27 de diciembre de 2007

Otro año que se nos escapa como arena entre los dedos



He aquí con ustedes un nuevo post antes de fin de año, antes de que concluya este maldito 2007. Por alguna extraña razón siempre me ha ido mejor en los años pares -o, mejor dicho, aquello que terminan con número par- que en los impares. Quizá se trate de una estúpida superstición, o de una mera coincidencia, no lo sé. Pero tengo gratos recuerdos de 1996, 1998 y 2000, por ejemplo, cosa que no sucede con los años intermedios. De todas maneras, ¿qué son los años, sino una manera que ha inventado el hombre para medir el tiempo?
Como he dicho en otro post, a este blog ingresa mucha gente que ni siquiera me conoce, y por ese motivo se ha vuelto un poco impersonal. Me tomo en serio la tarea de redactar un texto en este espacio, si bien me permito ciertas licencias que en otro medio no serían posibles. Este blog nació del deseo de luchar contra las cosas que me hacen mal, y porque no soportaba que las ideas me dieran vueltas por la cabeza y nunca aparecieran escritas en ningún lado. La idea original de este espacio fue dar a conocer mis pensamientos sobre hechos que no suelen ser de estricta actualidad, dado que éste no es un blog informativo o periodístico.
De vez en cuando hago estas salvedades porque con el auge de Google es natural que alguien ingrese acá mediante ese buscador por haber tipeado una palabra específica y se lleve una decepción (les aconsejo acotar la búsqueda, de esa forma evitarán pasar por este blog y tendrán más éxito en su cometido).
No pensé que iba a redactar texto alguno inmediatamente después de Navidad, dado que me pone de mal humor, pero aquí me tienen, "firme junto al pueblo".
Que el blog tenga más de dos años de vida no es casualidad. Escribo cuando realmente quiero hacerlo, o bien cuando me doy cuenta de que he pasado demasiado tiempo sin actualizarlo.

Es irónico. Soy de los que creen que las personas no cambian. En esencia, son como son. Pero también es cierto de que uno constantemente está cambiando, fluctuando, a veces en una dirección opuesta a la de la masa, a veces siguiendo al rebaño. Los cambios existen, son reales, pero difíciles de percibir en un corto plazo. Pero cuando alguien por la calle nos para y nos dice "¡Cómo cambiaste!" o "¡Qué cambiado que estás!", ahí es donde nos cae la ficha. Y sobreviene la pregunta, inevitable: ¿Cambié yo, o cambió la forma que tenía de verme la otra persona? ¿O cambiamos ambos y simulamos no darnos cuenta para evitar caer en la nostalgia y en el sabor amargo de la derrota inexorable contra el tiempo?

16 de diciembre de 2007

Crónica de una noche maldiciendo a Movistar

En un mundo dominado por la necesidad de estar permanentemente comunicado, hay situaciones que no dejan de sorprenderme. Desde la 1 de la madrugada de hoy (domingo), y hasta las 15 aproximadamente, los usuarios de Movistar se encontraron con que sus móviles no tenían señal. ¿La razón? Difícil saberlo, más aún cuando la empresa no fue capaz de enviar un mensaje de texto a cada cliente a modo de disculpa, explicando el inconveniente. La penetración de la telefonía celular en la vida cotidiana es tal, que muchos de los que habíamos salido el sábado a la noche a recorrer el circuito de bares y boliches (bastante reducido por cierto) nos vimos impedidos de acciones tal elementales como concertar un punto de encuentro o avisar a nuestros familiares que estábamos bien, ante la inquietud de éstos por los desmanes y los actos de violencia que ya son moneda corriente los fines de semana.
Me sentí estúpido al advertir mi frustración por no poder enviar un mensaje de texto a un amigo, dado que el teléfono me lo rebotaba una y otra vez. Y casi sin proponérmelo, pensé en cómo era mi vida hace dos o tres años, cuando la idea de tener un celular me era totalmente ajena a mis convicciones. Y descubrí, con desagrado, que nos imponen permanentemente "necesidades", objetos de consumo de prometen darnos la receta de la felicidad, resolvernos la vida, o al menos hacérnosla más cómoda, cuando en realidad sucede todo lo contrario.
También fue en ese momento cuando me di cuenta del valor del teléfono público, para casos en los cuales el celular se niega a cumplir con su función específica por culpa de la ineptitud de las empresas. Con una simple y devaluada moneda de 25 centavos podemos traer tranquilidad a quien se preocupa por nuestro paradero o bien explicarles a nuestros amigos dónde y a qué hora nos encontraremos para salir.
La campaña sistemática de desprestigio de los teléfonos públicos, orientada a hacerlos ver como objetos obsoletos y anacrónicos, es una canallada que no sería aceptada en ningún país desarrollado, donde cumplen una función vital.
Abandonados a su suerte, presa fácil del vandalismo y de la agresión impune, los teléfonos públicos resisten como pueden la feroz competencia de los locutorios y de la telefonía celular.
Estoy convencido de que mi vida no cambiaría demasiado si de un día para otro tuviera que prescindir de mi celular (toco madera para que eso no suceda). Por supuesto, al principio extrañaría la comodidad de poder llamar a alguien desde cualquier lugar, o de lograr acordar una cita con un simple mensaje de texto. Pero a la larga, no es más que una nueva necesidad que la sociedad de consumo ha logrado instalar con éxito, con una campaña publicitaria vergonzosa y un marketing bien estudiado para seducir a las muchedumbres.

14 de diciembre de 2007

Para novedades, los clásicos


¡Al fin viernes! Creo que, para la mayoría de la población económicamente activa, el viernes tiene un sabor especial. Incluso para aquellos que por esas cosas de la precarización laboral (o por la naturaleza misma de su profesión) se ven obligados a trabajar sábado y domingo. De hecho, me atrevería a afirmar que el viernes es el día que más me gusta de la semana, superando al sábado, con su oferta de discotecas, bares y el consecuente encuentro con amigos.
Estoy empezando a ver más películas que de costumbre, razón por la cual aprovecho los fines de semana para "llenar el cuenco de mis ojos", como diría aquella canción de La Renga. Pero en este momento no me seducen los estrenos, o el cine comercial. Y quiero aclarar que no lo digo con ánimo peyorativo. No soy un snob, y el cine comercial bien hecho y que no subestime al espectador me parece muy bueno.
Aprovechando que ahora muchos quioscos ofrecen películas (legales) en DVD, sobre todo clásicos, me estoy nutriendo de un material de una riqueza invalorable. La injustamente olvidada "Tener y no tener" (1944), inspirada en una novela de Ernest Hemingway, con guión del propio Hemingway y de William Faulkner. Todo un lujo: dos premios Nobel escribiendo el guión de una película que la crítica de su momento no supo reconocer del todo, por sus similitudes con "Casablanca". En la actualidad, de 1 a 10, está calificada con un puntaje de 8,1 por la Internet Movie Database.
O qué decir de la siempre vigente "Doctor Zhivago" (1965), basada en la obra del novelista ruso Boris Pasternak, con una actuación antológica del egipcio Omar Sharif. Este film es de un valor artístico notable, pero no es apto para ansiosos como yo. Se hace demasiado largo y tedioso por momentos. Al final, como el DVD era original y necesitaba la  plata en un momento dado, lo vendí. No me arrepentí demasiado, porque sabía que no soportaría ver la película completa nuevamente.

Debo reconocer antes tenía un prejuicio con las películas en blanco y negro. Las consideraba anacrónicas, viejas, obsoletas. Y quizás, lo sean, pero en ello reside el encanto. Las dos grandes fuerzas que rigen el destino de la humanidad, el amor y el dinero, siguen siendo las mismas que hace 60 años. Por eso es que los planteos que proponen estas joyas de la edad de oro del cine nos siguen pareciendo válidos.
No soy un cinéfilo y probablemente nunca lo sea. Tampoco ayuda el hecho de que en la actualidad no haya un cine en Lobos que proyecte películas para un público maduro y adulto. Se limitan a pasar películas infantiles, lo cual no me parece mal desde el punto de vista comercial, porque los ingresos que genera en boletería son mayores. Pero lo concreto es que los que vivimos en los pueblos chicos hemos perdido el hábito de ir al cine. No es algo de lo que me lamente, por el contrario. No creo en la "magia" del cine. Puedo ver una película cómodamente en mi casa, con el DVD, que ofrece una óptima calidad de imagen, sin nadie que tosa o estornude a mis espaldas, y si quiero ir al baño o suena el teléfono basta con poner el botón de "pausa" y luego puedo continuar viendo la película sin ningún problema.
El costo es menor también, dado que pueden reunirse un grupo de amigos a comer una pizza y a disfrutar de una película, que para mí es una de las cosas más lindas dentro de la sencillez que ofrecen los escasos recursos de la sociedad post-devaluación.

11 de diciembre de 2007

La era de Cristina ha comenzado

Hay momentos (efímeros, pero momentos al fin) en los cuales uno siente un dejo de confianza. Confianza en qué, me preguntarán ustedes. En uno mismo, en las instituciones, en el Gobierno, en la sociedad, en la palabra empeñada. O incluso en asuntos más banales, como en el sabor de la Coca Cola. A la hora del consumo el argentino es "marquero" por naturaleza porque establece una relación de confianza con el producto que adquiere. Confía en que el bizcochuelo marca X saldrá esponjoso, confía en que la leche marca Z alimentará y proveerá de los nutrientes necesarios a su hijo.
Pero me estoy yendo de tema, como es habitual en mí. Ayer seguí atentamente el discurso de asunción de Cristina K. Dicho sea de paso, me gusta ver las ceremonias de traspaso de mando, todo el ceremonial tiene para mí un encanto al cual no le encuentro explicación. El discurso me pareció concreto, inteligente y atinado, más allá de algunas apreciaciones que yo hubiera dejado al margen. Como era de esperar, no hubo reproche alguno para su esposo, el presidente saliente, cuando lo que se podría haber esbozado era una modesta autocrítica o al menos hacer alusión a las "asignaturas pendientes", que sin duda las hubo.
El párrafo dedicado a Tabaré Vázquez por el tema de las pasteras fue largamente debatido por los opinólogos de turno, pero creo que estuvo correcto. ¿O acaso debemos darle una medalla y hacerle una reverencia a Vázquez porque haya decidido asistir a la asunción? De hecho, era lo menos que podía hacer el uruguayo si quería mejorar las relaciones bilaterales.
Cristina K. probablemente me decepcione en un corto plazo, como lo han hecho todos los presidentes argentinos desde que tengo uso de razón. Pero si no le doy un voto de confianza en sus primeros meses de gobierno, me sentiré culpable. Parece que no, pero los argentinos nos regodeamos con el cataclismo, con "tocar fondo", con el fracaso ajeno que de algún modo sentimos como propio. ¿Somos masoquistas o qué? Esta mujer ya es Presidente, y lo seguirá siendo mientras no se enfrente con la "patria sindical". Porque donde te metés con Moyano y sus muchachos, te terminás yendo de la Casa Rosada en helicóptero.

