta recapitular mucho para darse cuenta si es saldo es positivo. O si por el contrario, hubo un predominio de malas noticias que nos vieron desbordados. Todo lo que espero es transitar el verano con tranquilidad, que no me falte el dinero, e irme preparando para el próximo año de la mejor manera.


Hace unos días me hice unos controles médicos que arrojaron algunos datos preocupantes, así que no me quedará más alternativa que intensificar la actividad física. Empecé a ir al gimnasio nuevamente, transpiré muchísimo, casi a chorros diría yo, y debe ser porque vengo acumulando un exceso de estrés y ansiedad. Tuve que llevarme una toallita para mitigar un poco la situación, me sentía avergonzado por sudar tan copiosamente comparado con el resto de la gente que iba a entrenar. Ese es uno de los inconvenientes que representa el verano para mí, padezco el calor más de lo normal. Pero lo que tiene de particular es que los atardeceres son hermosos y hay más horas de luz solar.


Lo que tengo que lograr en esta etapa es activarme todo lo que pueda con hábitos saludables. Debería haberlo hecho mucho antes, pero la ficha me cayó recién ahora. Quiero llegar a fin de año con los mejores recursos humanos que yo esté en condiciones de brindar. Es un proceso de búsqueda interior, que no es tan complejo como parece, simplemente hay que reforzar la voluntad. Ese es el problema, porque reconozco que últimamente no he sido muy voluntarioso. Lo que pasa es que me cansé de tener que remarla, como solemos decir. Mi deseo sería que las cosas se dieran espontáneamente, y no tener que sucumbir ante la abulia cotidiana. Que una conversación fluya naturalmente, que no haya que hacer preguntas estúpidas ni tener que ensayar respuestas del mismo tenor. 


Las relaciones interpersonales están muy deterioradas en la sociedad actual, donde todo se resuelve con un WhatsApp o con un mail. Lo que estoy advirtiendo es que no hay espacio para una comunicación real, y creo que muchas veces ni nos damos cuenta de ello. O a nadie le importa, porque vivimos en un ritmo vertiginoso que nos conduce a la falta de compromiso. Algún día habrá que replantearse qué lugar le estamos dedicando a conocer al otro, y si no somos muy egocéntricos creyendo que lo que nos pasa a nosotros es lo único relevante. Para una buena conversación, es necesario escuchar atentamente y ser asertivos. Si no vamos en esa dirección, los vínculos se tejerán con hilos demasiado débiles, y ya estamos grandes como para perder el tiempo en un intercambio de palabras totalmente banal. Nos estamos viendo pronto. Punto final.  

28 de noviembre de 2024

Antes de apagar la luz

Jueves por la tarde en la ciudad. Si me pagaran por escribir acá, seguramente el resultado sería más provechoso. O en todo caso, me exigiría más para mejorar mi rendimiento. Alguna vez fantaseé con la idea de enviar diariamente una columna a un medio importante, por si eran gustosos de publicarla (todavía estoy a tiempo de hacerlo). Me gusta compartir mis puntos de vista con otras personas, aunque uno sepa de antemano que no vamos a estar de acuerdo. Todo puede ser, y hay que tener un espíritu amplio y plural sobre todo en estos tiempos de tanto absolutismo. También hay que aprender a no creerse el centro del universo. Nadie lo es. Por eso, me harta bastante conversar con gente que se siente con mayor autoridad para hablar u opinar que el resto. Con las estupideces que vemos a diario en la televisión, no hay que ser muy avispado para sobrevivir en la jungla. Básicamente, se trata de actuar con sentido común y de aprovechar las oportunidades.


Yo estoy en una etapa en la cual ya no quiero perder más tiempo en lo que no me interesa. Me focalizo en mejorar todo lo que pueda, pero no lo hago para caerle bien a nadie, sino para sentir que tengo motivos para seguirla peleando. Antes, hace unos años, yo me comportaba para cumplir con las expectativas, pero ese ciclo terminó, yo lo di por terminado.

 

Siempre fui de perfil bajo, y a esta altura no creo que eso vaya a cambiar. No me desvela sobresalir o destacarme por cualquier cosa. Si hago algo meritorio, quedará a consideración de los demás evaluarlo como ellos lo deseen. Yo trato de escribir una buena crónica porque tengo la capacidad para hacerlo, por lo tanto, quitarle riqueza a un texto ya sería ir a menos. Ir perdiendo puntos antes del primer round.


Por otra parte, Lobos atraviesa desde hace tiempo un estancamiento notable. Ultimamente, las noticias relacionadas a la gestión municipal han sido muy escasas. Quizás esto sea así porque no hay nada que merezca la pena informar, y hay áreas sensibles dentro de la administración de no dan respuestas: Obras Públicas, Deportes, Empleo, y muchas otras que no menciono porque la lista sería larga. La sensación de dejadez y de abandono a las que tantas veces me he referido, no ha cambiado. Sí, es cierto que los fines de semana hay algunos eventos culturales interesantes, pero antes que eso, la prioridad sería invertir en asfalto, en el desmalezamiento de terrenos baldíos,en lotes y viviendas accesibles, en otorgar oportunidades de trabajo a todos por igual, siempre que los postulantes sean idóneos, desde luego.


