22 de septiembre de 2006

A NO BAJAR LOS BRAZOS!!!



Cada vez que se cumple un nuevo aniversario de la fundación de Lobos (y ya vamos por el 204º), se cede a la tentación de recordar aquellas cosas que hemos perdido. En realidad, debe admitirse que cualquier ocasión es propicia para la nostalgia. Nótese la profunda depresión que produce en el género humano el día domingo, quizá por la inminencia del maldito lunes. De este modo, al día de escogido por los suicidas y quienes gustan del asado y la distendida lectura de la revista Viva le sucede otro aún peor, en el cual los asalariados deben retomar la agobiante rutina semanal. Estas líneas las comencé a redactar hace tiempo ya, pero -derrotado por la falta de ganas y la pereza- recién ahora, varios meses después, retomo el hilo conductor del comienzo.
La nostalgia no pide permiso, simplemente irrumpe en nuestro esquema mental: lugares que ya no están, aromas que han desaparecido, sabores que nos remiten a otros tiempos.
Pero -y he aquí el problema- deberíamos contemplar la posibilidad de que el deterioro de nuestra calidad de vida se deba a esa incapacidad crónica que tenemos para admitir la hipótesis de que no todo tiempo pasado fue mejor.

Es interesante, por otra parte, conversar con quienes nos visitan desde otras localidades y darnos cuenta de que Lobos no es el ombligo del mundo, de que no somos tan buena gente como suponemos, y de que somos un pueblo más de los tantos que abundan en la vasta geografía bonaerense; no tenemos ningún atributo que nos haga especiales, excepción hecha de la Laguna, que se encuentra sumida en una decadencia como consecuencia de las deficientes políticas que se han adoptado en torno a la preservación de este espejo de agua. La sequía que venimos soportando en lo que va del 2006 tampoco ayuda, por cierto, pero se ha invertido dinero en obras "ornamentales", por así llamarlas, y no en resolver los problemas de fondo (construcción de compuerta y vertedero).


Tras este pequeño paréntesis, volvamos a lo que motivó la redacción de este texto: si fuimos alguna vez una comunidad próspera y pujante, no hay motivos (¿o sí?) para suponer que no podamos volver a serlo.
Deberíamos plantearnos, ante todo, qué perfil de ciudad pretendemos para Lobos. Pues no es un secreto para nadie que a menudo se confunde la encomiable tarea de fomentar el turismo, con la velada intención de concebir una “ciudad-country”, al estilo de Pilar, donde quienes han nacido y crecido allí ven desdibujada su identidad cultural ante el avance de los barrios privados que brotan como hongos.
Los cambios que se van dando en la sociedad moderna se extienden cada vez más rápidamente de las grandes metrópolis a los pequeños centros urbanos. La brecha que existía entre las grandes ciudades del país y los asentamientos urbanos periféricos se ha reducido considerablemente. En consecuencia, éstos últimos resultan más permeables a los vicios y virtudes que los medios masivos de comunicación difunden a diario.

Una paradoja: cuando estamos alejados de Lobos, extrañamos esta tierra que nos vio nacer. Cuando estamos aquí, renegamos de ella. Sin embargo, también están aquellos que, decepcionados por la falta de oportunidades que les ha brindado esta ciudad, se han tomado el avión , jurando nunca más volver y haciendo lugar al tristemente famoso dicho que reza: "la única salida es Ezeiza".