9 de diciembre de 2007

Cada cosa en su lugar

Si lo comparamos con el 2006, este año posteé poco. No sé exactamente a qué motivos atribuir esta magra cosecha. O quizás sí lo sé, pero éste no es el mejor lugar para decirlo. Ahora, esa idea, de los lugares, hace dato que me da vueltas por la cabeza: ¿hay lugares para decir determinadas cosas? Uno intuye que sí, y que ésa es la base de la sociedad moderna. Delegar, deslindar, distribuir (verbos tan comunes hoy en día) nuestras acciones en sitios que se me antojan infinitos. El Estado, sin ir más lejos, es un monstruo lleno de secretarías, subsecretarías, ministerios, institutos culturales, infinitas oficinas y pasillos que ni el inefable Borges hubiera logrado imaginar.
Las charlas con los amigos, esos encuentros para compartir confidencias, problemas, los dolores de vivir, hay sido sustituidas por el consultorio del psicólogo. Obviamente, una cosa es un problema y otra es una enfermedad mental que no se soluciona con la buena voluntad de un amigo. Pero piensen en esto: el mundo está plagado de lugares específicos para hacer determinadas cosas. Y la tendencia va en aumento. Algunos los tenemos tan incorporados a nuestra rutina que ya nos parecen que hubieran existido de toda la vida:
- La sala de espera
- El probador de la tienda de ropa
- El living, sala de estar, o salón de visitas de los hogares más pudientes
- La habitación de huéspedes
- Los salones de "usos múltiples" (???), más conocidos por la sigla "SUM"
- Los salones de convenciones
La lista podría seguir, pero me imagino que mientras ustedes leen estas líneas están pensando en más lugares a los que acudimos automáticamente porque se espera que en ellos hagamos determinadas cosas.

Reflexiones de un domingo por la mañana


Si bien soy periodista y ejerzo mi profesión con la mayor responsabilidad, el blog me permite soltarme un poco. Esto implica hacer comentarios livianos cuya naturaleza no permitiría su publicación en ningún medio periodístico que se precie de tal. Desde siempre tomé conciencia que este blog es muy heterogéneo -y los que consulte el archivo así lo podrán constatar- en cuanto a los contenidos. Como nunca tuve falsa modestia, estoy convencido de que muchos textos de mi autoría podrían ser publicados en los principales diarios del país o en revistas culturales, pero por esas cosas de la vida el lugar que yo quisiera ocupar en esos medios lo ocupan otros, como la señora Beatriz Sarlo, que hasta no hace mucho ejercía una subestimación casi sistemática de sus lectores desde la revista Viva. Ante todo, quiero dejar en claro que no pretendo compararme con una persona del nivel de Sarlo, sería un necedad de mi parte. Volviendo al tema de la revista de Clarín, ella misma reconoció (palabras más, palabras menos) que tenía que "bajar el nivel" de los artículos que escribía para adaptarse al público que lee Viva. El público de Viva no capta las ironías, el sarcasmo, el humor ácido con el que supuestamente se regodean los intelectuales. Lo cual nos obliga a replantearnos una serie de cosas hacia los autodenominados intelectuales: ¿Quién les dio el rótulo de intelectuales? ¿En virtud de qué se creen depositarios de una inteligencia superior? ¿No puede usar un celular, ver televisión, comer una pizza, o cualquier actividad que implique distensión porque ello amenaza seriamente su prestigio de intelectuales? Sé que en esto último estoy exagerando, pero me dá esa impresión. ¿Por qué, en las entrevistas, en las fotos, aparecen con el gesto adusto, perturbados, como si estuvieran en un estado de permanente insatisfacción? Nosotros no podemos dedicarnos al trabajo de "pensar" como dedicación exclusiva, tenemos que sobrevivir en un mundo hostil y en estado de permanente contradicción.
He leído algunos de los libros de Beatriz Sarlo y considero que ella vive convencida de que las cosas deben ser del modo en que ella las asienta rigurosamente en su libro, no de otro modo. Obivamente, hay que tener argumentos para discutir con un intelectual, una figura que como bien menciona Tom Wolfe, tuvo su origen en Europa. En Estados Unidos no había intelectuales, y él los satiriza de un modo brillante en su ensayo "El país de los marxistas rococó" (altamente recomendable, por cierto).
El intelectual no se mezcla con la gente común (con "esa gente", dirá despectivamente). Ojo, no hay que confundir intelectualidad con esnobismo. El esnobismo es todavía peor, porque se trata de gente ignorante con dinero, que bien pueden ser "nuevos ricos" que han saltado de clase social y buscan demostrar de un modo estrafalario o grosero que han alcanzado tal condición.
Recuerdo vagamente las definiciones de "prestigio" y "estatus" que aprendí en la cátedra de Sociología, pero no quiero escribir un post con intenciones didácticas, sino simplemente lanzar algunas ideas al ciberespacio el domingo por la mañana.

29 de noviembre de 2007

Cómo sobrevivir a las Fiestas y al "espíritu navideño"


I
Hola! Cómo están? Tenía ganas de escribir algo antes de que terminara noviembre, para poder anticiparme de algún modo a la histeria colectiva que generan las Fiestas de Navidad y Fin de Año. No me parece mal que haya gente que dedique semanas enteras a planificar qué, cómo y dónde van a comer. Cada uno lo vive a su manera, pero -como ya he sostenido anteriormente- a mí hace rato que han dejado de interesarme esas cosas. Y no lo digo con jactancia, ni con un aire de superioridad, sino con una mirada retrospectiva de quien yo supe ser y de quien yo soy ahora. Todavía subyace en mí cierta conciencia de que las Fiestas solían ser algo importante. Queda algo, como un efecto residual, que de algún modo refuerza la idea de que algo se perdió en el camino. Pero dejó de tener un sentido que no sea más que el de comer algo diferente o tomar una copa de sidra. No me interesan más esas fechas, no me aportan nada, no quiero que me llamen por teléfono para saludarme o que me manden un mail personas que no se acordaron de mi existencia durante todo el resto del año. Me molestan las reuniones, los agasajos, las cenas, los actos de fin de curso. ¿Para qué simular que nos extrañamos, que nos queremos, que somos todos una gran familia, si tan pronto como pasan estos "eventos" te encontrás con estos sujetos por la calle y ni te saludan? Dejemos las cosas como están, nada de reunirse, que cada uno haga su vida, y se terminó.
II
Las personas son como son, no tiene sentido intentar que cambien. Eso es algo que aprendí hace poco, parece mentira, es tan sencillo de entender pero cuesta tanto darse cuenta de que en realidad si alguien nos jode o nos mortifica con sus actitudes es muy poco lo que podemos hacer (una opción algo primitiva pero eficaz sería cagarlo a trompadas), pero está en nosotros ignorarlo, optar por la indiferencia, parafraseando al viejo precepto "dejar hacer, dejar pasar".
A medida que crecemos se da una situación paradójica, porque en lugar de sentirnos fuertes y seguros de sí mismos nos volvemos más vulnerables, somos como una esponja que absorbe todo lo que nos rodea y vamos perdiendo ese espacio que teníamos para nosotros, para escuchar un buen disco, para leer un libro, para alejarnos del mundo por diez minutos. Era nuestro recreo personal, nuestro cable a tierra, y a pesar de nuestra condición de adultos nos sentíamos como que íbamos a jugar al patio, a tomarnos un respiro. Por un momento nos olvidábamos de la oficina, la guita, la suegra, las deudas impagas, y éramos felices, o esbozábamos un sentimiento parecido a la felicidad, que quizá fuera hijo de la distensión y del ocio efímero que permite la rutina y la vida burguesa.

18 de noviembre de 2007

¿Alguien valora el trabajo de los demás?


Hoy decidí emprender la actualización del blog, tras varios días de ausencia sin previo aviso. No esperen un brote de creatividad, es domingo y podría argumentar a mi favor que se trata de un día en el cual nos sumimos en la depresión y la melancolía. El fin de semana pasado, a sabiendas de que la experiencia no resultaría muy provechosa, fui a una de las autodenominadas "Fiestas retro" o "Fiestas de los '80". Las primeras, al menos, se daban a conocer de esa manera. Ahora te la venden publicitariamente con un criterio más amplio, algo así como "Fiesta de los '70, '80, '90 y música de hoy". Me parece una estafa, y de hecho me sentí estafado cuando fui, porque si yo pago la entrada ($ 15) es con la idea que escuchar la música de las décadas antes mencionadas, de lo contrario voy a La Porteña, que me queda más cerca, y problema resuelto. Se que me estoy delirando un poco con lo que digo, pero vos tenés que respetar al cliente, sea un tipo de 35 o 40 años, no le podés pasar "Bombón asesino" a las 3 de la mañana y meter media hora de música de los '80, casi de compromiso, en el pre-dancing. No es serio. Sino termina siendo como una fiesta de casamiento o un cumpleaños de 15. Tiene que haber un criterio en la selección de la música, una línea, un estilo, no sé bien de qué forma definirlo, pero uno se da cuenta cuando el DJ sintoniza tu misma onda y cuando está en cualquiera. No quiero abundar en mayores detalles, porque lo que estoy diciendo no le cambia la vida a nadie y hasta puede resultar un comentario frívolo, pero dejémonos de joder un poco y seamos coherentes, si vos, Sr. organizador de la fiesta, estás anunciando música de los '80, no pases media hora de temas que podemos escuchar en cualquier FM de cuarta. Estimado musicalizador anónimo: jerarquizá tu laburo, esmerate, buscá, indagá, hacele sentir al cliente que esta es "la" noche. Pero bueno, a veces uno termina cediendo a la mediocridad y diciendo "es lo que hay", porque efectivamente parece ser el común denominador. Todo da lo mismo, todo da igual, un laburo prolijo y coherente para muchos tiene el mismo valor que una truchada armada con dos mangos, y no es así. Y esto ya no lo digo por las nunca bien ponderadas "fiestas retro", lo hago extensivo a cualquier trabajo en general. Podría seguir con mi diatriba por largo rato, pero me voy a apiadar de los lectores y voy a apretar la tecla de "stop". Otro día la seguimos, ¿sí?

