26 de mayo de 2023

Todo se renueva constantemente

El título de esta nota fue lo último que surgió al cabo de escribirla: Todo se renueva constantemente, aunque no lo veamos o no nos percatemos de ello. Viernes con sol radiante en la ciudad. Era hora ya de que volviéramos a ver el cielo límpido. Ha llovido durante casi toda la semana (más de 100 mm, una cifra importante) y esto incluyó el día de ayer, 25 de Mayo, que según han reseñado los historiadores, también tuvo inclemencias del tiempo en 1810. Imposible saberlo con precisión. 

Lo que sí puedo afirmar es que al fin pude salir de casa luego de permanecer recluido más de lo aconsejable. Me hubiera gustado caminar un poco o encontrar una forma de distenderme fuera de las cuatro paredes, pero no se dio como lo esperaba y no vale la pena enredarse en lo que no fue. Solamente salí para hacer unas cuadras en auto cuando fuimos a buscar a mi hermano que había terminado su horario laboral. Pero, viviendo cerca del centro, las calles eran un páramo: Ayer por la tarde transcurrieron muchas horas sin que escucháramos circular ni un solo vehículo, creo que todos los que no tuvieron que trabajar durante el feriado se quedaron viendo alguna película o lo que fuere. Estamos cerca de fin de mes, lo cual no es un dato menor. 

Además, en días de humedad debo tener mucho cuidado al pisar las baldosas de las veredas que inevitablemente se mojan con el agua de la calle. Más de una vez me he pegado una tremenda patinada, que obviamente causa la risa de los demás transeúntes que ocasionalmente me están viendo pero que no tienen el gesto de ayudarme a que me pueda poner nuevamente de pie. El resbalón más reciente que recuerdo fue en una de las calles que rodean a la Plaza 1810, cuando para cruzar con más rapidez, no tuve mejor idea que hacerlo por la rampa para discapacitados, que es un plano inclinado. La estructura de hormigón era tan lisa que pasó lo que tenía que pasar: Me recuerda a esos dibujos animados donde el humor básico pero efectivo era ver a un personaje de ficción resbalándose con una cáscara de banana que otro había dejado por el piso luego de haber ingerido la fruta, y tirarla por ahí. Pero siempre hay algo que hace que un día no se vuelva un desperdicio, un tedio. No tengo motivos para quejarme, ni ganas de hacerlo, lo que dije en otra situación parecida no merece ser reiterado nuevamente. 

Pienso a veces en los presos, y cómo hacen para no caer en la desesperación cuando tienen por delante varios años tras las rejas, sin perjuicio del delito que hayan cometido. Debe ser difícil predisponerse mentalmente para afrontar una rutina que, en caso contrario, te debe liquidar, por no mencionar que la única manera de sobrevivir es aceptando que siempre hay un capo en el pabellón y que las peleas y reyertas con las famosas "facas"  son moneda corriente. 

Estar preso te transforma en escoria, para la sociedad sos lo peor que pueda existir, en el caso de que no accedas al privilegio de un sector "Vip" que te mantenga alejado de los más violentos criminales. Claro que con una Justicia garantista como la que actualmente predomina en la Argentina, se dan fallos sumamente discutibles y esa sensación colectiva de que los peces gordos nunca van en cana, a lo sumo cumplen arresto domiciliario y eso les posibilita hacer lo que quieran, seguir disfrutando de una vida de lujos y sin remordimiento alguno, la única limitación que tienen es una tobillera para controlar que no salgan del domicilio que declararon. En los penales, si tenés guita inclusive es muy común sobornar a los guardiacárceles o pergeñar algún tráfico de influencias para que tu estadía sea más llevadera. Podés tener un televisor, una radio, libros, o determinados objetos que los internos menos favorecidos nunca tendrán acceso. Los funcionarios públicos, los pocos que han estado presos por corrupción, normalmente reciben esos beneficios; hacen cursos de cualquier cosa porque saben que a futuro podrían reducirles la pena, y ello sumado a la buena conducta, hará que nunca cumplan en su totalidad la condena esa unidad penitenciaria que les fue asignada. Hay varios libros que narran con gran detalle ese submundo que está ligado a la marginalidad. 

Para un interno común y corriente, recuperar la libertad implica nada más que oportunidad de volver a delinquir. ¿Quién le va a dar un trabajo honesto a un ex convicto? Eso también sería bueno que se pusiera en debate alguna vez, sin ánimo de justificar la reincidencia.

Como decía al comienzo, todo se renueva. Somos nosotros los que permanecemos estáticos. Si yo empezara a despotricar por las cosas ingratas que me pasan y que pueden ser comunes a quien me está leyendo, lo que haría es que se perdiera el interés de cualquier tipo de lectura. Entonces me quedo en el molde, buscando mejorar en lo que pueda, y tratando que ver qué camino tomar. 

