11 de agosto de 2007

Los lugares del dinero

En un sobre.
En valijas.
En bolsas negras, de consorcio.
En el colchón.
En el cajón de la mesa de luz.
Los lugares donde se puede guardar la plata son tan diversos como los modos por los cuales accedemos a ella. Lo curioso es que siempre pensé que esos lugares, más o menos convencionales y hasta inocentes, eran patrimonio de los que podían juntar apenas unos pocos pesos, como yo. Pero resulta que tanto la Ministra de Economía como el misterioso empresario venezolano de la tierra de los petrodólares han utilizado la misma metodología para mantener a resguardo dinero que no es susceptible de ser depositado en un banco, presumiblemente por el origen espurio del mismo. Ahora bien, dónde guarda la plata una persona de clase media (si es que tal cosa todavía existe)? Y ojo que no hablo de cómo la invierte, porque sería extenderme demasiado, sino simplemente de dónde la conserva, para mantenerla a salvaguarda de los chorros. Aunque resulte obvio decirlo, en algún lugar hay que poner la plata, sobre todo si se trata de un fajito, de algo más que "cambio chico". La primera respuesta que me surge sería "en el banco", lo cual vendría a explicar la indignación de los miles de ahorristas que quedaron atrapados bajo el corralito (y posterior corralón) en la crisis de 2001. ¿Qué hace la gente con la plata? ¿La esconde, la resguarda, la disimula, la emplea para exhibirla como muestra de poder ante sus semejantes? Cómo es nuestra relación con el dinero? Somos avaros, codiciosos, tacaños? Cuando vamos a un bar con un amigo, invitamos nosotros o dejamos que el otro pague su cafecito? Me parece que es un tema demasiado amplio para un post tan humilde y despojado de pretensiones como éste, no obstante lo cual hace rato que la idea me anda dando vueltas por la cabeza, me sigue fascinando y posiblemente le dedique otras líneas más adelante. De modo que me deberán soportar teorizando sobre la cuestión durante algún tiempo.

"No me sueltes la mano", dijeron los senadores

Viernes por la tarde en la ciudad. Estoy tranquilo, pero también somnoliento, así que procuraré escribir lo que tengo en mente. Observo que ...