Seguramente el lector estará cansado de escuchar a licenciados, “opinólogos”, y pensadores de diversas vertientes –no sólo en Lobos, justo es decirlo- aludir reiteradamente a “la crisis de valores”, o bien a que “se ha trastocado la escala de valores”. La pregunta es: ¿Alguien asume un compromiso genuino con lo que está diciendo, o es una “frase comodín”, carente de sentido, que nos gusta repetir en reuniones sociales para demostrar nuestro grado de preocupación con la situación actual?
El ejercicio mediático de la política contribuye a que conozcamos a un concejal por la foto o por el spot publicitario , por lo que vemos publicado en tal o cual diario, pero no por haber escuchado su intevención en el recinto deliberativo.
En un año pre-electoral, y con la inminente visita del Gobernador Solá, deberíamos plantearnos de qué manera queremos estar representados al momento de la toma de decisiones que nos involucran a todos.
Nos aguardan tiempos complejos, en los que necesitaremos de personas capaces, a quienes no les tiemble el pulso para votar una ordenanza por sus propias convicciones y no por mera “disciplina partidaria”. Deben cesar, asímismo, los choques constantes entre el DEM y el Deliberativo. Es necesario que ambos poderes abran un canal de diálogo (y esto cabe para todas las fuerzas políticas en general, sin distingo alguno).

Uno de los mayores aportes a la racionalidad que podemos hacer es no creernos imprescindibles. Lobos seguirá existiendo, con o sin nosotros. Sería saludable que tratáramos de desempeñarnos en nuestros quehaceres de la mejor manera posible, sin estridencias ni actitudes de divismo.
La búsqueda por la verdad no debe detenerse nunca y es una tarea que debe asumir como propia cada uno de nosotros. Quien cree que el periodismo es el único ámbito en el cual debe develarse la verdad está desconociendo el valor de las instituciones democráticas.
Pero también hay un Lobos pujante, creativo y solidario. Con jóvenes que dibujan, pintan, diseñan, construyen, escriben. En tiempos recientes, la ciudad cuenta con un florecimiento de las actividades culturales, en sus diversas manifestaciones, que contribuyen a elevar el espíritu por sobre lo fugaz e intrascendente. La lectura y consulta de material bibliográfico en general, sea cual fuere la naturaleza de éste, es una de las actividades más gratificantes que puedan existir, por cuanto permite al lector tomar contacto con otras realidades.
La estridencia de lo cotidiano, que nos aturde y nos impide reflexionar, encuentra un bálsamo apropiado en las bibliotecas. Muchas de ellas fueron creciendo con el aporte de colecciones particulares, que fueron sumando en sus ananqueles volúmenes imposibles de hallar en las librerías. Textos que no han vuelto a editarse o que resultan demasiado onerosos para ser adquiridos, encuentran cálido refugio en nuestras bibliotecas.
El Grupo de Apoyo a la Cultura es otra institución que no podemos dejar de mencionar. Que se haya conformado un grupo de personas con ganas de trabajar desinteresadamente para ofrecer charlas, exposiciones y disertaciones, y para rescatar del olvido a tantos hitos de la historia pueblerina, es un orgullo para todos los lobenses. Por otra parte, estamos a días de que se concrete una nueva edición del festival "Rock al Parque". Otra iniciativa para aplaudir, y que sirve de vidriera para decenas de bandas de nuestra ciudad.
La cultura no es algo que se “tiene” (como generalmente se dice), sino que es una producción colectiva y esa producción es un universo de significados, el cual está en constante modificación.
Por todo esto, por lo que somos capaces de hacer, por el potencial de nuestra gente, por el empeño de los que no bajan los brazos y deciden seguir luchando, es que 36.000 personas hoy han decidido tomar a Lobos como lugar de residencia. Desde luego, debemos aprender a no adoptar posturas intolerantes –cuando no reaccionarias- ante quienes emigraron hacia otros puntos del país o del mundo. Cada uno sabrá las razones –todas personales, todas atendibles- que lo llevaron a tomar esa determinación.


Partiendo de esta línea de razonamiento, quizá sea posible que cuando llegue el ocaso de nuestros días podamos decir, orgullosos (o en el peor de los casos, con franca resignación): somos lobenses.