Creo que antes de quejarse o rasgarse las vestiduras, tendríamos que poner en la balanza lo bueno, lo positivo, lo que realmente suma, y aquello que nos hace mal. Es lógico que cuando estás en un mal momento entres en fases de bronca e indiganción. Pero el tiempo es sabio en eso también. Nos enseña a establecer prioridades. Y es muy importante tener esa capacidad de analizar qué es lo que debe ser resuelto con prontitud, en lugar de dar vueltas siempre sobre lo mismo. Dicho así parecería sencillo, obviamente no lo es, pero todo está en ir ejercitando la forma de pensar. Un ejercicio que debe ser sostenido y constante (tarea ardua), porque todo me hace suponer que los resultados serán buenos. Nos estamos viendo pronto. Punto final.  

 


24 de mayo de 2023

El camino lo elegís vos

Son la 1:06 del miércoles 24, y por primera vez en muchísimo tiempo, escucho que cae en la ciudad un fuerte chaparrón (o aguacero, como le dicen ahora). Fue breve, lamentablemente. Sea como fuere, nada se compara con esa sensación de que el cielo se viene abajo, y la fuerza de las gotas que al caer rebotan en las baldosas del patio, elevándose apenas unos centímetros. 

A diferencia de lo que le sucede a la mayoría de la gente, los lunes, o el comienzo de semana, me predisponen de un modo positivo, porque sé que tendré mayor trabajo y que eso es lo que hago desde hace ya 21 años. Es natural que me haya despojado de muchos vicios periodísticos cuando transité mis primeros pasos, tuve que pagar derecho de piso, y ganarme el respeto. Pienso, no obstante, que en líneas generales todos somos dignos de respeto y que no debería tomarse como una conquista que uno alcanza al cabo de un tiempo. 

En este camino, cuando miro hacia atrás, claramente podría afirmar que me he equivocado varias veces, y que más de una vez las cosas no salieron como yo esperaba. Hubo gente que me defraudó y otra que me dio estímulo para seguir. Estimo que eso no cambiará, pero cuando llegás a la madurez esas variables que son propias de las relaciones humanas te afectan menos. Vas, hacés tu trabajo, llegás a tu casa, escribís la nota, cargás las fotos, y listo. Si hay una conferencia de prensa y el orador se pone muy pesado, más lo será para quienes te estén leyendo, entonces intento rescatar lo esencial. Pero como no me agrada sacar una declaración fuera de contexto, le doy un marco más o menos adecuado para el lector que tampoco tiene obligación de saber de dónde salió lo que el tipo dijo. Puede haber sido ante una pregunta, o bien puede ser algo que se le ocurrió decir porque sí. Por lo tanto, así como los medios de TV editan para eliminar las preguntas o lo que fuere, yo también lo hago, pero con otra intención, que es ni más ni menos que la noticia sea atractiva aunque yo sepa de antemano que no tiene mucho interés, ni para mí, ni para nadie. 

Hay que complementar la teoría con la práctica en todo momento. Yo aplico lo que aprendí cuando estudié y a su vez escucho lo que me indica el sentido común. No puedo destinar tres páginas de Word a largas parrafadas que no tienen sustento, excepto para el ego del conferencista. Por otra parte, si se trata de un reportaje y por más que trates de escarbar no llegás a ninguna conclusión, corresponde publicar algo por cortesía, es decir, porque esa persona aceptó ser entrevistada, pero no más que eso. 

Sé que muchos se rasgan las vestiduras cuando aluden a la ética periodística, siendo los que menos la ejercen en los hechos. No me importa, que hagan su juego mientras no se metan con mi laburo. La vida es como una escalera, o un ascensor: Podés estar en lo más alto y ganar mucha guita, pero cuando menos te lo esperes vas a tener que regresar al primer peldaño. Los que se enceguecen y se dejan llevar por la soberbia creen que eso nunca les tocará, pero también esa etapa les llegará casi por decantación. 

A mí me pone feliz el elogio sincero, no que me soben el lomo o que me palmeen la espalda. Estoy del lado de la gente pero si caer en la demagogia, algo que no todos saben diferenciar, o no les interesa separar las cosas. Quiero mejorar por mí y obviamente por los lectores. Si hay algo que casi nunca recuerdo haber hecho, es subestimar al público, porque lo considero humillante y poco profesional. Estoy preparado para afrontar lo que venga. Cuando no sea así, me tomaré un tiempo para descansar y reflexionar, y ya entonces podré ver las cosas con otra perspectiva, tomando distancia. Les aconsejo que hagan lo mismo, cada uno en lo suyo. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