4 de noviembre de 2007

LO QUE MATA ES LA HUMEDAD


Detesto el olor a humedad, difícil de definir, por cierto (como todo olor, bah). Es interesante analizar el poder destructivo de la humedad sobre nuestras posesiones más preciadas, y lo poco eficaces que resultan los productos disponibles en el mercado para contrarrestrar sus efectos. Libros, revistas, y diarios viejos son presa fácil de la humedad, que va deteriorando las fibras de papel y arruinando todo el material de consulta que uno se ha resistido tenazmente a tirar con el paso de los años.
Hoy tuve la desagradable sorpresa que comprobar cómo brotaba la humedad de uno de los estantes donde solía guardar unos diarios y revistas, y más que lamentarme por el estado en que quedaron los ejemplares, me pregunté si hay algún modo accesible de evitar futuras pérdidas. Las bolsitas de sílice o las bolitas de naftalina quizá funcionen sólo como meros paliativos, y no constituyen una solución de fondo.
En el caso de las fotos, los álbumes que se consiguen en el mercado ofrecen una lámina plástica que protege la imagen. Creo que se podría idear algo parecido para otro tipo de objetos, cuyo tamaño resulte personalizable y que la persona pueda lo extraer fácilmente cuando desee manipular el mismo, sea un diario o una radio. Una especie de funda, digamos. Quizás sea más práctico y barato recurrir a una bolsa de nylon y cerrarla lo más herméticamente posible.
Una de las principales precauciones que aparecen en los manuales de los aparatos electrónicos consiste en proteger al artefacto de la humedad y del agua. Pero más allá de estos detalles sobre un eletrodoméstico, un artefacto, o un libro afectado por la humedad, lo preocupante es que a nadie le importa que se siga inundando la Capital Federal, la Provincia de Buenos Aires o el Litoral. Esos argentinos sí lo pierden todo: muebles, documentos importantísimos como la escritura de la casa en que viven, colchones, y podría seguir enumerando. No me importan que caigan 100 mm. en un día, alguien se tiene que hacer cargo, porque las inundaciones pasan, la gente se olvida, pero el drama de los damnificados en mucho más duro de enmendar.


2 de noviembre de 2007

Un día en el circo

¿Qué opinan de la publicidad rodante? Es un rasgo muy "de pueblo", a mi entender, porque en las grandes ciudades no se ve, quizá porque está prohibido. Se utilizó mucho durante esta última campaña electoral, y aparentemente es un medio accesible de dar a conocer un producto o un servicio porque han proliferado (incluso después de las elecciones), los automóviles con sus altoparlantes invadiendo el espacio.
Por lo general, los circos, parques de diversiones, kermesses y cosas por el estilo se anuncian con publicidad rodante, y en algunos casos con el apoyo de folletos muy mal impresos que se distribuyen en las principales esquinas de la ciudad. La naturaleza nómade del circo para guardar cierto correlato con esta modalidad publicitaria.
La publicidad rodante es un recurso válido, pero posiblemente no esté regulado, y si lo está, nadie le da bola a la normativa vigente, dado que los vehículos pasan a cualquier hora a alto volumen y fastidian tanto a los peatones como al resto de los automovilistas, porque circulan a paso de hombre para que la publicidad tenga un efecto más duradero.
Hace tiempo que no voy a un circo, y sinceramente el hecho de escuchar la publicidad no me motiva en absoluto. Desconozco si la estrategia comercial dará resultado en otros casos. Los circos que llegan a los pueblos tienen pocos animales, que generalmente exhiben un aspecto famélico y desaliñado, y las huellas del maltrato de sus dueños. Los payasos son estúpidos y carecen de toda gracia. Como el público promedio de un circo es familiar y ello los inhibe un poco de hacer chistes de doble sentido, se sienten vacíos, lo cual pone en evidencia sus limitados recursos para la comicidad. La carpa principal del circo es vieja y está toda remendada. Se pone énfasis en los "freaks" (por ejemplo, los enanos, el elefante más pequeño del mundo, y otras cosas por el estilo) más que en el espectáculo en sí. La calidad de los trajes y el colorido del vestuario es pobre. Nadie pretende que llegue a Lobos el Cirque du Soleil, pero al menos que ir al circo sea una experiencia verdaderamente excitante para el chico que va por primera vez, y no un largo bostezo.

22 de octubre de 2007

Yendo de la cama al living (parte II)

El domingo pasado trasladé la computadora y otras vituallas a la planta alta de mi casa, para aprovechar más el espacio que tengo disponible en la habitación de arriba y trabajar más tranquilo. Sólo cuando comencé con la tarea de llevar el CPU, el monitor, teclado, mouse, módem y demás accesorios por las escaleras me di cuenta de lo tortuoso que puede ser la hipotética situación de tener que mudarse a una casa con escaleras, como es la que vivo actualmente. Las escaleras seducen a quien no las tiene, con sus infinitos peldaños y sus lustrosos pasamanos, pero a no engañarse, subir y bajar con la computadora a cuestas (o una caja llena de apuntes y libros viejos) no tiene nada de gratificante.
Estamos en plena era "wireless", o "wi-fi", pero todavía muchos periféricos requieren para su conexión de un cable especial (por lo general USB), y cada aparato tiene una ficha distinta, así que pronto me encontré con un manojo de cables enredados que tenía que distribuir a cada uno de los aparatos: reproductor de mp3, impresora, teléfono celular, etcétera.
Les aconsejo a los que deseen mudar la computadora a otro sitio que lo piensen dos veces antes de hacerlo y que, si no queda más remedio, se armen de paciencia.

12 de octubre de 2007

MUSICA PARA LLEVAR



La verdad es que no estaba del todo convencido acerca de escribir algo hoy. Pero si voy a esperar a dejarme llevar por el entusiasmo, van a pasar meses y los pocos (o muchos) visitantes que entran a husmear este blog van a huír en busca de un sitio más acogedor. Así que acá estoy, con mi tercer post de octubre. Faltan dos meses para que termine el año, por Dios!!! Y tantas metas sin cumplir....Cambiando de tema, me da asco ver los pasacalles en el Centro. También detesto las pintadas, los afiches y todo el cotillón propio de una campaña política. Espero que esto termine cuanto antes, gane quien gane. A veces me gusta encerrarme en el dormitorio, con la música al mango, y olvidarme de todo. Aunque sea por un rato. Porque tarde o temprano tenés que salir a la calle y ahí está la realidad, lista para pegarte una cachetazo y decirte que no podés zafar.
Música que estoy escuchando en estos días: David Gilmour, Nelly Furtado, David Bowie, Genesis, compilados varios en mp3. En cuando a los CD o discos en formato físico, sólo compro aquellos que considero que valen la pena, y creo que ya he conseguido contar con los referentes del rock a nivel nacional e internacional. No me interesa acumular objetos que ocupen espacio inútilmente.

Es relativamente fácil conseguir todo trucho, la discografía completa de una banda en un pendrive, pero no en algo que me genere interés. Pensemos, ¿para qué querés 12 discos de una misma banda? A menos que seas muy fanático, ¿Cuándo en tu p... vida los vas a escuchar a todos?
Como dije en un post anterior, la distorsión me resulta un recurso burdo y facilista, prefiero la música que tenga algo que me llame la atención, no que destruya mi salud auditiva. Me cuesta asimilar el hecho de que estoy a "años luz" de escuchar a las bandas en auge, no por hacerme el importante sino porque suenan todas igual, la fórmula se repite una y otra vez.


Con respecto a las visitas que recibe el blog, todo depende de a quién menciones el el texto. Parece que cualquier pelotudo que tipeaba el nombre de una estrellita "teen" en Google venía a parar acá. Y bueno... la culpa, en definitiva, la tuve yo. Pero no hay mal que por bien no venga: sumaron visitas, y a lo mejor se copan con otros textos, así que son bien recibidos, a pesar de todo.Que no decaiga!!!

4 de octubre de 2007

¿De qué escriben los bloggers hoy?


Segundo post de octubre. Les confieso que hay blogs por los cuales uno tiene una sana envidia (si es que existe tal cosa, hay muchos que consideran que la envidia nunca es sana). Son frescos y espontáneos. Tienen textos breves y divertidos, basados en su mayoría en observaciones de la vida cotidiana. Ahora bien, el blogger promedio, creo yo, es extremadamente vanidoso y narcisista, al punto tal de redactar un post porque cambió de marca de dentífrico o porque encontró un boleto capicúa. Le interesa mucho demostrar que es culto y que se mueve en un círculo social que desprecia lo mundano, pero no duda en hacer una lectura kistch de ello. Lo cual me parece, por lo menos, preocupante. Quienes siguen este blog podrán notar de vez en cuando algún "post" alimentado por mi insaciable ego, pero honestamente creo que son los menos. Suelo leer blogs de Estados Unidos y Europa y percibo que el uso que se le da al "espacio blog" es bastante diferente. No sé a qué atribuir esta tendencia, pero es digna de ser analizada porque de algún modo constrasta con esa permanente necesidad de convertir a un blog en un diario íntimo, de lamentarme porque no encontré cigarrillos en el kiosco o porque no fabrican más las vaquitas de dulce de leche, como he leído en algunos blogs. Yo no soy quién para determinar sobre qué temas debe escribir cada uno, pero pensemos seriamente en aprovechar al máximo la posibilidad de expresarnos dejando las anécdotas y las boludeces de todos los días para las charlas de café.