16 de septiembre de 2006

LA PLAZA QUE EL BARRIO ESPERABA


El viernes último, el intendente Gustavo Sobrero inauguró la Plaza del Rosedal, ubicada en la intersección de Yrigoyen y Ajó. Una tardecita cálida fue el acompañamiento ideal para este acto que contó con la presencia de todos los medios de prensa, entre ellos, LOBOS DIGITAL (www.lobosdigital.com.ar) Nobleza obliga, debemos decir que - más allá de que uno esté de acuerdo o no con la actual gestión municipal- en lo que respecta a esta obra el resultado ha sido notable.
Se ha embellecido un sector de la ciudad que estaba sumido en la decadencia y en el abandono, y se ha creado un espacio que seguramente servirá para solaz y esparcimiento de los vecinos del barrio, que se habían resignado a convivir con la suciedad y las malezas por la falta de mantenimiento del predio.
La sencillez es, a veces, mucho mejor consejera que la ostentación. Uno intuye que este flamante paseo público seguramente no tendrá la notoriedad que la Plaza 1810, ni provocará las encedidas polémicas de su hermana mayor, pero es un ejemplo de cómo se pueden conseguir resultados importantes con un presupuesto modesto. Por eso, así como en su momento nos pronunciamos en contra del despilfarro que se hizo con las obras de remodelación de la Plaza 1810, es menester señalar que en este caso los funcionarios y obreros encargados del trabajo han llevado a cabo una labor encomiable y silenciosa.
En su discurso, el intendente Sobrero aprovechó la oportunidad para defender públicamente el accionar de la Ayudante de Fiscal, doctora Norma Pippo, al tiempo que puso a consideración de los presentes su pensamiento ante el operativo antidrogas que tuviera lugar hace dos semanas (en breve ampliaremos).

12 de septiembre de 2006

REPERCUSIONES DEL "MEGAOPERATIVO"

(Fuente: Diario "Hoy" de La Plata)

Por el operativo en el boliche de Lobos: Fiscal solicitó detención de los narcopolicías acusados de robar droga

La fiscalía de Saladillo solicitó la detención de cuatro policías sospechados de frustrar un operativo antinarcóticos en un boliche de la ciudad de Lobos al destruir la droga que iba a ser secuestrada, informaron hoy fuentes judiciales.

Los sospechosos fueron identificados como los oficiales de policía de la División Narcotráfico, delegación Melchor Romero, identificados como Rubén Demarco, Leonardo Gigena, Andrés Kosenkowsky y Guillermo Rodríguez.

El fiscal de Saladillo, Alberto Sarramone requirió el apresamiento de los policías bajo el cargo de ser "coautores de los delitos de encubrimiento agravado, incumplimiento de los deberes de funcionario público, falsificación de documento público y falso testimonio".

Según la investigación fiscal, el hecho que se les imputa ocurrió el 3 de septiembre último, durante un allanamiento dispuesto por el juez de Garantías de La Plata Néstor de Aspro, en la confitería bailable La Porteña de la localidad de Lobos, donde se incautó cocaína.

Por ello, la fiscal del Departamento Judicial La Plata Norma Pippo pidió ayer la detención de cinco tenientes de Policía de la División Narcotráfico de nuestra ciudad, a quienes acusó de haber robado la droga hallada en una concurrida confitería nocturna, en el marco de un megaoperativo en el que se hicieron 17 allanamientos.

Al requerir las detenciones ante el juez de Garantías de La Plata Néstor De Aspro, la fiscal dijo que al regresar a la confitería se encontró al dueño del local y a los policías acodados en la barra -en visible estado de ebriedad-, que festejaban con bebidas alcohólicas.

La funcionaria judicial dijo que el propietario del boliche le gritó: “¡Doooctora! ¡Venga a brindar con nosotros, tóóómese una copita!”. Al tiempo que uno de los policías de mayor rango, también alcoholizado, le dijo: “Acá tenés la bochita de cocaína”, mientras metía la mano derecha en un bolsillo del pantalón y la blandía en un obsceno gesto.