23 de mayo de 2023

Tiempo de cambiar el chip

 Día de mucha humedad y mal tiempo en la ciudad. Pese a todo, para mí es un placer escribir en este blog. Siempre lo ha sido, aunque tenga momentos complicados como cualquiera y en tal caso evito postear ese día para no dejarme llevar por un mal trago que me tocó atravesar. Hoy grabé el programa de TV, quedé conforme con el resultado, y podría haber dado lugar a más preguntas o una mayor extensión. Pero para no hacerlo tedioso, comencé a tener un mayor control de la duración de cada uno de ellos, de manera que no superen los 40 o 45 minutos en dos bloques. Se dan los casos, si me pongo a recapitular, en que la conversación fluyó de una forma tan distendida que no reparé en el tiempo que llevaba grabando, si no fuera por el productor que de advierte de eso, con buen criterio, porque si se da esa espontaneidad, existe la posibilidad de dejar pasar unos meses y volver a invitar a la misma persona para tocar determinados temas que quedaron pendientes. Yo no soy complaciente con los dirigentes políticos de ninguna índole, y menos aún con los funcionarios públicos. Ellos deben cumplir con la tarea para la cual perciben su sueldo, y si no lo hacen, no veo qué hay de extraño en plantearlo. Claro que ese funcionario podrá argumentar lo que él quiera, y entonces ya le corresponde a la audiencia formarse su opinión. 

Cambiando de tema, y retomando lo que decía en las primeras líneas, es un período de disfrute el escribir sin tener que pensar cuánta gente te vaya a leer. Todos esperamos tener un gran caudal de seguidores, claro está, pero yo promociono estas notas solamente vía Twitter, ocasionalmente lo hago por FB cuando me estoy refiriendo a un tema que no es banal y que pienso que reviste interés público. He escrito sobre cuestiones banales, es cierto, y seguramente lo siga haciendo. Porque no me interesa abordar constantemente los mismos tópicos. Puedo hablar de música, de libros, de algo que me pasó un día cualquiera y que me resultó curioso. 

Miren, una muestra más de evidente de la pobreza estructural de Lobos es lo que voy a describir a continuación: En una casa lindera a la mía, se ve que decidieron hacer "limpieza" y arrojar todo aquello que no les servía a la vereda, había carcazas metálicas, un matafuegos con el extremo inferior bastante oxidado y corroído, y otras cosas que no presté demasiada atención. Lo que sí me dejó pensando, es que tratándose de una zona céntrica, a los pocos minutos pasó una mujer con un carrito de madera a cuestas, llevándose todo eso que les mencioné y que tendrá algún valor por el metal mismo más que por otra cosa. También he visto mucha gente que cartonea, y me parece obvio suponer que si yo lo veo, los funcionarios de Salgado 40 también están al tanto, pero eligen mostrarse indiferentes. Si todos tuviéramos un trabajo digno y con una remuneración razonable, esa precariedad no existiría. Y quiero hacer la aclaración de que lo que esta gente hace como un rebusque para ganarse el mango es digno. La indignidad está sustentada en las condiciones que deben padecer para conseguir un mango. A mí la plata no me sobra, pero cuando observo estas situaciones no puedo menos que pensar de qué mierda me estoy quejando. Bueno, en rigor de verdad a todos en algún momento nos cae la ficha y reflexionamos en ese sentido. Yo puedo volverme fastidioso o intolerante, pero al final del día lo único relevante es recapitular y buscarle a esa jornada un saldo a favor. Excepto que estés pasando por una desgracia o una tragedia, estoy descubriendo que en el común de los casos hay algo mínimamente bueno para rescatar de cada día.

Asimismo, me he dado cuenta de que todo este tema de las elecciones y de las campañas me está agotando incluso antes de que empiece. De manera que procuraré enroscarme lo menos posible, cuando llegue esta instancia haré lo que es propio de cada año electoral, y hasta ahí cumpliré con cada uno de los partidos, si llegamos a un acuerdo. No espero "salvarme" económicamente con eso, sí hacer una diferencia pero no mucho más. Para concluir, estaba recordando lo que escribí hace un tiempo: Debería ver más televisión, aunque sea para hacer un repaso de lo que aconteció en el día, porque no es lo mismo que informarse por Internet, como yo lo venía haciendo. El único problema es que control remoto, cuyos botones cada vez funcionan menos, y hay que dar toda la recorrida a la grilla para dar con el canal que uno pretende vez. Por lo demás, fuera de lo anecdótico, me siento con la honestidad intelectual de estar preparado para lo que venga, aunque me cueste perder un aviso o una publicidad. El que me conoce bien lo sabe, así que no creo necesario ponerme a sacar "chapa" para demostrar nada. Nos estaremos viendo pronto. Punto final.   