2 de octubre de 2007

Turismo

Hay determinados momentos en que detesto a los turistas. El domingo pasado me sucedió algo que hacía tiempo que no me pasaba: me di cuenta de que no soporto a la gente que anda con cañas de pescar de un metro y medio surcando el aire como si fueran antenas. Señor, la Laguna está para otro lado, no en el medio de la 9 de Julio! Viajar en colectivo a la Laguna en el fin de semana es un suplicio, con esos sujetos sudorosos y malolientes enarbolando sus cañas y que llevan pescado en una bolsa negra de consorcio como si estuvieran en el Puerto de Mar del Plata. El "look gorra" sigue firme, aparentemente. No importa que sea de noche, el tipo usa gorra igual, es un signo que distingue a su tribu o algo así. No sé, cuando veo que avanzan las hordas desde la estación hasta el centro me pone mal. No puedo entender que no sepan ubicarse, me parece perfecto que tu obsesión sea el pejerrey o cualquier pescado choto, pero no podés andar por el centro con las cañas y la radio portátil escuchando Radio 10!!!

28 de septiembre de 2007

Erase una vez un teléfono....


Transcurrido un tiempo prudencial de prestar desinteresados servicios a quien esto escribe (???), el 1º de noviembre de 2008 "dí de baja", por así decirlo, mi antiguo celular (me refiero al aparato, no al número) un Motorola V3i. Un auténtico "compañero de emociones", aunque fue hasta la fecha el aparato que más me ha durado, si de estadísticas se trata. Ahora que me pongo a pensar, el que más tiempo permaneció en funciones hasta que decidi cambiarlo fue el Motorola C 155 Silver, que compré en agosto de 2005. Ante todo, la sinceridad: su diseño era francamente horrible, y tomé plena conciencia de esto desde el mismo día que lo compré. También era pesado e incómodo para guardarlo en el bolsillo, habida cuenta de que siempre me he resistido a utilizar funda alguna para el teléfono móvil. Pero uno tiende a minimizar esas falencias cuando recuerda lo sencillo de su interfaz, lo adelantado a su tiempo que supo ser (al menos para estas latitudes), y esos juegos tontos pero suficientemente adictivos como para mitigar el tedio de la sala de espera del médico, o hacernos perder tiempo de un modo menos penoso. Casi todos los juegos que me gustan suelen recrear el esquema del célebre "Tetris" o del "Tres en línea", algunos con menor suerte.
En fin, la cuestión es que tras alguna vacilación inicial en los primeros días de agosto me decidí por adquirir el celular que tengo actualmente, un Samsung F 250 L, el cual, obviamente, tiene prestaciones superiores al anterior. Espero que este teléfono sea testigo de grandes momentos y de pequeñas frustraciones de la vida cotidiana como lo ha sido su antecesor. Pienso que es un rasgo inherente a las personas el asociar determinados objetos con momentos de nuestra vida, aunque algunos exageran esta tendencia fetichista para llevarla a puntos obsesivos.
Creo que en cuanto a los dispositivos tecnológicos que nos acompañan diariamente (celulares, reproductores de MP3 y similares) al momento de elegir impera el mismo criterio para todo el mundo: el usuario busca que ofrezcan la mayor cantidad de prestaciones posibles, que sean portátiles (nadie quiere tener un "ladrillo" en el bolsillo), que la batería tenga una buena autonomía, y que tenga un diseño agradable a la vista. El equilibrio entre diseño y funcionalidad es difícil de lograr. Muchos equipos son un prodigio del diseño pero presentan serias limitaciones, es decir que el esmero puesto en la presentación exterior del aparato no tiene su correlato con lo que ofrece en materia de características técnicas.

26 de septiembre de 2007

Pequeñas delicias del Messenger

Hace un tiempo decidí hacer una "limpieza" de mis contactos de Facebook. Nunca tuve demasiados, es cierto, pero tampoco es algo que me desveló. Además,  no me da para hacerme el popular en este blog y decir que tengo un millón de amigos. Pero la sola idea de tener gente dentro de mi lista con la cual no hay ningún nexo (si es que alguna vez lo hubo) no me satisface. Uno de mis mejores amigos y mucha gente que conozco se complace en sumar cada día nuevos contactos, algunos de los cuales pasan prontamente al olvido, por razones diversas: es posible que la persona en cuestión no coincida con nuestros horarios, y si aparece conectada lo hace esporádicamente. Por lo tanto, cuando finalmente se conecta tras varios meses sin dar señales de vida, hay un abismo que un par de preguntas impersonales y unas caritas no bastan para salvar. A veces nos creemos ciertamente muy astutos por no admitir una solicitud de amistad o por ingresar al Facebook Messenger en modo "no conectado" como si se tratara de una idea brillante fruto de nuestro intelecto, y en realidad seguramente ejercen idéntica actitud con nosotros, lo cual vendría a explicar por qué fulana aparece siempre como "no conectada" o "no disponible". El Messenger es la hoguera de las vanidades, créanme, o acaso me van a decir que no hay mucho de vanidad y de mostrar una imagen producida no sólo desde la típica foto, sino desde los íconos, emoticones, tipografía, colores, fondos de pantalla, y demás fuegos de artificio. Lo peor de todo es que cuando finalmente conocés personalmente a la señorita que provocaba en nosotros tanta euforia y adrenalina bajo el amparo de la pantalla, te querés matar.

20 de septiembre de 2007

Un país de "buena gente"?


Vísperas de primavera en la ciudad. Me pregunto, no sin cierta ingenuidad: ¿Dónde están las buenas personas? ¿Alguien las ha visto por ahí, o simplemente se han puesto de acuerdo para tomarse vacaciones simultáneamente? ¿Qué ha sucedido con ellas, que han desaparecido tan súbitamente? Estamos acostumbrados a escuchar definiciones tan simples pero tan significativas como éstas: "Fulano de Tal es un buen tipo", "Mengano es una buena persona".

Hace poco se difundió un estudio, en el cual los encuestados priorizaban como valor el hecho de ser considerados buenas personas por sus semejantes. Hay un poco de vanidad en esto, porque nos desvela que reconozcan como seres amables y serviciales. Lo cierto es que no abundan, al menos para mí. ¿Es tan difícil encontrar gente buena, sin segundas intenciones, a quien le guste conversar y compartir una parte de su vida con los demás? Parece que sí, a juzgar por lo que uno puede apreciar es una sociedad donde todos quieren sacar ventaja y se cagan en el resto. Hay pocas personas dispuestas a escuchar, salvo que se dediquen a ello, como los psicólogos. Durante mucho tiempo fui uno de los que daban consejos sin que me los pidieran, en lugar de limitarme a escuchar, hasta que me tocó a mí estar del otro lado y comprendí lo irritante que resulta que un tipo nos intente resolver la vida diciéndonos lo que tenemos que hacer.
El contacto personal es algo que nunca quiero perder y que pongo por encima de cualquier chat o red social donde se comparten emojis y caritas para expresar sentimientos que no se comparar en nada a un abrazo franco y sincero. Estamos tan pendientes de tener el último modelo de celular o del chiche nuevo que fuere,  que en pos de esas pequeñas metas consumistas sacrificamos tiempo que bien podríamos dedicar a conocer a alguien. Tan simple como eso, conocer a alguien, no importa si lo hacemos con ánimo de conquista amorosa o no, lo relevante es el hecho de no descuidar el contacto humano, que es lo que nos hace ser lo que somos. A veces me aterra pensar en lo rápido que los objetos de consumo de vuelven obsoletos, y me pregunto si no nos estaremos acostumbrando a hacer eso con las personas, a declararlas obsoletas o a "darlas de baja" simplemente porque ya no sintonizan nuestra "onda", o porque han decidido elegir un camino diferente al nuestro.

Creo que las buenas personas están en algún lado, y que sin duda vale la pena conocerlas, estar en contacto con ellas, y escucharlas. A veces nos vemos obligados a tomar decisiones contrarias a esto, es cierto, pero a veces queda la sensación de que muchas personas se quedan en las buenas intenciones y nunca pasan a los hechos.

13 de septiembre de 2007

Algo por el estilo

A veces me pregunto si este blog tiene un estilo definido, una línea, o como ustedes quieran llamarlo. Es como mirarse el ombligo, en realidad, porque la carga subjetiva que puede haber en un análisis de ese tipo hace que uno desista ante el menor intento serio por llevarlo a cabo. Pero, volviendo al tema, creo que la persona que frecuenta asiduamente un blog cualquiera (no sólo éste),  ya sabe con qué se va a encontrar. En lo que a mí respecta, puede suceder que publique algún texto medio descolgado, pero más o menos se maneja dentro de lo previsible. Ahora, si el día de mañana se me canta darle otra forma, no les quepan dudas de que lo haré, porque no me quiero sentirme atado a escribir comentarios ácidos o irónicos todo el tiempo, como los que abundan en la mayoría de los blogs. Te vas repitiendo sin darte cuenta.  Leo bastantes blogs, y en la mayoría de ellos noto que están bien escritos, lo cual denota una buena formación intelectual del autor. No obstante, en algunos de ellos noto mucho resentimiento, como si el autor de un blog se creyera depositario de un saber que le es vedado al resto de los mortales, o como si sus observaciones supuestamente agudas o mordaces sobre la sala de espera del médico lo pusieran a la altura de Woody Allen. Por eso, renuevo mi voto de confianza hacia la lectura de los blogs, pero no acudan a ellos buscando un derroche de creatividad porque hay mucha hojarasca dando vueltas. A menudo hay sitios web de coleccionistas, de gastronomía, la oferta en bastante amplia. Plasmar en palabras el prisma con el cual vemos la realidad, es un buen comienzo. 

