31 de julio de 2024

El fin de una etapa, en búsqueda de mi mejor versión

 

Ultimo día del mes. Llega a su fin un ciclo fructífero en el plano personal. No estoy tan apretado económicamente, ya que me propuse administrar mejor mis modestos recursos. Sigo buscando mi mejor versión, con la diferencia de que ahora soy consciente de que puedo lograrlo. Voy a dedicar el próximo período a trabajar con más ahínco. Sé que nunca bajé los brazos ni me dormí en los laureles, pero no es eso lo que pretendo expresar. Es cuestión de brindar un material que a los lectores les interese desde que leen el titular hasta el final de la nota. Como es lógico suponer, hubo días en los que no abundaron las actividades para cubrir, pienso yo que habrá sido por las vacaciones de invierno. Pero en la vida hay un tiempo para cada cosa. Hay etapas de prosperidad y otras de escasez. Hay épocas en que no te alcanzan las horas para cumplir con todo, y otras en las que sentís que el ocio te está carcomiendo. No me llevo bien con el tiempo que debería ser destinado al descanso, porque me aburro y me empiezo a fastidiar conmigo mismo.


Lo que resta del año estará focalizado en afianzar lo que hice en los meses previos. El contexto político actual no favorece el disenso ni el debate, pero yo no me voy a quedar callado y sumiso. Voy a seguir gritando mi verdad aunque a algunos no les guste. 


Quizás no me he dado cuenta de que hice bastante más de lo que puedo apreciar. He surfeado varias olas y no he naufragado. Pude darle continuidad al programa de TV, que ya va por su quinta temporada en el aire. Estoy capacitándome para disponer de mejores herramientas mirando el futuro. Sin embargo, trato de darle vida a mis sueños desde un lugar que esté despojado de lo utópico. Vivo el aquí y el ahora. Es todo lo que tengo, porque no me parece útil planificar en exceso. Me quedo con lo bueno que he podido hacer, la verdad es que tendría que rebobinar la cinta y ver con qué expectativas arranqué enero. Si puedo sentirme más a gusto con lo que hago y ponerlo en valor, será un logro importante. Ya me he lamentado lo suficiente de aquello que no conseguí concretar así que no voy a dilapidar ni un minuto más en eso.


Debo decir que a veces me he visto superado por la realidad, al sentir que no tenía las armas para poder enfrentarla. A todos nos pasa. La vida nos pone a prueba constantemente. Intento no pensar en aquellas cosas que me hacen mal y que no aportan nada constructivo. Y es difícil, porque le mente adopta la forma de un caballo desbocado, no sabés hacia dónde te va a llevar, ni en qué lugar te va a dejar. Hay que aprender a dominarla, a no dejar que nada nos perturbe más allá de lo razonable. Cuando una preocupación es genuina, hay que darle la importancia que amerita, ni más ni menos. Recordaré este 2024 como un año que me puso a prueba en muchos aspectos, pero que despertó en mí la decisión de dar vuelta de página y de seguir adelante.


Lo que ocurre es que el paso del tiempo a menudo nos paraliza. Se nos vienen los años encima y es lógico que nos sintamos frustrados al comprobar que el pescado sigue sin venderse. Pero nada es tan terrible. Todos hemos hecho algo para mejorar, en mayor o menor medida, aunque no tengamos conciencia de ello. El pensamiento y la acción deben ser aliados en la mayoría de los casos. Cuando esos dos actúan en conjunto, todo fluye de la mejor manera. Si hay un desfasaje, comienzan los problemas.

 

No vale la pena discutir con gente que no suma, no surge nada rescatable de eso. Hay estúpidos en cualquier ámbito, y no por ello vamos a empezar a insultarnos, menos aún si se trata de personas con las que no tenemos ninguna afinidad. No vale la pena perder el tiempo, y repito la palabra “tiempo” todas las veces que sea necesario a falta de un sinónimo adecuado. Algunos deberían caminar más la calle antes de opinar sin fundamento, o de mirar la paja en el ojo ajeno. Dicen que sentirse bien es una elección, y yo no estoy completamente convencido de esa afirmación, porque nadie elige voluntariamente sufrir o transitar por momentos de zozobra. Son las dos caras de la misma moneda: Necesitamos pasar por instancias difíciles para comprender que el malestar y la incomodidad son transitorios. La insatisfacción también. Todo pasa, es posible que vuelva, pero nadie que baña dos veces en el mismo río, y cuando nos toque otra mala racha, la miraremos como un viejo conocido que nos disgusta, un pariente que se cuela en la mesa familiar sin que nadie lo invite. Es horrible, pero ya lo conocemos. También eso pasará.

 

Todo está por verse. El futuro es una hoja en blanco, y es lo que le otorga su faz maravillosa, ya que escribir nuestro destino implica toparse con lo imprevisible. No es verdad que el éxito o el fracaso dependa exclusivamente de nosotros, pero no por eso vas a quedarte esperando en el zaguán. Las personas que no demuestran el mínimo atisbo por renovarse, serán siempre espectadores, nunca protagonistas de nada. Esos sí que nunca van a surfear en ninguna ola. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

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