 

21 de mayo de 2023

Atrapado en un sentimiento

 Domingo en la ciudad. Un día típico de otoño/invierno, con cielo nublado y poco movimiento en la calle. Me levanté un poco más tarde que lo habitual,  ya que no tengo mucho material previsto para cubrir hoy. Con respecto a dormir bien y lograr descansar, no siempre lo consigo, aunque no haya un motivo de preocupación de por medio. Hay varios factores en juego, pero ahora no cabe darle vueltas al asunto porque ya estoy de pie nuevamente. Me levanté,  me lavé los dientes, desayuné, y me aboqué a la tarea de leer los portales informativos por Internet. Y luego, seguí la rutina del común de la gente, nada digno de mención. 

Debo decir que, aunque sé que falta muchísimo aún como para hacer un análisis en detalle, mi impresión es que lo que va de este 2023 lo coloca en un sitial inferior al año anterior. Podemos decir, lo que sería (casi) el primer semestre. Reitero, queda mucho por delante y eso puede llevar a que cambie de opinión, pero hasta ahora, este año no ha sido nada memorable. Quedarán para el recuerdo, tal vez, hechos que con el tiempo se vuelven meras anécdotas, como esos altibajos en el clima, con olas de calor y de frío totalmente atípicas. Yo no espero nada de la clase política, por lo tanto mi evaluación de lo que esté por venir no cambiará, gane quien gane. Sí es posible de un determinado resultado me otorgue más esperanzas sobre el futuro del país, pero hasta que no estén definidos los candidatos de todos los partidos, trato de no tejer hipótesis inútilmente. 

Si recapitulamos, 2022 fue un ciclo que arrancó con lentitud, como nos pasa cuando nos desperezamos en la cama. Pero el camino se hace al andar, de manera que el ritmo se volvió intenso y sostenido. Yo podría trazar fácilmente una comparación viendo lo que escribí el año pasado para contrastarlo con el actual, pero antes de hacerlo prefiero recurrir a mi memoria. Y como un mecanismo de defensa, también se da a la inversa: Preferimos (o elegimos) olvidar períodos de crisis económica y social porque ese olvido nos permite liberarnos de un ancla o un lastre, nos da la chance de avanzar. Yo lo entiendo de esa manera. Casi nadie habla hoy de la pandemia, porque elegimos evitarlo salvo en situaciones que lo requieran expresamente. La pasamos tan mal, que no tiene sentido volver a un ciclo que dimos por concluido. Hasta el día de hoy, todavía veo gente mayor que usa barbijo. Lo único que diré es que, si me hubieran contado todo lo que tuvimos que atravesar, las medidas de cuidado, la cuarentena, o el distanciamiento social, me hubiera parecido una película de ciencia ficción. Es la primera vez que me viene a la mente aquella frase, “la realidad supera a la ficción”. Asimismo, cuando le relato una anécdota a un grupo de gente más joven que yo, me veo en la obligación de aclarar: “En esa época no había Internet ni celulares”. Sin hacer esa salvedad, lo que me dispongo a relatar y que pretende ser gracioso o despertar curiosidad, perdería su razón de ser, porque todo se hubiera resuelto con la comodidad de la tecnología. Quién sabe, probablemente al cabo de un tiempo también tengamos que aclarar: “en esa época existían los diarios en papel”.

Lo que me parece preocupante, es todo este avance de la Inteligencia Artificial (IA), porque nunca imaginamos que, con ese recurso tecnológico, Charly García o cualquier artista podría "cantar" un tema actual con su voz de los años ’80. Andá a imaginártelo… ¡Es imposible! Vos le sacás una foto a un objeto, y el software de IA te devuelve en la pantalla una copia casi idéntica del original. Lo mismo si te sacás una selfie. Es ilógico pensar que un software diseñado por humanos pueda hacer que las máquinas lo superen. Pero es el uso que se le otorga, claramente quien concibió todo esto no puede responsabilizarse por eso. Internet misma, se volvió masiva cuando estaba de moda hablar de la globalización o de la democratización de la comunicación, porque cualquier podría (supuestamente), tener acceso a la información que deseara. La realidad es que eso funcionó durante unos años, porque actualmente para leer el contenido de un diario en la Web, necesitás ser suscriptor y pagar, o crearte una cuenta de Google, lo cual implica que para leer una nota cualquiera y siguiendo ese procedimiento, vas a recibir una gran cantidad de mails basura (o spam) por un lapso indeterminado. Lo que se ve, es que tomando en cuenta la cantidad de lectores que ingresar desde el celular o la tablet, las grandes empresas que manejan los medios han adoptado la decisión de que el contenido sea pagado, excepto un par de notas que podés leer gratuitamente, porque también hay miles de sitios en los buscadores que te explican “cómo leer Clarín gratis”, por ejemplo. Pero como los editores no son ningunos boludos, esos trucos rápidamente son detectados, y aparecen otros que se asemejan a una suerte de piratería que promueve el libre acceso a la información, una causa que yo defiendo a ultranza. Es decir: No es que me interese sobremanera lo que pueda decir Clarín o LN, pero no por ello deberíamos tener que garpar para leer una nota cualquiera.