En rigor, el allanamiento a esa confitería fue el único con “resultado positivo” al detectarse la presencia de una bochita de cocaína.

En el pedido de detención, la fiscal Pippo sostuvo que además de la sustancia prohibida, también desaparecieron los tests reactivos y las fotos digitales.

Además, la fiscal implicó al jefe de la División Narcotráfico de La Plata
Guillermo
Romero González. Dijo que durante los allanamientos lo alertó sobre el robo de la droga y sin embargo, el jefe policial sólo atinó a “seguir de largo con su auto”. Y “desde ese día, no se lo ha vuelto a ver”, afirmó Pippo.


Romero González, a través de su abogado, presentó ayer un pedido de eximición de prisión ante el juez de Aspro.

En tanto, los cinco pedidos de detención, requeridos por la fiscal interviniente en los allanamientos Norma Pippo, y avalados por el fiscal titular Alberto Sarramone, recayeron sobre los siguientes efectivos:
Teniente Primero Rubén Demarco (35), Teniente Leonardo Gigena (31), Teniente Andrés Kosenkowsky (35) y Teniente Guillermo Rodríguez (23), todos ellos integrantes de la división especializadas en drogas de la Policía Bonaerense.

El quinto imputado fue identificado como el Teniente Sebastián Pichirillo, quien también presentó una eximición de prisión.

Los fiscales imputaron a todos ellos los delitos de “ocultamiento agravado, incumplimiento a los deberes de funcionario público, falsificación de documento público y falso testimonio”.

Romero Gómez, a través de un abogado, se presentó ayer ante el juzgado de De Aspro y presentó un pedido de eximición de prisión.

En su dictamen, la fiscal Pippo definió “como un lamentable cuadro” el que se encontró la noche del procedimiento, al regresar en búsqueda de la droga robada. Dijo que ese escenario demuestra la connivencia entre el personal policial actuante y los imputados”.

Finalmente, la fiscal dijo que uno de los policías le entregó luego una servilleta de papel conteniendo un atado de cigarrillos para hacerle creer que eso era lo que había visto en lugar de la bochita de coca.

4 de septiembre de 2006

¿MEGAOPERATIVO?


En la madrugada del domingo, tuvo lugar un espectacular operativo antidrogas en distintos puntos de la ciudad, comandado por la división Drogas Ilícitas de la Policía Bonaerense.

Este cronista se encontraba en el local conocido como “El Club” en compañía de varios amigos y conocidos cuando sorpresivamente irrumpieron en el lugar efectivos policiales que sin mediar ningún tipo de explicación bloquearon la entrada al citado local nocturno, como así también la de los respectivos baños. Inmediatamente de producido el ingreso del personal policial se interrumpe la música, al tiempo que el estupor y el desconcierto generalizado ganaba terreno en los parroquianos. Los uniformados ordenaron la prohibición del expendio de bebidas alcohólicas, y por los altavoces iban dando indicaciones a los civiles, que no salían de su asombro ante la magnitud del operativo montado para la ocasión, que incluyó perros especialmente entrenados, un cordón de infantería munido de escudos y palos, helicópteros, y todo tipo de parafernalia digna de mejor causa.

Como suele suceder en estos casos, aquellos que se dedican al tráfico de estupefacientes habían sido advertidos de que el operativo iba a llevarse a cabo, y con buen criterio, tomaron la precaución de no dejarse ver en los lugares que suelen frecuentar. Conclusión: fueron sometidos al cacheo y humillaciones varias los “perejiles”, los ciudadanos cuya única intención era reunirse con un grupo de amigos a beber una cerveza. Como en las peores épocas de la dictadura, estos señores, se dieron el lujo de maltratar a la concurrencia, con esa jerga típica de los policías, ese lenguaje que ellos se jactan de usar, con el cual pretenden demostrar una supuesta superioridad del resto de la sociedad, que –resulta obvio decirlo- no es tal.