25 de agosto de 2007

LA DECADENCIA NO TIENE FIN

A veces la actualización periódica de este blog me depara sorpresas, por ejemplo, descubrir que mucha gente aterriza en este espacio de pura casualidad, por razones ajenas a su voluntad, buscador de Google mediante. Me imagino la desilusión que se apodera de esos sujetos al no encontrar, siquiera remotamente, lo que estaban buscando al tipear determinadas palabras en el citado motor del búsqueda. Cuando le cambié el nombre al blog y decidí llamarlo "libreta de apuntes", recibí numerosas visitas de personas que aparentemente estaban interesadas en conocer el concepto y objeto de una humilde libreta de apuntes, y por ello ingresaron esas palabras al buscador. Los motivos por los cuales alguien llega a este blog son tan heterogéneos como insólitos, pero no por ello voy a renegar de esas visitas circunstanciales que recibo. Sé que el hecho de no actualizar el blog regularmente me juega en contra y desalienta a los potenciales visitantes, de manera que no puedo (ni quiero) asumir una actitud arrogante. Vivimos momentos de total confusión, con una provincia como Santa Cruz convertida en un principado kirchnerista, con un gobierno que de buenas a primeras y para ganar el aplauso fácil de la tribuna anuncia que restringirá las importaciones de China, con una oposición que pide al Gobierno que tome medidas que ellos no fueron capaces de tomar cuando tuvieron el poder. Yo me siento a gusto con la música y los libros y por eso la mayoría de mis textos versan sobre esos temas, pero eso no quiere decir que sea un hedonista o un bon vivant. Veo la miseria, el clientelismo, la decadencia de la sociedad argentina que se estupidiza cada vez más con Gran Hermano y con Tinelli, los pendejos que salen a relucir un reproductor mp3 o un celular en lugar de comprarse un libro de Joyce o de Kafka, y que todo se cae a pedazos, y me da por las bolas que me aumenten las cosas que consumo en el supermercado o en el almacén, como a cualquier persona de clase media.
¿Seguiremos decayendo por mucho tiempo más, o tocaremos fondo alguna vez? Alguien me dirá que tocamos fondo en diciembre de 2001, pero yo creo que los indicadores económicos no son las únicas variables que reflejan el crecimiento de una Nación. Con nuestra reserva cultura devastada, con vándalos que se roban placas de bronce, semáforos, alcantarillas y cables de cobre en pleno centro de Buenos Aires, con los hijos de puta de los "abrevalijas" operando sin ningún pudor, resentidos sociales que se creen vivos por robarles las pertenencias a los turistas en el Aeropuerto de Ezeiza, ¿hay margen para ser optimistas?

11 de agosto de 2007

Los lugares del dinero

En un sobre.
En valijas.
En bolsas negras, de consorcio.
En el colchón.
En el cajón de la mesa de luz.
Los lugares donde se puede guardar la plata son tan diversos como los modos por los cuales accedemos a ella. Lo curioso es que siempre pensé que esos lugares, más o menos convencionales y hasta inocentes, eran patrimonio de los que podían juntar apenas unos pocos pesos, como yo. Pero resulta que tanto la Ministra de Economía como el misterioso empresario venezolano de la tierra de los petrodólares han utilizado la misma metodología para mantener a resguardo dinero que no es susceptible de ser depositado en un banco, presumiblemente por el origen espurio del mismo. Ahora bien, dónde guarda la plata una persona de clase media (si es que tal cosa todavía existe)? Y ojo que no hablo de cómo la invierte, porque sería extenderme demasiado, sino simplemente de dónde la conserva, para mantenerla a salvaguarda de los chorros. Aunque resulte obvio decirlo, en algún lugar hay que poner la plata, sobre todo si se trata de un fajito, de algo más que "cambio chico". La primera respuesta que me surge sería "en el banco", lo cual vendría a explicar la indignación de los miles de ahorristas que quedaron atrapados bajo el corralito (y posterior corralón) en la crisis de 2001. ¿Qué hace la gente con la plata? ¿La esconde, la resguarda, la disimula, la emplea para exhibirla como muestra de poder ante sus semejantes? Cómo es nuestra relación con el dinero? Somos avaros, codiciosos, tacaños? Cuando vamos a un bar con un amigo, invitamos nosotros o dejamos que el otro pague su cafecito? Me parece que es un tema demasiado amplio para un post tan humilde y despojado de pretensiones como éste, no obstante lo cual hace rato que la idea me anda dando vueltas por la cabeza, me sigue fascinando y posiblemente le dedique otras líneas más adelante. De modo que me deberán soportar teorizando sobre la cuestión durante algún tiempo.

3 de agosto de 2007

Revolviendo la discoteca

Tras un largo período de bolsillos flacos y no comprar demasiado, aproveché un reciente viaje a Buenos Aires para comprar algunos discos, antes de que este formato sucumba definitivamente a las nuevas formas de consumir música.

La voracidad comercial de las discográficas se ha visto incrementada en los últimos meses tras el anuncio del regreso de Soda Stereo. Volvieron a circular reediciones de los discos más exitosos del trío, como así también nuevo compilados que fueron lanzados con la clara finalidad de calmar las ansias que existen entre los fans por escuchar algo nuevo de los Soda.

Cerati tampoco se salvó del refrito, y es por eso que hoy se pueden encontrar en las disquerías flamantes reediciones de los principales discos de su etapa solista. Entre ellos sobresale el intimista “Amor Amarillo”, primer disco fuera de Soda Stereo, que en su edición original traía un arte de tapa atractivo y bien diseñado, vale decir, todos esos detalles que posteriormente fueron caracterizando los lanzamientos de Cerati. 

(Actualización: Ese disco ya no lo tengo, en alguna etapa de mi vida lo compré y obviamente escuché, pero creo que pasó el tiempo, dejó de interesarme, y se lo vendí a algún amigo)

La edición ’07 del álbum carece por completo de booklet, apenas unas hojas sin texto que obviamente son de color amarillo, pero nada de las letras de los temas, un plus que siempre uno quiere tener.

Musicalmente, Amor Amarillo es un disco experimental, en el cual Cerati comienza a jugar con los samplers y con las máquinas, pero por suerte no tanto como lo fue "Colores Santos", el álbum que grabó con Daniel Melero y que ya de entrada no me gustó. Pero eso no es relevante para lo que intento expresar: En una época dominada por el grunge y por el brit-pop, este disco es una brisa de aire fresco entre tanta bronca contenida, tanto desencanto y tanta estrategia comercial mal disimulada. Aunque no faltan los furiosos solos de guitarra. Para mí , Amor Amarillo es un disco que se deja disfrutar, y que se me antoja recomendable por lo innovador de su sonido, por sus influencias, y por lo adelantado a su tiempo que supo estar.

Tema 2: Si alguna vez, por lo general un domingo, te preguntaste "¿Qué estoy haciendo de mi vida?", bienvenido al club. Pero quedate tranqui, que con la pila de laburo que, seguramente cuando llega el lunes, ni tiempo queda para esa clase de planteos existencialistas. Sin mencionar que somos bastante vagos, lo cual hace que "nos dé paja" (digámoslo de un modo elocuente) y eso hace que la aspiración de dar un giro radical para cambiar nuestra manera de ver las cosas, no se logre plasmar por completo. Quizás algo de lo que pensaste permanece dando vueltas en tu cabeza y finalmente lo podés concretar, pero no dejan de ser aspiraciones u objetivos modestos, como empezar el gimnasio.

Volviendo a la música, en algunas disquerías se consigue también un disco doble, en este caso de Depeche Mode, "Live in Berlin", en el marco en la gira 2013/2014 de la banda, por lo que pude ver en You Tube el registro de ese show es muy prolijo, pero no lo compraría. Esto lo digo hoy, quizás dentro de un tiempo cambie de opinión, como con todo en la vida. 

El contenido que se nos presenta es variopinto, no sé si definirlo como exclusivo para fánáticos. Contiene, sí, una lista de temas que no se nutre sólo de los hits que todos conocemos (aunque algunos de ellos también están). El único aspecto que causará fastidio en el coleccionista más obsesivo son algunos errores en la gráfica y en el aspecto exterior del packaging, por en mi caso no es algo que me quite el sueño. Sólo diré que uno está pagando una suma considerable por un producto que debería ser de calidad en cuanto a su presentación exterior, y también respecto al contenido musical en sí mismo. 

En resumen, quería alejarme por un momento de los temas que son propios de este espacio y compartir con los lectores la experiencia inicial respecto a dos discos que no deberían ser tótems o trofeos en una colección de discos cualesquiera, sino material susceptible de ser escuchado y apreciado, desde un punto de vista totalmente subjetivo. Por lo cual, de más está decir que la elección es arbitraria y puede ser discutida fácilmente, pero en un sentido amplio, aprendés a apreciar o valorar una determinada obra con el paso de los años. Punto final.


2 de agosto de 2007

LA FASCINACION COLECTIVA POR "LOS SIMPSON"


Están a toda hora, como programa comodín, cubriendo baches en la pantalla de Telefé. La película inspirada en la serie bate récords de taquilla, y se convirtió en el estreno más visto en la historia del cine en nuestro país. Fueron tapa de la revista Noticias (algo así como la "Newsweek" del subdesarrollo) hace un par de semanas. Su popularidad es tal que una universidad privada decidió auspiciar los episodios que se transmiten en la cadena FOX. Por si no se han dado cuenta, estoy hablando de Los Simpson, que tras algunas temporadas flojas han vuelto a recuperar la mordacidad y la chispa de los comienzos. De más está decir que el estreno de la película le dio a la serie un envión importante, pero creo que no vale la pena indagar en las razones del éxito de Los Simpson en la Argentina. En principio, porque se trata de un fenómeno mundial (con sus matices, por supuesto) , del cual la Argentina no está exenta. Puede decirse que acá la serie tiene un piso de 10 o 15 puntos de rating en cualquier horario que se emita, lo cual no sé si sucede en otros países. Con 18 temporadas encima, lo que sería interesante profundizar es la vigencia de la serie, el impacto que tuvo en la cultura popular, teniendo en cuenta que plantea una nueva forma de concebir los dibujos animados. En principio, Los Simpson estaban orientados a un público adulto pero hoy tienen como principal "target" a los jóvenes y adolescentes.
Todavía conservo viejos videocassettes con los primeros capítulos de Los Simpson,en la era dorada del VHS, cuando aspirar a la calidad de imagen que ofrece el DVD era una proeza. Hoy, es posible conseguir los capítulos del año que uno desee, con una óptima calidad de imagen y con los "extras" de rigor, que resultan tan comunes para las ediciones en DVD. Los Simpson fueron un fiel reflejo de su época, y retrataron a los '90 de un modo impiadoso, con estereotipos como el policía gordo, ineficiente y corrupto, la maestra mediocre y aburrida, el abogado codicioso, el "nerd" que pese a estar dotado de una inteligencia superior es discriminado por sus pares.
Se me ocurren miles de cosas para decir sobre Los Simpson, pero para ello necesitaría varios "posts", y un rapto de inspiración que en este momento no se decide a aparecer.