Retomando lo que decía en uno de los párrafos anteriores, elegimos olvidar también, por otros motivos. Uno de los más frecuentes, es una relación de pareja que nos hizo mal o que no prosperó, pese a que en un momento dado surja de la radio una canción o algo que nos remita inevitablemente a ese pasado. La aceptación es la única manera de poder dar vuelta de página, y no hay que apresurarse en demasía, porque si salís con otra chica/o enseguida para olvidar aquel amor que aún te duele, es como colocarse una curita para un paciente con politraumatismos. 

Claro que no por ello vas a estar 10 años yendo a terapia para hablar siempre de lo mismo, creo que si el psicólogo es honesto, el propio profesional te diría que de esa manera no vas a ningún lado. Cada uno le busca la vuelta como puede, para no quedarse atrapado en un sentimiento. Nos estamos viendo pronto. Punto final.   


19 de mayo de 2023

Jugar con fuego

Sin dolarización, ¿no hay salida? ¿Es el único camino posible? Lamentablemente, y para provocar una política de shock económico a corto plazo, me temo que sí. Es una de las pocas balas que nos quedan en la cartuchera. Pero es necesario evaluar los pro y los contra. 

Si se adopta al dólar como moneda única, perderemos la soberanía monetaria, y es muy difícil que si se toma esa decisión, luego pueda haber marcha atrás. Lo positivo es que pondría fin a la especulación, porque al ser una divisa universal y de curso legal para todos los argentinos, no habría interés en adquirirla, ni infinitos tipos de cambio, dólares paralelos, o blue, como ustedes gusten denominarlos. Esto traería aparejado un notable descenso de la inflación, similar al "1 a 1" de los '90. Pero el BCRA debería, en tal caso, contar con dólares suficientes para que haya circulante. Tu sueldo no se va a ver incrementado porque cobres en dólares, lo más probable es que lo que recibís en pesos se convierta a la moneda de USA pero sin que te otorgue mayor poder adquisitivo. Era el plan que tenía el Turco si ganaba en 2003, pero hoy el escenario es otro, y las posibilidades de una transición exitosa también lo son. 

Para hacer cirugía mayor con una medida de este tipo como la que promueve Milei, se necesita una determinada cantidad de diputados y senadores, que casi nadie cree que el "Peluca" pueda alcanzar por más que haga una muy buena elección, e incluso si llega a ser Presidente va a encontrarse con el mismo escollo. Podría hacer un plebiscito o consulta popular, pero en tal caso sería no vinculante.  

Por otro lado, estaríamos en desventaja con nuestros países limítrofes al tener un tipo de cambio alto. Por ejemplo, si Brasil devalúa, nos quedamos en bolas. Ello puede repercutir negativamente en la balanza comercial, que desde hace tiempo viene siendo deficitaria con nuestro principal socio del Mercosur. 

Ahora bien, más allá de estos factores que enumeré, yo no votaría a Milei en caso de que se proponga hacer lo que fijó en su plataforma electoral: Un esquema mixto entre la salud pública y privada, ese disparate humillante de otorgar "vouchers" para poder estudiar, y el aniquilamiento de lo poco que queda en pie dentro del Estado, dado que la mayoría de las empresas fueron privatizadas hace ya 30 años. Justo es decir que JXC tampoco plantea hasta ahora una propuesta económica que baje la inflación, ya fueron gobierno antes y hubo una devaluación feroz en 2018, todo lo contrario están preguntando y a lo que la sociedad les están demandando como candidatos dentro del arco opositor. Y sobre esta versión del kirchnerismo que está cerca de finalizar, sólo puedo afirmar que es uno de los peores gobiernos de la historia desde el '83. 

De manera que para el electorado independiente, las opciones son muy acotadas. Todo me hace pensar que nuevamente deberemos votar al "menos peor", y no deja de ser frustrante vivir en un escenario donde el futuro es un incógnita. Bueno, todo lo que está por venir siempre reviste esa condición, pero acá estamos hablando de un proyecto de país que parece ser algo totalmente utópico. CFK se bajó de su candidatura porque no quiere asumir la conducción de un país en llamas. Por supuesto que nunca lo dirá, pero prefiere esperar 4 años y si el próximo presidente causa un descalabro económico igual de mayor magnitud que el actual, pretende regresar con toda la gloria, como si fuera la depositaria de una estrategia de salvación colectiva. 