Como les sucederá a muchos de los lectores, me cansa ir una y otra vez a reclamar a las oficinas municipales. Pero si lo sigo haciendo, es porque considero que estoy reclamando por algo que me corresponde. Para esos funcionarios o meros empleados (según sea el caso), lo más cómodo sería que uno no vaya más y que no les interrumpamos la tarea de tomar mate y rascarse las bolas. Pero yo iré todas las veces que sea necesario hasta que me den una respuesta satisfactoria. Hago la salvedad de que hay trabajadores que atienden a los contribuyentes con respeto y empatía. Pero en líneas generales, a mí también me desgasta la falta de consideración de demuestran. Mal que les pese, les hago saber que me van a tener que soportar mientras ocupen un escritorio. Si no están a la altura, que se vayan. Un planteo utópico, porque ser empleado de Estado tiene numerosos beneficios: Es casi imposible que te echen (tenés que haber cometido una falta grave), y en muchos casos cuando hay algún quilombo te reubican en otra área para salir del paso. Pero aquí hay que distinguir a los funcionarios de los empleados. Los primeros ocupan cargos políticos, fueron designados por el Intendente y éste tiene la facultad de removerlos. Los otros, los que trabajan en el Palacio, en la mayoría de los casos están en planta permanente, tienen un régimen de horarios reducido (6 hs), y un sindicato que los respalda. Los trabajadores informales, que son muchos en nuestra ciudad, están totalmente al margen de esas condiciones. Por eso digo que, como los cargos políticos tienen sueldos altos y no se conoce del todo qué es lo que hacen, no creo que nadie vaya a sacar los pies del plato. Reitero: Seguimos sin pavimento, sin mejora de los espacios públicos, sin viviendas, sin fuentes de empleo para quienes recién egresan del Secundario. Así, es utópico pensar que vamos a poder progresar. Y más lejana aún está la posibilidad de que haya inclusión social.    


Con respecto a esto último, es necesario aclarar que, aunque la inclusión social haya sido una bandera enarbolada y utilizada políticamente por el kirchnerismo, el concepto en sí no está mal, lo que pasa es que fue desvirtuado muchas veces. Tiene que ver con la igualdad de oportunidades, porque históricamente lo que se ha tenido en cuenta es la filiación partidaria más que la idoneidad. Si no sos del palo de ellos, no te dan nada. Prefieren poner a cualquier otro inútil que sea servil a determinados intereses antes que a alguien capacitado. Por esa razón, todos los cargos públicos deberían ser elegidos por concurso, es decir, que se abra una convocatoria para que todos los interesados se presenten y se postulen, que expliquen sus proyectos y objetivos, y yo sé que esto también es ilusorio porque prefieren a aquellos que les garantizan fidelidad a “la causa”, por más ineptos que sean. Eso no es privativo de esta administración, lo ha sido siempre desde que tengo uso de razón, y lo puedo afirmar porque más de una vez he ido a pedir trabajo al Municipio y no me han dado bola, lo menos que podrían haber hecho es tomarme una entrevista aunque después terminen eligiendo a otro. Yo lo único que puedo garantizar es que cumpliría con la tarea que me asignen, pero viendo la cantidad de acomodos que abundan por doquier, parece ser que hay otras variables que entran en juego. En los cargos políticos, es comprensible que designen a funcionarios afines al pensamiento del Intendente, pero en los demás puestos, no debería ser así. Algún día yo espero que cambien los paradigmas, y que designen a gente que tenga voluntad de dar respuesta a las demandas de los vecinos. Tan simple como eso. Y me faltó decir la clásica frase: "Para eso les pagamos el sueldo". Nos estamos viendo pronto. Punto final.

16 de noviembre de 2024

Un resumen de 20 años

 

Al cabo de casi 20 años, puedo afirmar que estoy conforme con las notas que he escrito en este blog. Este año ha sido muy particular para mí, los lectores lo saben sin necesidad de que se los diga. Me tocó atravesar tiempos turbulentos, y como debí abocarme a esos menesteres, hubo una merma en la cantidad de posteos que normalmente suelo hacer. Todo parece tan extraño y complejo a la vez que cualquier análisis que uno pretenda hacer se queda a mitad de camino. Insisto en que es oportuno recapitular para tratar de saber cómo llegamos a esta situación. Quienes detentan el poder actúan con total desparpajo y falta de decencia. Hace apenas unos días, Milei hizo lo imposible para tener una foto con Trump y posicionarse como el amigo conservador de un país bananero. Claro que Trump no es estúpido y no le dará ningún beneficio a menos que el Peluca haga ciertas concesiones, sobre todo aquellas relacionadas con el lobby de las empresas estadounidenses. Volviendo a las primeras líneas de este texto, pasé 20 años escribiendo (y describiendo) la realidad del país desde mi mirada. Quizás en alguna instancia estuvimos bien y yo no lo supe percibir. La gente que votó a este gobierno no lo hizo por una convicción de que eran personas idóneas, sino por rechazo al kirchnerismo. Hoy ya es demasiado tarde como para volver atrás. Ya nada será igual. Reconstruir la estructura del Estado será una labor casi titánica para aquel que se proponga llevarla a cabo a partir de 2027. La inflación que ha acumulado la Argentina desde 2005 hasta la actualidad debe ser una de las más altas del mundo. La complicidad con determinados medios de comunicación para tergiversar la realidad es más que evidente. Pero aun así, el principio fundamental es el de la libertad de expresión. TN o Clarín ya no marcan agenda como antes. Apareció el auge de Twitter, de las plataformas de streaming, los podcasts, toda una madeja cibernética que estaba en pañales hace dos décadas.


