16 de enero de 2024

Resistir tiene su recompensa

 Siempre pensé que, al momento de entrevistar a un político, a una personalidad ligada a la cultura, o lo que fuere, uno debe correrse de un rol preferencial. A la gente no le interesan tus opiniones, ni siquiera tus preguntas, sino las declaraciones de aquel que estás entrevistando. Sin embargo, en la vida hay que jugársela, y si preguntás algo que puede resultar incómodo, no tengo el menor problema en ese sentido. Lo hago porque es lo que el público lector desea conocer de parte de una autoridad oficial. 

Cuando el periodista se posiciona como protagonista, entran en juego varios factores. Por supuesto, no es lo mismo laburar en un pueblo chico que en CABA. Si vos sos movilero, el productor te dice antes qué tenés que preguntar, aunque a título personal te parezca una boludez. O lo hacés, o te rajan. Por ese motivo empecé a respetar más la tarea de quienes hacen guardia periodística durante varias horas y están al acecho de que determinada persona salga del hotel, del teatro donde hizo una función o un concierto. 

Yo me acuerdo, como si fuera hoy, que una vez los concejales decidieron interpelar al Comisario -no daré el nombre porque ya falleció- que estaba hasta hace unos años. En aquella ocasión estábamos casi todos los medios, y yo noté cómo, con el transcurso de las horas, la mayoría de ellos se iban retirando lentamente. Ya había pasado la medianoche, eran cerca de la 1 de la mañana, pero otro colega y yo seguimos firmes. Estaba convencido de que tenía que lograr la nota como fuera, aunque sea de madrugada. Cuando el comisario finalmente salió, éramos dos lo que habíamos resistido sin cenar, sin poder sentarnos en ningún lugar, con frío, pese a que estábamos en el primer piso del Municipio. Pues bien, la nota se consiguió. Lo que dijo el uniformado no lo recuerdo bien, habrán sido frases hechas, pero yo obtuve lo que necesitaba con mi modesto grabador a cassette. De manera que salió publicado casi al instante, en tiempos donde el celular no era aún el dispositivo predominante para leer un página Web.

Más de una vez he cubierto accidentes, y estando la Ruta cortada, he corrido 4 o 5 kilómetros por la banquina hasta llegar al lugar del siniestro. Básicamente, porque si iba en un remís, y me cobraba el tiempo de espera, un viaje de ese tipo saldría carísimo.

Ya más recientemente, alrededor de 2015, casi sobre el filo de las elecciones de ese año, vino el Ministro Julio de Vido, con motivo de la reinauguración del Cine Italiano. No voy a decir nada acerca del ex Ministro que luego fue legislador y le quitaron los fueros, porque no viene al caso. Estuve en el Aeródromo local, hasta que pude capturar el instante en que se bajó de una avioneta con los custodios, pude sacar fotos, y hasta un breve diálogo. Ese mismo día llegó, más tarde, la cantante folclórica Teresa Parodi, que ocupaba el cargo de Ministra de Cultura. Se hizo una puesta en escena que, claro está, tenía como objetivo lograr un resultado electoral favorable para el oficialismo de aquel entonces. Sin embargo, el hombre que era candidato a un tercer mandato, y que muchos consideran como el mejor Intendente que ha tenido Lobos desde 1983, perdió. Estimo que habrá sido una gran decepción. Todos sabemos que durante una campaña, el que gobierna saca a relucir un festival de inaguraciones y cortes de cintas para la tribuna. A veces funciona, otras no. 

Nunca tuve la aspiración de recibir un premio o un reconocimiento por mi trabajo, simplemente porque creo que hago lo que corresponde y nada más. Eso sí, a mi modo de ver, hay que evitar "aburguesarse", o suponer que ya estás consolidado. Puede que sea así, pero lo mejor es mantener un perfil bajo.

No sé qué me motivó a relatar esto, pero la experiencia me dice que conozco más de la política doméstica de lo que muchos piensan. Cuando es conveniente, me hago el boludo, pero no dejo de escuchar los rumores que circulan en los pasillos del Municipio o del Concejo Deliberante. Algunos terminan siendo infundados, o meras chicanas para hacerle creer a la sociedad que son los defensores de la Patria. Lo he visto bastante, considerando que he dedicado la mitad de mi vida a ejercer la profesión. Salvo algunas excepciones muy puntuales, nunca he entrado en una discusión con ninguno de mis colegas. No me interesa confrontar al pedo. Cada cual hace la suya. 

Despojándome de toda falsa modestia, puedo decir que he honrado esta vocación en cada crónica, en cada nota, en cada entrevista. Desde luego, he cometido equivocaciones y papelones en mis comienzos, pero a mí nadie me baja línea para decirme lo que tengo que escribir o preguntar. Y, citando el ejemplo anterior de los movileros, tampoco cuestiono a quienes se ven (casi) obligados a hacerlo para preservar su trabajo. Nos estamos viendo pronto. Punto final.  


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