El discurso para la tribuna es desgastado y aburrido: Podés culpar a Macri, al FMI, a "la derecha", al grupo Clarín... Pero a la gente que está pasando hambre y miseria todos esos supuestos chivos expiatorios no les interesan. El primer (y único) mandato de Néstor K. no estuvo mal, veníamos con viento a favor luego de salir del corset de la convertibilidad y de un estallido social. La economía mejoró, había algo de inflación pero sin llegar a ser incontrolable. Lo que vino después es lo que deberíamos replantearnos. Como estamos hablando de un período de 20 años, ha transcurrido poco tiempo aún como para hacer una suerte de revisionismo histórico, pero los resultados y los números saltan a la vista. 

Si vos creés que emigrando a otro país, por más que tengas ciudadanía y pasaporte europeo, te van a recibir con los brazos abiertos, es un error. Seguramente dentro de los migrantes habrá un porcentaje al que le esté yendo bien, pero para eso necesitás invertir un capital. Me refiero a que si sos una pobre rata y conseguiste el pasaporte por tu abuelo, no vas a acceder a un empleo calificado y tampoco a ganar un sueldo que justifique el costo de todo el papelerío previo. 

Si me preguntaran, hoy por hoy, a quién voy a votar, la verdad es que no lo sé. Ninguno de los "presidenciables" me convence. Soy uno más dentro del grupo de los indecisos. Nunca he votado en blanco desde que cumplí los 18, y no pienso hacerlo ahora, pero todo es muy confuso como para que yo me la juegue por un candidato. Puedo decir, sí, que hay gente a quien no votaría ni en pedo, pero eso sólo sirve para ir descartando las figuritas repetidas. Ojalá tanto yo como el resto de los ciudadanos lo podamos tener más claro en los próximos meses, y para eso sería interesante que alguien nos diga cómo piensan salir de este callejón sin salida. Nos estamos viendo pronto. Punto final.   

16 de mayo de 2023

Pasemos a otro tema

 Martes por la noche en la ciudad. Grabé un nuevo programa para la tele, realmente fue llevadero porque se dio una charla distendida y con alguien que conocía desde mucho tiempo antes. Pero a lo largo de estos 4 años, ha habido encontronazos, chicanas, situaciones tensas. Son los gajes del oficio. Eso pasa, por lo general, cuando entrevistás a políticos, aunque no es excluyente. Yo pregunto, con altura y respeto, lo que la misma sociedad me hace llegar, pero sin creerme vocero de nadie en particular. Ellos podrán confirmarlo o desmentirlo, y todo queda ahí. Se puede repreguntar o no, en el caso de que no haya quedado claro lo que expresó. Pero a veces se pasan de rosca, porque como no la ven venir, reaccionan con cierta virulencia que sería mejor que la destinaran a defender otro tipo de causas más nobles. 

Asimismo, se puede empatizar con el invitado y tener buena onda, pero no ser complaciente o condescendiente. Habrá quienes lo hacen, pero para mí ya es un exceso que roza la falta de ética. En definitiva, los protagonistas son los invitados, como he dicho varias veces. Yo conduzco el programa y busco llevarlo a un punto donde no se termine saliendo de cauce. Es frecuente que un tema derive en otro, si el invitado tiene algo de picardía y oportunismo. Entonces, cuando termina la grabación de das cuenta de que un puñado de preguntas esenciales quedaron pendientes, y si se da esa situación sentís que te "madrugaron" como periodista en medio de la verborragia. 

 Ya habrá tiempo de sobra para dedicarse a cubrir la campaña. No es momento de tomar decisiones apresuradas. Todo se resuelve según quién esté dispuesto a pagar por el espacio, porque es un servicio publicitario que tiene su precio como ha sido en los años electorales previos. Como la plata se devalúa constantemente, no sería oportuno pasar un presupuesto hoy (en el caso de que me lo pidieran). En realidad, para todo tipo de actividad, fijar un presupuesto para algo que se va a concretar en 2 meses, es arriesgado. Básicamente porque vas a laburar a full para salir "hecho" y apenas salvar la ropa cuando finalice todo el proceso y hayas cumplido con lo acordado.