Milei dice admirar a Menem, pero el Turco era mucho más hábil para conducir. Era un seductor nato para embelesar los hombres de negocios y el empresariado. Moralmente los dos son nefastos, eso sí. Pero uno no puede evitar ver cómo la degradación de la política está escalando a niveles nunca vistos en nuestra vida institucional. Por ejemplo, nadie sabe qué hace la diputada Lilia Lemoine en el Congreso, lo que sí conocemos son las guarangadas que dice en los programas de televisión. Por momentos, la Argentina se asemeja a un país de ciencia ficción. Si vinieran los extraterrestres a visitarnos, no podrían creer que una nación próspera haya quedado reducida a cenizas. Se dice que Milei aún conserva un alto grado de aprobación popular, y puede que sea cierto, pero eso se le va a terminar pronto si siguen tirando de la soga. El alineamiento con EE.UU. es más obsceno y patético que en los años del menemismo. Y además, no parece que nos conduzca a ninguna parte. Hemos roto relaciones con países que históricamente bancaron los reclamos de la Argentina en los foros internacionales. La diplomacia que ejerce la Cancillería es totalmente torpe y genuflexa. Milei no tiene peso político propio, no es alguien con vocación de liderazgo. Tiene ambición de poder, probablemente, pero son dos cosas distintas. No es un faro a seguir, y el experimento libertario terminará cuando la economía transite por otra crisis más aguda e insostenible.


A título personal, trazar una reseña de dos décadas puede resultar abrumador e incompleto, ya que por lo general tenemos un registro nítido de lo más reciente que nos ha sucedido y olvidamos aquellos hechos más lejanos en el tiempo. También es frecuente que uno omita intencionalmente mencionar períodos que no fueron de mucha prosperidad. Ausencias y silencios.


El presente me encuentra en un punto de inflexión. Ya tengo una edad suficiente para asumir responsabilidades que antes delegaba en otros. Llegó el momento de tomar las riendas de la propia vida, pero sin soslayar que a veces no podemos solos. Hay que hacerse cargo de eso y tenerlo en cuenta para rodearse de gente que contribuya al bienestar y no a la toxicidad. No estoy para escuchar problemas de terceros que se vuelvan recurrentes. Si puedo ayudar a alguien, la única forma que se me ocurre es brindando algún consejo, pero a menudo uno se ve superado por las circunstancias y no sabe bien qué decir. Todos hemos atravesado por situaciones límite que no admiten consuelo alguno, son tan irremediables y desoladoras que simplemente hay que esperar a que la herida cicatrice y seguir adelante. Por mucha experiencia que uno crea haber adquirido, esas vueltas del destino te sacuden como un mazazo. No hay una manera de prepararse para afrontar una pérdida, o sobrellevar un duelo. Forma parte de la vida, como también lo son aquellos destellos de felicidad que nos produce ser respetados o queridos por nuestros pares. La cosa es así, amigos, lo digo sin ponerme excesivamente reflexivo. Son las dos caras de la misma moneda. Si aprendemos a valorar y vivenciar intensamente los momentos de placer, la carga no se hará tan pesada, eso ténganlo por seguro. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

13 de noviembre de 2024

Miércoles por la mañana

 

Miércoles por la mañana. Ayer grabé un nuevo programa para la tele y la verdad es que estoy conforme, salió muy bien, más allá de algún furcio que haya podido cometer. Al contrario de lo que mencionaba en la nota anterior, en este caso el invitado tuvo una excelente predisposición, se mostró abierto a las preguntas, no me la hizo difícil y la conversación fluyó con naturalidad. Y como además es músico, en el segundo bloque tocó su instrumento otorgándole un plus a la entrevista. Varias veces he tenido invitados que tocaron en vivo en el estudio. Por otra parte, hoy me siento con pilas, porque di por concluidas determinadas etapas que no había logrado culminar y ahora todo lo que resta por venir puede ser mejor. Es muy difícil trazar un pronóstico, pero al menos me siento con la capacidad de emprender nuevos desafíos.


No me gusta postergar ni dejar las cosas por la mitad. A veces uno cae en ese vicio porque lo abruman la inseguridad y las dudas. Pero como estamos a dos meses de finalizar el año, ya es tiempo de ir redondeando este tramo que nos queda e ir planteándonos qué nos faltó hacer. Soy consciente de que hacer un balance de esa índole puede resultar tedioso y que no siempre conduce a algo bueno. Pero es la única manera de tomar conciencia de lo que logramos y lo que nos quedó en el tintero. Este blog, por ejemplo, me sirve para eso. Yo no recuerdo con precisión qué pasó en enero o febrero de este año, pero como he venido escribiendo sin interrupciones, una relectura me brindará la posibilidad de tomar real dimensión de aquello que me propuse hacer y que no conseguí. Asimismo, quizás me sorprenda comprobar que alcancé otras metas importantes pese a no apostarles muchas fichas. 


Este 2024 escribí mucho sobre la actualidad política, sobre la economía doméstica, que es en lo que más me vi afectado. Sé que no soy el único que está atravesando un contexto adverso. Llegar a determinadas conclusiones se hace cuesta arriba cuando predomina un clima de incertidumbre. Es en esa coyuntura donde se vuelve necesario asumir una posición, que podrá ser equivocada o no, pero que es la tuya.