Los muchachos han visto demasiado cine de acción, y por un momento creyeron ser la viva encarnación de Don Johnson y Philip Michael Thomas, sólo que no estaban tan a la moda como ellos ni conducían Ferraris. Tampoco estaban rodeados de señoritas apetecibles bajo el sol de Miami, sólo los rodeaban sus propios “camaradas”, la autodenominada “familia policial”, que tanto mal le ha hecho a la sociedad argentina, con sus abusos y excesos sistemáticos, con su maltrato generalizado, con su prepotencia, con su falta de escrúpulos, con su absoluta ineptitud.

En un operativo en el cual el aparato más sofisticado resultó ser una notebook, poco cabe agregar acerca de los resultados. Algún infeliz de la concurrencia, quizá extrañando a su mamá que la aguardaba con la cama calentita, esbozó un lacónico “me quiero ir”, lo cual enardeció aún más al resto de los sufridos clientes, uno de los cuales le espetó: ¿Y vos que te creés , que nosotros estamos de vacaciones?”.

2 de septiembre de 2006

LA INDUSTRIA DEL ENTRETENIMIENTO


Aunque resulte una obviedad para Ud. o para mí, nunca está de más tenerlo en cuenta al momento de sentarnos frente al televisor, sobre todo en tiempos en que se le piden peras al olmo casi sistemáticamente. En el juego de búsqueda de ganancias, lo que prevalece es la facturación de los anunciantes, al punto que la publicidad se ha tornado en el factor que determina las pautas de programación y los criterios de éxito del conjunto de la media. La TV es sinónimo de distensión, de entretenimiento, pero no de educación. Nadie mira TV con una finalidad didáctica. Puede que haya ciclos de documentales (y de hecho los hay), pero nunca serán los que predominen en la grilla de programación. De la mano de la globalización mediática lo que se impone es la difusión de mensajes que promueven el consumismo, esto es, subordinando las diferencias culturales al predominio del estilo de vida basado en el consumo que caracteriza a las metrópolis del Norte. Un universo donde prácticamente no queda espacio para el interés público, pues a los anunciantes no les gusta los programas de este tipo, ya que a través de ellos se "vende" poco o nada.

Con estos desarrollos, entre los damnificados se encuentra el periodismo, pues su oficio -con la concentración operada en el sector- se ha visto desplazado por la lógica del entretenimiento pautada por lo "light" y la frivolidad. Tan es así que ahora lo que manda es la fórmula "ganadora" de las 3 "s": sexo, sensación y sangre. Bajo estos nuevos parámetros, la búsqueda de la verdad, tan pregonada por la prensa de occidente, va quedando como un buen propósito que se diluye ante los imperativos del mercado, en cuyo horizonte no cuentan los/as ciudadanos/as, sino los/as consumidores/as. Y, para poder llegar a éstos, la prioridad se ha tornado en lograr productos estandarizados para todos los públicos, por encima de su estrato social, país o cultura. Como los negocios son los negocios, esta prioridad se ha extendido también al ámbito informativo. De ahí que, día que pasa, se torna más apabullante la cantidad de datos y propaganda comercial y política que nos ofrecen los media, al tiempo que la información disminuye y se degrada.

Más grave aún, esta tendencia, apuntalada ahora por lo que se ha dado en llamar "industria del entretenimiento" y de "servicios recreativos", se presenta como una seria amenaza para la diversidad cultural del planeta, en tanto su expansión transnacional erosiona las culturas locales y tradicionales en la medida que básicamente promueve, y de manera avasalladora, el estilo de vida y los valores culturales de las potencias económica y políticamente dominantes, particularmente de los Estados Unidos.

Hasta que el destino nos alcance

  Nos tocó otros comienzo de semana con lluvia. La verdad es que hacía tiempo que tenía ganas de escribir algo nuevo. Pero, que sea algo “nu...