Otro tema:  Recuerdo que, allá por el año 2011, había mucha expectativa entre los lobenses por la posible radicación del emprendimiento avícola "Cresta Roja". De concretarse, hubiera sido una excelente noticia, porque hacen falta fuentes de trabajo. Pero todo quedó en un anuncio para los titulares de los diarios de aquel entonces, no se avanzó nada y el tema pasó prontamente al olvido. Quién iba a decir que en 2016, cinco años más tarde, esta empresa, uno de los establecimientos emblemáticos del sector, entraría en quiebra, con el despido de miles de trabajadores. Pero si de proyectos faraónicos hablamos, acá en Lobos tenemos varios. Por citar algunos: La supuesta construcción de un hotel de la cadena Howard & Johnson; un hotel boutique en Salvador María; un casino en la Laguna, y hasta un aeropuerto en el predio del Aero Club. Había que pecar de ingenuo como para creer que cualquiera de todos estos proyectos que enumeré podría plasmarse en los hechos. Uno más disparatado e inviable que otro. Nunca se tomó seriamente y como política de estado (a nivel municipal) la radicación de emprendimientos o industrias. Reitero, no se avanzó absolutamente en nada. Y es una gran decepción comprobar que seguimos hundidos en la misma ciénaga desde hace 30 o 40 años, sea cual fuere el gobierno de turno. 

Todos los candidatos han hecho campaña alguna vez en torno a un parque industrial, pero no pasó de una mera expresión de deseo. Hay ciudades más pequeñas que la nuestra que sí lo tienen, y acá seguimos esperando que algún iluminado haga lo que corresponde. Es falso que no hay terrenos fiscales: Para ser precisos, hay alrededor de 200 lotes, que quizás estén dispersos y por ese motivo no alcancen a abarcar un solo predio de varias hectáreas. Pero me inclino a pensar que como nunca a nadie le importó, tampoco tendremos buenas noticias en el futuro.

En principio, habría que garantizar la provisión de energía, gas y agua para el abundante consumo que requiere un espacio físico destinado a fábricas. Pero además, es imperioso reformular o readecuar la zonificación para que ese lugar esté lejos de la planta urbana y de fácil acceso a las rutas. Dicho de este modo parece muy elemental, pero son factores que no se han tenido en cuenta, vaya uno a saber por qué. Lo que hay en nuestra ciudad son en su mayoría industrias metalúrgicas o fundiciones, que ofrecen sus productos de hierro forjado a todo el país. Pero oportunamente la UOM denunció que muchos de los trabajadores eran contratados en negro y con salarios miserables, muy por debajo del mínimo. Como suele suceder, el tema generó comentarios durante un tiempo, pero luego desapareció de la agenda mediática sin que nadie investigara si efectivamente había trabajadores no registrados o en condición irregular.

 A quienes caminan poco la calle habría que recordarles que Lobos es mucho más que las diez cuadras del centro, donde los comercios y las calles lucen sus mejores galas. Cuando se empieza a recorrer los barrios periféricos, nos damos cuenta del verdadero rostro de la ciudad. Es un rostro que sólo aparece cuando en tiempos de proselitismo, cuando esos mismos candidatos van a “visitar a los vecinos”, porque necesitan votos y para eso sí no les importa el color de piel ni el país de origen, ni meterse en asentamientos precarios como si fuera una expedición de turismo aventura. Mientras tengan DNI argentino, es suficiente. No hay que escarbar demasiado para constatar que cuesta parar la olla todos los días, y que mucha gente está totalmente marginada y desclasada, porque no recibe ningún tipo de asistencia del Estado. Entiéndase por asistencia, el derecho a recibir los servicios básicos, a acceder a una tarifa social, y a la provisión de alimentos. El tejido social es muy complejo como para describirlo de un modo crudo y sin anestesia en una sola nota. Pero haré el intento en el próximo posteo. Nos estaremos viendo pronto. Punto final.

14 de mayo de 2023

Por qué nos hacemos preguntas

Días atrás leí una noticia, que no citaba fuentes serias (mencionan alguna universidad que casi nadie conoce, supongo), según la cual, una persona común y corriente revisa su celular 148 veces por hora. Más allá de la supuesta veracidad, ¿No nos estamos volviendo esclavos de un pequeño aparato que todo el mundo tiene y que cabe en el tamaño de un bolsillo? Yo mismo lo hago, sobre todo cuando estoy esperando que me respondan un WhatsApp, o que me hagan una transferencia de dinero. Miro el homebanking una y otra vez en cuestión de minutos, me desespero al ver que el saldo sigue igual -por el piso, como siempre- y cuando finalmente aparece ese ingreso salvador, han transcurrido varias horas, según el banco y una serie de variables que todos conocemos. Sabemos positivamente que el WhatsApp es una mierda, y la mayoría hemos considerado alguna vez utilizar Telegram, pero como nos da la sensación de que será más de lo mismo, no lo hacemos.