Más de una vez pensé en dejar de escribir aquí, porque creo que no hay nada más soporífero que ser reiterativo. Pero creo que lo seguiré haciendo en la medida que podamos conservar la capacidad de reflexionar y de ser críticos ante lo que nos pasa. Todos tenemos una vaga idea de aquello que debemos hacer para sentirnos bien. Lo que sucede es que a menudo dejamos transcurrir el tiempo, los días, los meses, porque nos sentimos bloqueados. La ansiedad nos paraliza y nos impide reaccionar. Al igual que el miedo, por supuesto. Sin embargo, yo estoy convencido de que conseguiremos superar las limitaciones que nos asfixian e iniciar un período con otra mirada, una mirada que nos ofrezca motivos para seguir caminando. Si nos ponemos a pensar, no estamos tan lejos como suponemos. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

5 de noviembre de 2024

Relanzamiento

 

Martes por la tarde en la ciudad. Este fin de semana pasado me mantuve ocupado redactando notas, y brindando contenido multimedia para las redes sociales. Hice un par de videos en la Fiesta del Asado, y creo que fueron del agrado de los lectores. Ahora hay que pensar en cómo estirar la buena racha el resto de la semana. Ese es el problema que tiene Lobos desde hace un tiempo: No hay suficiente material como para pensar en jerarquizar un medio periodístico. Por ese motivo, sigo apostando al programa de televisión que conduzco como un espacio donde se pueden obtener buenas entrevistas. 

No me pesa hacerlo, lo que sí me encabrona un poco cuando el invitado no tiene ganas de estar allí y hay que remarla en el dulce de leche. Yo prefiero que me digan si no quieren participar antes de tener que remontar vuelo en una pista anegada. La verdad es esa, prefiero que me metan la excusa de que no pueden asistir, y no tener que liquidar el cuestionario en 15 minutos porque el ocasional participante no le pone ninguna onda al hecho de estar participando de un ciclo televisivo. Hay gente que daría lo que fuera por salir en televisión, y sin embargo tenemos casos donde no sólo no aprovechan la oportunidad, sino que ni siquiera les importa. Es una sensación incómoda. Me pone en una situación donde yo tampoco tengo interés en involucrarme. Porque en esos casos la entrevista sale forzada, no fluye como debería. Por suerte, son casos minoritarios. Al que me hace eso al aire, que se quede tranquilo que no lo invito más. No soy un principiante como para pasar un mal trago inútilmente.


Para los que ven el programa, les cuento que no es tan sencillo como invitar a algún vecino y esperar que te diga que sí espontáneamente. Hay que negociar horarios, enviarles un recordatorio por si se olvidan, preparar todo con varios minutos de antelación una vez que llega al estudio, hablar sobre los temas que se van a desarrollar durante la entrevista. Y hay algunos que se van por la tangente, que quieren sacar chapa sobre cosas que sólo les interesan a ellos, cuando en realidad el formato del programa fue concebido para esclarecer cuestiones polémicas que preocupan a la sociedad. Yo pregunto y repregunto todas las veces que sea necesario, no para lucirme yo, sino para que la audiencia pueda sacar algo en limpio, sobre todo si hablamos de funcionarios con responsabilidades públicas. Nunca discuto, dejo que mi interlocutor hable de lo que desee, pero no acepto que me quieran engatusar con boludeces. Si lo hiciera, me estaría desmereciendo como profesional. Llevo cinco temporadas encima al frente de “Café Doble”, y sigo perfeccionándome porque creo que lo fundamental es el respeto al público. Hay otro dato no menor, y es que con cinco años encima, cuesta renovar la grilla, convocar a nuevos vecinos. Hay algunos que han estado más de una vez, pero sólo cuando había una situación puntual que ameritaba que volviéramos a compartir una charla.


Los primeros programas, allá por 2019, representaron un gran desafío para mí hasta que me fui adaptando a un formato que yo desconocía. Nunca antes había hecho televisión, y lo tomé como una experiencia para incursionar en algo nuevo. No estoy arrepentido para nada, pero como decía antes, deberé renovar la grilla para tratar de no repetir invitados. Son cinco temporadas, pasaron muchísimos vecinos en ese lapso, ahora habrá que agudizar el ingenio para darle una vuelta de tuerca. Esta temporada 2024 hicimos un mix: Contamos con participantes nuevos, y otros que ya habían estado en ediciones anteriores. Por supuesto que, en el caso de los reincidentes, los temas no se repitieron, fue toda una tarea ir preparando preguntas para evitar que eso pasara. Con varios de ellos la pasé muy bien y disfruté el hecho de tenerlos en el estudio. Ahora que entramos en la recta final de este año, voy a ir preparando una agenda de lobenses que no han estado antes y que bien podrían sumarse al programa. Yo no obligo a nadie, ni les insisto para que vayan. Si por algún motivo no quieren estar, están en su derecho. Pero reitero lo que mencioné al comienzo: No me cabe duda de que habría varios que se desesperarían por salir en televisión, mientras que otros inexplicablemente rechazan el convite. Por esa razón, y si el ciclo tiene continuidad, habrá que dotarlo de contenido. A veces uno siente el desgaste de plantearse cuántas personas hay en Lobos dispuestas a mantener una conversación interesante. Sin embargo, aquellos que los inhibe la televisión no lo culpo, porque yo también en la primera temporada tuve que adoptar diferentes estrategias para que el programa tuviera una buena llegada. En cinco años, ha pasado tanta gente querida que sería imposible nombrarlos. Para el año próximo, voy a tratar de incorporar algún valor agregado para remozar el espacio. Todo me parece indicar que lo voy a conseguir. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

3 de noviembre de 2024

Permiso para dudar

 

Me fastidia la gente que acepta mansamente todo lo que le dicen sin atreverse a cuestionar nada. No se permiten ejercer la capacidad de dudar ante lo que parece ser una verdad inmutable. El problema es que, si se da todo por sentado, no hay lugar para el pensamiento crítico. Y creo que es peligroso naturalizar la ignorancia. Esto es válido, sobre todo, para las decisiones que afectan nuestra calidad de vida. La política y la economía a menudo van juntas, son indisolubles, porque todo plan político incluye medidas económicas que lo sustentan. O al menos, antes era así. 


