27 de septiembre de 2005

TODO SIGUE IGUAL





Erase una vez el 2003... usted recordará, estimado lector, que en aquel año debimos elegir a quien sería nuestro próximo presidente (a la postre, el señor K.), tras una serie de hechos bochornosos que son de público conocimiento, a saber: cacerolazo, huida del presidente electo a bordo de un helicóptero, caos, devaluación, crisis económica sin precedentes, un insólito slogan intitulado que se vayan todos, y otras yerbas. Pues bien, así se veía Lobos en aquel lejano 2003. Parece que hubieran pasado varios años, ¿verdad? Pero no, sólo han transcurrido 834 días desde que se registraron estas fotos (algunos menos, en el caso de la imagen del Desfile Cívico por el aniversario de la ciudad). Ahora bien, ¿es un hecho positivo, plausible, ponderable y/o elogiable que todo siga tal y como estaba hace dos años? Me refiero a la idiosincrasia de los lobenses, a nuestra frágil memoria de las cosas que más nos avergüenzan, no a las obras públicas que ésta o aquella gestión haya emprendido. Aún se mantiene en pie la misma casa abandonada que encabeza la secuencia fotográfica, en idéntico estado de dejadez que hace dos años. Tenemos el mismo desfile a toda pompa, pero en la Avenida Alem. Y tenemos la misma horrenda pegatina de afiches y carteles de campaña, sólo que como ahora el propietario de la esquina fotografiada ha tenido el buen criterio de prohibir que le estropeen el céntrico inmueble, los jubilosos pegatineros juveniles se han trasladado a la 9 de Julio a hacer de las suyas. Ojalá que alguien se de cuenta de que el progreso de un pueblo es fruto de la unión de una multiplicidad de factores y variables, para evitar así el reduccionismo que nos llevó a pensar que una calle pavimentada o una vereda barrida eran indicadores de prosperidad.

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