2 de agosto de 2007

LA FOTO Y LA HIPOCRESÍA


Recién hoy pude verla. Varias horas después de ocurrido el hecho, apareció casi al descuido, como si no fuera parte esencial de la crónica. Me refiero al derrumbe del puente en Minneapolis, y a la foto que todo el mundo esperaba ver, no por morbosidad, sino por lo que nos genera como lectores: la imagen de los autos en el agua, como barcazas lanzadas torpemente al mar. Porque hasta al momento, la foto más reproducida por los medios era la del puente quebrado, con autos que se aferraban a ambos pedazos en precario equilibrio para zafar de la zambullida. No sé si los medios norteamericanos se autocensuran, o cómo es el asunto, pero la foto de los autos sumergidos en las aguas era tan necesaria como obvia para dimensionar la magnitud del accidente. Si no hubiera habido vehículos que cayeran al río, probablemente no hubiera habido víctimas, y entonces nuestro enfoque del hecho variaría radicalmente. Una cosa es el sensacionalismo y otra cosa es omitir, ocultar, minimizar, algo que se convierte en parte decisiva de la crónica por cuanto define los alcances que tuvo el desastre.

"No me sueltes la mano", dijeron los senadores

Viernes por la tarde en la ciudad. Estoy tranquilo, pero también somnoliento, así que procuraré escribir lo que tengo en mente. Observo que ...