El populismo de derecha no es tan nuevo como suponemos. Siempre hubo especímenes que se jactaron de su ideario conservador y anticomunista como un pretexto para imponer el neoliberalismo y la desregulación de la economía. Eso es lo que están haciendo ahora, y encima se vanaglorian del ajuste que están perpetrando. Lo que estamos viendo ahora, esta “euforia” de los mercados, la baja del dólar y del riesgo país, no repercute en la vida cotidiana de los asalariados, que cada vez deben trabajar más para que el agua no les tape el cuello. Por otra parte, Milei es un tipo que no tiene estatura para ser presidente. Ni él se hubiera imaginado que algún día podría ocupar el cargo. Si recordamos las elecciones del año pasado, lo más lógico hubiera sido que el balotaje se dirimiera entre Massa y Bullrich. Todos sabemos que Bullrich quedó fuera de carrera mucho antes de la segunda vuelta, pero para el caso es lo mismo, ya que ahora es funcionaria de Milei. Claramente, los actuales inquilinos de la Rosada no estaban preparados para gobernar, de lo contrario no se hubieran acumulado tantas renuncias de ministros y colaboradores en un plazo tan corto. Ya hemos hablado aquí del desastre notorio que es la política exterior. Ni ellos saben cómo delinear una estrategia, cómo alinearse ante la ONU y los organismos internacionales. Los antikirchneristas toleran este experimento porque creen que nada es peor a los años K, y ven al populismo de aquella época como un monstruo de varias cabezas. No sé, tal vez en esos años estábamos mejor que ahora, y ni siquiera nos detenemos a recordarlo. Y por no recordar, aparecen estos outsiders, estos monos con navaja que no saben lo que es gestionar ni conocen el arte de la negociación.


Cuando todo esto pase, comprobaremos que nos llevará mucho tiempo volver a recuperarnos, ser un país moderno, con empuje, que pueda ejercer un liderazgo en América del Sur. Si el kirchnerismo –para algunos- nos condenó a la pobreza, ahora no podemos decir que estamos mejor en ese sentido. Cada vez hay más pobres, gente que no puede pagarse los remedios, o que no puede alimentarse como lo venía haciendo. Si los salarios siguen por debajo de la inflación, esa situación persistirá. También cabe la posibilidad de que uno piense que en el pasado estuvimos mejor posicionados y que ello no sea más que un espejismo o una distorsión de la realidad. Una mentira para sentirnos menos insignificantes ante el concierto de las naciones. Por eso dije al comienzo, aprender a dudar. Pensar una y otra vez acerca de la realidad argentina, es pensar en el karma que nos persigue como una maldición, porque solamente hemos tenido algunas rachas positivas y el resto es miseria. Aun así, la mayoría de la gente –yo también- volveríamos a elegir este país para vivir, no se nos cruza por la cabeza ser exiliados si pudiéramos. No es algo que esté dentro de las alternativas. La vamos peleando desde adentro, es lo único que nos salva de una completa disgregación social.


Estuve leyendo en medios nacionales algunas notas referidas a una supuesta “reactivación económica”. Debo decir que no noto ninguna mejora en mis ingresos, ni tampoco una mayor capacidad de compra. Hablan también de un efecto rebote, de que tocamos fondo y que ahora empezamos a levantar cabeza otra vez. Yo no sería tan optimista. Pienso que todavía falta para percibir un cambio positivo sustancial. Mientras los salarios estén por debajo del costo de vida, no me imagino que haya una recuperación. Aquellos que tienen que alquilar pueden afirmarlo mejor que yo. Los precios de los medicamentos no paran de subir, entonces ya podemos citar dos o tres rubros clave con valores en alza. Alquilar una casa y tomar la medicación implican un costo significativo, por no mencionar a los alimentos. No hay una estabilidad, y si algún día percibo una mejora, seré el primero en reconocerlo. Pero hoy por hoy, no sería atinado declamar que estamos transitando una recuperación. Hay algunos productos que no han registrado aumentos, pero son muy escasos. Y si a eso le sumamos las tarifas y el combustible, ya tenemos varios ítems que no encuentran un techo. La suba de las naftas empuja a otros rubros, como el transporte público, y el costo de la energía repercute más en la antesala del verano. Será un verano complicado, sin dudas, pero habrá que darle pelea. Todas las épocas del año tienen aspectos para disfrutar. Por lo menos, no tendremos que gastar tanto en ropa. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

2 de noviembre de 2024

¿Quién se hace cargo?