 Mientras escribo estas líneas, mi teléfono esta apagado y cargándose. No pienso desconectarlo hasta que se cumpla ese ciclo. Y cuando me doy cuenta de que estoy perdiendo excesivo tiempo en las redes sociales existentes viendo fotos de gente que apenas conozco, lo apago hasta el día siguiente. Eso se produce, claro está, en el caso de que sea de noche y no tenga que depender de la alarma para despertarme al otro día. Los pibes de ahora casi ni ven televisión, y si lo hacen, es porque tienen un modelo smart y tienen un plan de Netflix u otros servicios de streaming. Yo tengo en mi habitación una tele bastante vieja, y de vez en cuando hago un zapping por los canales de noticias, lo cual requiere paciencia porque determinados botones del control remoto ya no funcionan. Por ejemplo, presiono el 45 y voy descendiendo en la numeración hasta llegar al 30, donde está la grilla de los canales de me interesa chusmear brevemente. Nada nuevo bajo el sol. Eso sí, el contenido bizarro de la TV supera holgadamente al de cualquier meme que puedas encontrar. Los tipos están en un estudio y parecen maniquíes, tal vez tomaron alguna "sustancia" antes de salir al aire, lo cual no me sorprendería. Los medios audiovisuales tendrán un poco más de longevidad que los impresos, porque todavía les queda un poco de resto como para apelar a otros recursos.

En una nota anterior, reflexionaba sobre el sentido de la vida, sabiendo que era una batalla perdida de antemano. Por ese motivo esta es la última vez que me voy a referir al tema. Es lógico pensar que cada uno va otorgándole un significado diferente, incluso puede darse que vaya cambiando con el paso de los años. Si tenés hijos, seguramente representan todo para vos y esas vidas que concebiste, ese "ser familia", le da un marco a todo lo demás. Harías todo lo que pudieras para verlos crecer y progresar. Pero si lo vemos de esa manera, estaríamos descuidando el sentido individual. Cuando estoy trabajando rara vez me pongo a hacerme esos planteos pseudofilosóficos, porque no tengo tiempo, y esa actividad que estoy ejerciendo es "mi" sentido en ese momento. Cuando esa jornada de laburo llega a su fin, encontraré otra razón para vivir. Son preguntas inherentes a la naturaleza humana. La existencia, nuestro lugar en la sociedad, para qué estamos acá, y todo lo que le quieras agregar. Y cuando vos despojás a esos cuestionamientos de toda creencia religiosa que te pueda sostener, se vuelve más complejo todo, porque el concepto del bien y del mal dejan de tener tanta gravitación en la vida cotidiana. Digamos que el común de le gente hace lo suyo sin joder a nadie, pero no se pone a pensar demasiado tampoco. Afortunadamente, los criminales y los psicópatas son minoría. 

Cuando uno es adolescente, el sentido de la vida avanza con viento a favor, inclusive podés ir escribiéndolo, cambiar de idea y hacerlo de nuevo como si fuera una planilla de Word. Es una proyección a futuro, todo sucede muy rápido. Pensás en la posibilidad de estudiar y de trabajar de lo que te gusta, en dedicarte a algo que te satisfaga. Muchas veces termina dándose de un modo distinto, eso es frecuente, porque le ponés unas fichas a algo que dista bastante de la visión idealizada que te imaginabas, y buscás otro camino. Partamos de la base de que no cualquiera tiene recursos para estudiar en la universidad, y hay chicos que postergan esa decisión para juntar la plata que puedan. 

En resumen: El sentido de tu vida puede ir variando según qué etapa de ella estés transitando. Cuando tenés 16 o 17, esa indagación ni siquiera se te cruza por la mente; todo el camino está por delante, todo está por recorrer, no hay lugar para la preocupación, ni tampoco para enfermedades que aparecerán en la vejez. A mí me interesa ser un buen profesional, sentir que voy mejorando y aprendiendo, pero ese objetivo es uno entre tantos, sin importar si lo consigo o no. Si conozco a una chica que me agrada, mi interés será seducirla o que ambos logremos buena química. No hay un único sentido para mí, reitero. Quizás todo carezca de un significado profundo y estemos perdiendo el tiempo en preguntas existencialistas que ya se han hecho filósofos y pensadores hace tres siglos, sin arribar a una interpretación concluyente y rotunda.

Si ves tele, escuchás música, leés un libro, posteás una foto, entra a jugar el placer o algo más. Y podríamos pensar que tampoco el placer es la felicidad. Es una satisfacción encorsetada en un lapso temporal determinado. Todo lo que se considera pasatista o escapista no está mal, porque fue creado para eso. Su función en entretener. Yo diría que cada cosa que hagas y que consideres un paso hacia adelante, te ayuda a encontrar un sentido aunque vos ni te detengas a pensarlo. Es una explicación sencilla que no será funcional a cualquier persona, pero es la que más me convence en esta etapa que voy transitando. Nos estaremos viendo pronto. Punto final.  

Todo se renueva constantemente

El título de esta nota fue lo último que surgió al cabo de escribirla: Todo se renueva constantemente, aunque no lo veamos o no nos percatem...