LA FOTO Y LA HIPOCRESÍA


Recién hoy pude verla. Varias horas después de ocurrido el hecho, apareció casi al descuido, como si no fuera parte esencial de la crónica. Me refiero al derrumbe del puente en Minneapolis, y a la foto que todo el mundo esperaba ver, no por morbosidad, sino por lo que nos genera como lectores: la imagen de los autos en el agua, como barcazas lanzadas torpemente al mar. Porque hasta al momento, la foto más reproducida por los medios era la del puente quebrado, con autos que se aferraban a ambos pedazos en precario equilibrio para zafar de la zambullida. No sé si los medios norteamericanos se autocensuran, o cómo es el asunto, pero la foto de los autos sumergidos en las aguas era tan necesaria como obvia para dimensionar la magnitud del accidente. Si no hubiera habido vehículos que cayeran al río, probablemente no hubiera habido víctimas, y entonces nuestro enfoque del hecho variaría radicalmente. Una cosa es el sensacionalismo y otra cosa es omitir, ocultar, minimizar, algo que se convierte en parte decisiva de la crónica por cuanto define los alcances que tuvo el desastre.

28 de julio de 2007

Escenas de un domingo por la mañana


(Archivo 2007)

Si quiere conocer los hábitos  de los jóvenes de Lobos, una buena manera de hacerlo es levantarse temprano un domingo y recorrer las calles del Centro. Quizá la experiencia resulte algo escatológica, es cierto, pero no por ello menos efectiva. Observe las veredas. Dése una vuelta por las inmediaciones de bares y boliches. Encontrará sobre la vereda fluidos de distinto tenor, texturas y colores. Ud. podrá decir que estoy exagerando, que soy un asqueroso diciendo esto, que estoy siendo víctima de un impulso reaccionario y fascista. Pero haga la prueba y después conversamos. Como mis amigos saben cómo soy, no me voy a molestar en explicar nada o en justificarme con largos prolegómenos por escribir esto.
En los años que llevo saliendo a los boliches y bares de Lobos, nunca se me ocurrió vomitar sobre el frente de una vivienda, o -peor aún- ejercer el mismo estropicio en una vereda. Tampoco tuve necesidad de hacerlo. Incluso si alguna vez bebí en exceso, quien esto escribe ha tenido el buen tino de evacuar todo aquello que sobreviene a la descompostura o "resaca" en su propio domicilio.  Viéndolo desde el lado de vecino, pienso que debe ser complicado tener tu casa cerca de un boliche, o de cualquier predio que congregue gran cantidad de gente en horario nocturno.

La inspección ocular de veredas y calles en las primeras luces del domingo arroja otros detalles interesantes: cajas de preservativos, los propios preservativos usados y con señales de haber sido anudados con furia (casi estrangulados) por su portador, marquillas de cigarrillos, botellas vacías, latas de "Speed", vasos que contienen un líquido amarillento que bien podría ser orina, manchas de sangre, envoltorios de tarjetas de telefonía celular y demás objetos que dan cuenta de una noche agitada.

¿Soy yo que me estoy haciendo viejo, o es que ya me asquea lo habitual?

20 de julio de 2007

IN MEMORIAM: ROBERTO FONTANARROSA

Mi mamá estaba viendo por Canal 13 uno de esos programas descartables de la tarde (creo que era Cuestión de Peso) cuando interrumpieron la transmisión para anunciar que Roberto Fontanarrosa había muerto. Fue como un mazazo. Un golpe a las entrañas, ahí abajo, donde verdaderamente duele. Aprendí a conocer y valorar la obra del Negro en tiempos recientes, y me dio pena comprobar que la enfermedad neurológica que lo aquejaba había hecho estragos en su cuerpo, minando su lucidez y su voluntad. No sé que sensación habrá provocado la noticia en ustedes, pero yo me siento demasiado vulnerable cuando ocurre algo así. Crónica TV, repitió una y otra vez, en la tarde de ayer, las imágenes de Fontanarrosa en el III Congreso Internacional de la Lengua, donde se propuso hablar de las malas palabras ante la mirada azorada y divertida del resto de los académicos de turno. No busquen en estas líneas reflexiones agudas o punzantes: en este post renuncio a toda pretensión de originalidad, a sabiendas de que todo lo que pueda balbucear desde este blog ya ha sido dicho por personas con mayor autoridad que yo, dado que han conocido a Fontanarrosa o disfrutado de su amistad.

Hubiera querido estar, aunque más no sea como mudo espectador, en el mítico bar
El Cairo, donde él solía reunirse con sus amigos conformando ese heterogéneo y variopinto grupo que se dio en llamar "La mesa de los galanes", y que incluso dio título a uno de sus libros. Fontanarrosa era un tipo querido por todos, que no despertaba odios ni rencores, y que se dejó querer por su público, no renegó del reconocimiento popular, pues era consciente de que es ése reconocimiento el único que vale, más allá del mármol y del bronce. Por eso, su última voluntad es que tras su muerte la rutina rosarina transcurriera sin el menor atisbo de luto: se enojó cuando alguien propuso cerrar El Cairo en señal de duelo, y tampoco quiso que sus restos fueran velados en la cancha de Rosario Central. Se fue un grande, un tipo que no merecía un final así. Es la primera vez desde que escribo este blog que siento que mi pensamiento es compartido por miles de personas, que supieron valorar y la diversidad de su obra y de su talento.Como dije antes, no pretendo ser original en esta crónica, simplemente sumarme a la congoja general que impera en estas horas para rendirle homenaje al gran Fontanarrosa.

7 de julio de 2007

ESTE BLOG CUMPLE DOS AÑOS!!!

Retomo el contacto después de varios días sin post alguno. Como ustedes saben, este blog cumplió dos años el 30 de junio último. En los días previos al aniversario estuve delineando el post alusivo a la ocasión, con los agradecimientos de costumbre y las críticas de rigor. Como no quería caer en la redundancia, ni tampoco hacerlo muy solemne, fui descartando una por una las ideas que me iban surgiendo. Para mí no deja de ser un hecho significativo que transcurridos dos años siga con este proyecto, dado que me dejo ganar fácilmente por mi tendencia a abandonar todo aquello que me aburre o que no da los resultados esperados. Lo que rescato de todo esto es que me permite manejar mis tiempos sin la presión de tener que entregar un texto escrito para una fecha equis. Acá no hay "hora de cierre": yo escribo cuando quiero, y no recibo un centavo por esto, lo cual no me preocupa dado que la naturaleza de mis escritos los hace poco rentables, al menos por ahora. Ultimamente, la parte estética del sitio es la que ha concitado mi atención, me refiero a que estoy buscando tipografías o colores que sean acordes con los contenidos del blog, y en esa búsqueda quienes me visitan podrán percibir que de una semana a otra hay cambios un tanto abruptos en el diseño, propios de una fase experimental. Como ignoro por completo el lenguaje HTML y no tengo intenciones de aprenderlo en un corto plazo, ello limita bastante las posibilidades de diseño, pero de todas maneras es interesante ver cómo cambia el aspecto de un blog con un encabezado o una foto. De modo que en eso estamos, en una etapa de búsqueda, en este maldito invierno que me ha tomado por sorpresa y me obliga a cubrir mi cuerpo con toda clase de abrigos para poder desarrollar mis actividades habituales sin ser víctima de un estado gripal.

10 de junio de 2007

CUMPLEAÑOS

Hoy es mi cumpleaños, motivo por el cual he decidido escribir un post alusivo a tan magno acontecimiento (???). El destino quiso que naciera un 10 de junio, como podría haber sido cualquier otro día del año. Con esto quiero decir que no creo en el horóscopo, en las cartas natales, ni en ninguna de esas boludeces. Si bien me entretiene leer las secciones del zodíaco de las revistas de vez en cuando, no me lo tomo en serio porque no quiero que me condicionen las predicciones que alguien hace sobre millones de seres humanos que por algún motivo han nacido en junio. En este cumpleaños tengo un dejo de melancolía más que indisimulable, producto de los sucesivos tropiezos y metas sin cumplir que uno se plantea de modo estúpido y cuasi cruel para consigo mismo año tras año. No esperen que en este post ofrezca precisiones acerca de mi edad, sólo diré que todavía no he llegado a los 30. No me confundan, no es por coquetería o vanidad que no revelo los años que tengo, sino porque no me gusta estar preso de un número que define mi temporalidad y mi permanencia en este mundo. Ideas raras que uno tiene. Lejos de la euforia de cumpleaños anteriores, traté de que fuera un día más, con algunos festejos mesurados propios de una persona que se encamina a su tercera década. En este tipo de fechas uno suele llevarse una sorpresa, tanto con los que me llaman para saludarte como con quienes no lo hacen.
Compartimos una agradable mesa en el Bar de La Porteña, en una noche en la cual la niebla parecía cubrirlo todo, y bebimos unas copas de Martini bajo el amparo del anonimato propio de mi persona (soy uno más entre en rebaño). Sacamos las fotos de rigor, y nos fastidiamos cuando las baterías se agotaron y no pudimos fotografiar a los recién llegados que se sumaban al convite. Ya a esta altura de mi vida, no me interesa andar de rotation, menos en Lobos, así que al menos que algún día me echen, voy a seguir yendo al Bar, porque los precios son módicos, los tragos son buenos y los mozos le ponen onda, dentro de sus deseos y posibilidades, claro está. Son buenos pibes, que saben que vos laburás como ellos, sólo que en distintos días y horarios, y que querés pasar un buen momento el fin de semana, entonces para qué hacerlo más difícil, servime una cerveza y haceme sentir como un cliente especial, aunque sea uno más del montón, al final de cuentas es mi cumpleaños, viejo, por lo menos traé una cerveza gratis, que venimos siempre, y todo eso. "Así que esto era la vida": palabras más, palabras menos, eso dice Rosa Montero en uno de sus cuentos. La vida es esto, te guste o no, no te queda otra, y no falta el que diga que tenés suerte de poder tener casa y comida mientras los niños de algún remoto país africano caen como moscas y se mueren de hambre (típico golpe bajo). Y ahí sobreviene la típica pregunta, que es: de qué me quejo, si hay personas que la pasan mucho peor que yo y aún así le ponen el pecho, pues bien, a esos planteos yo respondo que no me puedo hacer cargo de la realidad que viven los demás, y que si están conformes con su vida tanto mejor para ellos, pero ello no me impide quejarme de las ingratitudes inherentes a mi existencia.