 

Sábado en la ciudad. Retomo los posteos en el blog, ahora que tengo un poco de tiempo libre y que lo puedo destinar a estos menesteres. Pasaron varios días desde mi última publicación, y lo que yo destaco es que éste es un espacio donde me puedo expresar con absoluta libertad y sin condicionamientos. Así ha sido desde hace casi 20 años. Quizás haya llegado el momento para hacer un cierre y escribir más esporádicamente. Los últimos días me dieron un envión importante, porque hubo varias notas por cubrir y eso hizo que tuviera una mayor actividad. Es importante subrayarlo porque venimos de semanas muy “tranquilas”, no ha habido mucho para destacar en la vida pueblerina. Más que tranquilo, yo diría que venimos avanzando a media máquina. Lobos adolece de la falta de gestión, y por otra parte no hay incentivos como para impulsar a la producción local. No hay, tampoco, un modelo a seguir, un plan. Está todo atado con alambre, sostenido de una forma muy precaria, y así es difícil determinar si la ciudad está en condiciones de prosperar.


La semana cerró con la noticia de la crítica situación que atraviesa el Asilo de Ancianos. Sin duda, el Municipio puede hacer un desembolso mayor al que venía haciendo, y garantizar un ingreso mensual de dinero para el rescate de la institución. Parece ser que los abuelos que se encuentran alojados allí no son prioridad, o al menos a nadie le interesa sostener el funcionamiento del Hogar con fondos frescos. Todo ello es decepcionante. La semana pasada, la plana mayor del Ejecutivo viajó a Mar del Plata para la final de los Torneos Bonaerenses. Me gustaría saber cuánto se gastó en concepto de estadía y comidas, y si ese dinero no se hubiera podido ahorrar para destinarlo a los ancianos que están alojados en el Hogar. La actual Comisión expuso ante la prensa un diagnóstico que está lejos de ser alentador. Pero, a la luz de los hechos, a nadie le importa lo que pueda pasar. Hay una desidia evidente, en la cual todos se rasgan las vestiduras pero son pocos los que asumen el compromiso de hacerse cargo. Lo que está en juego, ni más ni menos, es la continuidad de una entidad centenaria que históricamente brindó contención a los adultos mayores. Hoy se ve desbordada al no poder hacer frente al pago de sueldos y cargas sociales del personal.


Quienes asumen la función pública deben estar preparados para afrontar responsabilidades que son indelegables. Ningún vecino de a pie tiene acceso a la caja del Municipio. Para el presupuesto 2025, hay que designar una partida específica que esté destinada a las erogaciones del Asilo. Haber entregado $ 2.800.000 por tres meses es una vergüenza, porque esa cifra es casi un vuelto para los fondos que maneja la Comuna. Es un monto insuficiente y mezquino, que no alcanza para nada. El problema es que no se han establecido prioridades, como mencionaba antes. O a lo mejor sí, pero en tal caso el Asilo no ha sido tenido en cuenta porque históricamente se ha pensado que puede manejarse con sus propios recursos. Está visto que esos recursos no bastan. Que las donaciones son un paliativo, pero no logran cubrir los gastos del personal que presta servicio en la institución. Por ese motivo hay que tomar como una declaración genuina y desesperada que la Comisión haya dicho que “tocó fondo”. Podrán hacerse objeciones, pero lo cierto es que el común de la gente no aceptar participar de una Comisión y dedicar tiempo a ello, entonces no sería prudente cargar las tintas contra los actuales miembros. Si no hay gente que esté dispuesta a participar activamente, mal puede cuestionarse a quienes lo están haciendo ahora.


Ojalá que se entienda el espíritu que persigue esta nota. Imaginate que tengas a tu abuelo en el Hogar, y que no sepas por cuánto tiempo va a poder permanecer alojado allí. O si sos un empleado con cierta antigüedad, el hecho de no saber hasta cuándo vas a cobrar un sueldo. Genera mucha impotencia poner en el tapete estos temas, que ya deberían darse por superados hace rato. Es evidente que no se ha hecho nada en los últimos años, y es así como llegamos a un punto de no retorno. No podemos soslayar esto, es una instancia de extrema gravedad donde hay personas en juego. Hay que seguir insistiendo por todos los medios que sean posibles hasta que los funcionarios de turno den una respuesta. Y mi compromiso está con los ancianos, que tienen la salud quebrantada, tienen como único sostén a sus familias, y padecen la incertidumbre que es consecuencia de la desidia y la improvisación. Vamos a ver cómo sigue esta historia, que no tiene final abierto, porque la única solución es poner plata. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

25 de octubre de 2024

Mejor que ayer

 

Estoy en una etapa de transición hacia algo superador. Todavía me falta para sentirme al 100 %, pero creo que voy bien encaminado. Es normal frustrarse con facilidad ante los nuevos obstáculos, aunque eso tiene que ver con la personalidad de cada uno. Pero lo que rescato es que sigo andando. Hay aspectos que me gustaría modificar o corregir, pero les aseguro que no es fácil. Y en tal sentido cabe declinar toda pretensión por ser original. El hecho de no sentirse a gusto con quien uno es, nos pone en la necesidad de crear una nueva versión de nosotros mismos. Nos coloca en una posición donde debemos asumir un protagonismo al cual habíamos renunciado. Y eso nunca es gratis o con costo cero. Demanda tiempo y esfuerzo. Porque implica realizar cambios profundos a todo nivel que debemos estar preparados para adoptar.

