El domingo pasado trasladé la computadora y otras vituallas a la planta alta de mi casa, para aprovechar más el espacio que tengo disponible en la habitación de arriba y trabajar más tranquilo. Sólo cuando comencé con la tarea de llevar el CPU, el monitor, teclado, mouse, módem y demás accesorios por las escaleras me di cuenta de lo tortuoso que puede ser la hipotética situación de tener que mudarse a una casa con escaleras, como es la que vivo actualmente. Las escaleras seducen a quien no las tiene, con sus infinitos peldaños y sus lustrosos pasamanos, pero a no engañarse, subir y bajar con la computadora a cuestas (o una caja llena de apuntes y libros viejos) no tiene nada de gratificante.
Estamos en plena era "wireless", o "wi-fi", pero todavía muchos periféricos requieren para su conexión de un cable especial (por lo general USB), y cada aparato tiene una ficha distinta, así que pronto me encontré con un manojo de cables enredados que tenía que distribuir a cada uno de los aparatos: reproductor de mp3, impresora, teléfono celular, etcétera.
Les aconsejo a los que deseen mudar la computadora a otro sitio que lo piensen dos veces antes de hacerlo y que, si no queda más remedio, se armen de paciencia.
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