30 de mayo de 2007

Reflexiones en los días previos al Desfile

Como hemos comentado desde este espacio, el Desfile cívico que tendrá lugar el fin de semana en el trayecto de la Avenida Alem provoca sensaciones encontradas.

Muchos aprueban, por ejemplo, que la actual administración haya optado por la mencionada avenida en lugar del recorrido tradicional que tenía como epicentro la calle Salgado. Los choferes de remises, en su momento, fueron algunos de los trabajadores que se quejaron por los inconvenientes que les originaba el trayecto anterior.

Por otra parte, no deja de ser un hecho auspicioso que se integre la zona de la Avenida Alem a los festejos por el aniversario, por tratarse de un sector de la ciudad que se ha devaluado considerablemente en tiempos recientes. Esto es consecuencia de varios factores, pero a nadie escapa que “el centro”, o la zona céntrica, se ha trasladado hacia otras arterias que años atrás eran poco frecuentadas.

Muchas veces la apertura de un bar o de una confitería incide para que una determinada zona de la ciudad abandone el ostracismo y se integre al paisaje urbano.

Algo semejante ha sucedido en la intersección de Salgado y Castelli, donde funciona un local nocturno que tiene amplia aceptación en la juventud. Con el atractivo que genera para ambos sexos la presencia de "strippers", este comercio ha encontrado un modo relativamente barato de aumentar sus ventas los viernes por la noche, pues no hay que ser demasiado suspicaz para intuir que a sus dueños le resulta más rentable contratar dos tipos y una mina cuyo único talento (visible) es bailar semidesnudos en lugar de brindarle la posibilidad de dar a conocer sus canciones a una banda de rock local, como ocurría hasta no hace mucho tiempo.

Lo mismo puede decirse de otro ubicado en la calle Buenos Aires, cuyo nombre remite a la isla gobernada por Raúl Castro.

La calle Salgado, que divide en dos a la ciudad y constituye un punto de referencia obligado para el recién llegado, de a poco va recuperando protagonismo en toda su extensión, incluso pasando el puente del Canal homónimo, dado que se están construyendo en el Barrio Parque muchas viviendas que testimonian el boom inmobiliario que se vive en Lobos, más allá de esta retracción del consumo que se está percibiendo en los últimos dos meses.

18 de mayo de 2007

LOS AÑOS MARAVILLOSOS (PARTE II)


Admiro la versatilidad de los artistas, en todos los órdenes. Sin embargo, prefiero que se dediquen a lo que mejor saben hacer antes de explorar otras vetas más endebles. Ultimamente no genera extrañeza que un actor o actriz incursione como cantante, o viceversa. No obstante, los resultandos muchas veces distan de ser los esperados. El actor devenido cantante copia los "tics" de la actuación, desarrolla un histrionismo que le resulta muy eficaz para el videoclip o el concierto en vivo, pero totalmente inútil para pulir sus condiciones vocales y ofrecer una performance decente en el estudio de grabación. Todo lo contrario sucede con Barbra Streisand, excelente actriz y no menos talentosa cantante, fácilmente reconocible por sus ojos claros y su nariz prominente. Altamente recomendable para quien desee conocer más de su arte es el disco doble "The Essential Barbra Streisand" (Sony/BMG) , que tal como reza su nombre, recopila los éxitos más memorables de esta excepcional intérprete ligada con el glamour de Broadway y con el despliegue escénico de las grandes salas. Y si de salas se trata, dentro de su filmografía no puedo dejar de mencionar "El espejo tiene dos caras" , "El príncipe de las mareas", y - por supuesto- "Nace una estrella" (con Kris Kristofferson) tres grandes títulos en los cuales se ponen de manifiesto sus extraordinarias condiciones actorales.

Barbra encontró el éxito comercial allá por 1980, con el disco "Guilty", producido por el ex Bee Gees Barry Gibb, y precisamente con el tema que da título a la placa, un auténtico
crossover, término con el cual pretendemos definir a aquellas canciones que superan la aceptación previsible de su audiencia más fiel e incondicional para lograr una inmediata filiación con la cultura popular. Curiosamente, "Guilty" es un álbum que los seguidores de Barbra de la primera hora no terminan de digerir, por motivos que sería demasiado largo de explicar en este artículo. Pero es algo que suele darse con los fans. Los discos más exitosos comercialmente de su banda o solista preferidos son, como común denominador, aquellos de los que más desdeñan. Sucede con "The Wall", de Pink Floyd, por ejemplo, o con "Metallica", de Metallica (más conocido como The Black Album). Lo cierto es que, aunque las aludidas nunca lo admitan, Mariah Carey y Celine Dion le deben buena parte de sus carreras a Barbra Streisand, por allanarles el camino a la balada pop hiperproducida y con arreglos sofisticados (orquesta sinfónica, sintetizadores, etc. ). Por esas cosas de la vida, en su último disco de estudio Streisand retoma aquella exitoso ciclo de producción artística de Barry Gibb, y vuelve a trabajar con él para lanzar el álbum "Guilty Pleasures", que imita el arte de tapa de su exitoso predecesor de 1980.

10 de mayo de 2007

EL ENCANTO DE LA FICCION (CUENTO)


El jueves por la tarde nos reunimos con Laura a tomar un café. Hacía tiempo que no tenía noticias de ella, y a decir verdad tampoco me desvelaba el hecho de tenerlas.

Mientras iba manejando rumbo al lugar de encuentro no pude evitar que cierto temor se apoderara de mí ante la inminencia de la colisión. No será ni más ni menos que eso, una colisión de egos y de frases inconexas, pensé. De vez en cuando llegaban a mis oídos algunos rumores acerca de su vida, siempre imprecisos, demasiado inconsistentes como para ser tomados en cuenta seriamente. Por eso, estaba dispuesto a dejar que fuera ella quien me pusiera al tanto de lo acontecido estos últimos años.

Con Laura habíamos tenido un noviazgo fugaz siendo adolescentes, y el primer punto en común que dio comienzo a lo que vendría después fue la música: a ambos nos gustaba mucho Pink Floyd y otras bandas de rock sinfónico que, en la década del '90, ya no tenían ni la difusión ni los seguidores de antaño. Pero discutíamos muchas veces por nimiedades, cualquier tontería era sobredimensionada y hacía que entráramos en conflicto. Así y todo, duramos 6 meses juntos. Por supuesto, fui varias veces a su casa durante ese período, y su familia siempre me recibió muy bien. 

Yo todavía conservaba recuerdos de aquellos encuentros íntimos, y creo que la frescura de los romances efímeros que sobrevienen en la Escuela Secundaria es imposible de recrear en las instancias sucesivas.

Pero ahora, los habíamos pasado los treinta y nos hallábamos en distintas etapas de la vida. Recién llegada de Francia, Laura paseaba su encanto por las calles de Lobos y se regodeaba con la envidia de sus viejos conocidos, que la observaban conducirse con la seguridad y la determinación de aquel que se encuentra en el ápice del éxito profesional. Por alguna extraña razón, cada vez que volvía a la Argentina ella pasaba por Lobos, se quedaba una semana en un hotel de la calle Junín, llamaba a unos pocos amigos, recorría la 9 de Julio el domingo por la tarde y el lunes siguiente regresaba a Europa sin dejar rastros.

Todavía no me explico por qué me llamó. Es cierto que teníamos una historia compartida, pero nunca me dio señales de que haya significado demasiado para ella.

Así que estoy aquí, esperándola.

Recuerdo una frase que me dijo al pasar, mientras hablábamos por teléfono: “No sabés lo que es el Barrio Latino. Estoy harta que toparme con los infelices que se van a Europa y lo primero que hacen es comprar yerba, dulce de leche, y escuchar Radio 10 por Internet”.

Evidentemente, Laura me dio la impresión de ser una mujer a la que no les gustaba mirar hacia atrás.