 

Conocerse a uno mismo significa aceptar que no podemos con todo, que habrá dificultades, que nos encontraremos ante nuevos desafíos que se nos irán presentando. No podemos elegir cómo nos caerán las fichas, eso es algo que escapa a nuestro control. Los hechos se van dando según lo que determinen los factores externos. Nadie puede hacerse cargo de todo o cargar en soledad con su mochila. Claro que si es “tu” mochila, entonces cabe preguntarse por qué delegaríamos esa responsabilidad en un tercero. Pues bien: A veces hay que reconocer que no siempre podemos hacerlo solos. Debemos aceptarlo, reconciliarnos con el propio pasado, establecer prioridades, aprender a ejercer la tolerancia. De lo contrario, sería lo mismo que un mago o un bufón que siempre repite los mismos chistes. Un chiste causa gracia porque te sorprende, no lo esperás. Cuando aparece otra vez, ya pierde el efecto inicial. También podríamos afirmar que las personas que se reiteran en una conversación son aburridas. No hay nada que nos motive a hablar con alguien que está encerrado en su propio laberinto discursivo, porque ya sabemos con qué speech nos vamos a encontrar.

 

Yo creo que todos podemos obtener un rendimiento mayor a nivel personal si lo planteamos con objetividad y capacidad crítica. No hay forma de lograrlo si no nos sinceramos. Porque de lo contrario, nos estaríamos engañando ante una realidad que no auténtica. Es decir, no es la que nos toca enfrentar. Partiríamos del error, de un diagnóstico equivocado. Entonces, si ya empezamos mal, no parece que lo que resta por venir sea muy promisorio. Contamos con la oportunidad de torcer una racha adversa y de brindarnos una gratificación que vaya por encima de cualquier limitación que tengamos. Eso es lo que nos queda como asignatura pendiente, ir sobrevolando, pasando por alto la mediocridad. Entonces, si conseguimos elevarnos, estaremos alcanzando una instancia completamente diferente. Que superará a todo lo vivido, un momento que será de una dimensión distinta a lo ya conocido. Ese es el desafío a partir del instante en que nosotros deseemos darle volumen y plasmarlo en lo cotidiano. De esta manera ya dejará de ser una expresión de deseo para transformarse en algo concreto y digno de ser recordado como un quiebre, un hito, o como ustedes gusten llamarlo. 

La persistencia de la voluntad es un factor clave para alcanzar una meta ambiciosa. Si no tenemos ese fuego sagrado, esa llama interior, todo se volverá más complicado y tedioso. Al asumir nuestra responsabilidad, nos estamos haciendo cargo de lo que nos toca, tomando las riendas de nuestra vida. Es así como podemos vislumbrar el éxito y fracaso en términos relativos. El límite entre uno y otro se vuelve más difuso. Lo que nos parece un golazo, un triunfo rotundo, puede cambiar rápidamente esa condición para transformarse en un revés inesperado. Es interesante que aprendamos a ver los hechos con este prisma, porque si no fuera así, no podríamos procesar lo que nos sucede y despojarnos de los innumerables prejuicios que son parte de lo que ya todos conocemos.

 Nos estamos viendo pronto. Punto final.

21 de octubre de 2024

Es por ahí

Voy transitando este camino a mi ritmo, que no sé si será el mejor, pero es el que yo puedo alcanzar hoy por hoy. Ultimamente me he puesto a escribir borradores de varios textos, aunque sé que para lograr la versión definitiva me falta bastante. En el plano personal es lo mismo. Hoy caminé más de lo habitual porque se me había roto la bici y no me quedó otra opción que recorrer el trayecto a pie. Hice una caminata hasta el Hospital para una consulta médica, atravesando el campito de la estación. Cuando salí de allí aún me quedaban cosas por hacer, y ya estaba apretando el calor. El día estaba demasiado húmedo y pesado. Pero, como dije al comienzo, yo tengo mis tiempos, y cada uno tendrá los suyos. Lo importante es tener en claro hacia dónde ir.


Voy a retomar el gimnasio a la brevedad, ya no caben más excusas para justificar el desgano o como se llame. Si todo sale bien, pienso intercalar los días de pileta con otros para el gym, o bien dedicar una misma jornada a ambas actividades. Ayer terminé de leer “El palacio de la Luna”, una de las novelas más famosas de Paul Auster, y me sentí contento de haber llegado hasta el final del libro. Salteé algunas páginas, eso sí, pero lo pude terminar. Resistí el impulso de dejar todo por la mitad, o de hojear las últimas páginas. Así es como voy domesticando a la ansiedad. No voy a dejarme llevar por ningún impulso sin antes medir las consecuencias, eso es algo que aprendí a ejercitar. No hay que bajar la guardia: Pienso que perdemos mucho tiempo dándole rosca a cualquier asunto, haciéndonos los rulos en lugar de actuar. Nos imaginamos una y otra vez en posibles desenlaces y llegamos al final del día sin hacer nada. Nos agobian las preocupaciones, pese a que no tenemos mucha injerencia en las decisiones que puedan tomarse a otro nivel. Nada puede salir bien con la cabeza embotada y llena de problemas. Ideas o pensamientos recurrentes que no van a ninguna parte. Tonterías que sobredimensionamos. Y así podría seguir enumerando.


Creo que el bien más preciado es la tranquilidad. Y para obtenerla, hay que cambiar el chip. No es ni tan simple ni tan complejo como parece. Lo que nos lleva a flaquear en ese proceso es insistir con recetas que ya fracasaron. Es más común de lo que parece, a todos nos pasa, de no ser así no habría margen para el error. Por eso en este último tramo del año, hay que sacar fuerzas de donde haya para remontar vuelo, y despegar de una vez. Si lo conseguimos, tendremos más posibilidades de decir que 2024 no fue un completo desperdicio, y lo recordaremos sin rencor.


No todos los años son iguales, pero debemos aceptar que es lo que nos toca y no sería atinado poner resistencia a períodos turbulentos. Que pase lo que tenga que pasar. Que duela lo que tenga que doler. No es saludable anticiparse a los hechos porque, si lo hacemos, ya nos estamos cargando de ansiedad de antemano. Creamos un estado de alerta que nos pone mal y nos desgasta notablemente. Quizás todo lo que estoy escribiendo yo no lo ponga a la práctica, pero sí puedo saber lo que es bueno para mí. Como dicen ahora, “es por ahí” donde hay que ir, con o sin temores. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

19 de octubre de 2024

Dejar todo en la cancha

 

Desde hace varios días intento, sin éxito, escribir un posteo nuevo para este blog. ¿El resultado? Escaso. Bloqueo creativo. No he hecho mucho últimamente, y no fue porque no haya querido. Se dio una semana con pocas notas por cubrir. Y todo parece indicar que seguirá así. El calor empieza a apretar. Ideal para pasar unos días en la pileta o en algún rincón del patio donde dé la sombra. La verdad es que sentarme en el sillón a ver televisión no es una idea que me atraiga en absoluto, como tampoco lo es derrochar el tiempo con la pantalla del celular. Una opción que parece más atractiva es leer, porque tengo varios libros inconclusos. Si me detengo a pensar, hay varias cosas que dejé de hacer y que podría retomar si contara con la motivación necesaria.


No sé qué me deparará el destino, nunca es bueno planificar a largo plazo. Ahora lo que resta es ponerme a estudiar para rendir bien el examen final de uno de los cursos que estoy haciendo. Habrá que buscar el momento propicio para concentrarme en lo que pretendo lograr, lejos del ruido y de las distracciones. También es cierto que voy en camino a activarme plenamente, tal como supe hacerlo el año pasado. 


No tiene sentido lamentarme de aquello que no pude hacer, ahora debo pensar en lo que me queda pendiente conseguir. Sigo con la idea de cerrar el año lo mejor posible. Sigo pensando en 2025 como una nueva oportunidad. Sigo creyendo que lo mejor está por venir, pero no sé exactamente cuándo. Es cuestión de estar atentos. Con eso ya basta para ir en la dirección correcta. Necesitamos salir del estancamiento, a título personal ya me lo he planteado varias veces. Este año pasé por muchos “sube y baja” emocionales, y si hay algo que no predominó fue la estabilidad. Ante ello, intenté adecuarme a cada situación que me tocó afrontar haciéndolo lo mejor que pude, pero siempre flota la sensación de no haber hecho lo suficiente. No haberlo dejado todo en la cancha.


Como a muchos de ustedes, hay días en que no se me cae una idea, pero aun así me pongo a escribir porque sé que de ese proceso saldrá algo digno de ser leído, aunque para ello requiera de numerosas correcciones y revisiones. Hay situaciones que no me gustan y que sin embargo debo sobrellevar. Pero lo más preocupante es que estemos naturalizando una realidad que es abiertamente anormal: Eso sí merecería un análisis sociológico o de otra índole. Tenemos que reforzar la capacidad para amoldarnos a una coyuntura que se presenta adversa. Paso bastante tiempo del día reflexionando sobre eso, porque tuve que adaptarme a este nuevo escenario (dentro de mis posibilidades), y sinceramente me fastidia ver cómo desde los grandes medios buscan distraernos con boludeces. Estamos necesitando un gran recambio generacional en la dirigencia política. CFK podrá presidir el PJ, pero para mí quien mejor encarna el futuro del partido es Kicillof. Le falta rodaje quizás, pero lo veo con entusiasmo para pegar el salto. Además, todavía le quedan tres años por delante para ir sumando experiencia. Su gestión al frente de la Provincia ha sido buena, más allá de lo que se quiera entrever desde Lobos. Acá no han hecho ninguna gestión para que el Gobernador entregue obras o subsidios, nunca les importó. La discriminación por color político la ejercen ellos mismos, no Kicillof. Tiene cientos de municipios a lo largo de la provincia como para preocuparse por que no le den bola en uno o dos de ellos.


¿Pero dónde está depositada nuestra esperanza? ¿Cuál es nuestro reservorio espiritual? Cada uno tendrá el suyo, pienso yo. Nunca dejo de reflexionar sobre lo que nos toca en suerte, y si tenemos chanches de revertirlo o no. Sería fácil afirmar que éste no fue un buen año, pero todavía faltan poco más de dos meses. Mucho de ello depende de nosotros. Como digo siempre, la toma de decisiones. Tendremos que aprender a transitar este verano en ciernes con otra actitud. No será fácil, eso es casi seguro. Habrá que resistir los embates de la crisis económica y ajustar el presupuesto. Por más que los índices de inflación bajen, lo concreto es que ese descenso no se advierte en el costo de la canasta básica. Los salarios siguen siendo paupérrimos y las tarifas no tienen freno. Por ese motivo, ver cómo se cuentan las costillas en la interna del PJ es un espectáculo desagradable y totalmente extemporáneo. No es momento de confrontación, pero esta gente parece no entenderlo. Todos los candidatos tienen aspiraciones legítimas y no es necesario encolumnarse detrás de nadie. Esto cabe, incluso, para aquellos con vocación más verticalista. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

A la vuelta de la esquina

  Mitad de semana en la ciudad. No sé qué les pasará a ustedes, pero yo ya no me preocupo tanto como antes respecto a situaciones que aparen...