Llegué al bar unos quince minutos antes, por varios motivos. Quería elegir una buena mesa, que diera a la ventana. Además, necesitaba hilvanar bien las ideas y elaborar posibles respuestas para mostrarme seguro y aplomado ante cualquier pregunta que me descolocara. A esta mujer que se había vuelto afrancesada le gusta meter el dedo en la llaga, eso lo supe desde la primera vez la conocí. Sabía de su lucidez mental y de su facilidad para poner en evidencia las miserias ajenas de un modo elegante y aséptico. Otra razón de peso para ir al bar un rato antes era que me había propuesto buscar otros temas de conversación que eludieran la banalidad y los lugares comunes. Nada de “qué hay de tu vida”, “cómo es la vida en Francia” y boludeces por el estilo. Necesitaba concentrarme en temas que la dieran vuelo a la conversación. Confieso que por momentos se me cruzó por la mente la idea de irme del bar y dejarle al mozo algún pretexto para que le comunicara a Laura los motivos de mi súbita ausencia. No me hacía mucha gracia la idea de tener que planificar demasiado una conversación. Pero, al menos de mi parte, no había mucho que decir. Realmente me encontraba preocupado por pagar las deudas y ponerme al día con los usureros, de modo que el encuentro con una persona que estaba viviendo una realidad totalmente opuesta me despertaba una expectativa moderada. Desde que me escracharon en el Veraz nunca pude sacar un crédito en el banco y me vi obligado a pedir unos pesos a los buitres que sobrevolaban las financieras y las mesas de dinero. Mi insolvencia me hacía víctima fácil de la humillación y del escarnio público en un pueblo donde el que tiene un Audi A4 es considerado un millonario.

Me intrigaba saber si ella cedería ante el impulso de la vanidad y ensayaría gestos ampulosos ante mí, que no tenía mayores intenciones que entretenerme con una charla distendida y tomarme un respiro ante una situación que juzgaba asfixiantes.

Yo ya estaba de vuelta, y no iba a tolerar que ningún iluminado recién llegado de Europa me viniera a romper los esquemas o a intentar enseñarme la fórmula de la felicidad.

Cuando uno espera algo que nunca llega es entendible hasta cierto punto, pero cuando se aguarda la llegada de algo que ya está presente en nuestras vidas, no hay camino posible por recorrer, no hay distancia, hay miopía.

3 de mayo de 2007

SEXO, MENTIRAS Y VIDEO

Me disgustan terriblemente las escenas de sexo en el cine que aparecen sin ningún tipo de sentido, que no aportan nada a la trama de la película, y que -por si lo anteriormente expuesto fuera poco- son tan pésimamente actuadas que muestran a una mujer haciendo el amor con zapatos de taco o cubriéndose parcialmente con una sábana (¿alguien puede suponer que en la vida real existan parejas que tengan sexo cubriéndose con una sábana?). No soy ciertamente un puritano, tampoco acabo de escaparme de un monasterio. Debo decir que me parecen atinadas, y hasta necesarias, este tipo de escenas cuando resultan funcionales a lo que el director intenta expresar, tal como sucede en excelentes filmes como "Bajos Instintos", "9 semanas y media", "Ultimo tango en París", o tantos otros títulos que en este momento no me vienen a la mente. Me parece que a menudo el sexo es utilizado como un recurso burdo y barato para escandalizar, precisamente en tiempos en que todo ya ha sido dicho -y hecho- a ese respecto. No puedo comprender, tampoco, cuál es el placer que encuentran los consumidores de historietas eróticas o pornográficas (la última moda es un género que se ha dado en llamar Hentai). Si la intención del sujeto es excitarse, ¿por qué no ver una película y ya?
Tal vez estos planteos parezcan retrógrados, pero, insisto, los que me conocen saben que no soy precisamente un puritano, sólo me gustaría que se evitara el recurso fácil de incluir escenas eróticas o "porno soft", que suele estar motivado por un infantil espíritu de transgresión mal entendida. Otra muestra más de la subestimación que ejercen sobre el espectador los que mueven los hilos en la industria del entretenimiento.

28 de abril de 2007

DECLARACION DE PRINCIPIOS (PARTE III)


Sí, yo también me di cuenta. Como habrán podido advertir, el "post" anterior -si lo analizamos desde la línea editorial que trato de sostener- queda absolutamente descolgado. Pero de vez en cuando me permito cierta heterogeneidad en los contenidos. Además, después de todo, se trataba de un tema que concitaba mi interés público, y en este espacio la consigna ha sido siempre redactar, o bien reproducir, todos aquellos artículos que resulten de mi interés, pero sin ser mezquino en ello. ¿Suena egoísta, verdad? Pues no lo es. Vayamos por partes: 1) La evasión fiscal (tema de mi anterior post) me jode bastante, más cuando es perpetrada por peces gordos, que tienen guita suficiente para ponerse al día con sus cuentas. 2) En términos generales, detesto a las personas arrogantes, pero si además de ejercer ese exceso de autoestima no reúnen méritos suficientes para sostener actitud semejante, estamos ante la presencia de un ser absoultamente repulsivo. ¿Por qué digo todo esto? Porque estoy harto de que critiquen éste y otros proyectos personales que he decidido emprender aquellos no hacen nada, quienes van por la vida vegetando como zombies, quienes se conforman con cobrar su mísero sueldito a fin de mes, con pagar la cuota del colegio de los nenes, con tener un autito y una casita, y seguir el estilo de vida que marca la burguesía imperante. Y como el que avisa no es traidor, les confieso que me resulta extraño encontrarme tipeando la palabra "burguesía"; dado que no tengo la menor simpatía por la jerga izquierdista y por las peripecias revolucionarias. 

Me rompen las pelotas los mediocres, los que se pasan la vida mirándose el ombligo, los que nunca se dieron cuenta de que tienen un mundo por delante. A todos esos pelotudos, les digo que si no entran nunca más a este blog, me hacen un favor. De más está decir que el resto de los lectores, los incondicionales del primer día, y los recién llegados que se engancharon con la propuesta, seguirán siendo bienvenidos, como siempre.

17 de abril de 2007

El color del dinero


El perjuicio promedio para el Estado provincial es de $10.000 por cada operación


Detectan alta evasión fiscal en la compra venta de inmuebles en barrios cerrados y countries

Ochenta inspectores de Rentas y Catastro de la provincia de Buenos Aires llevaron a cabo hoy un importante operativo, mediante el cual se detectó alta evasión en la compra-venta de inmuebles en barrios cerrados y countries, con una subdeclaración de los valores que prácticamente llega al 50%, con un perjuicio promedio para el Estado provincial de 10.000 pesos por cada operación.

El operativo consistió en dos etapas. En la primera de ellas se visitaron 24 escribanías del Partido de Tigre y que involucró a la totalidad de los Registros Notariales (escribanías) del partido, en las cuales los agentes procedieron a relevar los protocolos notariales de escrituraciones de compra-venta de inmuebles en Barrios Cerrados y Countries. La segunda fue realizada en los predios y/o inmediaciones de los inmuebles involucrados en las escrituras, en las que técnicos especialistas en valuaciones procedieron a determinar el valor de mercado –de referencia- para dichos bienes.

De este modo, se detectó que en un total de 82 operaciones de compra venta analizadas, el 70% (58 propiedades) se realizaron por un valor menor al de mercado. En algunos casos, las escrituraciones no alcanzaban el 10% del valor de mercado, aunque en promedio la subdeclaración representaba el 49,7% de los valores reales.

Cabe destacar que las operaciones de compra venta de inmuebles de valuación fiscal mayor a los $60.000 pagan el Impuesto de Sellos a una alícuota del 4%. De este modo, teniendo en cuenta el nivel de la subdeclaración y el monto de las operaciones analizadas, es posible afirmar que 7 de cada 10 operaciones de compra venta de inmuebles evaden impuestos, perjudicando en promedio cada una de ellas en cerca de $10.000 al fisco bonaerense.

La Dirección Provincial de Rentas informó que en todos los casos detectados, así como los que en el futuro sean identificados en futuros operativos similares, se procederá a reclamar de acuerdo con las leyes vigente, tanto al Escribano como a las partes intervinientes. De determinarse diferencias en los procedimientos sumariales correspondientes, se embargarán las cuentas bancarias y se tomarán otras medidas cautelares a fin de preservar el crédito fiscal.

El perjuicio promedio para el Estado provincial es de $10.000 por cada operación

Detectan alta evasión fiscal en la compra venta de inmuebles en barrios cerrados y countries

Ochenta inspectores de Rentas y Catastro de la provincia de Buenos Aires llevaron a cabo hoy un importante operativo, mediante el cual se detectó alta evasión en la compra-venta de inmuebles en barrios cerrados y countries, con una subdeclaración de los valores que prácticamente llega al 50%, con un perjuicio promedio para el Estado provincial de 10.000 pesos por cada operación.

El operativo consistió en dos etapas. En la primera de ellas se visitaron 24 escribanías del Partido de Tigre y que involucró a la totalidad de los Registros Notariales (escribanías) del partido, en las cuales los agentes procedieron a relevar los protocolos notariales de escrituraciones de compra-venta de inmuebles en Barrios Cerrados y Countries. La segunda fue realizada en los predios y/o inmediaciones de los inmuebles involucrados en las escrituras, en las que técnicos especialistas en valuaciones procedieron a determinar el valor de mercado –de referencia- para dichos bienes.

De este modo, se detectó que en un total de 82 operaciones de compra venta analizadas, el 70% (58 propiedades) se realizaron por un valor menor al de mercado. En algunos casos, las escrituraciones no alcanzaban el 10% del valor de mercado, aunque en promedio la subdeclaración representaba el 49,7% de los valores reales.

Cabe destacar que las operaciones de compra venta de inmuebles de valuación fiscal mayor a los $60.000 pagan el Impuesto de Sellos a una alícuota del 4%. De este modo, teniendo en cuenta el nivel de la subdeclaración y el monto de las operaciones analizadas, es posible afirmar que 7 de cada 10 operaciones de compra venta de inmuebles evaden impuestos, perjudicando en promedio cada una de ellas en cerca de $10.000 al fisco bonaerense.

La Dirección Provincial de Rentas informó que en todos los casos detectados, así como los que en el futuro sean identificados en futuros operativos similares, se procederá a reclamar de acuerdo con las leyes vigente, tanto al Escribano como a las partes intervinientes. De determinarse diferencias en los procedimientos sumariales correspondientes, se embargarán las cuentas bancarias y se tomarán otras medidas cautelares a fin de preservar el crédito fiscal.

(Información suministrada por el Ministerio de Economía de la Prov. de Buenos Aires)

Hasta que el destino nos alcance

  Nos tocó otros comienzo de semana con lluvia. La verdad es que hacía tiempo que tenía ganas de escribir algo nuevo. Pero, que sea algo “nu...